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El dopaje desde la bioética.

 
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Marcos R. Márquez



Registrado: 15 Abr 2004
Mensajes: 166
Ubicación: Sevilla

MensajePublicado: Vie Jul 21, 2006 12:58 pm    Título del mensaje: El dopaje desde la bioética. Responder citando

Estimados amigos:

Deseo, ahora que está en los medios la llamada "Operación Puerto" en la que ciclistas como Ulrich han sido sancionados, abrir un debate sobre la (bio)ética del dopaje o doping en el deporte. ¿Por qué se considera negativo el dopaje en el deporte? Ésta es la definición que da el COI (Comité Olímpico Internacional) para el dopaje o doping:

Cita:
Dopaje es la administración o uso por parte de un atleta de cualquier sustancia ajena al organismo o cualquier sustancia fisiológica tomada en cantidad anormal o por una vía anormal con la sola intención de aumentar en un modo artificial y deshonesto su rendimiento en la competición.


Esta definición es muy confusa. Podemos recurrir entonces al DRAE para ver si nos da un punto de partida más concreto:

Cita:
1. tr. Dep. y Med. Administrar fármacos o sustancias estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento del organismo con fines competitivos. U. t. c. prnl.


Parece que a partir de esta definición es más fácil abordar el problema del doping, aunque sigue siendo bastante confusa también. De ella se desprende que si un atleta que no participa en ninguna competición, "se chuta" unas dosis de esteroides anabólicos para tener unos músculos más desarrollados por una simple cuestión estética, esa acción no sería considerada dopaje (o doping). Tiene que haber una prueba de competición por delante para que sea doping.

1- Razón ética para prohibir el dopaje en el deporte de competición: la salud.

Nos dicen los "anti-doping" que el dopaje debe desaparecer porque afecta a un principio irrenunciable de la ética, a saber: la salvaguardia de los cuerpos humanos en el sentido de la fortaleza o firmeza. Si el doping es negativo para la salud de un deportista (porque puede crear adicciones, enfermedades graves a medio y largo plazo, e incluso la muerte) es lógico que, desde un punto de vista estrictamente ético, sea rechazado. Pero aquí viene el problema: en la alta competición el deportista, para ser mejor que los demás (porque si no la competición no tiene sentido), trata de tener más ventajas físicas que los demás. Para alcanzar esas ventajas el deportista recurre a un ejercicio físico muy exigente y duro (entrenamientos), a una alimentación muy cuidada (dietética), y a unas pautas de comportamiemto en su vida cotidiana que le impiden estar despierto a deshoras, pasarse unas juergas con sus amigos y, en algunos deportes, incluso abstenerse de mantener relaciones sexuales. El deporte de alta competición es muy duro y exige un trabajo "al límite" del organismo que, ciertamente, pone en riesgo su salud. ¿Es que un ciclista como Lance Armstrong, que alcanzaba subiendo el Tourmalet las 226 pulsaciones por minuto, no estaba a punto del infarto en ese momento? Si un ciudadano normal se presentara ante un médico con ese cuadro clínico, seguramente lo internaría y trataría de bajarle a toda costa esas pulsaciones que le pueden producir la muerte por infarto (aunque sea un deportista de élite). De hecho a muchos deportistas de alta competición los grandes esfuerzos físicos les dejan secuelas crónicas muy graves (acuérdense de casos como el del ciclista Ocaña). El esfuerzo físico al límite de las posiblidades de un ser corpóreo es muy poco "saludable" (si se me permite la expresión). Luego si tomamos la salud como parámetro para acabar con el dopaje, deberíamos acabar también con el deporte de alta competición (al menos en deportes como el ciclismo, el boxeo o el maratón).

2- El dopaje altera el resultado de las competiciones (razón moral).

Es obvio que si un atleta de halterofilia toma testosterona por vía parenteral, su masa muscular aumentará y esto beneficiará su rendimiento en la competición, por lo que ésta -como espacio antropológico colectivo donde se manifiesta abiertamente la rivalidad de todos los contrincantes- se verá perjudicada. Pero esto le sucederá a todos los atletas rivales que también hagan lo mismo. O sea, lo que era en principio una ventaja que alteraba la competición, pasa a ser un factor que "iguala" la competición cuando todos conocen y se benefician del doping (de hecho -no nos engañemos- es lo que sucede). Esto pasa también con los ejercicios físicos que se realizan para "estar en forma y ganar" en la alta competición. Se sabe que en las últimas décadas los atletas han seguido nuevos ejercicios que han mejorado sobremanera su rendimiento (esto ha sido así debido a una mejor comprensión científica de nuestra anatomía y de nuestro metabolismo). La alimentación también ha mejorado muchísmo. Es curioso porque a los atletas se les pone una alimentación muy científicamente "medida" para que sus propios organismos segreguen "naturalmente" determinadas sustancias que, si fueran administradas "desde fuera", se considerarían dopantes. Un ejemplo: si mi cuerpo segrega de forma "natural" una cantidad de -pongamos por caso- 350 nanogramos/dl de testosterona en las células de Leydig (recordemos que la medicina establece la concentración plasmática de testosterona en el adulto normal entre 300 y 1000 nanogramos/dl), yo podría elevar la cantidad a 1000 nanogramos/dl por vía parenteral y así podría igualar a ese rival que -por una suerte genética que yo no he tenido- segrega "naturalmente" esos 1000 nanogramos/dl. Si los que rechazan el doping lo hacen por razones de "alteración de la competición por desigualdad", yo estoy con el doping igualando de nuevo la competición, puesto que estoy corrigiendo una desigualdad genética de la que no soy culpable: ¿qué culpa tengo de que mis células de Leydig segreguen poca testosterona? Si los metabolismos de los participantes son desemejantes (por razones genéticas, por ejemplo), el doping puede ayudar a "limar" esas diferencias y todos partiríamos en igualdad de condiciones. Claro que esto es contrario a la competición, que, como sabemos, requiere desigualdad. Pero entonces que no me vengan con la mala excusa del "ventajismo" de los que se dopan.

Me dejo muchas cosas atrás (como la continua recurrencia de los "anti-doping" a la diferencia entre sustancias naturales y sustancias artificiales), pero creo que como punto de partida es suficiente para hacernos la pregunta: ¿Es aceptable el dopaje desde una perspectiva bioética materialista?

Saludos cordiales.
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Marcos R. Márquez



Registrado: 15 Abr 2004
Mensajes: 166
Ubicación: Sevilla

MensajePublicado: Mar Ago 01, 2006 4:09 pm    Título del mensaje: "El deporte profesional no es sano" Responder citando

Estimados amigos:

El asunto del dopaje está dando mucho que hablar en estos días. Floyd Landis, el último ganador del Tour de Francia, ha dado positivo tras la 17ª etapa de la ronda gala donde el americano hizo una exhibición alpina realmente antológica. Lo curioso es que un día antes el mismo ciclista sufrió un desfallecimiento importante que prácticamente le descartó de todas las posibilidades de ganar la gran prueba francesa. Curiosamente el positivo -que no se ha conocido hasta unos días después de la finalización del Tour- es por testosterona. Y digo que es curioso porque en mi anterior intervención aún no se conocía este dato, pero puse un ejemplo de doping (virtual) por testosterona. Al parecer la síntesis en laboratorio de la compleja molécula de la testosterona difiere muy levemente de la testosterona que las células de Leydig segregan "naturalmente". Esto no nos pone en un debate sobre la diferencia de una química sintética y una química "natural", porque si no se consigue en el laboratorio que la molécula sea exactamente igual (cambio hacia levógira o dextrógira, o de isotopía), es porque no se sabe o no se quiere, no porque la química natural tenga unas propiedades inmanentes absolutamente inimitables por la química sintética de laboratorio. Lo que resulta curioso es que Floyd Landis haya dicho lo mismo que se me ocurrió en el ejemplo ficticio: la cantidad de testosterona/epitestosterona hallada en su cuerpo es segregada naturalmente. Esto dijo su abogado a la prensa:

Cita:
"Explicaremos al mundo por qué éste no es un caso de dopaje sino un hecho natural".


Es asombroso que vuelva a aflorar la dicotomía natural/artificial de nuevo en el dopaje, asimilando gratuitamente el dopaje con la "artificialidad" y llevándonos a un terreno muy neoerense que identifica frívolamente a lo artificial con lo negativo desde un punto de vista ético. En este caso a Floyd Landis la treta no le va a salir bien porque al parecer los químicos saben diferenciar, por los índices de isótopos de carbono, qué parte de la muestra del corredor es "natural" y cuál es "artificial". Pero este debate es estéril: ¿y si toda la testosterona encontrada en su cuerpo hubiera sido "natural"? Es obvio que no le sancionarían, pero ¿es que no contaría exactamente con la misma ventaja metabólica para el desempeño de la actividad muscular? Luego ¿qué es lo que se sanciona aquí en verdad?

Otra cuestión que me llama sobremanera la atención es lo que dijo Óscar Pereiro (segundo en la general del Tour y principal beneficiado de la probable descalificación de Landis del Tour) un día después del escándalo Landis. En COPE afirmó que el americano había tenido "mala suerte". ¿Qué quiso decir con esto? ¿Es que todos estaban dopados y éste ha tenido la "mala suerte" de ser pillado en un control anti-doping? Y esto hay que relacionarlo con lo que afirmó el médico Eufemiano Fuentes (detenido en la Operación Puerto el pasado 23 de mayo y puesto en libertad bajo fianza de 120.000 euros cuatro días después) en el programa de la Ser "El Larguero":

Cita:
"El ciclismo no es el único deporte en el que se toman cosas para mejorar el rendimiento [...] He aconsejado tratamientos para la ayuda a la recuperación a equipos de fútbol, atletas y tenistas, por decir algunos deportes. Y no puedo dar nombres porque estoy sujeto al secreto profesional. Lo que pasa es que sólo han salido nombres de ciclistas. Ha habido una filtración selectiva, que es lo que me tiene indignado".


Esa entrevista de Eufemiano en la Ser fue muy esclarecedora. Precisamente incide en lo mismo que comentaba en mi anterior participación:

Cita:
"El deporte de alta competición exige unos esfuerzos que desbordan la fisiología del organismo y es el que daña la salud. El deporte profesional no es sano. Estoy convencido que el daño se produce primero y a continuación el deportista se acerca a la consulta. En base a como esté el deportista se complementa con otra sustancia, podría ser EPO. Hay que recurrir a los medicamentos para recuperar una serie de daños y la EPO es una de ellas."


Si a esto añadimos que la medicina usa continuamente drogas para mejorar aspectos fisiológicos, ¿por qué condenamos el dopaje? De hecho, muchas sustancias catalogadas como dopantes las recetan los médicos habitualmente para corregir disfunciones en el organismo: desde un simple resfriado hasta un Parkinson. ¿Qué sucederá cuando todo esto del dopaje estalle y se vea que el deporte de alta competición no se sostiene en los niveles actuales sin él?

Saludos cordiales.
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J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicación: Gijón (España)

MensajePublicado: Mie Ago 02, 2006 9:33 am    Título del mensaje: Responder citando

Estimados amigos:

Como bien ha explicado Marcos Márquez, el deporte de alta competición no es éticamente sano, simplemente porque busca el triunfo de la marca o del club. Ni siquiera un deportista no dopado se salva en el futuro de dolencias por forzar la máquina al máximo. Para los que dicen que la Fórmula 1 no es un deporte, que prueben a estar hora y media conduciendo a 300 kilómetros por hora; comprobarán lo que sufre el cuerpo y sobre todo el cuello. Lo hipócrita es precisamente no reconocer a voz en grito que la inmensa mayoría de los deportistas, por no decir todos en muchas disciplinas, necesitan de sustancias que afectan negativamente a su salud, si no a corto plazo sí a largo plazo. Por eso mismo, como en el deporte se busca el triunfo aun a costa de convertir a los triunfadores en monstruos, el deporte profesional va contra toda Ética. El deporte actual está implantado como divertimento dentro de nuestra democracia de mercado pletórico (consumo y deporte en lugar de panem et circenses) pero desde luego está lejos de ser algo universal como sí son las normas éticas.

Cita:
Hasta el final del siglo XX, después del derrumbamiento del leninismo (de la doctrina de la dictadura del proletariado universal), no se ha producido un consenso cuasi universal para considerar a la democracia parlamentaria (asociada al inglés) como la forma común del saber político del presente. Pero este consenso, ¿es un hecho más o es un derecho equiparable al que corresponde a la Geometría, como saber universal? Pues cabe poner ejemplos de valores particulares que han llegado a ser hoy «universales de derecho», pero cuyo derecho a la universalidad era impugnado, en sus mismos fundamentos, hace muy pocos años. La música de Mozart, que es música académica (pues ningún ciudadano del mundo puede, en virtud de su derecho a expresarse, cantar un aria de La flauta mágica salvo que haya estudiado muchos años en una Academia musical) y que es considerada, al fin del siglo XX, como valor cultural universal indiscutible («patrimonio de la Humanidad») fue proscrita, en la revolución cultural maoista, como «música burguesa» (por tanto, particular, mala); las llamadas «disciplinas olímpicas», que eran originariamente contenidos propios de algunas culturas particulares (de Grecia, de Inglaterra, y aun de España), han llegado, a final de este siglo, a ser universales de derecho, aunque de hecho sólo los atletas especialistas (tras largos años de disciplina rigurosa: artistas del movimiento de sus cuerpos) las practiquen (por cierto —pero esto ya es harina de otro costal—, al precio de convertirse, la mayor parte de las veces, en verdaderos monstruos fisiológicos y anatómicos).


Gustavo Bueno, ¿Qué es la filosofía, página 108.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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