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homenaje en México a Gregorio Selser y Marta Ventura

 
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Autor Mensaje
Eliseo Rabadán Fernández



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MensajePublicado: Vie Nov 10, 2006 8:45 am    Ttulo del mensaje: homenaje en México a Gregorio Selser y Marta Ventura Responder citando

se ha llevado a cabo en México DF un homenaje a Gregorio Selser y Marta Ventura.Me permito colgar una de las conferencias de dicho homenaje con el objeto de dar a conocer la figura y la obra de un investigador crítico e historiador y periodista cuya obra sobre lo acontecido a lo largo de la segunda mitad del siglo XX resulta esecncial para cualquiera que tenga interés por conocer precisamente ese pasado histórico que influye en nuestro presente

Cita:

Universidad Autónoma de la Ciudad de México
8 de noviembre de 2006

“Homenaje” a Gregorio y Marta Selser
Stephen A. Hasam

Agradezco la invitación para co participar en la inauguración del “Archivo Gregorio y Marta Selser”. Al recibir el afiche que invita al evento me percaté de que éste estaba pensado como un homenaje a ellos. (Esto me obliga a decir algo con relación a la naturaleza de homenajes)

La lógica de los homenajes a personas lleva al reconocimiento y a la ratificación de la legitimidad del orden jerárquico establecido donde, ante una figura de autoridad, homenajeadores y homenajeados suelen co participar como cómplices --involuntariamente los ya fallecidos-- pronunciándose panegíricos recíprocamente, y donde los homenajeados, a cambio de elogios y “profundo” agradecimiento, quedan amputados de su espíritu subversivo para ser integrados a la jerarquía del establishment, que a su vez se sirve de éstos. El origen medieval cristiano y feudal de la voz “homenaje” lo delata: “ceremonia en que un vasallo promete fidelidad a su Señor”; “homin” quiere decir vasallo –siervo pues.

Vale anotar aquí que a mayor despotismo, desigualdad y agravio socioeconómico, que conforman un orden social, mayor la necesidad que tienen sus mandos de legitimarse y perpetuarse en el poder sirviéndose de la fabricación e intenso culto a los héroes, y el fomento de una cultura de homenajes y del elogio. (México es un claro ejemplo.) Una cultura de homenajes y socialismo son tan mutuamente excluyentes como lo son patriotismo y socialismo, incluso desde la historia y etimología misma de los términos.

Por lo tanto, este homenaje, que es el primero del que tengo conocimiento a ambos, Gregorio y Marta Selser, pudiera muy bien ser el preludio de futuros homenajes, de muchos quizás, cuyo desenlace previsible, ya que los homenajes a personas suelen devenir en culto a personas, buscaría asimilar y neutralizar el subversivo espíritu creativo, emancipador y humanista que subyace a la obra escrita de Gregorio Selser, y que fue la premisa rectora con base a la cual Marta Ventura conformó su centro de documentación.

¿Hasta dónde realizar homenajes a Gregorio y Marta Selser resulta totalmente incompatible con el humanismo emancipador del individuo y con la crítica radical, emanados de la Era de la Razón, la Ilustración, donde surgió la idea del progreso y de la perfectibilidad ética, cuya expresión más radical fueron el humanismo radical burgués pacifista y el socialismo, fundamentos axiológicos de la obra de Gregorio Selser? (Véanse algunos de los autores centrales en la formación de la conciencia humanista y social de Selser, como Stefan Zweig, Thomas Mann, Émile Sola, Victor Hugo y Leonhard Frank.)

¿No sería más congruente con la obra de Selser y sus fundamentos axiológicos desalentar los homenajes, que probablemente a la larga convertirían a Gregorio y Marta Selser en una pareja de legendarias vacas sagradas sin brío pasteando eternamente en el más allá, y de las que se servirá el poder para legitimarse, y mejor alentar en el aquí y ahora el estudio y análisis críticos de la voluminosa obra de Gregorio Selser, así como de la relevancia histórica del estratégico centro de documentación de Marta Ventura, como invaluable acervo, sin omitir su continuado -y hoy día imprescindible- uso como fuente de primer orden para investigaciones temáticas por futuras/os científicas/os sociales?

El juicio de la historia suele ser lento y sorprendente, y no es inusual que con el paso del tiempo y, derivado del trabajo historiográfico, obras ampliamente consideradas en su momento como muy relevantes y centrales resulten haber sido porco trascendentes, y viceversa.

La obra escrita de Gregorio Selser, hoy día reconocida dentro de apenas algunos círculos reducidos de periodistas y de científicos sociales claramente delimitados generacionalmente, y el centro de documentación en el que se sustentó, desconocido para casi todo mundo, conforman una unidad orgánica, cuyo peso histórico irá en aumento, en tanto las investigaciones historiográficas sean enfocadas en el estudio y análisis del papel que el periodismo y las ciencias sociales desempeñaron en la vida sociopolítica de la segunda mitad del siglo XX en América Latina, dentro del marco de la Guerra Fría. (El número de periodistas, escritores y científicos sociales críticos amenazados, desterrados, heridos, torturados, desaparecidos y ejecutados son un fiel reflejo de la relevancia del papel por ellos desempeñado en dicha época.)

Sin un concepto claramente definido, el centro de documentación conformado por Marta Ventura no existiría como tal; hubiera sido un caos. Una misma línea conductora conceptual atraviesa toda la obra de Gregorio Selser y el centro de documentación de Marta Ventura: la Memoria, memoria de la violencia, de la (in)justicia y de la violación y defensa de los derechos humanos como fundamentos para cualquier concientización ciudadana y cualquier proceso civilizatorio. En esta época de la destrucción de la memoria, que constituye la meta estratégica del proyecto cultural del neoliberalismo, conocido como el posmodernismo, esto tiene que ser subrayado. Sin Mnemósine, la madre de las musas, no hay proceso civilizatorio posible; la vida social, en estado de barbarie, se desenvuelve inmersa en salvajes conflictos sin fin, sin que éstos, en ausencia de Mnemósine, puedan servir de enseñanza para regular la violencia, para concientizar y ser sublimados mediante un proceso civilizatorio, que busque abolir la explotación del ser humano por el ser humano, que es lo que Gregorio Selser entendía por socialismo. En esta perspectiva, la hemeroteca, las dos bibliotecas y la obra completa de Gregorio Selser, constituyen, sin duda, un museo temático extraordinario de una época, la segunda mitad del siglo XX en América Latina, que contiene incontables tesoros de papel, decenas de miles de piezas imposibles de encontrar juntas en otra parte del planeta, pues, sumado al trabajo incesante de Gregorio y Marta Selser, y debido a su reconocida integridad personal y profesional, ellos fueron hechos depositarios privilegiados de materiales únicos o casi únicos provenientes de todo el continente y de Europa, que medio mundo les hacía llegar por las vías más insólitas y artesanales imaginables; sólo a ellos, y a ellos antes que a alguien más. Nadie como Marta Ventura sabría cómo resguardarlos y ordenarlos, y nadie como Gregorio Selser, sabría cómo analizarlos, difundirlos históricamente contextualizados, bajo la mirada de su otra compañera de siempre, Clío, para concientizar a la opinión pública, apelando siempre a la inteligencia y al sentido de justicia y de decencia humana, que él, como socialista romántico, quería suponer inherente en todo ser humano. Por eso, cada vez que, ante la corrupción rampante y los horrores de la barbarie, dudaba de esa su suposición, muy de los socialistas utópicos y anarquistas de su tiempo, repetía para sí en alemán, como para contrarrestar su duda, der Mensch ist gut, el ser humano es bueno, título de un libro del novelista anarquista pacifista alemán, Leonhard Frank (padre de André Gunder Frank).

Como niño huérfano prodigio, autodidacta y lector voraz de historia y novelas históricas, para Gregorio Selser el acontecer del presente debía ser visto desde una perspectiva histórica, un ejercicio mental muy exigente, y a la vez con espíritu profundamente ético que generaba en él, ante la injusticia, una indignación sin límites. Esa tensión entre el desapego necesario del historiador ante su objeto de estudio, que era el más desafiante de todos, el salvajismo vivo del que era testigo y que estaba vivienciando, y la indignación que éste despertaba en el socialista romántico, es el alma que atraviesa toda su obra y marca su particular perspectiva del mundo y del devenir histórico, que fusiona crónica con historia (historia en sentido académico y narrativo-literario). El medio para expresarse fue la lengua española, cuya riqueza lexicográfica y versatilidad empujó hasta sus límites. Buscó convertir el periodismo en literatura y llevó el espíritu del estudioso de la historia al periodismo, (de ahí la necesidad de un centro de documentación), que no tomaba nada por hecho y cuestionaba todo lo dado, que hacía un análisis radical y era radicalmente honesto y preciso con el manejo de la información, pues sólo la verdad es revolucionaria.

Cuando Gregorio Selser, forzado a la emigración y amenazado de desaparición forzosa por la dictadura del general Jorge Rafael Videla, padecía en México como extranjero (jamás se exilió –salió de Argentina como corresponsal de Inter Press Service a Panamá) la interdicción para publicar, a cambio de un empleo con visa de residente y de trabajo en el Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales, Enrique Ramírez y Ramírez, director del periódico paraestatal El Día, le invito a incorporarse a la sección internacional del diario, con empleo fijo y sueldo muy decoroso, espacio generoso para publicar sus artículos con todo y notas de pie, irrestricta libertad de expresión (salvo lo estipulado a extranjeros en el artículo 33 de la constitución mexicana), y visa mexicana de residencia y trabajo, Selser puso una condición sine qua non: que le fuese permitido, aunque empleado de El Día, no ir al periódico, trabajar en casa, pues Selser sustentaba su trabajo en el centro de documentación, en manos de Marta Ventura. Ramírez y Ramírez aceptó feliz. Gregorio Selser y Marta Ventura trabajaban en equipo jornadas de aproximadamente 15 a 16 horas diarias, casi los 365 días al año, literalmente hasta el límite de las fuerzas físicas y mentales de ambos. Entrar a su apartamento, es decir, a su centro de documentación, investigación y análisis estratégico, que se extendía hasta la cocina (solo baños no, por la alta humedad, fatal para los papeles), era entrar en una vorágine vertiginosa. Era salir de México y entrar en un mundo de socialismo cosmopolita ilustrado, libre de cualquier religión, incluyendo la religión del nacionalismo, y que pudiera estar en cualquier apartamento de cualquier urbe en cualquier país de América o Europa. El centro vivo de documentación de Marta Ventura era la base material de todo.

Personas familiarizadas con trabajos de inteligencia saben muy bien que el buen análisis estratégico está basado en dos cosas: información y la erudición talentosa de la inteligencia analítica. El apartamento Selser era un centro de investigación de derechos humanos, de análisis histórico-estratégico de Estados Unidos y América Latina (excepto México, estrictamente prohibido a extranjeros por el artículo 33) del más alto nivel a escala internacional en su materia, que dejaba a visitantes europeos, asiáticos y de este continente anonadados. Fue creado y evolucionó conforme crecían las enormes demandas de Selser y Ventura, artesanalmente a cuatro manos, y con división de trabajo. Como los autores plásticos del pasado, quienes realizaban ellos mismos todo el proceso creador desde la obtención de los pigmentos hasta el fresco y pintura terminados, Marta Ventura y Gregorio Selser hacían todo, desde la obtención de montañas de diarios, documentos y revistas, la diaria selección y recorte de cada nota o artículo para la hemeroteca (Marta Ventura con pesadas tijeras de pollería mexicana y Gregorio Selser con una minúscula Gillette), el procesamiento de la información, hasta la realización de dos obras paralelas orgánicamente integradas: la obra escrita de Gregorio Selser y el extraordinario centro de documentación, en el que Marta Ventura siguió trabajando por casi tres lustros más después de enviudar.

Portadora en su propio derecho de la memoria viva del acontecer latinoamericano y estadunidense de la segunda mitad del siglo XX, además de fungir como ama de casa y, simultáneamente, secretaria de Selser, Marta Ventura manejaba sola el centro de documentación, que incluía la hemeroteca y la biblioteca, mientras que Gregorio Selser, su colaborador en el recorte y suministro de material hemerográfico, era el analista y autor de los escritos de ese centro, para lo cual usaba una máquina de escribir portátil mecánica, que compró de segunda mano. Además, en México, durante años, el centro de documentación funcionó en su propio derecho, “sin reconocimiento oficial” alguno, como un completísimo centro de documentación al servicio del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el mejor que hubiera tenido jamás, y el más barato; subsidiado al 100 por ciento por la intensivísima fuerza de trabajo y los ingresos de Gregorio y Marta Selser. En el mismo sentido, Marta Ventura, “sin reconocimiento oficial”, fungió como asesora en materia de documentación para el cuerpo de investigadores y estudiantes de licenciatura y posgrado de la UNAM, adscritos a la Facultad de Ciencias Políticas, tanto en horas hábiles como inhábiles y días feriados, atendiendo consultas tanto telefónicas como presenciales, con todo y servicio de café y té incluido. Cuando enviudó siguió asesorando a periodistas, investigadores, académicos y estudiantes. Docenas de tesis de grado en diferentes países, libros, ensayos e infinidad de artículos surgieron en torno al centro de documentación de Marta Ventura. La elaboración de una lista de nombres de todos, estadunidenses, canadienses, europeos y latinoamericanos, quienes fueron asesorados por ella, dejaría boquiabierta a más de una persona.

A la muerte de Gregorio Selser, se quedó sin derecho a pensión de viuda, sin sueldo y, como extranjera, sin permiso de trabajo. Decidió vender su centro de documentación. Primero vendió la segunda biblioteca, creada en la emigración, a la Cancillería mexicana, y, ahora, la hemeroteca a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. La primer biblioteca especializada, la de Buenos Aires, fue donada en vida de Gregorio Selser a la sede México de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), que se hizo responsable de salvarla -y a la hemeroteca bonaerense también- de su incineración y sacarlas íntegras de Argentina, bajo cobertura diplomática, en plena dictadura militar encabezada por Videla.

La hemeroteca, las dos bibliotecas y las obras de Gregorio Selser se encuentran esparcidas en instituciones no privadas en una sola megalópolis, la Ciudad de México. Su fusión en un solo sitio, una casa-museo vivo-centro de investigación, que incluyera una colección de las obras completas de Gregorio Selser, casi imposibles de conseguir, sería un proyecto difícil, pero para nada imposible de realizar, si fuere impulsado por asociaciones y facultades de ciencias sociales y ministerios de cultura, y podría constituir una contribución mayor a los estudios latinoamericanos y a los de Estados Unidos en este país, sobre todo, si se supiera aprovechar como núcleo para conformar un centro de investigación de estudios internacionales del más alto nivel, al que también pudieran acudir estudiosos interesados provenientes de todo el mundo. Sería un contrapeso oportuno ante el autodestructivo enclaustramiento estadunidense y su reproducción subordinada en México, el satélite (y bantustán) más grande que posee Estados Unidos en Centroamérica y el Caribe.

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