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El Peligro Zapatero

 
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Fernando Bellón Pérez



Registrado: 14 Oct 2003
Mensajes: 19
Ubicación: Madrid

MensajePublicado: Mar Dic 14, 2004 5:22 pm    Título del mensaje: El Peligro Zapatero Responder citando

Amigos del Nódulo,
ayer me quedé perplejo ante la televisión, y cuanto más escuchaba a Zapatero, más horror sentía. Para desembarazarme de esa inquietud pensé escribir un desahogo en este foro, pero me ha salido un artículo que es casi un alegato. Lo cuelgo con la esperanza de que mis comentarios provoquen otros más sabios o menos pesimistas.

El peligro Zapatero

Hasta ayer, yo dudaba sobre la personalidad del presidente del gobierno de España. Su insistencia en el “talante”, el sello de “bambi” que se había dejado imponer, su machacona sonrisa, las sandeces perpetradas en política exterior, y las meteduras de pata y decisiones desconcertantes de sus ministros me hacían pensar que ese hombre era un simple, que su gobierno estaba formado por incompetentes redomados y que no tardaría en caer como una fruta madura.
Hoy, después de haberle visto y oído en la Comisión de investigación del 11-M, he cambiado de opinión. Me siento alarmado. Hoy estoy convencido de que José Luis Rodríguez Zapatero está empeñado en pasar a la historia como el destructor de España y que hará todo lo posible por conseguirlo porque cuenta con poderosos medios.
Zapatero se reveló ayer como un político frío, calculador y determinado en sus propósitos, que no son otros que el arrasamiento de aquello que él considera ultramontano, reaccionario, antiguo, “casposo”, freno para el “progreso”, clerical y oscurantista, y que él identifica con la idea de España. Este conjunto de falacias son las que profesan la gran mayoría de los progres españoles, que constituyen la base electoral más sólida del PSOE. Lo que a todos ellos molesta es España, su historia, su tradición, sus elementos de cohesión.
El progresismo español (aunque le pese) ha trabajado muy largo y muy a fondo en construir esta falacia. En el último medio siglo ha contado con la colaboración entusiasta de los nacionalistas catalanes y vascos, a los más perversos de los cuales imagino estupefactos ante la estolidez de los progres españoles (aunque les pese).
Supongo que muchos de esos progres no son conscientes de las consecuencias de su identificación de España con esa serie de atributos despreciables. Les supongo alocados, pero no imbéciles (aunque merezcan el calificativo), al no darse cuenta de que destruyendo la identidad de la sociedad, destruyen su entramado y por tanto se condenan a un exilio perpetuo y a buscar otra identidad. ¿Cuál sería? ¿Se sentirían mejor siendo franceses o portugueses o italianos o marroquíes o senegaleses?
Los progres creen que limpiando “su país” de excrecencias “casposas”, ese “país” lucirá como una estatua de oro. Obnubilados por la perspectiva, no se dan cuenta del caos que podrían crear si lograran “lavarle la cara al país”. Su resistencia a pronunciar el nombre de España es directamente proporcional al daño que están dispuestos a ocasionarla y a ocasionarse.
Quienes hemos sido progres albergamos la esperanza de que poco a poco, o mucho a mucho, esos viejos carcamales del progresismo descubran la falacia. Hoy soy muy pesimista al respecto. Los progres han votado a Zapatero, y él se siente respaldado y dispuesto a cargarse a España para siempre.
A veces me consuelo pensando que un elevadísimo porcentaje de progres es inconsecuente, y que eso salvará a España de su destrucción. Se desgañitan acusando a los gobiernos de derechas de insolidaridad con los menesterosos del “país” y del planeta, se rasgan las vestiduras por los padecimientos de los emigrantes, exigen que se retiren las tropas españolas (o del “país”) de los escenarios peliagudos, y así seguido. Pero si de pronto se quedaran sin luz por falta de petróleo, si llamara a su puerta una familia de emigrantes exigiéndoles (pacíficamente) que les cedieran media casa, si les embargaran la mitad de su sueldo para que los niños del Sudán pudieran comer, si tuvieran que poner a prueba su fe, la mayoría de ellos se volvería en un abrir de ojos xenófoba, defenderían sus propiedades a garrotazos, exigirían a la autoridad mano dura con los pobres agresivos y llenarían las ciudades de manifestaciones proamericanas, para que el ejército yanqui sometiera a los malditos moros que nos niegan el petróleo.
Sin embargo, cuando un gobierno se asienta en el poder con el voto (consecuente o inconsecuente) de los ciudadanos, y empieza a poner en ejecución su programa de destrucción de la nación que dirige, ni la inconsecuencia de los progres podrá detenerlo. Sólo le detendrá el caos. O los servicios secretos del PSOE, alarmados por lo que pueden perder para siempre.
José Luis Rodríguez Zapatero ha mostrado ayer su verdadera cara, ha dejado bien claro que está decidido a cumplir con todo aquello que ha proclamado. Y es capaz de hacerlo. Ese hombre es un iluminado. Le han iluminado los votos.
¿Cómo habría sido Europa si Hitler hubiera perdido las elecciones que le situaron en la Cancillería? Posiblemente nos habríamos ahorrado millones de muertos.
¿Qué habría sido de Zapatero si no hubieran estallado las bombas asesinas del 11 M, simplemente si hubieran fallado los detonadores? El fracaso electoral le habría barrido de la dirección del PSOE, a estas alturas sería un cadáver político y todos le habríamos olvidado.
Pero ganó. Los progres le votaron, votaron su programa destructor, sin duda pensado por el PSOE para no ponerlo jamás en ejecución. Y ayer demostró ante España entera que está dispuesto a borrarla del mapa, que va en serio, que su objetivo es machacar a la oposición “casposa”, que para ello no tiene inconveniente en manipular y en mentir, que no es verdad que se deje chantajear por los nacionalistas, sino más bien que les utiliza como instrumento de su programa destructivo, que su política exterior tercermundista no es un delirio del ministro Moratinos sino un objetivo explícito del Iluminado, que no es un rehén de Prisa sino su inspirador, que persigue acabar con la libertad de expresión y con la (escasa) independencia del poder judicial, que no parará hasta que la Iglesia se rinda a sus pies, y que todo aquel que se interponga en su camino será barrido.
Todo esto ocurrirá a no ser que algo o alguien sea capaz de detenerle.
La inaudita política del gobierno Zapatero ha resucitado la Guerra Civil, y ha reavivado viejas polémicas, como la de la Revolución del 34.
Pocas cosas se repiten en la historia. Y no creo que sea el golpe de las izquierdas a la República una de ellas. Entonces, lo que pretendía el ala radical del PSOE y otras fuerzas era convertir España en una dictadura del proletariado. No soy un especialista en el tema, pero me atrevo a deducir que lo que Largo Caballero y compañeros deseaban no era cargarse España, sino transformarla en una réplica de la URSS. Lo intentaron dos veces. La primera les salió mal por su precipitación y por la imprudencia de los nacionalistas catalanes. La segunda, volvieron a fracasar, entre otras razones por el secesionismo de los nacionalistas catalanes y vascos.
Hoy nadie en sus cabales puede esperar que la proclamación de una dictadura del proletariado suscite apoyos sociales. ¿Es entonces el nuevo objetivo de la izquierda organizada, en concreto del PSOE, borrar del mapa a España?
Tampoco esto es un objetivo político capaz de arrastrar más a que a unos pocos miles de nacionalistas histéricos, dispuestos, eso sí, a todo. Y desde luego, los progres, como he dicho antes, en cuanto vean amenazado su bienestar saldrán a la calle muy enfadados para dar la espalda al gobierno. El objetivo básico de la izquierda es adueñarse del Estado, apropiarse de los medios de producción, colocar en ellos a sus militantes, someter a la justicia, convertir a los ciudadanos en siervos, domesticar la cultura. Este era su sueño del que les hizo despertar la derrota electoral de 1996.
Entonces, ¿qué narices ha pasado para que un Iluminado se encuentre con las manos libres para llevar a cabo sus delirios?
Desde 1996, IU entró en un proceso de descomposición inexorable, y el PSOE se metió de hoz y coz en un laberinto político. Incapaz de salir de él, las facciones en disputa se pusieron de acuerdo para entregar temporalmente la responsabilidad a un tipo sin carisma cuyo sacrificio inevitable esperaban que volvería a convocar las tendencias unitarias.
La torpeza casi ancestral de la derecha en el gobierno alivió los problemas del PSOE (los de IU son irrecuperables). Sobre todo la torpeza política de un hombre básicamente honrado y lúcido en la política exterior que más convenía a España. Pero al mismo tiempo un ciego en materia de medios de comunicación (en lugar de ejecutar el castigo que la justicia había impuesto a Prisa, le regala un monopolio digital), en materia económica (colocando amigos desleales y tramposos en empresas punteras) y en materia de relaciones públicas (reacciones catatónicas ante las manipulaciones del “Prestige”, incapacidad de explicar la participación española en la invasión de Irak, estupidez palmaria en la boda de su hija).
A pesar de todo eso, la izquierda, ni siquiera en complicidad con los nacionalistas, tenía visos de ganar las elecciones generales.
De pronto, tres días antes de éstas, ocurre un horrible atentado. La situación da un vuelco. El incompetente Zapatero se convierte en el triunfante y dialogante Zapatero. Nueve meses después, este hombre acaba de mostrar su faz de iluminado detrás de la inexpresiva careta del talante. Ni siquiera el PSOE puede creer lo que le ocurrió, reacciona con balbuceos (Rodríguez Ibarra, Bono, Vázquez) ante lo que está ocurriendo. Sospecho que personas importantes en el PSOE están a estas horas lamentando haber pactado para entregar la dirección a aquel tonto útil. El corderito se ha transformado en un lobo hambriento. ¿Cuánto tardarán los servicios secretos del PSOE en urdir una trama que inutilice a Zapatero, para evitar que el Iluminado transforme la hacienda española que ellos aspiran a controlar en un erial parcelado?
Como corolario de esta reflexión, surge la pregunta de si el atentado del 11-M se debe a una conspiración, como todos los indicios hacen pensar, o no. Lo que avala la respuesta negativa es considerar lo difícil que resulta que todas las variables de una conspiración respondan, exacta y literalmente, a las expectativas, a los objetivos trazados. Pero si no ha sido una conspiración, al menos en su totalidad, se le parece demasiado. Sobre todo después del denuedo de Zapatero ayer en eliminar cualquier otra hipótesis que no sea la de que un grupo de delincuentes controlados por la policía y la guardia civil hayan montado el atentado más sofisticado de todos los tiempos.

Eso es todo, amigos
Fernando Bellón
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Joaquín Robles López



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MensajePublicado: Mar Dic 14, 2004 7:03 pm    Título del mensaje: ¿sólo Zapatero? Responder citando

Estando de acuerdo con muchos de los análisis que realiza Fernando Bellón en el mensaje-artículo anterior (especialmente con su eficacísima descripción de los caritativos progres), sin embargo, encuentro una dificultad al final. Concretamente, ésta de poner a ZP como causa primera o primer motor de la política del gobierno autodenominado socialista. Este gobierno de ZP es el gobierno del PSOE y es el gobierno (o desgobierno) de España. Y el primer motor o causa primera fué el big bang de Atocha que impelió a dos millones de votantes a votar al PSOE, en todo caso. Y la dialéctica interna del PSOE terminará, si la cosa se pone fea -que parece que se pondrá- teniendo efectos. De momento es más retórica (la de Bono) que dialéctica. En cuanto a la comparecencia: parece que todos coinciden en que Bambi se volvió Terminator. Yo no ví tanto: a mi me recuerda más a una de esas marionetas de pinocho. Una "copia" de las del mito de la caverna platónico, de la que hay que "regresar" a su fundamento. Esto es: averiguar quién o quienes (y no tanto individuos, sino, antes bien, grupos) mueve los hilos.
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Joaquín Robles López



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MensajePublicado: Dom Feb 06, 2005 12:01 pm    Título del mensaje: Artículo de Rajoy Responder citando

Estimados amigos: adjunto este artículo de Mariano Rajoy publicado hoy mismo en ABC. Aparte de alguna ingenuidad sobre la transición, Rajoy se muestra claro en torno a los proyectos de reforma de los estatutos vasco y catalán. Que no cuenten con él. Es de agradecer. Lo mismo que su discurso el día en que Ibarreche se presentó en las cortes para insultar a los españoles. Por si alguien no lo ha leído.
Cita:
Los españoles estamos recuperando, mal que nos pese, una sensación que dormitaba en algún repliegue de la memoria común. Hoy, como en 1977, volvemos a sentirnos inseguros, sin saber bien a qué atenernos respecto de lo que está pasando e incapaces de vaticinar qué podrá ocurrir mañana. Porque, de repente, todo parece posible, inquietantemente posible. Hasta hace cuatro días, estábamos muy orgullosos de una Transición que tantos han considerado modélica; mostrábamos al mundo el flamante texto constitucional que nos convirtió en ciudadanos libres; en fin, lucíamos con orgullo un vertiginoso proceso de descentralización (nuestro estado de las autonomías) que armonizaba ejemplarmente unidad, diversidad y eficacia administrativa. En una palabra: sentíamos que pisábamos un terreno sólido, el más sólido de toda la Historia de España. Podíamos discutir sobre el PHN o la reforma fiscal, como es natural que se discuta en cualquier sociedad democrática. Pero lo importante estaba a salvo. El suelo se estaba quieto. Alguien dijo que, de no ser por ETA, España sería un país feliz. Yo estoy de acuerdo.

De repente, descubrimos que habitamos otro planeta. No nos habíamos dado cuenta, pero la situación de España era muy insatisfactoria. Gracias a la propaganda del Gobierno, hemos podido saber que no hicimos bien la Transición, que nos urge corregir el texto constitucional y que ¡oh, incuria de gobernantes distraídos!, los estatutos de autonomía se les han quedado cortos a los nacionalistas. Es preciso, pues, moverlo todo.

No me extenderé en las causas archiconocidas de esta pintoresca situación. Es sabido que estamos ante un Gobierno débil (por voluntad propia) y que por serlo cultiva ideas confusas y vagas sobre España (son más cómodas y obligan menos). Un Gobierno, flexible como un junco, que renuncia con humildad a sostener un proyecto nítido para mejor dejarse llevar por su mentor, el señor Maragall, que, en contrapartida, es quien con más convicción defiende la política del Gobierno, es decir, la suya propia.

Esto ocurre en plena exaltación febril de un irredentismo nacionalista al que en parte alimenta. Es natural que el nacionalismo se muestre visiblemente satisfecho de la comprensión que sus tesis encuentran en un Ejecutivo movedizo, enemigo de toda rigidez, capaz de proclamarse unitario y federal al mismo tiempo. No podemos tampoco olvidarnos de la actitud que adopta el presidente del Gobierno, quien, en parte por carácter, y en parte por hacer de la necesidad virtud, proclama la fraternidad universal y el talante amigable de ofrecer la otra mejilla. Y esto no es banal, porque el afán de dar gusto a todo el mundo le arrastra a confesar que no acaba de ver claras las diferencias entre soberanía y autonomía, del mismo modo que no percibe las diferencias entre nación, comunidad nacional y nacionalidad.

Si todo esto es inquietante, la inquietud se hace alarma cuando comprobamos que en el reciente pleno de las Cortes el presidente, con un discurso que él llama de futuro, se empeña en dar la razón a los nacionalistas al proponerles negociar un nuevo estatuto que, esta vez sí, el PSOE pueda apoyar. Esto equivale a decirles: lamentamos profundamente tener que rechazar el Plan Ibarreche, pero comprendemos que ustedes, en el fondo, tienen razón; hacen bien en quejarse porque no hemos sabido resolver su problema. En otras palabras: el señor presidente piensa que existe un conflicto vasco que está mal arreglado y que la culpa es de quienes no hacemos caso de Sabino Arana.

Esto no es nuevo. El señor Rodríguez Zapatero no es el primero en sostener que el destino de los españoles se resume en procurar que no llore Dan-Auta. Así se llamaba el protagonista de aquel cuento que nos dejó Ortega: un niño caprichoso al que de ninguna manera se podía dejar llorar fueran cuales fueren sus pretensiones. Llevamos veinticinco años (los del Estatuto de Guernica) procurando que no llore Dan-Auta, y ahora que parece preparado para un berrinche mayor, bien pudiera ser que, para consolarlo, le dejemos quemar la casa.

A mí no me tranquiliza escuchar al presidente cuando sostiene que España no está aún construida, que asistimos a un nuevo comienzo, a un nuevo gran proyecto de convivencia, a una realidad nueva, más integradora, en fin, a una unión que no se impone y a la que se convoca todos los días. No me tranquiliza porque estas palabras dirigidas a los nacionalistas (¡No llores, Dan-Auta!) ellos las entienden como que no deben desesperar porque todavía no hemos vaciado del todo las alforjas del Estado.

El presidente, desde luego, no nos asegura lo contrario. Y ahora podría hacerlo con desembarazo porque, consciente de la gravedad de esta situación, le ofrecí un Pacto de Estado por el que me comprometía, sin contrapartidas, a liberar al Gobierno de sus servidumbres nacionalistas. Desde ese día el presidente tiene la certeza de que puede contar con la ayuda del Partido Popular para sostener nuestro edificio constitucional.

El presidente aceptó el Pacto. Al menos, dijo que sí, aunque no sabemos si esto significa mucho. Los hechos objetivos son que no quiso aparecer en mi compañía para reconocerlo, que sus actitudes invitan al desconcierto y que el desarrollo del Pacto parece llamativamente parsimonioso.

Una vez más (como no se está quieto), no sé dónde está el señor Rodríguez Zapatero o en cuántos sitios pretende estar al mismo tiempo. No sé (porque no lo dice) qué valores son exactamente los que compartimos o qué principios está dispuesto él a defender. Ignoro (porque no lo confiesa) hasta dónde quiere llevar su proyecto de ¿demolición del Estado?, eso que llama nueva realidad y gran proyecto de convivencia. ¿Sería mucho pedir claridad en los planteamientos y -si no coherencia- al menos una pequeñita constancia en las actitudes?

No se puede gobernar en la ambigüedad. Mucho menos se puede trasladar la ambigüedad a lo que los españoles somos. Es preciso contar, al menos, con una cierta idea de España. Hay que saber hacerse con ella, exponerla con nitidez y defenderla con coraje. En principio todas las ideas pueden ser legítimas. Por eso, si alguien piensa que debemos convertirnos en un Estado plurinacional, plurisoberano, federal, o en cualquier otra variedad de estado menguante, debiera confesarlo sin ambages, al menos para que supiéramos todos a dónde se nos quiere llevar. Porque lo que más desasosiega a los españoles es la sospecha de que el Gobierno carece de plan para España y, sencillamente, se deja arrastrar por los acontecimientos, es decir, por la voluntad de quienes no quieren saber nada con España.

Invito al Gobierno a un arranque de claridad. No lo digo con mucha esperanza. Por mi parte afirmo que, ocurra lo que ocurra, mi actitud no se modificará. Yo creo en España, como la inmensa mayoría de los españoles, y voy a poner toda mi voluntad y toda la energía de mi partido en defender que España sea y que siga siendo lo que es. Celebraré que el PSOE comparta este empeño con nosotros, pero si así no fuere, aunque otros abandonen su responsabilidad, aunque nos quedemos solos, nosotros atenderemos nuestra obligación.

El Partido Popular estará con los españoles, porque comparte su afán de construir un futuro en común y en paz, basado en la libertad, la igualdad, el mérito personal, la protección de los débiles. Un futuro que, lejos de renunciar, se apoya en todo aquello que da razón de nuestro origen, de nuestras familias, incluso de nuestra conducta.

España, la nación española, es algo más que un diseño caprichoso, maleable, a disposición de cualquier ingeniero constitucional voluntarioso. Es una realidad obstinada que nadie podrá cambiar a su capricho. No ha nacido al calor de una mente visionaria, sino de los avatares compartidos a través de una larguísima historia. No existe nación moderna con más solera, y los españoles, la realidad tangible de esa nación, no consentirán que se dilapide caprichosamente su patrimonio de siglos ni el marco de su historia, el depósito de su tradición cultural, la crónica de su aventura en el mundo.
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José Mª Rodríguez Vega



Registrado: 11 Oct 2003
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MensajePublicado: Vie Jun 03, 2005 11:26 am    Título del mensaje: Carta a un farsante. Responder citando

Carta a un farsante
Pío Moa

Ha dicho usted, señor Zapatero, que “lo heroico no es la guerra, sino la paz, y la inmensa mayoría ansía la pazâ€. Obviamente, entre esa inmensa mayoría no están los terroristas, no está Al Qaeda ni está la ETA. ¿Lo está usted? Creo que tampoco, pese a su palabrería. También Hitler solía invocar la paz, y no digo usted y él equivalgan, sino que las invocaciones demagógicas cuestan muy poco y pueden encubrir propósitos demenciales. Usted no está por la paz porque nadie que colabore con el terrorismo, que le haga el juego o claudique ante él puede estarlo. Ni Arzallus, ni Setién, ni Ibarreche, ni Uriarte ni Carod ni usted cuentan entre los partidarios de la paz. Le voy a recordar algunos hechos, de significación infinitamente superior a las palabras.

1.- Usted premió a los autores de la matanza de Madrid dejando a los iraquíes, en lo que de usted dependía, a merced de los asesinos y los tiranos, mereciendo los plácemes de un organizador de la matanza, El Egipcio. No contento con lo hecho, usted incitó a otros países a seguir su siniestro ejemplo. Usted ha adquirido, señor Zapatero, una parte de responsabilidad en los asesinatos indiscriminados del terrorismo islámico, al proporcionar a éste la mayor victoria política en su estrategia de “cuarta generaciónâ€. ¿Qué palabras pueden ocultar tal evidencia?

2.- Usted ha echado por tierra toda la obra del gobierno de Aznar, de los ministros Mayor Oreja, Rajoy o Acebes, que habían respondido al terrorismo con la única política aceptable: aplicar la ley a los asesinos sin admitir sus pretextos demagógicos. Única actitud aceptable para una democracia, pues la llamada negociación o diálogo supone reconocer el asesinato como una forma de hacer política. Los anteriores gobiernos habían logrado poner a la ETA contra las cuerdas, por primera vez desde la Transición.

3.- Ahora, en cambio, la ETA ha recuperado el terreno perdido. Ha vuelto a ser legalizada y empapela las Vascongadas con mensajes de arrogancia triunfalista; se le ha entregado el censo de los ciudadanos en las Vascongadas, convirtiéndose el gobierno en colaborador informativo de los asesinos y contra los ciudadanos; se le promete participación en la reforma del estatuto, que, tras la amplísima autonomía actual, sólo puede consistir en pasos abiertos a la secesión; en honor de los pistoleros se ha liquidado el Pacto Antiterrorista. La ETA, en plena euforia, se permite de nuevo amenazar a los ciudadanos con campañas de bombas que de momento “sólo†causan heridos, como advertencia al gobierno contra cualquier paso atrás en el camino de las concesiones ya realizadas por usted a cambio de nada. ¿A cambio de nada, he dicho? ¡A costa del estado de derecho, de la ley y de la libertad en las Vascongadas y en toda España! El mensaje que usted transmite a los ciudadanos es que el terrorismo paga ¡y tanto que paga!; y que la ley y la democracia son impotentes frente a tal colusión de un gobierno con los criminales.

4.- Los extraordinarios beneficios otorgados por usted a los terroristas redundan, lógicamente, en el intento de dividir y desacreditar a sus víctimas más directas. Los ataques solapados y ruines de su gobierno a esas víctimas forman ya un largo rosario. La reciente negativa al homenaje a Miguel Ãngel Blanco en Ermua, o los intentos de impedir y luego estorbar la manifestación convocada para este sábado, constituyen otros tantos actos de homenaje de usted y su gobierno a los asesinos.

No voy a seguir, señor Zapatero, porque se me hace mala sangre. Su verborrea, su demagogia vacua, de vieja españolada, me produce repulsión. Usted ha colaborado con el terrorismo islámico, y colabora con el terrorismo interno y con el separatismo, usted se alía con tiranos y demagogos tercermundistas, todos ellos tan pacíficos como usted mismo, que para llegar al poder organizó campañas de agitación y violencia callejera, expandiendo por toda España el clima social hasta entonces restringido a las Vascongadas, donde las largas complicidades con los pistoleros han arruinado prácticamente la democracia. ¿Qué palabrería puede borrar estos hechos, ocurridos ante los ojos de quien no quiera cerrarlos?

El fondo de toda esta peligrosa locura es fácil de detectar. Para usted ni la unidad de España ni la democracia son valores importantes o siquiera respetables. Por esas mezclas de azar y conspiración, tenemos al cargo de los destinos de España a un personaje como usted. Me pregunto, no sin angustia: ¿dónde está el Besteiro que, con la experiencia del pasado, se lance con decisión a interrumpir esta nueva deriva siniestra en el PSOE?

http://www.libertaddigital.es/opiniones/opi_desa_25364.html
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José Mª Rodríguez Vega



Registrado: 11 Oct 2003
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MensajePublicado: Mar Jun 07, 2005 6:02 am    Título del mensaje: Zapateradas proetarras. Responder citando

Hola.

Copio y pego y no comento:
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Manifestación 4-J
Negociar con los asesinos es colaborar con ellos
Pío Moa

La manifestación del sábado ha rebasado todas las expectativas, no sólo por el número de asistentes, probablemente en torno al millón, sino por la ausencia de kale boroka y de las rojas banderas del totalitarismo y de la estúpida bandera “republicanaâ€: esas violencias y esas banderas anticonstitucionales con las que tan a gusto ha estado siempre el de las “ansias infinitas de pazâ€, el violento presidente que ha extendido por toda España el clima de vulneración de la ley mediante hechos consumados y kale borroka impuestos en las Vascongadas por los terroristas y sus cómplices separatistas. Sería cuestión de recordar constantemente, a él y a los suyos, y sobre todo a la gente común, estas diferencias de talante, tan fundamentales, que separan a los demócratas de los demagogos, a quienes defienden la convivencia en libertad de quienes sólo la explotan.

Días antes me habían enviado por internet un par de consignas que no vi reflejadas en la manifestación: “Negociar con asesinos es colaborar con ellosâ€, y “A la ETA no le gusta la manifestación; al gobierno tampoco. ¿Qué tendrán en común?†Las dos muy ajustadas a la realidad, aunque la segunda un poco difícil de cantar a coro. Hace unos días, en el debate de Isabel San Sebastián, en Telemadrid, tuve ocasión de exponer algo del nudo de la cuestión. Para algunas personas negociar con los asesinos puede ser la forma de terminar con el problema. Empecemos por recordar que todos los gobiernos desde la Transición han negociado. Para hacerlo han engañado desvergonzadamente a los ciudadanos, a quienes negaban tal cosa, mientras los propios terroristas aparecían más veraces que los representantes democráticos cuando informaban, según su conveniencia, de esos turbios negocios. Todos esos “diálogos†han tenido el mismo resultado infalible: el fortalecimiento de los pistoleros. Y sin embargo se han reiniciado una y otra vez, porque la capacidad humana de persistir en la estupidez más evidente parece infinita. Sólo con Aznar y Mayor Oreja, a partir de cierto momento, cambió sistemáticamente la orientación, y con los mejores resultados: por primera vez en tantos años hemos visto a la ETA realmente acorralada.

Y ahora contemplamos, atónitos, cómo el de las ansias infinitas ha echado por tierra lo conseguido antes. En las Vascongadas los etarras y simpatizantes empapelan los muros con consignas triunfalistas: se sienten muy cerca de la victoria, la victoria de la tiranía. Gotzone Mora y otros vascos, tan dignos y valerosos, tan merecedores de todo el apoyo posible, y a quienes tanto tenemos que agradecer todos, me han comentado su profunda angustia ante la desactivación de los mecanismos de resistencia al terrorismo y al separatismo, construidos trabajosamente en estos años: tal ha sido la obra del actual y violento presidente y sus paniaguados. Superando a Ibarreche, el tío de la sonrisilla se ha convertido en el principal cómplice político de los eufóricos etarras.

Pero al margen de esta ya larga experiencia de treinta años, la cuestión es más fundamental. Negociar con los asesinos sólo puede hacerse a costa de los principios más elementales del estado de derecho. Significa legalizar el asesinato como una forma de hacer política, de conseguir objetivos políticos. En esto se resume la política del actual gobierno. Pero si hubiéramos de creer su intolerable demagogia, resultaría que él y la ETA son quienes buscan la paz, y quienes defendemos los principios de la democracia y la unidad de España deseamos eternizar el “conflictoâ€. Con cinismo inaudito, el gobierno actual pretende –y al parecer convence incluso a Savater- que sólo negociará el abandono de las armas por la ETA… cuando antes de tratar siquiera tal idiotez está concediendo graciosamente a los del tiro en la nuca gran parte de lo que éstos quieren: la legalización (que, entre otras cosas, significa entregar a los pistoleros información sobre el censo de los ciudadanos vascos), la liquidación del Pacto Antiterrorista, una política de colusión con el separatismo y de aislamiento de los demócratas, el ataque continuo a las víctimas directas, la desarticulación de los aludidos mecanismos de resistencia a la tiranía separatista… Eso, como aperitivo de la “pazâ€.

Y otra cuestión, necesitada de otro análisis, pero conectada con ésta. Los analistas políticos han pasado por alto las declaraciones del cacique andalusí Manuel Chaves en su última visita a su amigo Mohamed VI. Dijo el andalusí que iba a hablar de “todas las cuestionesâ€, puesto que “ninguna era tabú†dentro de las espléndidas relaciones entabladas desde el 14-M por los gobiernos de Madrid y Rabat, cada vez más parecido el primero al segundo. El mensaje no lo entiende quien no quiere: ya están negociando, o al menos tanteando bajo cuerda y a espaldas de los ciudadanos, algo más que la entrega de los saharauis: la de Ceuta y Melilla. En su momento esto sería presentado como una “cesión de derechos†a favor de la paz como dice el obispo Uriarte, discípulo del orate Sabino Arana. Y como un triunfo de la alianza de civilizaciones, es decir, de dictadores. ¡Ojo a este nuevo frente, por el momento soterrado! Pero ahora mismo concentrémonos en denunciar lo más inmediato: negociar con los asesinos es colaborar con ellos.

http://www.libertaddigital.es/opiniones/opi_desa_25418.html

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Negociación con ETA

¿Puede el Estado perdonar los delitos?
Ricardo Medina Macías


Sólo los agraviados tienen el derecho a perdonar a sus víctimas. El Estado que indulta delincuentes – aunque lo haga en nombre de la paz– es un Estado que traiciona a las víctimas y usurpa sus inalienables derechos.

Una de las reliquias absolutistas que se colaron en algunos regímenes democráticos es la facultad otorgada en ciertas naciones al poder ejecutivo de otorgar indultos a determinados delincuentes, en nombre de presuntos fines superiores, como la paz, o para evitar males mayores para la sociedad.

En todo caso es una facultad exorbitante que los gobiernos democráticos no deberían usar más que en asuntos verdaderamente extraordinarios y cuando el agraviado por el delito sea el Estado en abstracto, como por ejemplo un delito netamente fiscal; nunca cuando los agraviados son ciudadanos específicos. Si unos terroristas mataron a mi hermano es inmoral y aberrante que el gobierno usurpe mis derechos de familiar agraviado y otorgue algún género de indulto a los asesinos.

Algo tan claro como esto no parece entenderlo el actual presidente del gobierno español, cuando abre la puerta a futuras negociaciones con la banda criminal ETA. No solamente es absurdo que se mencione la mera posibilidad de negociaciones cuando esa banda ni siquiera ha manifestado un remedo de propósito de enmienda (el martes pasado, sin ir más lejos, ETA hizo estallar otro coche-bomba en Madrid, hiriendo a medio centenar de personas), es inmoral que se use como moneda de cambio para una eventual negociación el castigo que el Estado ha fijado, con toda justicia, a los criminales y que es una pálida compensación a los daños terribles que causaron a sus víctimas. El Estado no puede perdonar a nadie a nombre de nadie. El otorgar o negar el perdón es un derecho inalienable de las víctimas.

El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero argumenta que abrir esta puerta a la negociación no es traicionar a los muertos y a las víctimas que ha dejado ETA porque la condición para el diálogo es que la banda criminal abandone las armas y porque lo único (¡nada menos!) que se ofrece a cambio de esa renuncia a la violencia es "tratar el problema de los presos etarras". Tales alegatos son una tomadura de pelo.

Primero, porque "el problema de los presos etarras" sólo es problema para ETA que desearía impunidad y que ninguno de los miembros de su banda estuviese preso. Zapatero no entiende que jamás debería ser "un problema" que los criminales estén en la cárcel. El problema es lo contrario: delincuentes impunes. Segundo, porque jamás ha reportado algún beneficio a la sociedad el método de la negociación con terroristas.

Y sobre todo porque la ley y su aplicación no pertenecen a los gobiernos como prerrogativas. Son, por el contrario, su obligación inexcusable. Y esto vale lo mismo para el caso de los asesinatos de ETA que para el castigo al delincuente que rompió las ventanas de mi casa o que invadió mi propiedad.


© AIPE

Ricardo Medina Macías es analista político mexicano

http://www.libertaddigital.es/opiniones/opi_desa_25372.html
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Antonio Iglesias Díez



Registrado: 12 Nov 2003
Mensajes: 59
Ubicación: Ãvila

MensajePublicado: Mie Jun 08, 2005 11:49 am    Título del mensaje: El nacionalismo desvergonzado Responder citando

Saludos de nuevo.

Según una publicación de Fundación Alternativas (afín al PSOE) editada por la misma el 2-3-2005 sacada de la web de la misma resulta que el agravio famoso fiscal que “el Estado Español†tiene históricamente con Cataluña es una chufla comparado con el que tiene con la Comunidad de Madrid (Pag. 53 del documento web):

Fuente: http://www.fundacionalternativas.com/fundacion/proyectos/losmecanismosdecohesinterrito/orialLabALTERNATIVAS622005.pdf


Según la misma, las autonomías de Madrid, Cataluña y Baleares (promedio años 90 a 97) son las únicas que superan en sus contribuciones totales a los gastos del Estado en dichas tres comunidades, siendo Madrid la que mas contribuye, seguida de Cataluña y Baleares en un exceso a lo revertido por el Estado tal que:

Madrid con 655.392, Cataluña con 265.388 y Baleares con 37.763

Todas las demás reciben del Estado más de lo que pagan (incluido el País Vasco con su cupo por el que se quedan con todo lo que recaudan) en las cantidades saldo resultantes siguientes(diferencia Contribución al Estado y Gastos del Estado=Saldo Fiscal a su favor:

Andalucia 1.904.586
Galicia 655.992
C.y Leon 641.309
C,la Mancha 505.290
Extremadura 454.881
Pais Vasco 419.675


Sin entrar en lo que esto, además, significa per cápita, se demuestra que la burricie de la mitad de todos los españoles no tiene remedio: Cataluña paga al Estado 265.388 y el Pais Vasco recibe 419.675 y los dos se sienten machacados por la "bota de Madrid". El informe pone el acento en el agravio del cupo vasco al que censura sin equívocos y rechaza las pretensionesde la autofinanciació.

Mi opinión es que muchos del Psoe tienen el "corasson partio": ven que la realidad va por un lado pero vende más la demagogía y por lo tanto es mas segura para el mantenimiento de sus logros y cargos políticos y públicos la táctica del entreguismo y camuflaje moral y decir en cada sitio lo que les saca del apuro. Si tan en desacuerdo están que se larguen y se unan. Me parecen unos miserables lo que van dejando caer que tienen miedo cuando hay tantos españoles que estan realmente amenazados ¿cuántos de estos "contestatarios" internos apoyaron a las víctimas de los etarras el otro dia?

!Unos cuentistas todos!
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Atilana Guerrero Sánchez



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 99
Ubicación: Madrid

MensajePublicado: Mie Jun 08, 2005 10:09 pm    Título del mensaje: testamento vital del español Responder citando

Estimados foristas:
El "peligro Zapatero" sigue haciendo furor. Hoy mismo nos ha regalado un nuevo desmán. El diario La Razón lo recogía así:

"El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, volvió a defender hoy su decisión de dialogar con ETA si se dan las condiciones para ello y aseguró que «trágicamente» no se puede conocer la «última voluntad de las víctimas de ETA» pero afirmó que lograr la paz será el mejor tributo que les puede dar."

Le sugerimos que para que no se produzca de nuevo dicha "tragedia" -la de no saber con qué opinión se fueron los asesinados a la tumba- se institucionalice el "testamento vital del español". De este modo, aquellos españoles a los que una bomba coja desprevenidos, no tendrán que ser interpretados desde el más allá, como parece que nuestro querido presidente ha tenido que hacer, y dejarán en vida bien clarito si están a favor del diálogo con quien los asesina o no. De momento un millón de vivos el sábado pasado ya se ha pronunciado, pero claro, estos no son víctimas...Ah! este testamento vital será como el D.N.I., o sea, que todos tendremos que hacernos uno, porque víctimas potenciales somos todos.
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Pedro Insua Rodríguez



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 279
Ubicación: Madrid

MensajePublicado: Vie Jun 24, 2005 1:56 pm    Título del mensaje: Responder citando

Estimados foristas:
Las pretensiones que "a título personal" ha hecho ayer el actual ministro "titular" de Defensa en relación a la "supresión" de la palbra "guerra" de la Constitución son de una gravedad tremenda. Según Bono, "el Rey no puede declarar la guerra, ni las Cortes Generales pueden autorizarlas". De manera que uno de los atributos principales de la soberanía será, si los planes de Bono se cumplen, amputado, siendo así que, si por ejemplo Marruecos nos declara la guerra (de hecho ya nos la declaró hace tres años), España no puede defenderse si no es con el permiso de "naciones unidas", entre las cuales se encuentra.... Marruecos.
Gobierno pETA-zETA, suma y sigue...
Saludos,
Pedro Insua
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