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La Iglesia Católica y los preservativos
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Marcos R. Márquez



Registrado: 15 Abr 2004
Mensajes: 166
Ubicacin: Sevilla

MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 12:45 pm    Ttulo del mensaje: Más aclaraciones. Responder citando

Estimados compañeros:

Creo que Esquinas Algaba ha planteado muy certeramente la cuestión. Pero tampoco es conveniente canalizar el problema, como hacen nuestros políticos autodenominados de izquierdas, en términos progresistas y temporales (lo antiguo frente a lo moderno, lo conservador frente a lo progresista, la caverna frente al progreso). Porque aquí nos podríamos encontrar con paradojas como que por ejemplo el preservativo, tan moderno y progresista, ya lo usaban los romanos (a pesar de que modernamente se atribuye a Fallopio en el siglo XVI). Probablemente también lo usaran los egipcios. Vamos, que el novísimo preservativo es tan antiguo como esos hombres bárbaros de otras épocas, e incluso más antiguo que el desfasado cristianismo. En cambio, difícilmente los hombres de Roma, Egipto o el Neolítico pudieran usar el método Ogino-Knaus, ya que este peculiar método fue descrito en 1924 por el ginecólogo japonés Kyusaku Ogino y perfeccionado en 1928 por el médico austríaco Hermann Knaus. Es mucho más moderno el método Ogino (defendido por el Vaticano) que el preservativo. Y más moderna la castidad (considerada en algunas culturas y religiones como algo espiritual elevado) que el sexo animal activado por las hormonas. Por eso ese mensaje progresista no es conveniente. Aquí -creo yo- habría que analizar la fiabilidad o infalibilidad de estos procedimientos (independientemente de lo antiguos o modernos que sean, de si son de nuestra sociedad de mercado pletórico o de la Edad Media). Pero sobre todo habría que ver la propia coherencia filosófica del mensaje de unos y otros.

En cuanto a la prevención del sida, yo no tengo duda de que la abstinencia y la fidelidad son el mejor procedimiento. Mantener relaciones sexuales con un sidoso es muy arriesgado, con o sin preservativo. Aunque el preservativo fuera infalible e impermeable al virus, es muy fácil recibir el virus mediante otras vías en el acto sexual. En ese sentido el mensaje del Papa se parecería (aunque por razones distintas, claro) al del las autoridades sanitarias que aconsejan no fumar para evitar riesgos cardíacos, pulmonares o de otro tipo. Es obvio que la abstinencia es el mejor método para evitar el sida: "si no tocas, no te contagias". Esto no sólo lo dice el Papa: cualquier médico podría afirmar que para evitar una enfermedad nos alejemos de los grupos de riesgo. Sólo hay un problema en la posición del Vaticano en este asunto: ¿qué pasaría si la pareja fiel ya ha contraído el sida?

Ahora bien, el control de la natalidad es otro asunto que habría que ver desde otra perspectiva. En principio la postura de la Iglesia -como bien señala Esquinas Algaba- es muy diáfana: sexualidad sólo con fines procreativos. Pero controlar las bajas pasiones (la pulsión sexual animal) es harto complicado y difícil de llevar a la práctica. Por eso al Vaticano no le queda más remedio que relajar un poco la postura. Y entonces dice el Papa Benedicto XVI que en "el camino de la pareja puedan verificarse circunstancias graves que hagan prudente distanciar los nacimientos de hijos o incluso suspenderlos. Y es ahí donde el conocimiento de los ritmos naturales de la fertilidad de la mujer se convierte en importante para la vida de los cónyuges" (Benedicto XVI en el 40º aniversario de Humanae Vitae, 2008). Esto es el método Ogino, claro. Un método que falla en el 20% de las mujeres que lo llevan a la práctica. Algo que contradice la postura inicial (sexo con fines procreativos) de la Iglesia. Parece que el Papa oblicuamente acepta que una pareja que no desee tener hijos, va a tener sexo por placer y por eso le aconseja usar métodos anticonceptivos naturales. Luego en qué quedamos: ¿es pecaminoso el sexo por placer o no lo es? Y también hay otro problema: ¿qué es eso de lo natural? ¿Es tan artificial una pildora contraceptiva como el antibiótico que salva al Papa de una infección gastrointestinal? Los métodos naturales que Dios ha provisto al hombre para controlar la natalidad podrían ser, biológicamente hablando, como los métodos inmunológicos naturales que Dios ha provisto para proteger al ser humano de las enfermedades (linfocitos, macrófagos, etc.). ¿Dónde está aquí definida entonces la frontera entre lo natural y lo artificial? Creo que aquí la Iglesia católica proporciona un concepto (el de lo natural) muy oscuro y confuso. Me parece que es en este punto donde la racionalidad católica se muestra más débil.

En conclusión, no es una cuestión de progresismo ni de explicaciones psicológicas reduccionistas que apuntan a la psique de los clérigos. Como vemos el problema es muy complejo y admite diversos tipos de racionalidades que se entrecruzan y entran en oposición; cada una con sus puntos fuertes y débiles.

Saludos cordiales.
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J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicacin: Gijón (España)

MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 12:47 pm    Ttulo del mensaje: Re: Aclaraciones doctrinales... Responder citando

Santiago Armesilla Conde escribi:
J. Ramón Esquinas Algaba escribi:
La fortaleza en la sexualidad pienso que debe estar dirigida a encauzarla para alcanzar unos fines que no pongan en peligro ni al individuo ni a la familia.


¿Y si el individuo no tiene familia? ¿O se habla aquí de la familia como institución? Vuelvo a poner el ejemplo del calzonazos, o de la mujer maltratada, o del fin del amor. ¿Por qué hay que mantener una relación cuando ya es imposible seguirla?


Evidentemente, la familia ha de ser contemplada como una institución, pero sus contenidos y formas han variado en estos últimos tiempos, y aún varían según las latitudes. La familia católica tradicional, seguramente a pesar de la curia vaticana, no sólo incluía al grupo nuclear de marido, mujer e hijos legítimos, sino también a los familiares de ambos cónyuges, así como a los hijos tenidos fuera del matrimonio, muchas veces medio hermanos de los hijos legítimos. En Hispanoamérica la familia tiene esta traza, muy distinta a la familia nuclear unigénita, que cada vez más es el modelo único en países católicos europeos como España. Por eso yo establezco términos medios entre la fidelidad absoluta y la completa promiscuidad. La propia Iglesia católica los señaló históricamente (véase la discusión entre rigoristas y laxistas o probabilistas), aunque ahora tenga otra doctrina distinta, como ha señalado Esquinas.

Respecto a otros ejemplos, creo que la cuestión es sencilla: quien practica el sexo promiscuo de todos con todos, y además sin preservativo, ya no es solamente un imprudente, sino que, al carecer de la más mínima fortaleza ética, merece que se le sitúe más en el plano etológico de los chimpancés que en el ético de las personas humanas.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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Santiago Armesilla Conde



Registrado: 09 Oct 2006
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Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 1:18 pm    Ttulo del mensaje: Re: Aclaraciones doctrinales... Responder citando

J.M. Rodríguez Pardo escribi:
Respecto a otros ejemplos, creo que la cuestión es sencilla: quien practica el sexo promiscuo de todos con todos, y además sin preservativo, ya no es solamente un imprudente, sino que, al carecer de la más mínima fortaleza ética, merece que se le sitúe más en el plano etológico de los chimpancés que en el ético de las personas humanas.


Estoy totalmente de acuerdo. Pero una cosa es el "todos con todos" y otra bien distinta, a mi juicio, es que alguien se acueste con quien quiera y cuando quiera (siempre con consentimiento del otro) y, al mismo tiempo, tome precauciones (preservativo, no hacerlo en cualquier lugar -el clásico "aquí te piyo, aquí te mato"). Para mí ese es un caso de fortaleza ética, por no hablar de aquello que consiguen hacerlo sin gastarse dinero. Porque un caso claro de falta de fortaleza, y creo que Rodriguez Pardo estará de acuerdo conmigo, es el de las personas que, con o sin familia, hacen uso de la prostitución para saciar su apetito sexual.
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Juan C. Paredes Zubeldía



Registrado: 23 Mar 2009
Mensajes: 6
Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 1:57 pm    Ttulo del mensaje: Ginecología y sacerdocio Responder citando

Cierto que, como dice Marcos R. Márquez, el problema es muy complejo y admite diversos tipos de racionalidades que se entrecruzan, etcétera, pero se me ocurre plantear la siguiente cuestión: ¿con quién consultarían ustedes las cuestiones relativas a métodos anticonceptivos: con un ginecólogo o con un sacerdote, por muy embargado que se encontrara este del soplo del Espíritu?

Saludos.
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J. Ramón Esquinas Algaba



Registrado: 15 Ene 2004
Mensajes: 66
Ubicacin: Malaga

MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 3:40 pm    Ttulo del mensaje: Sobre fortaleza sexual Responder citando

Estimados amigos,

Como ha apuntado Marcos el problema es que la moral católica en su aplicación estricta es imposible que la lleve a cabo la sociedad entera. Así que lo que existen son unos principios absolutos y abstractos que luego se modifican según las circunstancias. De todos modos, creo que se puede mostrar como la línea general en moral sexual es considerar el acto sexual como fruto del Pecado original y por tanto, presentarlo como permitido sólo para aquellos que no puedan llevar el celibato y la castidad. En este sentido, claro que de facto se genera una élite. Pero ese elitismo no llega a ser puro gnosticismo porque se propone que ese estado de perfección célibe-casto puede ser alcanzado por cualquiera incluso en el caso de que previamente se hubiera dado a excesos (caso de San Agustín).

Entiendo Marcos lo de la fidelidad pero no lo de la abstinencia. La fidelidad sí es un arma contra el sida pero no la abstinencia sexual, que creo que es o bien secundario o bien intrascendente para la cuestión del sida. Pues una persona fiel puede ser muy poco abstinente con su pareja y mientras sean fieles no hay ningún peligro de contagio. Por consiguiente pienso que el grueso de tu argumentación estaría en la fidelidad y que la abstienencia es irrelevante. Una pareja absolutamente fiel que esté todo el día "dale que te pego" tendrá otros problemas -que no discuto- pero no el de poder quedar afectados por el virus del SIDA.

Recuerdo a Santiago que yo dije que

Cita:
La fortaleza en la sexualidad pienso que debe estar dirigida a encauzarla para alcanzar unos fines que no pongan en peligro ni al individuo ni a la familia.


Él comentó:

Cita:
¿Y si el individuo no tiene familia? ¿O se habla aquí de la familia como institución? Vuelvo a poner el ejemplo del calzonazos, o de la mujer maltratada, o del fin del amor. ¿Por qué hay que mantener una relación cuando ya es imposible seguirla?


Pues bien, si te fijas, mi postulado es válido para un individuo sin familia. Por que su sexualidad debe estar dirigida o encauzada según unos fines que no pongan en peligro ni a la familia (si no tiene, pues no la tiene) ni al individuo. Si un sujeto se pasa todo el santo día masturbándose, pues pone en peligro, primero su integridad corporal y psicológica, pues no es muy sano pasarse el día en esos menesteres. Y segundo, que no había comentado yo anteriormente, es un individuo socialmente reprobable dado que ese tiempo que se pasa en su tarea improductiva podría pasarla trabajando, estudiando, investigando, o haciendo algo que no sea el pleno engolfamiento en su onanismo. Por contra, si un individuo se masturba con control y mesura de tal forma que su integridad corporal (y psicológica) no sólo quede intacta sino que se mejore (alivio de tensiones, pongamos por caso) entonces esa masturbación podría declararse propiamente lícita y sin problemas morales.

Como se ha apuntado, el principal problema de la moral católica es su naturalismo metafísico que le lleva a plantear bien algunas cuestiones pero no acabar de resolverlas o resolverlas de un modo metafísico y a veces irracional. Porque una cosa es criticar y establecer los límites de la efectividad del preservativo y otra condenarlo en bloque, como de hecho, se está haciendo por muchos obispos junto a otros métodos anticonceptivos.

Yo diría que a la moral católica, el materialismo filosófico debería darle, al igual que al marxismo, una "vuelta al revés" clasificándola, triturándola y reconstruyéndola.

Salud

José R. Esquinas
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Santiago Armesilla Conde



Registrado: 09 Oct 2006
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MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 4:47 pm    Ttulo del mensaje: Nada en demasía Responder citando

"Nada en demasía", que decían los clásicos griegos. Desde luego, alguien cuya única meta es trajinarse a todo bicho viviente tiene un serio problema, lo mismo que alguien que "se la pela" cinco veces seguidas al día. Pero yo no me refiero a eso, sino a la gente que, consciente de su necesidad, es capaz de regularlar, incluso sin familia y sin ponerse a sí mismo en peligro ni a otros, mediante la copulación con otros sujetos en un acto mutuamente consentido. Si un sujeto realiza ese acto más que otros, ¿es ya reprobable? ¿Hay acaso un límite para eso?

Hay que ser muy prudente a la hora de valorar la moral sexual católica, sin negar su superioridad por ejemplo sobre la moral, o falta de moral, sexual de otras religiones (el protestantismo no ve mal la infidelidad, por no hablar de las perversiones pedófilas / zoofílicas islámicas). Pero, sin embargo, el asunto de la sexualidad no ha sido tratado por el Materialismo Filosófico. Y creo que habría que tratarle.
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Juan C. Paredes Zubeldía



Registrado: 23 Mar 2009
Mensajes: 6
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MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 7:34 pm    Ttulo del mensaje: Vuelta al revés (o mejor dejarlo como está) Responder citando

Si me permiten, opino que el Materialismo Filosófico da al asunto de la sexualidad el tratamiento que realmente merece. Ni más ni menos. Por ejemplo, ustedes han centrado el asunto bastante bien al considerar cuestiones tanto éticas (SIDA) como morales (matrimonio, eutaxia social). Quizá han abusado de cuestiones psicológicas (onanismo, “aquí te piyo –sic- aquí te mato”) mientras que se podría haber desarrollado más la cuestión atendiendo a criterios sociológicos (sexualidad y procreación en sociedades burguesas, sociedades post-bélicas, “baby boom”).

Lo de dar una “vuelta al revés” a la moral católica, tal como sugiere J. Ramón Esquinas, me parece excesivo, innecesario. Una cosa es dar cuenta de los diferentes criterios que se siguen en las distintas esferas culturales, y aquí entraría la Iglesia Católica en nuestra esfera, los luteranos en la suya, los hindúes en la suya, etcétera, y otra bien distinta es abordar semejante labor (dar una vuelta al revés) en todos estos casos. Algo así como si hubiera llegado la hora de “transformar el mundo”…

Lo que a mí realmente me llama la atención, tras casi diez años de estudio intensivo del Materialismo Filosófico, es decir, como alguien que considera que no ha traspasado siquiera la introducción de tan basta obra, es que haya otros estudiosos que consideren la doctrina católica en este ámbito, el de la sexualidad, como referencia de un materialismo pluralista y racionalista como el de Gustavo Bueno.

Saludos.

(Por cierto, Santiago, ¿de qué referencia saca usted eso de que “el protestantismo no ve mal la infidelidad, por no hablar de las perversiones pedófilas / zoofílicas islámicas”? Desconozco esa línea de investigación)
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Marcos R. Márquez



Registrado: 15 Abr 2004
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MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 8:22 pm    Ttulo del mensaje: Un par de apuntes. Responder citando

Estimados compañeros:

Sólo un par de apuntes. En cuanto a la pregunta que planteaba Juan Paredes (a quien, por cierto, le damos la bienvenida por estos foros):

Cita:
¿con quién consultarían ustedes las cuestiones relativas a métodos anticonceptivos: con un ginecólogo o con un sacerdote, por muy embargado que se encontrara este del soplo del Espíritu?


La pregunta tiene trampa, pues damos por hecho que nuestra decisión no va a seguir las recomendaciones de la Iglesia católica (sexo sólo para la procreación), y vamos a optar por los métodos anticonceptivos (sexo por placer). Recordemos que los anticonceptivos en la Iglesia católica son en circunstancias excepcionales como explicó el Papa (y con los problemas lógicos que antes planteamos). Quien de principio se plantee ya el problema de la contracepción es que no va seguir la doctrina sexual católica. En tal caso la respuesta a la pregunta de Juan C. Paredes sería muy obvia: deberíamos consultarlo con un especialista médico en un centro de planificación familiar.

En cuanto a este comentario de Esquinas Algaba:

Cita:
Entiendo Marcos lo de la fidelidad pero no lo de la abstinencia. La fidelidad sí es un arma contra el sida pero no la abstinencia sexual, que creo que es o bien secundario o bien intrascendente para la cuestión del sida. Pues una persona fiel puede ser muy poco abstinente con su pareja y mientras sean fieles no hay ningún peligro de contagio. Por consiguiente pienso que el grueso de tu argumentación estaría en la fidelidad y que la abstienencia es irrelevante. Una pareja absolutamente fiel que esté todo el día "dale que te pego" tendrá otros problemas -que no discuto- pero no el de poder quedar afectados por el virus del SIDA.


Creo que debo explicarlo mejor. Yo dije estas palabras:

Cita:
En cuanto a la prevención del sida, yo no tengo duda de que la abstinencia y la fidelidad son el mejor procedimiento.


El problema viene de la conjunción "y", que puede interpretarse normalmente como partícula copulativa que une la abstinencia a la fidelidad, cuando en este caso más bien es disyuntiva. Ése es el sentido que yo le quise dar. Es algo parecido a cuando se dice: los medios de transporte más rápidos para llegar a Madrid desde Sevilla son el avión y el AVE. Lo cual no quiere decir que vayamos en AVE y en avión al mismo tiempo para ir más rapido. Podemos optar por uno u otro. Pues bien, en el asunto que nos ocupa, podemos optar por la abstinencia o la fidelidad, dando a entender que si optamos por la abstinencia la fidelidad es innecesaria. Y si optamos por la fidelidad, la abstinencia sería inútil también para evitar el sida. Obviamente los dos métodos a la vez no tienen sentido, como correctamente ha apuntado Esquinas Algaba.

Saludos cordiales.
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Juan C. Paredes Zubeldía



Registrado: 23 Mar 2009
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MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 9:38 pm    Ttulo del mensaje: Touché! Responder citando

Marcos: touché! Acepto la impertinencia de mi pregunta. Verdaderamente, quien se plantea acudir a un ginecólogo para estos menesteres evidentemente ya está persuadido de que va a emplear métodos anticonceptivos probablemente no autorizados por la Iglesia.
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J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
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MensajePublicado: Mie Mar 25, 2009 10:39 pm    Ttulo del mensaje: Petición de principio Responder citando

Santiago Armesilla Conde escribi:


Estoy totalmente de acuerdo. Pero una cosa es el "todos con todos" y otra bien distinta, a mi juicio, es que alguien se acueste con quien quiera y cuando quiera (siempre con consentimiento del otro) y, al mismo tiempo, tome precauciones (preservativo, no hacerlo en cualquier lugar -el clásico "aquí te pillo, aquí te mato"). Para mí ese es un caso de fortaleza ética, por no hablar de aquello que consiguen hacerlo sin gastarse dinero.


Pero si alguien depende del consentimiento de otro, ya no hace lo que quiere. Por eso, el «cuando quiera y como quiera, siempre con consentimiento del otro», viene a ser como la definición de libertad de Robespierre: hacer lo que uno quiera, siempre que no choque con los demás. Pero en nuestra vida diaria, sexualidad incluida, estamos siempre colisionando con los demás, o incluso con nuestros medios económicos que nos limitan en nuestra «libertad para»: también para el acto sexual «libre y consentido», no sólo para la prostitución, se necesita de dinero (gasolina, vehículo propio, hotel, métodos anticonceptivos, bebidas, entradas para el local de ocio, &c.).

El lograr consumar el coito «sin pagar dinero», se supone que es una referencia a la prostitución, porque también el eufemismo «sexo de pago» despista más que aclara. Pero no es el hecho de usar el dinero, sino la relación de mera mercancía (por usar los términos marxistas más tradicionales) a la que se somete la prostituta, lo que repugna moralmente. Y de moral es de lo que realmente hay que hablar: hoy día, no es muy difícil consumar una relación sexual con un desconocido en un ambiente tan «etológico» como el de una discoteca, por lo que se considera algo normal y para nada reprobable (en otra época sería una de las mayores inmoralidades; no olvidemos la importancia que los tratados moralistas católicos le otorgaban a las relaciones humanas en los bailes, cuya práctica podría igualar a algunas mujeres a las meretrices:

Cita:
P. ¿Comete pecado de escándalo el que solicita a la cópula a la mujer ya determinada a ella? R. Que sí; porque como ya muchas veces hemos dicho, para que se dé pecado de escándalo, basta que la acción sea inductiva de ruina espiritual. Además, que aunque la mujer esté determinada al pecado, no lo pondría por obra, si el otro no la indujese, pues acaso podría arrepentirse de su mal intento.
Arg. contra esta resolución: Pedir prestado a aquel que está determinado a dar el mutuo con usuras, no es pecado de escándalo; luego ni lo será en nuestro caso. R. Negando el antecedente, si se habla fuera del caso de necesidad, o de causa razonable; y no pudiendo darse esta respecto de la fornicación, por eso el que induce a ella, no puede en caso alguno librarse del pecado de escándalo.


Cita:
P. ¿Se da pecado de escándalo en el adorno de las mujeres? R. Con S. Tom. 2. 2. q. 169. art. 2, que la mujer que se adorna, o para agradar a su marido, o según lo pide la decencia de su persona y estado, no peca; porque cada uno tiene derecho a vestir conforme lo pida la condición de su estado y persona. Si se adorna con intención prava de provocar a la lascivia, pecará gravemente. Si lo hiciere por cierta levedad y jactancia, será culpa grave o leve, según las circunstancias que pueden ocurrir.

Cita:
P. ¿Es lícito a las mujeres llevar desnudos los pechos? R. Que no; porque semejante desnudez incita demasiado a la lascivia, y así son indignas de la absolución, y aun se deben repeler de la Sagrada Comunión y arrojar de las Iglesias, como víboras que envenenan las almas con sus continuos escándalos. Lo mismo decimos de las que usen paños transparentes y delicados, que dejen su desnudez siempre patente a la vista; y generalmente de todo ornato que pueda ofender la pudicicia cristiana, o fomentar el nimio lujo y fausto, no sólo por el escándalo, sino porque todo es un efecto de nimia prodigalidad, y por la cual muchas veces la vanidad de las mujeres causa graves perjuicios a sus maridos, hijos, familia y acreedores, y defrauda a los pobres del debido socorro.


Cita:
P. ¿Son lícitos los bailes? R. Que aunque sean lícitos los bailes practicados con la debida moderación, y toda cristiana gravedad, como ordenados por su naturaleza, a recrear el ánimo, como otras honestas diversiones lo son, con todo como regularmente se usan entre personas de diverso sexo, y con movimientos y mudanzas menos honestas, son ilícitos; y así mientras no promedie entre las manos de las mujeres y hombres algún pañuelo, por lo menos, y de manera que no se toquen, se han de desterrar las dichas diversiones; porque el contacto de hombre y mujer es contagioso. No lo haciendo así, ni los Confesores pueden absolver a los que bailan, ni los Magistrados permitir tales bailes.


Compendio Moral Salmaticense, Tomo 1 (1805), De los pecados de escándalo contra la castidad, páginas 259-263

Sin embargo, hoy día no se dirá lo mismo de las relaciones con prostitutas, y por mucho que los consumidores de esos servicios se autojustifiquen en privado diciendo que la sociedad es muy hipócrita por condenarles, ellos no serán menos y aceptarán la hipocresía: pocos serán los consumidores del «sexo de pago» que reconozcan abiertamente sus prácticas.

Por eso mismo, y dependiendo de los casos, el sujeto que es capaz de copular «libremente» con numerosas personas del sexo opuesto, no me parece un ejemplo de fortaleza ética, sino de astucia, pillería y oportunismo (moral). Una persona inteligente y conocedora de la praxis humana, pero muy esclava de sus pasiones, como dirían Aristóteles y Espinosa.

Santiago Armesilla Conde escribi:
Porque un caso claro de falta de fortaleza, y creo que Rodriguez Pardo estará de acuerdo conmigo, es el de las personas que, con o sin familia, hacen uso de la prostitución para saciar su apetito sexual.


Estoy de acuerdo, pero ahí los casos son muy variados. Cuando se dice que más de la cuarta parte de los varones españoles han hecho uso de la prostitución alguna vez, se incluye tanto a los que probaron una vez, como a los que cada semana dilapidan su sueldo con las meretrices, tanto si están casados como si no. Y no me parece, en todo caso, que el problema sea únicamente de fortaleza ética, sino de aprobación y reprobación moral. Las prostitutas pueden tener una función social muy importante, supuesta la falta de fortaleza de un buen número de sujetos humanos:

Cita:
P. ¿Es lícito a los Príncipes cristianos permitir las rameras? R. Que supuesta la corrupción humana, pueden los Príncipes cristianos permitirlas, donde se juzgan necesarias para evitar mayores males, designándoles lugar separado y peculiar. Así S. Tom. 2. 2. q. 10. art. 11, donde dice con S. Agustín: Aufer meretrices de rebus humanis, turbaveris omnia lidibinibus.


Compendio Moral Salmaticense, Tomo 1 (1805), De los pecados de escándalo contra la castidad, página 261


Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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Santiago Armesilla Conde



Registrado: 09 Oct 2006
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MensajePublicado: Jue Mar 26, 2009 12:34 am    Ttulo del mensaje: Pero sin embargo... Responder citando

Pero sin embargo, si la prostitución cumple una función social, ¿no sería más lógico, si se es racionalista, en suprimir la prostitución y, en cambio, fomentar una sexualidad racionalizada que permita a la gente tener sexo sin intercambio comercial?

Siempre recuerdo para estos menesteres el fantástico, para mí, artículo de Carlos Pérez Jara, "La pornografía o el erotismo del otro" (http://www.nodulo.org/ec/2005/n036p18.htm). Dejo aquí la conclusión:

Cita:
A modo de conclusión, solo nos queda resaltar las falacias sobre las que se sustenta el pensamiento moderno de Occidente, cargado de prejuicios y manipulaciones mediáticas con las que se estigmatiza a la pornografía actual por considerarla obscena, cuando lo cierto es que ninguno de esos detractores sabe bien qué se entiende por obscenidad, ni, en cualquier caso, qué significa con exactitud hablar en nombre del Género Humano respecto al pudor cuando éste no es sino el resultado de cada civilización existente. Hemos visto que estos mismos iluminados, tranquilos por sentirse miembros del planeta Cultura, otorgan un cierto esplendor al erotismo, al que no dudan en definir del modo más elogioso cuando lo cierto es que, tampoco en este caso, definen claramente qué es, con absoluta precisión, lo erótico; y es que suele hablarse de lo erótico apelando al buen sentido común, como si tal designación cubriese a la especie humana con independencia de las estructuras sociales, políticas, religiosas. Nuestra conclusión no deja la menor duda: el erotismo existe como condición inevitable del hombre, pero no es un concepto unívoco respecto del cual pueda decirse que se manifiesta del mismo modo en todos los lugares y épocas. La pornografía suele definirse como la representación formal de unos contenidos explícitos, pero esta descripción no agota ni aclara nada, fundamentalmente cuando, desde la Real academia de la Lengua española, se nos insiste en decirnos que pornográfico es aquello que resulta obsceno, falto de pudores, lo que nos precipita, por enésima vez, a la dificultad de origen, a la nebulosa definitoria, en cuyo uso, por cierto, nunca se han escatimado fatigas a la hora de emprender feroces ataques de puritanismo recalcitrante. Por supuesto, nuestra posición sigue clara: la evocación o inducción de unas ciertas sensaciones erógenas no se encuentra ligada al hecho de si ciertos contenidos son, en efecto, explícitos o implícitos, principalmente porque los mayores inquisidores de lo pornográfico, utilizando las mismas estrategias que con el erotismo (esto es, hablando en nombre de la Humanidad, del Buen sentido común) nos hablan, para triturarla, del buen gusto frente al malo. Todos estos conceptos (pornografía, erotismo, obscenidad, buen y mal gusto) son tan relativos y, en ocasiones, tan difusos que tales empresas de diatriba en nombre de la moral o algo semejante, no son sino vulgares excusas con las que imponer un orden establecido de pareceres. Los mismos que hablan del buen gusto sin tomarse algunas precauciones (como las que hemos tomado nosotros) son los que apelan a los conceptos sublimes, como la misma Idea mitológica de Cultura. Y ya se sabe que, bajo el reino maravilloso de la Gracia, el monstruo pornográfico es un mal sueño que alguna vez tuvo el Hombre pero del que, no obstante, no sabe bien cómo desembarazarse... si es que alguna vez quiso hacerlo.


En cuanto a esto:

Cita:
Por eso mismo, y dependiendo de los casos, el sujeto que es capaz de copular «libremente» con numerosas personas del sexo opuesto, no me parece un ejemplo de fortaleza ética, sino de astucia, pillería y oportunismo (moral)


Que conste que me he referido en un post anterior al sujeto que es consciente de su necesidad para con otro sujeto, el cual también es consciente de la suya para con el primero, y por eso consiente (tanto uno como otro, en realidad), copular. Por eso he dicho libremente. Lo que no entiendo es por qué eso se ve como pillería (con lo que entiendo que se ve como algo "malo"). ¿Esclavo de sus pasiones es el que las sacia cuando tiene oportunidad? Obviamente, si no lo consigue y se retira, es decir, si no fuerza a la otra persona a nada, no es esclavo de sus pasiones, sino que ha intentado "triunfar" y no lo ha conseguido. Si un sujeto soltero trata de conquistar a otros sujetos solteros y practicar sexo con ellos, respetando a los emparejados, tomando precauciones y haciéndolo en lugares adecuados, ¿eso es reprobable?

Eso es, más que nada , lo que más me interesa saber.

¿Cómo se vería al que no se come un rosco, al inútil que es incapaz de establecer relaciones afectivas con ningún sujeto, desaprovechando sus oportunidades por ser un auténtico negado? ¿Habría que tener "lástima" de él? ¿La prostitución sería un "mal necesario" para saciarle? ¿De qué le serviría si es incapaz siquiera de aguantar sexo con una "profesional"?
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J. Ramón Esquinas Algaba



Registrado: 15 Ene 2004
Mensajes: 66
Ubicacin: Malaga

MensajePublicado: Jue Mar 26, 2009 2:14 am    Ttulo del mensaje: Última noticia sobre este asunto. Responder citando

Parece ser que el posibilismo sigue vivo en la Iglesia Católica y ahora los medios oficiales vaticanos matizan la postura del Papa. Subo esta noticia por el interés que pueda tener en la discusión que estamos manteniendo:

Cita:
El periódico del Papa reconoce que consigue una eficacia del 97% contra el SIDA
La Iglesia no proscribe el preservativo
RD
Miércoles, 25 de marzo 2009

Tras la polvareda levantada por las declaraciones del Papa, en su reciente viaje a Africa, asegurando que el preservativo "agrava" el Sida, ahora su propio periódico, L'Osservatore romano, parece matizar la aseveración papal. El diario vaticano publica, en su edición del pasado domingo, un estudio, realizado en Uganda, que demuestra la eficacia del preservativo en la lucha contra la plaga que asola el continente africano. Como no puede ser una desautorización, debe tratarse de una matización de Roma tras el escándalo.

Y es que el periódico oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, ha admitido implícitamente en su edición del pasado domingo el uso del preservativo como un medio de luchar contra el sida. Y reconoce en un artículo sobre la Iglesia y esta enfermedad, que los preservativos son eficaces “al 97 por ciento contra la infección” en condiciones óptimas, y “al 87 por ciento” en condiciones adversas, como ocurre en África.

El periódico francés Le Figaro informa de que el diario vaticano asegura que este medio solo no basta para proteger de la enfermedad, pero sí reconoce su eficacia asociado a otros dos factores: la abstinencia y la fidelidad. L’Osservatore recuerda en este sentido una campaña llevada a cabo en Uganda, que se basaba en estas tres premisas (la campaña “ABC”, abstinencia, fidelidad y condón) y que convirtió al país en el único del continente “que obtuvo buenos resultados” en la reducción de la enfermedad”.

Con esa campaña, señala el rotativo, la frecuencia de infección de la población bajó del 15 por ciento en 1991 al 5 por ciento en 2001. La campaña se centraba en recomendar la abstinencia a los jóvenes y adolescentes, la fidelidad a las parejas, y el uso de preservativo en general. “Estos tres factores tienen una influencia importante sobre la reducción de la incidencia del sida”, reconoce el órgano de comunicación romano.

Además, apunta Le Figaro, L’Osservatore incluye una entrevista con un misionero que es médico y ha estado más de 20 años en un hospital de Uganda. Según el misionero comboniano Daniel Giovanni Giusti, el preservativo tiene un papel importante en “epidemias localizadas y en grupos particulares: prostitutas, homosexuales y drogadictos”, aunque insiste que en la campaña ABC los dos primeros ejes –abstinencia y fidelidad- fueron los más eficaces, ya que crearon un cambio en el comportamiento. “El preservativo es un recurso para los que no aplican los dos primeros puntos del método”, apuntó.

Para este médico católico, “la abstinencia anula el riesgo” de transmisión de la enfermedad, y la fidelidad lo “reduce”. El preservativo “reduce el riesgo, pero no lo elimina”. Por eso, a su juicio, hay que combinar los tres factores, sin excluir los condones. “La experiencia en el terreno demuestra que los países donde se jugó todo al preservativo no hubo en la población general resultados satisfactorios como los obtenidos en Uganda”, resaltó.


Extraido de Religión Digital.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Jue Mar 26, 2009 10:27 pm    Ttulo del mensaje: Re: Pero sin embargo... Responder citando

Santiago Armesilla Conde escribi:
Pero sin embargo, si la prostitución cumple una función social, ¿no sería más lógico, si se es racionalista, en suprimir la prostitución y, en cambio, fomentar una sexualidad racionalizada que permita a la gente tener sexo sin intercambio comercial?


Pero, ¿a qué denominamos «sexualidad racionalizada»? En ambientes católicos, tenemos seguramente una institución que puede considerarse no sólo más racional que la prostitución, sino que el ir picando de flor en flor tan de moda hoy día: la Celestina o alcahueta, que empareja a los novios conociendo de antemano sus perfiles y las posibilidades que tienen de llegar a formar una pareja estable. No entiendo en qué sentido sería más racional la propuesta de Armesilla que la que yo señalo, que además ha probado su eficacia históricamente.

Respecto al fragmento del artículo de Pérez Jara, tengo mis reservas. Considero que la pornografía, en tanto que su función es la de excitar sexualmente a cambio de dinero (el que cobran los actores, el que paga por disponer de la cinta el consumidor) es una forma más de prostitución. Aunque muchas películas pornográficas (o simplemente eróticas, sin mostrar «acción genital») estén bien elaboradas y tengan un argumento, su objetivo no es contar una historia con verosimilitud, sino estimular las relaciones sexuales. Si fuera el segundo caso, sería un relato erótico, pero como su función y finalidad es promover la excitación del sujeto que visiona las imágenes, con el fin de que se sacie sexualmente, ya sea masturbándose o copulando con terceros, es pornografía y en consecuencia prostitución.

Cita:
P. ¿El que pinta imágenes lascivas comete pecado grave de escándalo? R. Que sí; porque aunque tales imágenes no estén totalmente desnudas, siempre sirven a fomentar, y provocar el amor torpe. Por lo que no es lícito, sino malo, tenerlas en las casas expuestas a la vista, ni aunque estén cubiertas con algún velo, o se tengan con pretexto de adorno, sino que se deben borrar o quemar, sin que alguna utilidad o necesidad haga lícito pintarlas, o retenerlas.


Compendio Moral Salmaticense, Tomo 1 (1805), De los pecados de escándalo contra la castidad, página 262

Santiago Armesilla Conde escribi:
Que conste que me he referido en un post anterior al sujeto que es consciente de su necesidad para con otro sujeto, el cual también es consciente de la suya para con el primero, y por eso consiente (tanto uno como otro, en realidad), copular. Por eso he dicho libremente. Lo que no entiendo es por qué eso se ve como pillería (con lo que entiendo que se ve como algo "malo"). ¿Esclavo de sus pasiones es el que las sacia cuando tiene oportunidad? Obviamente, si no lo consigue y se retira, es decir, si no fuerza a la otra persona a nada, no es esclavo de sus pasiones, sino que ha intentado "triunfar" y no lo ha conseguido. Si un sujeto soltero trata de conquistar a otros sujetos solteros y practicar sexo con ellos, respetando a los emparejados, tomando precauciones y haciéndolo en lugares adecuados, ¿eso es reprobable?


A mí me parece que se plantea una falsa dicotomía entre el sujeto presuntamente consciente de su necesidad y que por eso copula cuando quiere, y el sujeto que sólo piensa en copular. La cuestión no es esa. El problema reside en que una persona que no tiene una pareja estable, o directamente que no está casado y no forma una familia, está pendiente de saciar sus necesidades sexuales cuando le dan ocasión, y por lo tanto está volcando su tiempo y sus medios hacia ese fin, quedándose en definitiva solo y como individuo flotante. No es consciente de su necesidad, porque si lo fuera buscaría la forma de saciarla por otros medios más racionales, como la relación matrimonial. No es un problema de consentir o no. También la prostituta realiza sexo a cambio de dinero, de forma muchas veces consentida, no obligada por coacción física de nadie, y no por eso deja de ser una mercancía sexual, esclava de esas mismas pasiones.

Santiago Armesilla Conde escribi:
¿Cómo se vería al que no se come un rosco, al inútil que es incapaz de establecer relaciones afectivas con ningún sujeto, desaprovechando sus oportunidades por ser un auténtico negado? ¿Habría que tener "lástima" de él? ¿La prostitución sería un "mal necesario" para saciarle? ¿De qué le serviría si es incapaz siquiera de aguantar sexo con una "profesional"?


Pues para evitar la frustración y los trastornos que provoca un individuo flotante incapaz de relacionarse con su medio, el Estado permite, mercado pletórico mediante, la existencia de burdeles y otras casas de lenocinio para que abandone su soledad y se ahorren ciertos problemas sociales.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Vie Abr 10, 2009 5:30 pm    Ttulo del mensaje: Iglesia católica y prostitución Responder citando

Estimados amigos:

Siguiendo en relación a la aprobación que el Compendio Moral Salmaticense daba a la prostitución como medio de evitar males mayores, es curiosa la censura que se realizó al puritano Ramón de Campoamor y a su Filosofía de las Leyes a mediados del siglo XIX, al respecto de la prostitución, las mancebías:

Cita:


En la sección de las leyes económico-administrativas propone (más conforme con su sistema de lo que él cree) el mejoramiento de la especie humana por los mismos medios que las de los animales cruzándolas; y para contener el aumento de población (temeroso sin duda de que crezca más que los medios de subsistencia) insinúa lo siguiente (p. 63 y 64):

«Los medios privativos más eficaces son la instrucción y (no hay que escandalizarse) las mancebías. Con la instrucción se le inculca al hombre la máxima de que no se deben procrear más hijos que los que se puedan hacer felices; y con las mancebías se impiden muchos matrimonios inconsiderados, haciendo que el hombre satisfaga sin deplorables consecuencias una de sus inclinaciones más incontinentes y más intensas. Repito que no hay por qué escandalizarse. Yo no digo que las mancebías se establezcan de real orden. ¡Líbreme Dios de pensamiento tan nauseabundo!»

¡Cuántas cavilaciones debe haber costado a nuestro filósofo legislador este pensamiento! Pero váyase el trabajo por lo satisfecho que habrá quedado de su invención, que entre paréntesis no tiene nada de inmoral, ni escandalosa.





La Censura, Madrid, junio de 1846, año II, número 24, páginas 187-189.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Dom Jul 18, 2010 1:07 pm    Ttulo del mensaje: Pío Moa y la homosexualidad Responder citando

Estimados amigos:

En Libertad Digital se viene desarrollando durante los últimos días una polémica sobre la homosexualidad, en la que autores como José María Marco y Jiménez Losantos han criticado la postura de Pío Moa de considerar la homosexualidad una desviación o anormalidad. Las tesis de los dos primeros se resumen en que la homosexualidad viene a ser una opción sexual equiparable a otras, y que en nombre de la libertad debe ser respetada. Sin embargo, las tesis de estos liberales se acercan, y quizás ellos no se hayan dado cuenta, a la defendida por los progres con la aberración de los matrimonios homosexuales, una contradicción en los términos (matrimonio viene de madre, y entre homosexuales no se puede procrear) y los ridículos sintagmas «progenitor A» y «progenitor B».

Por eso mismo, es completamente falso afirmar que la homosexualidad sea una opción sexual más: es una opción sexual alejada de cualquier tipo de familia (ya sea monógama o polígama) y en tendencia supone la atomización individual y está ligada, como afirma el propio Moa, a todo un negocio ya sea editorial o de estética: no hay más que pasear por Chueca para ver la enorme cantidad de negocios dedicados a homosexuales, ya no sólo ropas sino suplementos dietéticos para formar un cuerpo no sólo atlético sino con fines narcisistas; películas, revistas, &c. Vamos, que eso de la libertad está fuera de lugar.

De hecho, históricamente la homosexualidad es una anormalidad propia de profesiones liberales (bailarines, pintores, escritores), que no sólo la han defendido y ejercitado sino que han presumido de ella. Escritores como Oscar Wilde presumían de su homosexualidad para distanciarse del vulgo heterosexual. Algo que me recuerda a las posiciones de los denominados «erasmistas» españoles, quienes defendían una religiosidad no necesariamente herética, pero sí más elitista e individual, simplemente para distanciarse de los ritos del vulgo. Dejo aquí la respuesta que Pío Moa ha dado en su blog al respecto.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.

Cita:
De normalidades, desgracias, cojos y homosexuales
18 de Julio de 2010 - 09:03:38 - Pío Moa





Es curioso cómo el asunto de la homosexualidad levanta unas pasiones que en cambio no despiertan otros temas de importancia más general y de más enjundia. Ello revela que el asunto encierra una problemática muy amplia y digna de consideración, en la que los emocionalismos suelen jugar un papel excesivo. Yo creía haberme expresado con claridad al respecto, pero al parecer no ha sido así, a juzgar por las réplicas de Marco, Esplugas y ahora Federico. La cuestión la veo de este modo: los homosexuales tienen derechos (como ciudadanos, no como homosexuales), pero entre ellos no entran los manejos e imposiciones para asentar en la sociedad una concepción de la vida homosexualista. Del mismo modo, los marxistas tienen derechos --no como marxistas sino como ciudadanos, en una democracia liberal—siempre que no intenten por una u otra vía imponer a la sociedad sus concepciones. Y digo por una u otra vía porque no es peligroso solamente el que lo intenten por la violencia. Si llegaran a convencer a la mayoría de modo básicamente pacífico y legal (los nacionalsocialistas lo consiguieron), el derecho consistiría entonces en rebelarse contra ellos, incluso por la violencia. La razón es esta: el marxismo conduce a la liquidación de una sociedad donde los demás ciudadanos tienen derechos. Ahora bien para que no llegue la sangre a río es indispensable que sus esfuerzos por convencer a la gente sean contrarrestados por otros esfuerzos, en el mismo plano legal y pacífico, que pongan de relieve la verdadera naturaleza del marxismo bajo sus pretensiones de representar a “los trabajadores”, a los “de abajo”, de acabar “con la explotación del hombre por el hombre”, de traer una libertad “más auténtica”, y similares. Si este esfuerzo no se hace debidamente, el conflicto terminará pasando a otro plano mucho más desagradable. Sostengo que lo mismo ocurre con el homosexualismo y otras ideologías en boga, y por eso es tan peligrosa la creciente restricción de los cauces de expresión en España.



Coincido con Federico casi siempre, pero se ve que no en este punto (también me pasa con César en cuanto al papel histórico del protestantismo). Él condena el “normalismo”, y parece creer que yo lo defiendo. El término, efectivamente, puede convertirse en una palabra policía, como tantas otras que las ideologías emplean contra la libertad de expresión (y al final de mucho más que la expresión) de los discrepantes. Se han realizado persecuciones brutales en nombre de casi cualquier cosa: de la religión, del progreso, de mil formas de “liberación” prometidas…Hasta ahora no he visto persecuciones por razones de “normalidad” (aunque la idea puede ir implícita) sino de ideas más complejas. El único genocidio propiamente ocurrido en España, y que debiera servirnos de referencia, fue el del clero y otros católicos en la guerra civil, por ser religiosos, no por ser “anormales”. No ha habido nada remotamente parecido a un genocidio de homosexuales, aunque el victimismo homosexualista trata de crear esa impresión.



Ya sabemos que lo normal varía según las circunstancias. En una dictadura soviética es “normal” que las expresiones contrarias sean condenadas y aplastadas por “antiobreras”, incluso “antidemocráticas” (de la democracia popular). En una democracia liberal lo normal es que se expresen las opiniones e ideas más distintas y contrarias. Por eso me ha parecido excelente que Marco o Esplugas, o ahora Federico, expongan sus opiniones sobre este asunto tan opinable. Ello no supone un relativismo en el sentido de que “todas las opiniones valen lo mismo”. Por el contrario, la discusión o lucha de ideas puede ser un buen método para avanzar hacia la verdad --que nunca se ofrece fácilmente ni por completo, y tiene tan estrecha relación con la libertad-- e ir descartando ideas falsas. Así, no se me ocurriría pedir la censura contra los escritos de Preston, Juliá, Casanova o Tusell, pongamos por caso, como algunos de ellos sí han pedido o presionado contra los míos; y no se me ocurre censurarlos pese a haber demostrado ampliamente que mienten en muchos aspectos cruciales. Estas contiendas y debates son necesarios y ayudan a clarificar una atmósfera intelectual y políticamente tan enrarecida como la actual de España.



Vamos ahora con la cuestión de la desgracia, que Federico también niega en el caso de la homosexualidad. ¿Es o no es una desgracia? La cosa es discutible. A mi juicio lo es, y niego que considerarlo así tenga consecuencias liberticidas. Como es notorio, soy calvo, lo cual es una desgracia, menor en principio, pues, como casi todo el mundo, yo preferiría tener pelo abundante y gastar, en vez de sufrir, los chistes y bromas de calvos, más o menos graciosos u ofensivos. Pero tal desgracia es insignificante para mí, porque la he asumido y apenas le presto atención (ojalá fuera la desgracia mayor que padezco. Con muchas desgracias se nace, otras se las fabrica uno mismo). Pero muchos calvos se sienten muy afectados, hacen mil ridiculeces para disimular su mal, se han dado casos de depresión y hasta de suicidio por esa causa, sin contar que en algunas profesiones la calvicie puede ser una contrariedad muy seria. También recuerdo el caso de un empresario italiano que, al quedarse calvo, introducía en las bebidas de sus empleados sustancias que les hacían perder el pelo. Es decir, ante una desgracia objetiva se puede reaccionar de muchas formas, y la desgracia en sí no convierte a nadie en un desgraciado, como es obvio.



También he hablado de la cojera en relación con este asunto. Otro comentarista escribe: “La evolución mantiene un porcentaje de homosexuales en la población porque es conveniente para la especie que exista ese porcentaje. No es un desgracia como ser cojo (por accidente o por una malformación congénita, pero no hay genéticamente un porcentaje de cojos en la población)”. ¡Hasta la evolución entra en el asunto! La evolución sirve hoy para todo. Pero nadie nace del todo normal, y si se tratan de imponer “normas” al respecto, todos estaríamos perdidos. Nace una proporción de subnormales psíquicos, mentales y físicos muy variados, y también de superdotados en tal o cual aspecto. Pese a ello, el concepto de normalidad subsiste, sea como medias estadísticas o como adecuación a determinados fines. La misma división natural del ser humano en mujeres y varones, la misma forma y funciones de los órganos sexuales, las inclinaciones psíquicas muy mayoritarias y la dependencia de ellas para el mantenimiento y reproducción de la especie, nos indican con plena evidencia lo que es “normal” al respecto. Lo podemos decir de otro modo: uno aceptaría que un hijo le saliera homosexual y no le perdería el cariño o lo desheredaría por ello –según fuera su comportamiento general--, pero muy pocos lo verían como un motivo de especial orgullo. Aquí no hay nada que imponer, viene impuesto por la naturaleza; ni se deduce de ello que haya que eliminar a nadie. Decir que la homosexualidad es, en ese sentido, una desgracia, ni es una blasfemia ni supone que los homosexuales deban ser colgados de las grúas. En cambio pretender que todas las formas de sexualidad son iguales o valen lo mismo sí es un disparate, como pretender que los ojos bizcos son tan buenos como los “normales”, y que ya trataré más ampliamente,



¿Es la homosexualidad una enfermedad? Bastantes homosexuales así lo creen y tratan de curarse; César Vidal parece creerlo también, y en todo caso la considera una opción inmoral. Quizá tengan razón en unos casos, pero, como decía José María Marco, en muchos otros el homosexual no es responsable de serlo. Yo opino que se trata de un asunto puramente privado. En cuanto al homosexualismo, me he equivocado al no explicar lo de las mafias rosas: no me refiero con ello a Zerolo, que tiene perfecto derecho a exponer sus creencias (y los demás a contradecirle), sino a los grupos de presión, muy fuertes en el PSOE y en muchos otros partidos, y compuestos, quizá mayoritariamente, por no homosexuales. Ciertamente no hay problema en que los cojos formen ligas de fútbol, como dice Federico (aunque sería digno de verse), siempre que no intenten imponernos la idea de que la cojera es tan buena como andar normalmente, prohibir los chistes de rencos, obligar a las empresas o a los gobiernos a introducir una cuota de cojos, y cosas por el estilo. Lo mismo con los homosexuales. El problema surge cuando los homosexualistas, que dicen –mintiendo--representar a los homosexuales, pretenden imponer a la sociedad, incluso por ley, incluso con castigos o censura contra las opiniones contrarias, incluso en la educación de los niños, guste o no a los padres, que la sexualidad normal no existe o, peor aún, es “reaccionaria”, que la sexualidad no tiene otro objeto que divertirse sin importar la forma, etc. Porque esta es, precisamente, la receta del homosexualismo, como explicaré también.



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