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El fin del paradigma monetarista
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José Mª Rodríguez Vega



Registrado: 11 Oct 2003
Mensajes: 1429

MensajePublicado: Mie Dic 31, 2008 8:28 pm    Título del mensaje: ¡Abajo los arreglamundos!! Responder citando

Los cambios continúan y el Mercado pletórico tal vez deje de ser pletórico y pase a ser escaso, pero es imposible que deje de ser "mercado", esto es, cambio, intercambio, transacción de utilidades... de necesidades objetivas y subjetivas.

¡Señores, prosiguen los intercambios!

Y si hay cambios e intercambios prosigue el capitalismo, es decir, el Mercado capitalista que es el único mercado que hay.

El mundo, como la democracia, no padece ningún "deficit" de mundo. Está muy bien como está porque precisamente es así el mundo y no es de otra manera.
No nos "arregléis" el mundo que es y ha sido siempre mucho peor!!

Estaros quietecitos y así no haréis el ridículo redimiendo otra vez el corral.

¡Abajo los arreglamundos!!

¡Abajo los fundamentalistas mundanos!

Buen año y abajo lo contrario a los intercambios económicos!!
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J.M. Rodríguez Pardo



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Ubicación: Gijón (España)

MensajePublicado: Vie Ene 02, 2009 10:13 am    Título del mensaje: Expectativas para el 2009 Responder citando

Estimados amigos:

Comenzado el nuevo año, las expectativas de la crisis siguen creciendo. La quiebra de la industria automovilística es prácticamente un hecho; la quiebra del sector inmobiliario, también. Los bancos están al borde de la quiebra, y una huida hacia adelante no hará más que prolongar la agonía. En consecuencia, los flujos de crédito se han frenado, ahogando a pequeñas y medianas empresas que son la biocenosis de la que se nutren las grandes empresas. Malas expectativas. No sabemos cuáles serán los rumbos del capitalismo o de su posible alternativa, si es que la hay, pero seguro que tampoco Von Hayek o Von Mises.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Mª Rodríguez Vega



Registrado: 11 Oct 2003
Mensajes: 1429

MensajePublicado: Sab Ene 03, 2009 11:15 am    Título del mensaje: Liberal instruido. Responder citando

Ciertamente, los liberales nombrados afirman la imposibilidad de comprender y controlar las cuasi-infinitas transacciones e intercambios, la imposibilidad de controlar lo emergente del mercado, de este mercado tan inmenso repleto de millones y millones de transacciones y a una velocidad de vértigo. Cuanto más inmenso es el mercado y más rápido es -pues el tiempo es oro-, más imposible es el control del mismo (ni las estrategias de Wal-Mart con su conversión de los precios y persecución por ellos del deseo del cliente logran hacer tal cosa, pues eso es lo que hace esta empresa, y no las necedades de las ideas de algunos magalómanos tectónicos ignorantes. Wal Mart llega en el área hispanoamericana a bajar sus precios del pan por debajo de su coste, persiguiendo así la utilidad marginal a la baja -decreciente- del cliente de la última hora de la tarde)...

Pero ante la imposibilidad del control del mercado, paradójicamente, la esencia del socialismo, de cualquier socialismo -sea séptimo u octavo- es el CONTROL de los intercambios -distribución- y de la producción basada en esos intercambios y necesidades. Por tanto efectivamente no sabemos cuales serán los rumbos de la realidad, aunque como decía George Edward Moore <La realidad es aquella cosa que, aunque dejemos de creer en ella, sigue existiendo.>, como siguen y seguirán existiendo los cambios y las valorizaciones.
La cuestión es -como decía Harold Acton- que cuanto más rápido es el desarrollo de la tecnología tanto más imposible es lograr una planificación económica centralizada. Ninguna cabeza ni ningún grupo de cabezas puede controlar las infinitas transacciones y sus respectivas valorizaciones totales dadas en el inmenso Mercado pletórico.

La crisis puede acabar con el capitalismo y con la civilización entera, pero aún y con todo es ella (infecta) la que demuestra la verdad material del capitalismo y la imposibilidad absoluta del socialismo (perfecta)..., precisamente porque las valorizaciones suben y bajan y donde no hay valorización nada sube ni nada baja, que no hay movimiento, vaya, y por tanto no hay vida, sino parálisis e irrecurrencia, muerte.
El socialismo más grande que hay, la socialización más grande que hay -como se ha dicho ya repetidas veces-, es la continua universalización de las relaciones mercantiles, del Mercado, pletórico o no, y por tanto son las relaciones capitalistas las que logran una verdadera y gran universalización recurrente. Este es el único socialismo que hay y el único que puede haber, lo demás son monsergas.

<Un liberal es un hombre instruido. Sólo puede decir con otros liberales. Coexiste con otros liberales. Con un animal de bellota es imposible. Así que debe procurar que la sociedad en que vive sea de gente instruida y educada.> (Gustavo Bueno)

Adiós.
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J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicación: Gijón (España)

MensajePublicado: Sab Ene 03, 2009 12:34 pm    Título del mensaje: La soberana subjetividad del catalano marginalista Responder citando

Josep Maria Roderic Horta (Rodríguez Vega) o El triunfo de la voluntad (de la soberana subjetividad)
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Santiago Armesilla Conde



Registrado: 09 Oct 2006
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MensajePublicado: Sab Ene 03, 2009 3:49 pm    Título del mensaje: Una cita para el Gran Citador Responder citando

Cita:
El esquema de la rotación recurrente suministra un criterio muy claro, me parece, para abordar la cuestión de las diferencias entre la racionalidad económica en el capitalismo y en el socialismo. Entre los escritores "liberales" se sobreentiende la tesis de que el capitalismo es la culminación de la racionalidad económica. "La economía esperaba que se inventase una tercera solución [además de la tradición y del látigo] al problema de la supervivencia... En este sistema es el señuelo de la ganancia, no el impulso de la tradición o el látigo de la autoridad, lo que encamina a cada cual hacia su actividad" (Robert L. Heilbroner: The Worldy Philosophers, New York, Simon and Schuster. Tr. esp. de A. Lázaro Ros. Madrid, Aguilar, 1956. Pág. 11-12). Pero si el capitalismo, en cuanto se concibe solidario a la "economía de mercado", es la realización misma de la racionalidad económica, el socialismo significará el bloqueo de esta racionalidad, su eclipse. Tal es la tesis clásica de Von Mises. En un Estado socialista no existe un mercado para los bienes de capital; luego al no haber precios que indiquen la importancia relativa de los factores de la producción no será posible plantear el problema de la asignación racional de recursos y, por tanto, no será posible el cálculo económico. Lange, siguiendo la línea trazada por Barone, Fred Taylor, etc., muestra que en un Estado socialista tiene sentido pleno el problema de la asignación de recursos (On the Economic Theory of Socialism, edited by Benjamin E. Lippincott, New York, Mc Graw Hill Booc Co., 1966. Tr. esp. por A. Bosch y A. Pastor. Barcelona, Bosch, 1967). Sin embago, me parece que Lange se deja impresionar excesivamente por lo que en el sistema capitalista se entiende por "racionalidad económica", por la elección de alternativas para obtener un costo mínimo, administración de recursos escasos, maximización del bienestar, todo ello junto con el principio del "ensayo y error", en un mismo plano. Por ello, la estrategia de su argumentación consistirá en mostrar que todos estos componentes encuentran un juego aún mayor en el socialismo. No niego que esto sea así pero creo que con todo ello no se capta lo esencial. Además, es preciso apelar a un supuesto extraeconómico disfrazado, como lo es el principio de la "maximización del bienestar social" (vease la nota número 35). En cambio me parece que los argumentos en favor del incremento de la racionalidad económica en el socialismo, respecto del capitalismo, pueden ser mucho más potentes desde la concepción de la Razón económica como esa singular forma de 'prudencia' que se organiza en torno a la recurrencia de la producción y del consumo, en tanto la producción es siempre composición de factores. El centro en torno al cual girará la Razón económica no será, formalmente, obtener un gasto menor (siempre concepto relativo a otras opciones), o un ahorro, o el administrar bienes escasos, o elegir los factores que produzcan resultados de "bienestar social óptimo" o proceder con realimentación..., sino el conseguir la recurrencia, en las diferentes líneas que se consideren (individuales, empresariales, estatales), no siempre compatibles entre sí. Y el problema fundamental de la Razón económica no será tanto "elegir entre posibilidades alternativas", sobre un horizonte de escasez, cuando "elegir alternativas de composibilidades", sea en la escasez, sea en la superabundancia, pero de tal suerte que la recurrencia del sistema quede asegurada. Pero el número de composibilidad aumenta al aumentar la complejidad de la producción cultural: por ello aumenta la intensidad de los problemas económicos. En nuestra tesis, lo que hace necesaria la Razón económica no es formalmente la realidad de la escasez, cuanto la existencia de incompatibilidades y de inconmensurabilidades entre recursos acaso superabundantes, pero cuya composición coyuntural es capaz de bloquear la recurrencia del sistema. Estas inconmensurabilidades se producen en el curso mismo del proceso económico, en el Tiempo económico, puesto que dependen, en gran parte de la cantidad de los propios factores que se componen.


Gustavo Bueno, Ensayo sobre las Categorías de la Economía Política, La Gaya Ciencia, Barcelona, 1972. Páginas 163-164, Cita 101.
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José Mª Rodríguez Vega



Registrado: 11 Oct 2003
Mensajes: 1429

MensajePublicado: Sab Ene 03, 2009 5:25 pm    Título del mensaje: Alternativa de composibilidad. Responder citando

Sí, sí!!...

<...sino el conseguir la recurrencia, en las diferentes líneas que se consideren (individuales, empresariales, estatales), no siempre compatibles entre sí................Y el problema fundamental de la Razón económica no será tanto "elegir entre posibilidades alternativas", sobre un horizonte de escasez, cuando "elegir alternativas de composibilidades", sea en la escasez, sea en la superabundancia, pero de tal suerte que la recurrencia del sistema quede asegurada. Pero el número de composibilidad aumenta al aumentar la complejidad de la producción cultural: por ello aumenta la intensidad de los problemas económicos. En nuestra tesis, lo que hace necesaria la Razón económica no es formalmente la realidad de la escasez, cuanto la existencia de incompatibilidades y de inconmensurabilidades entre recursos acaso superabundantes, pero cuya composición coyuntural es capaz de bloquear la recurrencia del sistema.>

Gustavo Bueno, Ensayo sobre las Categorías de la Economía Política, La Gaya Ciencia, Barcelona, 1972. Páginas 163-164.

Pero esto -que sigue siendo muy cierto-, en lo que respecta al "socialismo" ya no sirve para nada, ya que esta fecha de 1972 en que escribe Bueno es 17 años anterior al derrumbe estrepitoso del socialismo real. ¡Vaya un materialismo histórico que usan estos de "izquierdas"!

Los cambios prosiguen, señores, y serán los consumidores en su confluencia aleatoria los que decidirán eso de <<""elegir alternativas de composibilidades", sea en la escasez, sea en la superabundancia, pero de tal suerte que la recurrencia del sistema quede asegurada.">>

La crisis pasará (por la cuenta que nos trae a todos) y el sistema volverá a ser recurrente como lo ha sido hasta ahora, pues los cambios prosiguen y son estos los que desbloquean y desbloquearán la recurrencia del sistema. Tal vez, de que acabe todo esto, el trabajo habrá casi desaparecido y la riqueza volverá a estar en la utilidad marginal a la alta -en creciente-. La robótica nos hará más ricos (a los que queden) y sin embargo la racionalidad económica jamás volverá a ser "socialista", ya que nunca lo fue y los cadáveres no resucitan.

Bueno, nada más por hoy y a parte de desearles un buen año (a todos), a ver si en este año nuevo que empieza dicen algo por ustedes mismos y dejan de recurrir por completo al argumento de autoridad. Va bien usarlo hasta con profusión, pero digan algo por ustedes mismos..., para no aburrir al perrrrrrsonal, compregdennnn. Hoing!
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Santiago Armesilla Conde



Registrado: 09 Oct 2006
Mensajes: 350
Ubicación: Madrid

MensajePublicado: Dom Ene 04, 2009 1:40 pm    Título del mensaje: 1972 y 2008: Continuidad clara, hasta sin la URSS Responder citando

Gustavo Bueno, año 2008, en "El mito de la Derecha", páginas 235-237 ("La involucración del liberalismo político, el liberalismo económico y el liberalismo ético-etológico"):

Cita:
La realimentación entre los liberalismos caracterológicos (etológicos, éticos), políticos y económicos se incrementará cada vez con más fuerza para dar lugar a una ideología confusa en donde la metafísica de la libertad humana individual se mezcla con los programas políticos de las democracias liberales y con las líneas de la economía de mercado pletórico. Pero esta realimentación se nos muestra antes como una práctica de inyección externa de unos liberalismos en otros que como un proceso de realimentación interna. Se tiende a poner como fundamento de todo a la libertad de los sujetos humanos, con fuerte inspiración psicológico-fenoménica de la tradición inglesa, del psicologismo empirista de Locke, Hume o Stuart Mill. Y se redescubren, como su fueran mediterráneos, las distinciones tradicionales en el campo psicológico-subjetivo entre la libertad de coacción (libertad de, o negativa de Berlin o de Hayek, libertad como inmunidad hacia la violencia o coacción ilegítima) y libertad de arbitrio y de especificación (libertad para), intentando reducir la cuestión al terreno de la libertad de elección. Como si ésta fuera el fundamento del mercado, como si el mercado pletórico derivase de la libertad de elección individual, entendida desde una perspectiva personalista, suponiendo además que esa libertad de elección implica una responsabilidad (sin tener en cuenta la posibilidad de que fuese el mercado pletórico lo que determinaba la libertad individual de elección). Y, por tanto, un ordenamiento ético, moral o jurídico dado, que obviamente tenía que postularse como universal si se quería que las leyes del liberalismo económico de mercado fuesen también univesales o, diríamos hoy, globales.

Se recibe la impresión, sin embargo, de que todas estas condiciones se suman polinómicamente y ad hoc: libertad como inmunidad ante coacciones ilegítimas, por tanto, dependientes de un ordenamiento jurídico positivo; libertad de elección entre bienes ofrecidos por el mercado, por tanto, dependientes de un mercado ya en marcha, cuyos bienes se suponen previamente dados al consumidor. De aquí las mezcolanzas en las ideologías del liberalismo militante actual, de los análisis psicológicos-emic (fenoménicos) más vulgares, la metafísica de las necesidades subjetivas, y la concepción del Estado como institución orientada y justificada por la tarea de satisfacer las necesidades sagradas del consumidor, como definición económica del ciudadano democrático (consumidor de alimento, consumidor de indumentos, consumidor de museos, consumidor de medicinas, consumidor de quirófanos, consumidor de paisaje, consumidor de tiempo, consumidor de trascendencia en la vida religiosa, reducida al ámbito privado).

Y como el mercado pletórico, en incremento constante, tiende a ser internacional, habrá que suponer que las necesidades y valores básicos son también universales. Las consecuencias políticas de estos postulados son devastadoras, porque ellas conducen de inmediato a borrar las fronteras de los volúmenes nacionales y a justificarlos sólo en la medida en que los grupos de ciudadanos se autodeterminen para establecer los límites del propio volumen de su Nación.

El liberalismo, como disposición caracterológica ética, inclinada a la tolerancia, al diálogo, etc., se entremezcla con el liberalismo político (identificado con la democracia, con el laissez faire del gobierno, convertido en mero ejecutor de las aspiraciones de la mayoría de los ciudadanos, tal como se expresan en las urnas o en las encuestas) y con el liberalismo económico (como doctrina del Estado mínimo) y aun con el liberalismo religioso (como doctrina de tolerancia ante cualquier religión, reducidas a la condición de bienes para el consumo personal de las necesidades religiosas privadas).

Esta mezcla de cosas tan heterogéneas sólo puede ser justificada mediante una doctrina envolvente de la paz y la armonía universales, de la bondad de todos los hombres, lo que determina, por ejemplo, que el Código penal se organice en función de la concepción de la pena como instrumento de reinserción social (el delincuente no puede quedar fuera del mercado pletórico, debe reinsertarse cuanto antes como consumidor). Es la ideología de lo que se llama humanismo liberal, tan próximo al llamado Pensamiento Alicia, a pesar de que teóricamente media entre el pensamiento liberal y el Pensamiento Alicia la distancia entre la izquierda krausista socialdemócrata y la derecha tradicional; diferencias que no pasan de ser retóricas.

Pero el enlace entre las diversas líneas del humanismo liberal no puede establecerse partiendo de la libertad del individuo, de su libre arbitrio. Porque si el libre arbitrio es un concepto incompatible con el determinismo materialista, entonces la libertad económica no podrá hacerse consistir en la libertad individual de elección en el mercado, sino en la realidad del mercado pletórico mismo, que hace posible la formación de elecciones determinadas, pero heterogéneas, entre las cuales se establecen correspondencias aleatorias que serían suficientes para dar lugar a la libertad de mercado y a la democracia, vinculada internamente a él (por la elección, también determinada, es decir, con libertad de arbitrio sólo aparente, de un candidato político entre otros varios) . Pero cuando ponemos entre paréntesis ese supuesto fundamento personal, el libre arbitrio del humanismo liberal, y la visión metafísica de un armonismo universal vinculado a la democracia universal que lo acompaña, entonces se impone la necesidad de la intervención de los Estados en los mercados, incluso aún más en los Estados en régimen de globalización, y las relaciones violentas entre ellos, y el liberalismo como opción política se convierte en una madeja de hilos enmarañados, pero no anudados, simplemente yuxtapuestos.


Gustavo Bueno, "El mito de la derecha", página 235, en "7.- La involucración del liberalismo político, el liberalismo económico y el liberalismo ético-etológico".

Además:

Cita:
[...] el trabajo habrá casi desaparecido y la riqueza volverá a estar en la utilidad marginal a la alta -en creciente-. La robótica nos hará más ricos (a los que queden) y sin embargo la racionalidad económica jamás volverá a ser "socialista", ya que nunca lo fue y los cadáveres no resucitan


Esto es, simple y llanamente, ciencia ficción.
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