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Conflicto palestino-israelí
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Carlos Parra Martín



Registrado: 16 Nov 2003
Mensajes: 6
Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Mie Abr 21, 2004 2:02 pm    Ttulo del mensaje: Conflicto palestino-israelí Responder citando

Durante la primera guerra mundial Gran Bretaña hizo tres promesas sobre la Palestina histórica: a los dirigentes árabes les aseguró que el país sería independiente; en la Declaración Balfour, indicó su apoyo a un hogar nacional judío en Palestina; y se puso de acuerdo secretamente con sus aliados para dividir el territorio otomano, y que Palestina formase parte del imperio británico. Los historiadores han elaborado una exégesis detallada de los textos y mapas relevantes, pero el punto fundamental es que Gran Bretaña no tenía el derecho moral de asignar Palestina a nadie: legalmente Palestina pertenecía a sus habitantes.
A finales del siglo XIX el antisemitismo se hizo especialmente violento, y algunos judios pensaron que la unica manera de eliminar ese antisemitismo era fundar un estado judio, fue ahi donde nacio el sionismo.
Después de la I Guerra Mundial, Gran Bretaña se las arregló para que la Liga de Naciones convirtiera a Palestina en un "mandato" británico, lo que quería decir una colonia que sería administrada por Gran Bretaña y preparada para la independencia. Para ayudar a justificar su régimen sobre tierra árabe, Gran Bretaña se las arregló para que uno de sus deberes como potencia ejerciendo el protectorado, fuera promover un hogar nacional judio.
Los asentamientos judios en Palestina no ocupaban el 6% de la tierra de Palestina. Al acercarse la II Guerra Mundial, Gran Bretaña calculó sagazmente que podía permitirse alienar a los judíos –que no se iban a poner de parte de Hitler– pero no a los árabes, así que limitaron fuertemente la inmigración judía a Palestina. Claro que eso fue precisamente cuando existía la máxima necesidad de encontrar un santuario por parte de los judíos europeos. Muchos judíos entraron ilegalmente a Palestina, mientras Estados Unidos y otras naciones cerraban sus fronteras a los desesperados refugiados.
Durante la Guerra, muchos judíos en Palestina se habían unido al ejército británico. Al terminar la guerra, la comunidad judía en Palestina estaba bien armada, bien organizada, y determinada a combatir. Los palestinos estaban pobremente armados, con dirigentes feudales.
A proncipios de 1947, tanto los palestinos como los sionistas querían que se fueran los británicos, para poder establecer un estado independiente. Los sionistas, particularmente una facción de derecha dirigida por Menachim Begin, lanzaron una campaña terrorista contra Gran Bretaña. Londres, empobrecida por la guerra, anunció que se lavaba las manos del problema y que lo entregaba a las Naciones Unidas.
En noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU votó por la partición de Palestina en dos estados independientes, un estado judío y un estado árabe, unidos por una unión económica, y con Jerusalén internacionalizada.
En 1947, los judíos formaban sólo un tercio de la población de Palestina y poseían sólo un 6% de la tierra, pero el plan de partición otorgaba al estado judío un 55% de la superficie total. El estado árabe tendría una población árabe en su mayoría, mientras que el estado judío tendría casi tantos árabes como judíos. Si era injusto obligar a los judíos a constituir una minoría de un tercio en un estado árabe, no era más justo obligar a los árabes a constituir una minoría de casi un 50% en un estado judío.
Los palestinos rechazaron la partición. Los sionistas la aceptaron, pero, en privado, los líderes sionistas tenían objetivos más expansionistas. En 1938, durante anteriores proposiciones de partición, Ben Gurion declaró, "cuando nos convirtamos en un poder fuerte después del establecimiento del estado, aboliremos la partición y nos extenderemos por toda Palestina."
Pero empezaron las guerras delcaradas por la partición en 1948, cuando se firmaron los acuerdos de armisticio en 1949 el estado palestino había desaparecido e Israel y Jordania se habían apropiado de su territorio, dejando a Egipto el control de la Franja de Gaza. Jerusalén, que debía ser internacionalizada, fue dividida entre el control israelí y el jordano. Israel controlaba ahora un 78% de Palestina. Unos 700.000 palestinos se convirtieron en refugiados.
Para contrarestar elefecto de los refusgiados, en diciembre de 1948, la Asamblea General aprobó la Resolución 194, que declaró que "debiera permitirse que los refugiados que deseen retornar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos lo hagan" y que "debiera pagarse compensación por la propiedad de aquellos que prefieran no retornar." La misma resolución fue abrumadoramente aprobada un año tras otro. Israel se negó repetidamente a cumplir con los términos de la resolución.
En junio de 1967, Israel lanzó una guerra en la que se apoderó de toda Palestina (Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este de Jordania, y la Franja de Gaza de Egipto), junto con el Sinaí de Egipto y las Alturas de Golán de Siria. Grandes cantidades de palestinos, algunos residentes en ciudades, pueblos y aldeas, y algunos en campos de refugiados cayeron bajo control israelí. Israel inmediatamente incorporó el Jerusalén Este ocupado a Israel propiamente tal, anunciando que Jerusalén constituía su capital unida y eterna. Luego comenzó a establecer asentamientos en los Territorios Ocupados en violación de las Convenciones de Ginebra que prohíben que un poder conquistador establezca su población en territorio ocupado. Esos asentamientos, colocados en sitios estratégicos en toda Cisjordania y Gaza, tenían el propósito de "crear hechos" en el terreno para hacer irreversible la ocupación.
En noviembre de 1967 el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó unánimemente la Resolución 242. La resolución subrayó "la inadmisibilidad de la adquisición de territorio mediante la guerra" y llamó al "retiro de las fuerzas armadas israelíes del territorio ocupado en el reciente conflicto" También exhortó a todos los países en la región a terminar con su estado de guerra y a respetar el derecho de cada país "a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas."
La Organización por la Liberación de Palestina se formó en 1964, pero estuvo bajo el control de los estados árabes hasta 1969, cuando Yasir Arafat se convirtió en su líder. La OLP tenía muchas facciones, que favorecían tácticas diferentes (algunas realizaron secuestros de aviones) y políticas distintas. Al principio la OLP adoptó la posición de que Israel no tenía derecho a existir y que sólo los palestinos tenían derechos nacionales en Palestina. Era la posición espejo del punto de vista oficial israelí –tanto del partido Likud de derecha, como del Partido Laborista– que no podía reconocerse a la OLP bajo ninguna circunstancia, incluso si renunciara al terrorismo y reconociera a Israel, ni hablar de la aceptación de un estado palestino en ninguna parte de los Territorios Ocupados.
En 1976, sin embargo, el punto de vista de la OLP había llevado a aceptar el consenso internacional a favor de una solución de dos estados. En enero de 1976 se presentó una resolución apoyada por la OLP, Egipto, Siria, Jordania, y la Unión Soviética al Consejo de Seguridad que incorporaba dicho consenso. Washington vetó la resolución.
El acuerdo de Camp David de 1979 estableció la paz a lo largo de la frontera egipcio–israelí, pero empeoró la situación para los palestinos. Con su frontera meridional neutralizada, Israel tuvo una mano más libre para invadir el Líbano en 1982 (donde estaba basada la OLP) y aumentar su presión en los Territorios Ocupados. Pero comente este acuerdo lo unico que quiso obtenery obtuvo, fue la no incursión del mayor ejercito arabe en las fronteras, y dar mano libre al ejercito israelí.
La cólera y la frustración aumentaban en los Territorios Ocupados, alimentados por la dura represión israelí, las humillaciones diarias y el establecimiento de un número de asentamientos israelíes en agudo ascenso. En diciembre de 1987, los palestinos en Gaza lanzaron una insurrección, la Intifada, que se extendió también rápidamente a Cisjordania. La Intifada se organizó localmente, y tuvo un apoyo masivo en la población palestina. Los fusiles y los cuchillos estaban prohibidos, y la principal exigencia política era de un estado palestino independiente que coexistiera con Israel. Israel respondió con gran brutalidad, matando a cientos de palestinos. El Ministro de Defensa del Partido Laborista, Yitzhak Rabin, llamó a los soldados israelíes a quebrar los huesos de los manifestantes palestinos. El líder de la OLP, Khalil al-Wazir, que desde Túnez había recomendado el rechazo de las armas, fue asesinado (con la aprobación de Rabin); Israel estaba especialmente ansioso de reprimir a los dirigentes palestinos que favorecían un estado palestino que coexistiera con Israel. Al llegar el año 1989, la inicial disciplina de la insurrección había disminuido, con un considerable aumento de los actos individuales de violencia cometidos por palestinos. Hamás, una organización promovida originalmente por los israelíes como un contrapeso contra la OLP, también cobró fuerzas; exhortaba a ataques armados para lograr un estado islámico en toda Palestina.
En ese ambito nacieron los acuerdos de Oslo, Arafat debilitado internacionalmente por los flirteos con Sadamm Hussein, motivo que aprovecho Israel para "negociar" con Arafat, antes que el recien creado Hamas tenga mayor peso politico. El acuerdo de Oslo consistió de "Cartas de Mutuo Reconocimiento" y de una Declaración de Principios. En la carta de Arafat, reconoció el derecho de Israel a existir, aceptó varias resoluciones de la ONU, renunció al terrorismo y a la lucha armada. El Primer Ministro de Israel, Rabin, en su carta aceptó reconocer a la OLP como a la representante del pueblo palestino y comenzar negociaciones con ella, pero no hubo un reconocimiento israelí del derecho palestino a un estado.Cualesquiera hayan sido las esperanzas que Oslo pueda haber despertado en la población palestina, la mayor parte de los funcionarios israelíes tenían una visión muy restringida de a dónde conducirían. Rabin declaró en un discurso en octubre de 1995 que no se volvería a las fronteras de antes de 1967, que Jerusalén permanecería unida y bajo la exclusiva soberanía de Israel, y que la mayor parte de los asentamientos permanecerían bajo soberanía israelí. Rabin dijo que la "entidad" que los palestinos recibieran fuera "menos que un estado" .Bajo Rabin, los asentamientos se expandieron, y comenzó un masivo programa de construcción de carreteras con la intención de conectar los asentamientos y despedazar Cisjordania. (Esas rutas laterales, construidas sobre tierra palestina confiscada, y financiadas por EE.UU., eran sólo para israelíes.)
En mayo de 1996, Benjamin Netanyahu, del Likud, que se oponía abiertamente a los acuerdos de Oslo, fue elegido Primer Ministro. Netanyahu renegó de la mayor parte de lo que se había acordado sobre el retiro de las tropas israelíes del territorio ocupado, continuó construyendo asentamientos y carreteras, aceleró la política de cierres de los enclaves palestinos, y se negó a comenzar las conversaciones de estatus final previstas por Oslo.
En 1999, Ehud Barak, laborista, ganó la elección como Primer Ministro. Barak había sido un partidario de la línea dura, pero también confesó que si hubiera nacido palestino, probablemente hubiese adherido a una organización terrorista –así que sus intenciones no estaban claras. Sus políticas, sin embargo, fueron muy similares durante su primer año de gobierno: los asentamientos crecieron a un ritmo aún más rápido que bajo Netanyahu, los retiros de tropas acordados no se realizaron, y continuaron las confiscaciones de tierras y los cierres económicos. Su proposición de presupuesto para 2001 aumentó los subsidios para los asentamientos en los Territorios Ocupados.
La cantidad de colonos israelíes desde Oslo (1993) aumentó de 110.000 a 195.000 en Cisjordania y Gaza; en el Jerusalén Este anexado, la población judía creció de 22.000 a 170.000. Establecieron treinta nuevos asentamientos y construyeron más de 18.000 nuevas viviendas para colonos. De 1994 a 2000 las autoridades israelíes confiscaron 14.000 hectáreas de tierra árabe para carreteras y asentamientos. La pobreza aumentó, de manera que a mediados de 2000 más de uno de cada cinco palestinos tenía un nivel de consumo por debajo de los 2,10 dólares por día. Según cifras de la CIA, a fines de 2000, el empleo ascendía a un 40%. Las políticas de cierre israelíes significaban que los palestinos tenían menos libertad de movimiento –de Gaza a Cisjordania, a Jerusalén Este, o de un enclave palestino a otro– que la que tenían antes de Oslo.
Las conversaciones de estatus permanente entre Israel y los palestinos, como las había previsto el acuerdo de Oslo, terminaron por tener lugar en julio de 2000 en Camp David, en Estados Unidos, con mediadores estadounidenses. El punto de vista estándar es que Barak hizo una oferta excesivamente generosa a Arafat, y que Arafat la rechazó, prefiriendo la violencia en su lugar.
Un participante estadounidense en las conversaciones, Robert Malley, ha puesto en duda ese punto de vista. Barak ofreció –pero nunca por escrito y nunca en detalle; en realidad, dice Malley, "hablando estrictamente, nunca hubo una oferta israelí"– dar a los palestinos tierra israelí equivalente a un 1% de Cisjordania (sin especificar, pero a ser seleccionada por Israel) a cambio de un 9% de Cisjordania que contenía asentamientos, carreteras, y bases militares, dividiendo efectivamente Cisjordania en regiones separadas. De esa manera, no habría un estado palestino de independencia significativa, sino una serie de bantustanes, mientras que la mejor tierra y los acuíferos estarían en manos israelíes. Israel también conservaría "temporalmente" un 10% adicional de tierra de Cisjordania. (Considerando que Barak no había realizado las retiradas previas a las que se había comprometido Israel, no puede sorprender el escepticismo palestino respecto a una ocupación israelí "temporaria".) Es un mito, escribió Malley, que la "oferta de Israel satisfizo la mayoría si no todas las aspiraciones legítimas de los palestinos" y "también es un mito que los palestinos no hayan hecho concesiones por su parte." Algunos analistas israelíes hacen una evaluación similar. Por ejemplo, el influyente comentarista Ze'ev Schiff escribió que, para los palestinos, "la perspectiva de poder establecer un estado viable se estaba esfumando directamente ante sus ojos. Fueron confrontados por una serie intolerable de opciones: aceptar la extensión de la ocupación... o establecer miserables bantustanes, o lanzar una insurrección."
El 28 de septiembre de 2000, Ariel Sharon, en aquel entonces miembro del Parlamento, acompañado por una fuerza de seguridad de mil personas, realizó una provocativa visita aprobada por Barak al recinto de la mezquita Al Aqsa. Al día siguiente, Barak envió otra gran fuerza de policía y soldados al área y, cuando ocurrió el esperado lanzamiento de piedras por algunos palestinos, la policía con sus refuerzos, respondieron con un fuego letal, matando a cuatro e hiriendo a cientos. Así comenzó la segunda Intifada.La causa fundamental fue la tremenda cólera y frustración en la población de los Territorios Ocupados, que veían como las cosas se ponían peor, no mejor, bajo el sistema de Oslo; cuyas esperanzas habían sido destrozadas, y cuya paciencia, después de 33 años de ocupación, había llegado al punto de ebullición.
Las fuerzas de seguridad israelíes respondieron a las manifestaciones palestinas con una fuerza letal, aunque, como informó una investigación de la ONU, en esas manifestaciones el ejército israelí, "no tuvo ni una sola víctima grave".Algunos palestinos procedieron a armarse, y las muertes escalaron, con muertos de ambos lados, aunque la cantidad de víctimas palestinas fue desproporcionada. En noviembre de 2001, hubo una calma de una semana en la lucha. Entonces Sharon ordenó el asesinato del dirigente de Hamás Mahmoud Abu Hanoud, lo que, como todos habían predicho, llevó a una erupción de atentados terroristas, los que fueron por su parte utilizados por Sharon como justificación para nuevos asaltos contra la AP.). En marzo de 2002 Amnesty International informó que más de 1.000 palestinos habían sido matados. "Los servicios de seguridad israelíes han matado a palestinos, incluyendo a más de 200 niños, ilegalmente, lanzando obuses y bombas contra áreas residenciales, con disparos al azar o intencionales, especialmente cerca de los puntos de control y de las fronteras, mediante ejecuciones extrajudiciales y durante manifestaciones."
Los ataques suicidas palestinos se han dirigido contra civiles. Amnistía Internacional comentó: "Esas acciones son estremecedoras. Pero de ninguna manera pueden justificar las violaciones de los derechos humanos y las graves contravenciones de las Convenciones de Ginebra que, durante los últimos 18 meses, han sido cometidas a diario, hora tras hora, incluso minuto a minuto, por las autoridades israelíes contra los palestinos. Las fuerzas israelíes han perpetrado regularmente asesinatos cuando no había vidas en peligro." "Han atacado consistentemente a personal médico y a ambulancias, incluyendo las de la Cruz Roja. Han negado auxilio médico a personas heridas. Israel ha realizado asesinatos selectivos (a veces los objetivos estaban probablemente relacionados con el terrorismo, otras veces no, pero todas esas ejecuciones extrajudiciales han sido condenadas por los grupos de derechos humanos).

El Gobierno israeli, basandose en la salvaguardia de Washington, sigue saltandose durante decadas acuerdos internacionales y derechos internacionales. Esto es lo que conlleva una politica exterior sangrante como la americana, y esta no es NUESTRA CAUSA.
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J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicacin: Gijón (España)

MensajePublicado: Mie Abr 21, 2004 4:59 pm    Ttulo del mensaje: El inexistente estado palestino Responder citando

Estimados amigos:

Carlos Parra Martín escribi:
Pero empezaron las guerras declaradas por la partición en 1948, cuando se firmaron los acuerdos de armisticio en 1949 el estado palestino había desaparecido e Israel y Jordania se habían apropiado de su territorio, dejando a Egipto el control de la Franja de Gaza.


Esta afirmación, que resulta errónea, pues los palestinos jamás tuvieron un estado, supone el comienzo de una serie de errores interpretativos por parte de Carlos Parra. En primer lugar, que el nombre de Palestina era uno de los múltiples que usaron los judíos miles de años atrás, cuando ocupaban un terreno en Oriente Próximo, incluyendo la dominación romana.

En segundo lugar, que lo que se llamaba Palestina siguió existiendo como provincia islámica, salvando el interregno de las Cruzadas cristianas, que buscaban, como bien sabemos, liberar la Tierra Santa de los turcos.

En tercer lugar, cuando se propone Palestina como lugar en el que fundar el actual estado de Israel (y no el viejo Sion como proponen los más acérrimos sionistas), se están refiriendo a un protectorado británico de los múltiples en que ha sido dividido el Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial. Desde 1923 esa Palestina es protectorado británico, y sólo tras la Segunda Guerra Mundial, coincidiendo con el proceso descolonizador impulsado por EEUU que supone el fin del Imperio Británico, se piensa en ese terreno como futuro estado de Israel, en el que vivieran tanto árabes como judíos.

En cuarto lugar, fue precisamente a partir de 1967, y no antes, cuando los árabes que vivían en la zona de Israel comenzaron a denominarse como palestinos, y a pedir un estado independiente como excusa para oponerse a Israel. No olvidemos, como bien señala Carlos Parra, que los primeros en oponerse a crear un estado árabe como contrapunto a Israel, fueron Egipto y Jordania, quienes se apoderaron de una parte de ese estado israelí, no palestino ni árabe.

En quinto lugar, los judíos, aun ocupando el terreno que correspondía a los árabes, no por ello han alienado ningún derecho del primer ocupante, que no existe (y de existir pertenecería a los judíos que iniciaron la diáspora miles de años atrás). Se puede discutir que el estado de Israel privilegiara a los judíos a la hora de la emigración masiva, cuando en Israel desde 1948 han vivido tanto judíos como árabes -y de hecho aún es así, pues lo que llamamos Palestina no deja de ser parte de Israel bajo la autoridad de un individuo, Arafat, que no pasa de tener la misma potestad que la de un presidente de comunidad de vecinos-, pero lo único indudable que la soberanía de ese territorio es de Israel, y cuando Jordania y Egipto atacaron Israel y le desposeyeron de parte de su territorio, éste tuvo que defenderse en 1967.

En sexto lugar, sabemos que los ahora llamados palestinos intentan exterminar a los judíos: por eso se inmolan en discotecas llenas de adolescentes, en autobuses, en cafés, evitando a ser posible al ejército. Pero también sabemos por experiencia que los israelíes no quieren exterminar a los palestinos. Si lo hubieran deseado, hace ya tiempo que podrían haber utilizado su potencia de fuego para destruirles. Aunque sólo sea para que trabajen con ellos, los israelíes no se imaginan su futuro al margen de palestinos. Palestinos que, en tanto que árabes, siempre han visto a los judíos como animales de compañía, y que en los últimos años han rechazado la posibilidad de un estado palestino junto al judío, pues lo que ellos quieren es un estado teocrático árabe que pase por encima de los judíos.

Pienso que sin estas referencias, todo lo citado por Carlos Parra no será interpretado de forma correcta.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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Antonio Romero Ysern



Registrado: 12 Oct 2003
Mensajes: 386
Ubicacin: Aracena (España)

MensajePublicado: Mie Abr 21, 2004 9:11 pm    Ttulo del mensaje: ¿Iusnaturalismo? Responder citando

Estimados amigos:


A lo ya dicho por J.M. Rodríguez Pardo, puede añadirse también el comentario de una primera afirmación de Carlos Parra donde quizás puede estar buena parte de lo que me parece un enfoque incorrecto del problema.

Carlos Parra escribi:
Los historiadores han elaborado una exégesis detallada de los textos y mapas relevantes, pero el punto fundamental es que Gran Bretaña no tenía el derecho moral de asignar Palestina a nadie: legalmente Palestina pertenecía a sus habitantes


Lo que Gran Bretaña hiciera entonces no tiene nada que ver con el "derecho moral" (?), sino con lo que Gran Bretaña pudo considerar más prudente para sus propios intereses como Estado. No pueden confundirse sin más el ámbito de la política con el de la ética o la moral. Para estos dos últimos conceptos puede consultarse el Diccionario de Filosofía de Pelayo García Sierra:http://www.filosofia.org/filomat/df467.htm.
Gran Bretaña actuaría en beneficio en pro de su eutaxia (http://www.filosofia.org/filomat/df563.htm), dentro de la política propia de un imperio depredador (http://www.filosofia.org/filomat/df583.htm).

Respecto a que "legalmente Palestina pertenecía a sus habitantes", eso no tiene sentido porque no había ninguna legalidad, ya que no existía ni había existido jamás un Estado Palestino. Sólo un hipotético Estado Palestino hace que haya una legalidad. Y precisamente un Estado se caracteriza por la apropiación de un territorio que hace suyo, entre otras cosas porque tiene la fuerza militar suficiente como para defenderlo.

Este último punto creo que es esencial porque todos los malentendidos se producen porque se parte de un supuesto "derecho de los pueblos a su autodeterminación". Se parte, por tanto, de que la población árabe del territorio de Israel tiene el "derecho" a un Estado. Pero, ¿qué derecho es ese? Sólo desde algún iusnaturalismo metafísico es posible defender tal cosa. Y si Carlos Parra cree en una supuesta legalidad internacional sustentada en la ONU, hay que recordar el pequeño detalle que él obvia sorprendentemente en su intervención: Israel es miembro de la ONU desde el 11 de mayo de 1949.

Atentamente.
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Leonor Rodríguez Vega



Registrado: 06 Nov 2003
Mensajes: 1
Ubicacin: Sant Cugat (España)

MensajePublicado: Jue Abr 22, 2004 7:23 pm    Ttulo del mensaje: Conflicto palestino Responder citando

Señores contertulios:

El Mandato de la ONU dado a Gran Bretaña sobre Palestina, se hizo como era preceptivo en los Mandatos, con el ánimo de que la potencia en cuestión vigilara y controlara y se hiciera cargo de los asuntos públicos indispensables para que la población tuviera garatizada una existencia y una paz civil mínima EN TANTO LOS DISTINTOS grupos autóctonos predominantes se pusieran de acuerdo en quienes, cómo y cuándo se encargarían de formar un “gobierno” que asegurara una convivencia mas o menos llevadera, o lo que es lo mismo, quién de los sultanes, califas, emires o simples jefes de bandidos que campeaban por aquellas tierras y pueblos consiguiera imponerse. Y ser aceptado, y lo que es más importante, por quiénes. (Los kurdos, por ejemplo, no lograron que sus vecinos árabes los dejaran "autodeterminarse" y las potencias mandatarias tenían que elegir: eligieron a los mas fuertes). Por supuesto, la potencia en cuestión haría lo que pudiera para que el ganador no fuera en contra de sus intereses futuros.

Eso del “pueblo palestino” no tiene ninguna materialidad en el sentido que dice el Sr. Parra, porque el pueblo palestino, como todos los pueblos estan formados por distintos colectivo, grupos, conjuntos o agregados diferenciados de individuos que no se ponen facilmente de acuerdo en el lugar que les corresponde según sus intereses de familia, clan, económicos o religiosos, etc. Tan antiguo como el mundo. Es lo que se llama autodetrerminación. Santa palabra. Se defiende cuando no existe y cuando está en posesión de un pueblo, lo que se defiende es su destrucción. Y es que es lo que le he leido a alguien aquí; las teorias de índole izquierdistas antiglobalizacion y mundialistas defienden todo y lo contrario. La “Teoría” sirve y responde siempre.

Para ilustrar un poco mas el tema, hay que recordar que lo hoy se conoce como Palestina estaba formada por lo que hoy es Israel, el territorio ocupado de Cisjordania y la actual Jordania. La historia de esta región es de las más antíguas, así que no se trata de saber hasta dónde llegaba el Reino de Israel en tiempo de Salomón, ni de los pueblos e Imperios que han pasado por allí, desde los asirios hasta los otomanos.

Durante el Imperio de éstos(hasta 1917), esta tierra conformaba las provincias de Transjordania (al este del Jordan) y Cisjordania, al oeste.
Hasta entonces se puede resumir: desde los nabateos (los de Petra) allá por el s.II a.c, (quienes por cierto dominaban imperialistamente no solo Palestina sino gran parte de Arabia y de las costas del Mar Rojo), pasando por Alejandro, por uno de los reinos tolomeicos y acabando anexionados al Imperio por Octavio, y tambien por Bizancio para acabar engullidos por las calientes tropas árabes musulmanas cuatro dias después de la hégira.

Desde Mahoma, durante siglos “el pueblo palestino” fue invandido yfue testigo de infinidad de reinos independientes, califatos aparte, que se dedicaron a hacerse la guerra entre ellos hasta que fueron borrados del mapa por los mamelucos (no árabes) allá por el s.XIII, quienes a su vez y siguiendo la costumbre se desgastaron luchando entre sí hasta que acabaron con ellos los invasores otomanos en el s.XVI, extraños tambien al mundo árabe. Y así estuvieron hasta que el Imperio Otomano se puso al lado de los perdodores de la I Guerra Mundial. Y como siempre, las potencias vecedoras deciden. Como hicieron ellos cuando pudieron.

Los palestinos de hoy son hermanos de sangre de los jordanos de hoy, con los que las han tenido muy duras, por cierto. A recordar el Setiembre Negro, en el que el Reino de Jordania se cargó a diez mil y picos de “hermanos” (creo que fue en el 72).

La realidad es que los estados actuales árabes no tienen el más mínimo interés en que se establezca un estado para esos palestinos masacrados por Israel. Porque reconocer un estado palestino allí es tener que reconocer el estado de Israel y porque los “hermanos” palestinos pertenecen al Islam y el Islam es Dios, y Dios es el Mundo y el Mundo es o debe ser el Islam. Y eso del estado que reclaman para los palestinos los occidentales es cosa que no es de su mundo, el Islam no necesita estados tipo bienestar, porque el Islam es clemente con los creyentes y ya provee. Y si se considera que lo mejor que puede hacer un creyente es inmolarse por Alá, no hay nada perverso ni impio en sacrificar a una parte del pueblo palestino (la otra es la que habita Jordania) a mayor gloria de Dios. ¿Qué son seis millones de palestinos –sunníes, como los de Sadam-comparados con los 1200 de musulmanes y sus potenciales?.

De las cinco guerras entre árabes e israelíes, excepto una (no me acuerdo cuál) todas han sido declaradas, y alguna por sorpresa, por los árabes, palestinos (Jordania) y no palestinos. En cuanto a la ONU los árabes no le reconocen ninguna autoridad, ya que los estados árabes no reconocieron al estado de Israel que fue bautizado por la Resol. 181 del 1947 de la ONU. Sólo lo han hecho, creo, que Jordania y Egipto. La ONU tampoco los considera mucho. Dejó en manos de las naciones árabes el futuro de las tierras no asignadas a Israel. Para que crearan, si lo creían conveniente, un estado específico para "sus hermanos" palestinos o los incluyeran como población en el reino de Jordania, o Siria. Solo que los egipcios, libaneses y demás vecinos tenían mucho que decir. Unos para agrandar sus dominios y los más para consentir que, sin tierras propias ni ajenas, los palestinos de Gaza y Cisjordania incordiaran todo lo que pudieran al enemigo secular del Islam: Israel.

Tambien se olvida siempre que los judios, en mayor o menor número, como los mismos palestinos, han vivido siempre en esa tierra. Si hoy son muchos más, tambien lo son los palestinos, a quien pocos ganan en el ritmo de procreación.

La Guerra de los 6 dias que inició Nasser (otro pro-ruso que quería eregirse en lider del panarabanismo) es un ejemplo de la “razón” árabe. Resumiendo, desde hacía años la ONU tenía destacadas fuerzas de pacificación en la frontera del Sinaí y Gaza (Egipto decía que Gaza para los palestinos, nada de nada). Nasser consiguió convencer a la ONU de que las retirara, que él se comprometía a tener pacificada la zona. (A la ONU no hace falta que le insistan mucho.) Cuando Egipto ocupó justo una semana después el Sinai y colocó en la frontera miles de soldados egipcios y jordanos, la ONU se dio cuenta del error de fiarse de Nasser. En seis dias los judios les remataron y se quedaron con el Sinaí (que devolvieron después) y de paso se quedaron, no sólo con Gaza sino con Jiscordania. Lo consideraron un botín de guerra ganada legítimamente.

Para acabar, decir que una de las cosas que se ocultan intencionadamente es que sólo hay una sola Resolución de condena a Israel de la ONU, (aprobada tambien por EE.UU), la 242-1967. Exige a Israel devolver los territorios ocupados en la Guerra del 67. Las muchas que vinieron después condenan tambien a los palestinos por su terrorismo. Israel ha firmado la paz y devuelto territorios ocupados a sus estados vecinos. Pero considera que la Guerra de los 6 dias no fue declarada por ellos y por tanto la ganancia es lícita. Otra cosa es que la quiera para negociar paz por territorio.

Los que valoran tanto a la ONU deberían exigirle que hagan cumplir la dichosa resolución, cosa que no ha sabido hacer en 40 años. Evidentemente, esperan que los EE.UU. sean los que los pongan firmes. ¿Se puede llegar alguien a imaginar que el ejército de los EE.UU. actúe dónde y cómo digan Francia y Alemania, por no decir el Zapa y Llamazares y sus votantes?

No veo, en fin, como de un conflicto tan enrevesado se puede hacer el reduccionismo que siempre hacen los mismos.

Hasta otra.
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Carlos Parra Martín



Registrado: 16 Nov 2003
Mensajes: 6
Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Sab Abr 24, 2004 11:45 am    Ttulo del mensaje: Responder citando

Estas palabras fueron escritas por J.M. Rodriguez Pardo:
......pues los palestinos jamás tuvieron un estado, supone el comienzo de una serie de errores interpretativos por parte de Carlos Parra. En primer lugar, que el nombre de Palestina era uno de los múltiples que usaron los judíos miles de años atrás, cuando ocupaban un terreno en Oriente Próximo, incluyendo la dominación romana.

Antes del acuerdo Balfour (reconocimiento de un estado judio dentro de Palestina), hubo acuerdos previos que llegarón a papel mojado por los intereses de las grandes potencias para afrontar de una manera u otra la primera guerra mundial.
Al inicio de la primera guerra mundial, tanto Francia como Gran Bretaña, para no dispersar los esfuerzos belicos, intentaron neutralizar y pacificar la creciente tensión que se estaba creando en Oriente Medio, prometiendoles la libertad y el derecho a la autodeterminación. Pero a la misma vez, estas potencias conociendo el "poder" del lobby judio en Estados Unidos, y la importancia de la participación de esté en la guerra, tuvieron que dar consentimiento a los planes judios para colonizar palestina.
Con este clima, mientras prometian libertad y autodeterminación, las potencias designaban a Sykes y Picot para negociar scretamente en Londres con el fin de repartirse entre ellos el Asia Arabe. Estas reuniones formaron un acuerdo franco-anglo-ruso conocido con el nombre de los acuerdos de Sykes y Picot", los cuales desiganaban a Francia y Gran Bretaña como "adimistradoras" de esos territorios; mientras el territorio de Palestina, el tema que más nos concierne, quedaría bajo un control internacional que se designaria después.
Como acabo de comentar Palestina cuando se llevo acabo el acuerdo Balfour, no era protectorado de nadie, y por lo tanto Gran Bretaña no tenia derechos legales de asignar Palestina a nadie, porque Palestina no pertenecia a nadie, solo a sus habitantes (y estos el 94% eran población arabe). Todo esto ocurrio en 1917.
El 24 de Julio de 1922, el consejo de la sociedad de naciones aprobó los acuerdos de San Remo (creación de una especie de mandato particular sobre Palestina, concebido en aplicación a las ilegitimas declaraciones de Balfour) y confió, oficialmente, el mandato de Palestina a Gran Bretaña.
De 1922 a 1936, fueron años de combate entre palestinos y judios. Haciendo Gran Bretaña la "vista gorda" y ayudando en la medida posible a los interes judios.
Pero en 1936, en el mes de Noviembre se redujeron los enfrentamientos en espera de la llegada de la comisión real de Lord Peel, que propuso, pro primera vez, la división de Palestina entre árabes y júdios como la solución más viable.Los árabes no aceptaron y se rebelaron contra la creación de un estado judio sobre tierra árabe. En cambio los judiós, lógicamente, estuvieron de acuerdo.
Cuando el gobierno de Londres aprobo dicha acuerdo (¡¡¡creación del estado palestino!!!), comenzarón de nuevo los enfrentamientos. Pero este de acuerdo cayo en papel mojado historicamente, al contrario que los "ilegales" acuerdos de Sir Balfour.
Gran Bretaña dio el visto bueno a la creación a una policia judia. Tambien hicierón la "vista gorda" con la cracion de grupos terroristas judios, Irgun (primer grupo terrorista creado en el conflicto palestino-israeli).

J.M. Rodriguez Pardo comenta tambien que el "lugar" para la creación del estado judio fue desigando durante el protectorado Britanico. Esta postura es cierta si nos regimos por los acuerdos de Peel, pero tambien existiria el estado palestino, y usted no le da esa otorgación al pueblo palestino. Por lo tanto el estado judio, se "coloco" en Palestina el 29 de Noviembre de 1947 con la resolución 181 de la ONU. Y recordemos que Gran Bretaña entrego a la ONU Palestina (por no poder frenar la violencia en la zona) el 14 de Febrero de 1947 con una conferencia de Prensa del ministro de Asuntos Exterior Bevin. ¿Pero por que en Palestina?, Por las tesis de Hertzel en 1897, que señalaban a la zona como el lugar más adecuado para la cración de un estado de control del flujo migratorio de Europa Oriental a Europa Occidental.

Por lo tanto con lo descrito a traves de los acuerdos de Peel, historicamente, el estado palestino puede determinarse como tal y tiene el derecho legal sobre las tierras ofrecidas en dicho acuerdo. Y respecto al tema de las tribus, diferencias, ideas entre los habitantes de Palestina, como todo pais la población que lo habita tiene distintas inquietudes e ideas, pero el pueblo palestino SIEMPRE lucho unido por la defensa de sus tierras, la existencia de Palestina. Y en esto ya podiamos aprender.

Atentamente,
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Sab Abr 24, 2004 9:45 pm    Ttulo del mensaje: Palestina como nación sin estado Responder citando

Estimados amigos:

Paso a responder a Carlos Parra:

Carlos Parra Martín escribi:

Al inicio de la primera guerra mundial, tanto Francia como Gran Bretaña, para no dispersar los esfuerzos belicos, intentaron neutralizar y pacificar la creciente tensión que se estaba creando en Oriente Medio, prometiendoles la libertad y el derecho a la autodeterminación. Pero a la misma vez, estas potencias conociendo el "poder" del lobby judio en Estados Unidos, y la importancia de la participación de esté en la guerra, tuvieron que dar consentimiento a los planes judios para colonizar palestina.
[...]
Como acabo de comentar Palestina cuando se llevo acabo el acuerdo Balfour, no era protectorado de nadie, y por lo tanto Gran Bretaña no tenia derechos legales de asignar Palestina a nadie, porque Palestina no pertenecia a nadie, solo a sus habitantes (y estos el 94% eran población arabe). Todo esto ocurrio en 1917.


Carlos Parra señala un presunto derecho de autodeterminación que es una contradicción en los términos, pues si los palestinos no existían como estado independiente antes de 1917 (formaban parte del Imperio Otomano) no podían determinarse a sí mismos. Si no existes no puedes determinarte. En política sólo los estados soberanos pueden autodeterminarse, pero es que el ejercicio de esa soberanía anula cualquier tipo de autodeterminación. Es una determinación, sin «autos» metafísicos de por medio. En cualquier caso, Palestina pasó de ser parte del Imperio Otomano a ser protectorado británico. La mención al lobby judío no tiene más valor que la que pueda suponer su traducción a términos políticos: Estados Unidos entraba también en liza a decidir sobre el territorio de Oriente Próximo.

Carlos Parra Martín escribi:
J.M. Rodriguez Pardo comenta tambien que el "lugar" para la creación del estado judio fue desigando durante el protectorado Britanico. Esta postura es cierta si nos regimos por los acuerdos de Peel, pero tambien existiria el estado palestino, y usted no le da esa otorgación al pueblo palestino. Por lo tanto el estado judio, se "coloco" en Palestina el 29 de Noviembre de 1947 con la resolución 181 de la ONU. Y recordemos que Gran Bretaña entrego a la ONU Palestina (por no poder frenar la violencia en la zona) el 14 de Febrero de 1947 con una conferencia de Prensa del ministro de Asuntos Exterior Bevin. ¿Pero por que en Palestina?, Por las tesis de Hertzel en 1897, que señalaban a la zona como el lugar más adecuado para la cración de un estado de control del flujo migratorio de Europa Oriental a Europa Occidental.


Carlos Parra no entiende mis razonamientos. Yo he dicho que ningún acuerdo anterior a 1948 sirve para nada, pues lo que cuenta es la situación mantenida desde 1948 y hoy día en 2004. Es decir, la de un estado de Israel soberano en el que viven también los árabes denominados palestinos desde 1967, no antes. Y es desde la situación de Israel como comunidad política soberana, y un pueblo sin estado, Palestina, desde donde hay que entender los conflictos actuales. El derecho del primer ocupante no vale, y ya señalé que ese inexistente derecho, de existir, debería ser de los judíos que sufrieron la Diáspora.

Carlos Parra Martín escribi:
Por lo tanto con lo descrito a traves de los acuerdos de Peel, historicamente, el estado palestino puede determinarse como tal y tiene el derecho legal sobre las tierras ofrecidas en dicho acuerdo. Y respecto al tema de las tribus, diferencias, ideas entre los habitantes de Palestina, como todo pais la población que lo habita tiene distintas inquietudes e ideas, pero el pueblo palestino SIEMPRE lucho unido por la defensa de sus tierras, la existencia de Palestina. Y en esto ya podiamos aprender.


¿Legalmente? ¿Y quién hará valer esa legalidad que presuntamente reconoce un estado a los palestinos? ¿La ONU, en la que no está presente Palestina y sí Israel? ¿Jordania y Egipto, que invadieron Gaza y Cisjordania, imposibilitando cualquier tipo de estado palestino? Lo que está claro es que no se ve mucho que aprender de los palestinos, salvo que el antisemitismo y el terrorismo sean enseñanzas dignas de elogio. Por lo demás, que los palestinos muestren tal capacidad de unión y de lucha merecería algún encomio si lograsen el presunto objetivo (yo pienso más bien que los palestinos buscan mantener el conflicto contra los israelíes, más que crear su propio estado) de un estado independiente y soberano, que sin embargo no aparece por ninguna parte en ningún momento de la Historia.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Manuel López Robledo



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MensajePublicado: Mar May 11, 2004 10:10 am    Ttulo del mensaje: Cifras población palestina Responder citando

Creo que algunas cifras relacionadas con la población de Palestina desde su pertenencia al Imperio Otomano hasta el Protectorado Británico y la posterior fundación del Estado de Israel llegando a nuestros días puede ser muy relevanta para aclararse respecto al conflicto israelo-palestino actual.

En torno a 1880 sólo había unos 25.000 judíos en Palestina, entre 600.000 árabes, cuando nació la idea del sionismo (retorno a Sión) a causa de la propagación del antisemitismo en Europa. La expresión "sionismo" fue acuñada por Nathan Birbaum en 1896, siendo igualmente importante la publicación del libro "Roma y Jerusalén" por Moses Hess (compañero de juventud de Marx y Engels). En 1882 el médico de Odessa Leon Pinsker escribió "Autoemancipación" (hoy se dice "autodeterminación"), poderoso alegato sionista frente a las represiones europeas. No hay que olvidar que el Affaire Dreyfus data de 1898.

En 1878 Bismarck, aprovechándose de dos atentados contra la vida del emperador (con los cuales el socialismo no tenía nada que ver, aunque se le acusó de ello), promulgó un decreto por el cual el socialismo quedaba sujeto a diversas penas. Ley que permaneció en vigor hasta 1890, y entre tanto, el canciller del Kaiser Guillermo trató de ganarse a los trabajadores con sus medida de seguros contra enfermedad, accidentes y vejez (primer sistema de Seguridad Social), que fue el modelo sobre el que se elaborarían los sistemas de protección social europeos. Varios profesores inventaron una doctrina que llamaron socialismo de Estado que consistía en extraer del socialismo lo que era "bueno" y desechar lo que era "malo", doctrina a la que se adhirió Bismarck. Lo que había de "malo" en el socialismo eran su ateísmo, su republicanismo, su internacionalismo, su deseo de privar al rico de las ganancias adquiridas por su detentación de la propiedad y su plan de traspasar el poder al proletariado, es decir, el socialismo de Marx. Lo que había de "bueno" era que el Estado podía hacer mucho por fomentar la eficiencia nacional que, en general, debía ser amable con el pobre trabajador; y que había que acabar con mucha gente que, como los judíos, especulaban en la Bolsa de un modo poco escrupuloso. Sobre este punto fue sobre el que más incapié hicieron los socialistas cristianos, que pretendían ser "anticapitalistas y antisemitas". <Cfr. Bertrand Russell Libertad y Organización. Parte Cuarta: Nacionalismo e imperialismo. Sección B: Competencia y monopolio en América. Capítulo XXX: Desarrollo económico del imperio alemán. Editorial Espasa-Calpe. Madrid 1970, pág.401. 1ªedición española 1936. Traducción: León Felipe). (Título original: Freedom and Organization. 1ªedición, original inglés, de 1934)>.
La propia Hahna Arendt explicará en su Historia del Totalitarismo que el sionismo decimonónico no fue sino una respuesta al antisemitismo. Si bien el sionismo político o nacionalismo judío surge en el siglo XIX lo que se ha denominado a posteriori sionismo místico recorre toda la historia del pueblo judío en la diáspora, con las ideas religiosas de pueblo elegido y tierra prometida, que serán reformuladas en términos políticos. Palestina nunca tuvo unas delimitaciones geográficas bien definidas. Para los judíos, la Tierra prometida coincidía con los límites dados por la Bíblia, muy diferentes en cada momento histórico; ya en el Génesis se promete a Abraham la tierra desde el mar Rojo hasta el Eufrates (Génesis XV, 18-21), pero las fronteras preferidas serán las de los Reinos de David y Salomón, que por el norte llegarían al Eufrates; por el sur hasta el Mar Rojo, por el oeste al mar Mediterráneo, y por el este, hasta bien dentro de la actual Jordania.

A finales del siglo XIX el ideólogo principal del sionismo fue Teodoro Herzl, quien publico en 1895 el libro "El Estado judío" y en 1897 el periódico "Die Welt" y el mismo año organizó el primer Congreso Sionista Mundial en Basilea, al que asisten 200 delegados, creándose también dos organizaciones para el retorno a Palestina: La Society of Jews y la Jewish Company. El punto primero del programa político de Basilea contiene la siguiente medida: "I.La potenciación sistemática de la colonización de Palestina mediante el establecimiento de agricultores, artesanos y obreros judíos". El segundo y tercer congresos mundiales sionistas también se celebrarán en Basilea en los años 1898 y 1899 respectivamente. Sin olvidar la predilescción por Palestina en el quinto congreso sionista (1903) se discutió la oferta del gobierno británico de un territorio en Uganda para la ubicación del Estado judío. Pero poco tendrá que hacer la idea de un sionismo sin Sión y, en 1917, por la declaración de Lord Balfour, el gobierno británico otorgaba el derecho al establecimiento de una patria nacional judía dentro de su protectorado.

En 1904 trabajaban ya en Palestina unos 70.000 judíos, que sobrepasarían los 100.000 tres años más tarde, tras la segunda subida a Sión, provocada por los progroms rusos posteriores al Domingo sangriento de 1905. Los límites de Palestina en la época del surgimiento del sionismo político eran los fijados por el Imperio otomano (por el norte en los montes del Libano y las colinas del Golán; por el sur en el desierto del Sinaí, por el oeste en el Mediterráneo y por el oeste en la actual Jordania hasta el límite donde llega la humedad del Jordán. Esto es: una región de 25.124 km^2, dividida en dos por el río Jordán; al oeste la Cisjordania con 16.643 km^2 y al este la Transjordania con 9.481 Km^2. La población Palestina hacia 1910 era una amalgama de pueblos, religiones y lenguas que convivían bajo las leyes otomanas. En esa época alcanzaba los 700.000 habitantes, de los que eran árabes unos 550.000, unos 100.000 eran judíos, y el resto turcos, alemanes, franceses y norteamericanos. Los judíos gozaban del favor turco, pues veían en el sionismo un freno al nacionalismo árabe y una fuente de ingresos, monopolizando los bancos, el comercio y los medios de comunicación, hasta el punto de que en ese momento en la zona de Jerusalén había más de cien escuelas judías, cifra que duplicaba los centros de enseñanza árabes de la zona. Debido a que muchos inmigrantes judíos trajeron consigo las ideas socialistas antes del estallido de la primera guerra mundial ya funcionaban en Palestina 14 Kibbutz (explotaciones agrícolas comunales y cooperativas). Al estallar la guerra mundial los turcos reprimieron a los judíos a quienes consideraron aliados de los británicos, de ahí que cuando acabaron las hostilidades la comunidad judía en Palestina se había reducido a 50.000 personas. En medio de la guerra se produjo un acuerdo anglofrancés conocido como Sykes-Picot (16 de mayo de 1916) que prometía la independencia a los árabes si colaboraban en la guerra contra Turquía (aunque en realidad y en secreto se repartía todo entre Francia y Gran Bretaña y se dejaba Palestina bajo administración internacional). De ahí las milicias árabes comandadas por Lawrence de Arabia y que la declaración Balfour fuese tenida por los árabes por una traición y el acuerdo Sykes-Picot por un engaño. La victoria británica debió mucho a los árabes y las tropas de su majestad entraron en Jerusalén en 1917, junto también a un batallón de 5.000 judíos. El 2 de noviembre, Lord Arthur James Balfour, ministro británico de Asuntos Exteriores, escribía a Lord Rothschild: "Tengo sumo placer en comunicarle, en nombre del gobierno de S.M., la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones judeo-sionistas, que ha sido sometida a la consideración del Gabinete y aprobada por el mismo. El Gobierno de S.M. contempla con simpatía el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y empleará sus mejores esfuerzos para facilitar el cumplimiento de este objetivo". Gran Bretaña, que no había mostrado antes simpatía alguna por el establecimiento sionista en Palestina, apoyaba ahora la creación de un hogar nacional judío. Tal cambio y el olvido de las promesas a los árabes puede atribuirse al apoyo de la banca judía al esfuerzo bélico anglofrancés y a las presiones de las comunidades judías de Estados Unidos, dueñas de buena parte del dinero de la financiación de la campaña.

Los árabes no protestaron ante la declaración Balfour, no les parecía que un hogar nacional judío fuese a ser un obstáculo para que se hiciese otro tanto con ellos y se declarase un hogar nacional palestino, dada su superioridad demográfica, ni para la buena convivencia de ambas comunidades, como en los últimos lustros y durante toda la historia del Islam. De la negociación de Weizmann con Feisal salía el acuerdo árabe con la declaración Balfour.

Pero durante el mandato británico la inmigración judía aumentó vertiginosamente. En el censo de 1922 la población establecida en Palestina era de 850.000 personas: 700.000 musulmanes, 82.000 judíos, 62.000 cristianos y 6.000 de otras confesiones. Entre 1918 y 1945 las propiedades agrícolas judías pasaron de 420.000 dunums (1 dunum = 1.000 m^2) a 1.941.699. La situación se deterioró hacia 1929 debido a la crisis económica mundial. Nació entonces el Alto Comité Arabe presidido por el Mfti de Jerusalén Hadj Amin Husseini, líder espiritual y político de los palestinos, cuya organización promovió en ese año numerosas huelgas, motines, manifestaciones y ataques contra cuarteles británicos y colonias judías. El gobierno británico actuó enérgicamente, capturó y desterró al Mufti y encarceló a cuantos encontró culpables de las revueltas. Antes de iniciarse la quinta aliyá en 1932 (subida a Sión) ocasionada por el ascenso de Hitler al poder había en Palestina 1.035.281 habitantes, 759.712 eran musulmanes, 174.006 judíos, 91.398 cristianos y 10.101 de diversos credos. La quinta aliyá llevó a Israel 217.000 judíos en sólo siete años. La tensión fue creciendo y las conversaciones entre árabes y judíos con mediación británica no fieron ningún fruto. En 1936 la comisión de Lord Peel recomendó en su informe la división de Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío, pero sería archivada. Comenzaba la Segunda Guerra Mundial. Ben Gurión viajará a Estados Unidos y logrará el apoyo para intentar derogar las limitaciones que los británicos habían impuesto a la inmigración judía (debido a sus intereses en el mundo árabe) al revelar la situación de antisemitismo en Europa. Consiguió que se formase un batallón de apoyo de 6.000 judíos que combatió a los franceses de Vichy, en Siria y contra los alemanes en Italia. Esta fuerza fue la base de la Haganah, ejército clandestino judío hasta 1948 y la semilla de las Fuerzas Armadas de Israel. También habrá de este grupo acciones terroristas, adiestramiento militar secreto, robos de armas en arsenales, grupos de acción... El 6 de noviembre de 1944 fue asesinado en El Cairo Lord Moyne, ministro británico que en 1941 había sugerido la posibilidad de crear en Europa el Estado judío, acusándose del asesinato a los pistoleros de Irgun (Irgun Zvai Leumi, organización militar secreta y terrorista fundada por V.Jabotinski en 1937, cuyo principal dirigente, Menahem Begin, llegará a ser presidente de Israel) organización sionista ortodoxa de extrema derecha, naciendo además otra facción terrorista judía conocida como el Stern, de extrema izquerda, atentando contra los intereses británicos. En 1946 la lucha se generalizó. Los árabes, que asistieron impotentes y estupefactos al incremento de la violencia entre judíos y británicos y que padecían los estados de sitio impuestos por la administración decidieron pasar también a la acción, surgiendo en mayo la Liga Árabe, al reunirse los jefes de Estado árabes y declarar el carácter árabe de Palestina. Ese mismo año el Irgun voló el hotel King David de Jerusalén, sede del gobierno de mandato británico, el 22 de julio. Murieron 91 personas y 200 resultaron heridas. Los miembros de Irgun secuestraron a oficiales británicos y cada vez que los británicos ejecutaban a un terrorista de los suyos ellos ejecutaban a un oficial. Tal era la situación cuando el 17 de febrero de 1947 Londres anunció que iba a entregar su Mandato sobre Palestina a las Naciones Unidas. El 28 de abril se abrió la sesión especial de la ONU sobre Palestina. El Comite Especial de las Naciones Unidas para Palestina presentó el 31 de agosto su informe y dos planes: El primero proponía a) la creación de dos Estados, uno árabe y otro judío, b) la admisión en Palestina de 150.000 inmigrantes judíos, c) la abolición de la ley que impedía la compra de tierras en Palestina a los judíos. El segundo plan sugería la creación de un Estado binacional árabe-judío, con autonomía para cada sector. En el primero Jerusalén tendría un estatuto internacional y en el segundo sería la capital del Estado árabe-judío. El 29 de noviembre se acordó en la ONU la partición de Palestina. Treinta miembros entre ellos Estados Unidos votaron a favor, 13 en contra (Egipto, Siria, Líbano, Iraq, Arabia Saudita, Yemen, Afganistán, Pakistán, Irán, Turquía, India, Grecia y Cuba), 10 se abstuvieron, entre ellos Gran Bretaña.

En 1948, fecha de la creación del Estado de Israel, las autoridades sionistas pretendieron llegar al millón de habitantes judíos pero sólo alcanzaron los 600.000. El día que partieron las tropas británicas, el 14 de mayo de 1948, los judíos eran un tercio de la población de Palestina.

“The violent birth of Israel led to a mass exodus of Palestine Arabs. Between December 1947 and January 1949 some 700,000 took refuge in neighbouring Arab countries” (Enciclopedia Británica del 94).

En 1967 había 2.250.000 ciudadanos israelíes de origen judío y unos 300.000 árabe-israelitas en Palestina, alrededor de un millón de refugiados palestinos salidos de Israel, y más de 6.000.000 de judíos vivían en Occidente, libres de partir hacia Israel cuando quisieran y de instalarse como ciudadanos del Estado, agrandado con la guerra de los seis días.

“The Arab-Israeli War of 1967 devastated the Arab nations. In six days in June, Israel not only dispatched the combined forces of Egypt, Syria, and Jordan but also overran vast tracts of Arab territory, including East Jerusalem, the West Bank (known to Israelis as Judea and Samaria), and Gaza—all of which had formerly been part of mandated Palestine. About 200,000 Arabs fled from the West Bank to eastern Jordan. Only about 1,000 East Jerusalem Arabs applied for Israeli citizenship, while the rest retained Jordanian passports, and the Arabs of the West Bank remained citizens of Jordan. More than 1,000,000 Arabs came under Israeli rule (in addition to the 350,000 already living in the state of Israel)”. (Enciclopedia Británica del 94).

“The destruction of Palestinian society which began in 1948, with the expulsion of 68 per cent of its native inhabitants—of whom 4.5 million remain refugees today—has continued through the thirty-four years of occupation since 1967”. (EDWARD SAID. THE DESERTION OF ARAFAT. New Left Review 11, September-October 2001).

Población estimada en 1992: 5,239,000 (Enciclopedia Británica del 94).

“Some 5.9 million people live in Israel today. About 4.7 million are Jews; most of the rest are Arabs” (Fuente: gobierno israelí, consultada el 6-5-2002: http://www.israel-mfa.gov.il/mfa/go.asp?MFAH00me0).

Por último, una página de judíos pro-palestinos digna de visitarse es la siguiente:

Explicación en imágenes del fracaso de las negociaciones de Camp David
http://gush-shalom.org/media/barak_eng.swf

Gush Shalom Web

http://gush-shalom.org/english/index.html

The Gush Shalom principles:
The Green Line (the borders of the pre 1967 war)
Will be a border of peace Between two free and sovereign states:
Israel and Palestine.
All Israeli settlers in the now occupied territories will return to Israel.
Jerusalem will be an open city, and will serve as capital to both states:
East Jerusalem will be the capital of Palestine,
West Jerusalem will be the capital of Israel.
Both parties can reach a just and agreed upon solution for the tragedy
of Palestinian refugees, based on these guidelines:
Israel will acknowledge its share of responsibility for this tragedy,
and will accept, in principle, the right of return.
The refugees will be offered several possible venues of rehabilitation and compensation.
One of these venues, will allow a limited number of refugees,
the right to return To the state of Israel,
based on a formula that will maintain the Jewish majority in the state of Israel.
These principles do not offer absolute justice, but rather,
a formula which can be accepted by the majority of the Israeli and Palestinian peoples.


http://gush-shalom.org/archives/engfaq.html
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Mie May 12, 2004 9:34 am    Ttulo del mensaje: Pregunta Responder citando

Estimados amigos:

Los datos aportados por López Robledo son interesantes, pero queda saber en qué sentido afectan al núcleo de la discusión, es decir, si existió realmente un estado «palestino» en alguna ocasión y si con la simple reclamación del mismo pueden obtenerlo, si los árabes se denominaron palestinos en alguna ocasión anterior a 1967 y si estos permitieron en alguna ocasión la creación de un estado «palestino». La referencia de los judíos propalestinos es interesante: un estado común para árabes e israelitas. Pero lo que existe hoy es un estado común, con las peculiaridades que sostienen los palestinos (pues ¿acaso Gaza y Cisjordania son estados independientes de Israel?), aparte de que los israelíes necesitan de los palestinos, aunque sea como mano de obra simplemente. Ahora bien, ¿qué dicen los «palestinos» al respecto? ¿Han estado dispuestos de hecho, y no sólo de palabra, a disponer de un estado compartido junto a Israel? ¿Están dispuestos a convivir en Israel con los judíos?

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Manuel López Robledo



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MensajePublicado: Mie May 12, 2004 1:40 pm    Ttulo del mensaje: Palestina, Historia y presente Responder citando

Creo que enzarzarse en un único dato relevante para dirimir un conflicto complejo es un error, por más que la cuestión que pregunta Rodriguez Pardo sea importante. No tengo elementos de juicio para evaluar la pregunta de R.Pardo, pero voy a suponer que la respuesta implícita que sugiere es la acertada y plantear una analogía. Por hacer dicha analogía: yo no manifesté (como buen burguesito español) la intención de irme de casa de mis padres hasta los 27 años ¿quiere eso decir que el momento de manifestación de la voluntad de independencia podría haber sido denegado por no haberla hecho antes? Claro que se me dijo: "¡para qué te vas a ir si aquí tienes de todo, entras cuando quieres, sales cuando quieres y gozas de total autonomía!" (cosa que ocurre con los vascos pero no con los palestinos) y yo respondí: "¡Es que quiero ser independiente!". Por decirlo de algún modo me autodeterminé. Olvidemos la analogía para el caso que sangra nuestro país (pues el tema es Palestina). Conozco las ideas de Bueno sobre la autodeterminación (que no es tal pues ésta sólo se hace respecto a otros Estados) y sobre eso coíncido que yo me emancipé frente a papa y mama. De modo que los palestinos (sea cuando fuere que presentaran por primera vez la intención de constituirse como Estado) creo que tienen el derecho de hacerlo frente a Israel, Jordania, Egipto y demás países limítrofes. Tampoco los judíos, antes del sionismo decimonónico, manifestaron su intención de "retornar" a un "hogar" (en principio no lo llamaron Estado) que la mitología bíblica les asignaba.
Las dos ideas que se manejan para la solución del conflicto son las de la coexistencia en un mismo Estado mixto (igualdad de derechos para todos sus "habitantes" convertidos en "ciudadanos" y igual derecho a vivir en esas tierras para quienes se encuentren en la diáspora, ya sean judíos ya palestinos) o la de la partición, pero a todas luces me parece injusta la situación actual de los palestinos y en eso coincido con el siguiente artículo de un reconocido filósofo colaborador de Althusser:

Cita:
25 de septiembre del 2002


Sí a la causa palestina, no a lo que la aniquila
Etienne Balibar
Le Monde

Traducido para Rebelión por Luis Alegre

Uno de nuestros estudiantes, David Gritz, ha encontrado una muerte atroz en el atentado de la universidad hebrea de Jerusalén donde, quizá inconsciente de todas las dimensiones de la tragedia israelo-palestina (pero ¿qué sabemos nosotros? ¿quizá deseaba a su modo estudiarlas y dominarlas?), iba a buscar medios de perfeccionamiento intelectual y espiritual.

Esta muerte injusta e injustificable nos llena de tristeza y de horror. Por prudencia, por pudor, no debe convertirse en objeto de explotación ideológica. Pero tampoco debe (como no deben las centenares de muertes igual de horribles ocurridas durante los últimos dos años, a continuación de los atentados suicidas cometidos por grupos armados palestinos (Hamas, Djihad, Mártires de Al-aqsa), o los asesinatos individuales y colectivos perpetrados por Tsahal y por las milicias de colonos en los territorios ocupados) ser considerada una consecuencia inevitable de un conflicto "irresoluble" o relativizada en beneficio de la causa de la que se reclaman sus autores.

Soy de los que piensan, y defienden en público, que, en la guerra actual entre Israel y los palestinos (se piense lo que se piense sobre los orígenes y las responsabilidades, se imagine lo que se imagine y se tema lo que se tema respecto a tal o cual modificación de la relación de fuerzas), la mayor exigencia de justicia está del lado de los palestinos, la mayor medida de injusticia está del lado del Estado de Israel. Éste es el que oprime, coloniza, expropia a un pueblo, el que destruye una sociedad y la condena al hambre, el que prohibe la educación y la autonomía política. Por este motivo también (sin querer dar lecciones y consciente de la peligrosa facilidad con la que, desde fuera, se dicta la conducta a los otros) considero cómplices a los israelíes, sobre todo a los intelectuales, que no condenan la ocupación y la represión. Por el contrario, admiro a aquéllos que por medio de la palabra y la acción han ofrecido resistencia o, sencillamente, han mantenido un espíritu crítico.

Es por esto por lo que considero que la renuncia de Israel a sus objetivos de conquista y de hegemonía, el reconocimiento efectivo de los derechos de los palestinos, el primero de todos el de su dignidad de seres humanos, abriría la vía a la construcción de dos soberanías para los dos pueblos que habitan el territorio de Palestina, a la seguridad de todos hoy y en el futuro, y quizá (quiero creer en esta utopía) a una colaboración entre judíos y árabes por la cultura, la vida y la prosperidad, según modelos políticos y jurídicos aún por descubrir.

Pero, una vez dicho esto, no estoy dispuesto a considerar que cualquier acto de guerra contra el invasor constituya un acto de resistencia legítima, incluso y sobre todo si se trata de venganza, de respuesta a actos bárbaros, alimentada por la desesperación y la impotencia. Ya no creo que sean eficaces más que para provocar una escalada y reforzar al adversario. Estoy convencido de que, objetivamente e incluso quizá subjetivamente, el método del "terror contra el terror" apuntando a las poblaciones civiles refuerza a Sharon y a su estrategia de limpieza étnica, y de paso también a Bush y a su cruzada mundial contra el Mal, ciertamente no a la causa palestina. Temo que tenga consecuencias terribles para el sentido moral, la salud mental, la autenticidad religiosa y la capacidad política de la nación palestina.

Esto lo han dicho palestinos del interior y del exterior, individual y colectivamente, palestinos de los que habríamos deseado que la prensa y la opinión pública de nuestros países se hiciesen más eco. Es igual de sorprendente ver que, sobre este punto, han ido más lejos en el debate y la autocrítica que muchos de los defensores de la causa palestina, europeos u otros. Es, pues, a éstos a los que me dirijo fundamentalmente.

Considero que es momento, tanto por una cuestión de principio como de eficacia, de tomar partido y posición con claridad. Lo que nos lo impide a algunos de nosotros - los modelos pasados de lucha y de solidaridad antiimperialista, de los que deberíamos sin embargo medir los límites, o el miedo a dar argumentos al adversario, o también el escrúpulo de hablar en lugar de aquellos que presentimos desamparados - no soporta la prueba de los hechos. No es la palabra, la controversia, la que implica el peligro de paralizar la actividad militante firme que ponga de manifiesto la desgracia de los palestinos y la pasividad internacional. Es la mala conciencia y el silencio cómplice.

Nos corresponde por supuesto, en un momento en el que esta palabra permite todas las confusiones, contextualizar el terrorismo y explicar por qué, a pesar de la trampa evidente que implica, puede ser vivida como un reto o un desquite por aquéllos a los que el mundo no parece dejar otra opción que la muerte o la servidumbre. Pero no participar y alentar nosotros mismos la ilusión asesina y autodestructiva. Pero no, con mayor motivo, ignorar la manipulación cínica. Cada día deja, desde este punto de vista, una situación más insostenible, y quizá no hayamos visto lo peor. Siendo claros sobre este punto y fieles a las razones de nuestra solidaridad, a los objetivos últimos de nuestro empeño, haremos, estoy convencido, un poco más, y lo haremos un poco mejor, "por una paz justa en Oriente Próximo".

Lunes 12 de agosto de 2002
* Etienne Balibar es profesor de filosofía en la Universidad de París X-Nanterre


El reparto territorial y el papel de la ONU y de las demás negociaciones (Oslo, Camp David I, Camp David II, Taba, Plan Árabe, Ginebra, etc) también son muy importantes a la hora de evaluar el coflicto y plantear posibles soluciones.

Es necesario dejar claro que en 1947 tanto los judíos como los palestinos y los demás árabes rechazaron la partición de la ONU de Palestina (no es cierto que fuesen sólo los árabes quienes lo rechazaron). Los primeros porque contaban con ganar el territorio por la fuerza de las armas y los segundos porque consideraron una injusticia el despojar a un pueblo de su territorio para dotar a otro que injustamente careciese de él. A los palestinos el reparto les adjudicaba 11.823 kilómetros cuadrados.

En la guerra de 1948 los israelíes se apoderaron de 6.000 kilómetros cuadrados de los que la ONU estimaba corresponder a los palestinos y expulsaron a 700.000 palestinos. En el armisticio de 1949 entre Israel, Egipto y Jordania los palestinos salieron nuevamente malparados, ya que Jordania se incorporó lo que había conservado de Cisjordania y la franja de Gaza quedó bajo dominio egipcio, 5.823 kilómetros cuadrados palestinos quedaban fuera de sus manos. El tema de los refugiados se agravó en lugar de resolverse y en 1967 ascendían ya a un millón y medio. Ese año en la guerra de los seis días, Israel ocupó Gaza y Cisjordania, junto a la ciudad vieja de Jerusalén, ocasionando el incremento de refugiados.

La resolución 242 de las Naciones Unidas de noviembre de 1967 exigió la evacuación de los territorios ocupados durante la guerra de los seis días y es una de las exigencias que se contemplan en la famosa y reciente Hoja de Ruta, que prometía el cumplimiento de las resoluciones 242, 338 y 1397 del Consejo de Seguridad de la ONU, sobre restitución de territorios, por parte de Israel, una y otra vez incumplidas.

Ya en uno de los apartados de las negociaciones de Camp David I (1978) auspiciadas por Sadat y Carter con Menachem Begin, se indicaba que: “Egipto e Israel trabajarán uno con el otro y con otras partes interesadas para establecer acuerdos procedimentales para la rápida, justa y definitiva implementación de soluciones al problema de los refugiados” (Camp Davis Accords, September 17, 1978), mencionándose la implementación de “las resoluciones 242 y 338” como fundamentales para la consecución de la paz en Palestina.

Desde 1948 la Asamblea General de la ONU ha ratificado año tras año la resolución 194, que otorga a los refugiados palestinos el derecho a regresar y/o la indemnización por sus pérdidas.

Por otra parte, los asentamientos de colonos judíos, aunque ilegales, no han dejado de incrementarse pese a que su cese fue acordado en Oslo.

La población palestina en su conjunto supera en la actualidad los seis millones y medio de personas, de las cuales un tercio vive en Gaza (1.054.000) y en Cisjordania (1.707.000). La mitad de toda la población palestina es refugiada y hay 5000 presos en las cárceles israelíes.

Es importante recordar la Resolución de la Asamblea General de la Naciones Unidas (ONU) 42/159 del 7 de diciembre de 1987, que condena el terrorismo internacional pero hace una distinción entre éste y el derecho de los pueblos a luchar contra la ocupación de sus tierras: “[…] Ninguna parte de la presente resolución puede en modo alguno perjudicar el derecho a la autodeterminación, a la libertad y a la independencia - como se establece en la Carta de las Naciones Unidas - de los pueblos privados por la fuerza de tal derecho […], particularmente de aquellos pueblos sometidos a regímenes coloniales y racistas y objeto de ocupación extranjera o de otras formas de dominio colonial, ni […] el derecho de dichos pueblos a luchar con este fin y a solicitar y recibir apoyo [de acuerdo con la Carta y con otros principios del derecho internacional]”.

“La evidencia es contundente: desde 1947 cada negociación se ha planteado desde una posición israelí más poderosa y exigente y cada rechazo palestino ha sido continuado por una pérdida de territorios y un agravamiento de su problema capital: los refugiados” (David Solar La negociación imposible. El Mundo 9-6-2003).

¿Estarán los israelíes dispuestos a presentar o/y aceptar una propuesta de solución del conflicto que haga justicia al problema de los refugiados y sea mínimamente generosa con los palestinos?
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Mie May 12, 2004 11:27 pm    Ttulo del mensaje: Re: Palestina, Historia y presente Responder citando

Estimados amigos:

José Manuel López Robledo escribi:
Por hacer dicha analogía: yo no manifesté (como buen burguesito español) la intención de irme de casa de mis padres hasta los 27 años ¿quiere eso decir que el momento de manifestación de la voluntad de independencia podría haber sido denegado por no haberla hecho antes? Claro que se me dijo: "¡para qué te vas a ir si aquí tienes de todo, entras cuando quieres, sales cuando quieres y gozas de total autonomía!" (cosa que ocurre con los vascos pero no con los palestinos) y yo respondí: "¡Es que quiero ser independiente!". Por decirlo de algún modo me autodeterminé. Olvidemos la analogía para el caso que sangra nuestro país (pues el tema es Palestina). Conozco las ideas de Bueno sobre la autodeterminación (que no es tal pues ésta sólo se hace respecto a otros Estados) y sobre eso coíncido que yo me emancipé frente a papa y mama. De modo que los palestinos (sea cuando fuere que presentaran por primera vez la intención de constituirse como Estado) creo que tienen el derecho de hacerlo frente a Israel, Jordania, Egipto y demás países limítrofes. Tampoco los judíos, antes del sionismo decimonónico, manifestaron su intención de "retornar" a un "hogar" (en principio no lo llamaron Estado) que la mitología bíblica les asignaba.


Yo no comprendo demasiado bien qué tiene que ver la voluntad de alguien con la autodeterminación y todo ello con la política. Para que un pueblo pueda autodeterminarse necesita de soberanía. Convocar un referendum de autodeterminación necesita de soberanía, pero si ya posees soberanía, te has autodeterminado. En el caso que nos ocupa, ni la voluntad de los judíos de volver a Sion ni la de los palestinos por formar otro similar les otorgó u otorgará estado alguno. Tampoco la voluntad de los indios del Amazonas les otorgaría un estado amazónico, caso de existir tal deseo. Bien sabemos que Israel logró existir como estado gracias al reconocimiento de terceras potencias, cosa que no sucede en el caso palestino.

López Robledo escribi:
Es necesario dejar claro que en 1947 tanto los judíos como los palestinos y los demás árabes rechazaron la partición de la ONU de Palestina (no es cierto que fuesen sólo los árabes quienes lo rechazaron). Los primeros porque contaban con ganar el territorio por la fuerza de las armas y los segundos porque consideraron una injusticia el despojar a un pueblo de su territorio para dotar a otro que injustamente careciese de él. A los palestinos el reparto les adjudicaba 11.823 kilómetros cuadrados. En la guerra de 1948 los israelíes se apoderaron de 6.000 kilómetros cuadrados de los que la ONU estimaba corresponder a los palestinos y expulsaron a 700.000 palestinos. En el armisticio de 1949 entre Israel, Egipto y Jordania los palestinos salieron nuevamente malparados, ya que Jordania se incorporó lo que había conservado de Cisjordania y la franja de Gaza quedó bajo dominio egipcio, 5.823 kilómetros cuadrados palestinos quedaban fuera de sus manos. El tema de los refugiados se agravó en lugar de resolverse y en 1967 ascendían ya a un millón y medio. Ese año en la guerra de los seis días, Israel ocupó Gaza y Cisjordania, junto a la ciudad vieja de Jerusalén, ocasionando el incremento de refugiados.


Creo que no podemos estar conformes con la interpretación de este dato: Robledo interpreta la ocupación israelí como expolio de un territorio que debía ser la patria palestina. Yo lo interpreto como una lucha entre Israel por un lado, y Jordania y Egipto por otro. Al fin y al cabo, Israel no quería ceder un territorio que era suyo, aunque tampoco se oponía, ni se ha opuesto nunca, a la existencia de árabes en su territorio.

Además, si Jordania y Egipto se quedaron con parte del territorio presuntamente palestino, es que no deseaban dar impulso a ningún estado independiente en la zona. ¿Reconocieron realmente luchar por un estado palestino, o era una simple coartada para evitar la consolidación de Israel, como parece serlo ahora? Lo digo porque hay un detalle que resulta sumamente significativo: los árabes que viven en Israel sólo comienzan a llamarse palestinos en 1967, con la Guerra de los Seis Días. Hasta entonces no existía ninguna «identidad» ni reivindicación de la autodeterminación. Y hoy día la presunta reivindicación de un estado palestino no parece tomar cuerpo definitivo. Cualquier oferta de un estado palestino por parte de Israel fracasa entre las negativas rotunda de Arafat, que no hace sino convocar Intifadas. Robledo señala también la cuestión de la Hoja de Ruta como devolución de lo que le corresponde a los palestinos. Sin embargo, ¿se incluye en la Hoja de Ruta también el territorio que se quedaron Jordania y Egipto? Pienso que el problema no es el de un pueblo que aspire, mal que bien, a su «autodeterminación». Es un problema de «dialéctica de estados», como otros que se han discutido en estos foros.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Manuel López Robledo



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MensajePublicado: Vie May 14, 2004 4:37 pm    Ttulo del mensaje: Dialéctica entre Estados y conflicto en Oriente Medio Responder citando

Estimados foristas:
En primer lugar aceptar plenamente que para la resolución del conflicto tanto Arabia Saudí, como Egipto y Jordania, no sólo Israel, deberían hacer también un esfuerzo de generosidad para con los palestinos, cediéndoles también territorios.
Además, Rodriguez Pardo trae a colación el asunto de la determinación y otorga a los Estados lindantes con "el pueblo" que pretenda constituirse como Estado el poder de determinación de tal nueva entidad política. Ya sé que es materia de otro debate, pero se entrecruza plenamente con el nuestro. No creo que podamos decir que los kurdos no existen porque no tienen Estado, es una cuestión de empiria elemental, los pueblos existen y son previos a su constitución como Estados y a su expresa manifestación de existir como tales; a menos que, como en Estados Unidos, se constituya un Estado a partir del genocidio de toda la población autóctona.
Hay que recordar que los Estados son siempre Estados-nación, han tenido todos ellos un orígen y no son eternos ni inmutables ideas platónicas. Si no atendemos a que los Estados-Nación en su mayoría se han constituido a partir de un pueblo (una población) con una lengua, unas costumbres, unas religiones, que los cohesionaban; estamos hurtando a la reflexión elementos materiales que, por mucho que nos gusten o nos disgusten, están ahí y forman elementos constituyentes que no cabe obviar. Hay quien quiere retrotraer España a los restos de Atapuerca, o quien pretende que se constituyó cuando fue nombrada Hispania en cuanto provincia romana, pero otros difícilmente la consideramos previa a los Reyes Católicos; y sobre el comienzo en el tiempo de la consolidación de un Estado, cualquiera, hay siempre controversia. Que sea necesaria la voluntad de un pueblo para pretender al menos constituirse como Estado me parece otra evidencia empírica, material y bien palpable. Si en tiempos de la Sociedad de Naciones había 50 Estados en el mundo hoy hay cerca de 200. Las ex-repúblicas soviéticas que se han constituido en Estados o la independencia de Timor Oriental, tienen que ver con la voluntad popular de autodeterminación, aunque no sólo con ello, sino también, como bien apunta Rodriguez Pardo, a que los demás Estados admitan de buena o mala gana, por las buenas o por las malas, semejante novedad.

Transmito un artículo ilustrativo respecto al componente "Nación" de los Estados-Nación:

Cita:
¿Por qué soy nacionalista?
Josemari Ripalda
Rebelión 6 de octubre de 2003


La pregunta "por qué soy nacionalista" no es para mí fácil de responder. Por biografía y ocupación soy más bien el tipo que se llamaría "cosmopolita", desarraigado e inscrito en una red intelectual deslocalizada. Vivo en la diáspora, no soy "jatorra" y me gusta habitar la gran ciudad - Madrid como mínimo- , donde se concentran estímulos y surgen constantemente ideas. Sin embargo tendré que decir que soy nacionalista, y no precisamente por reivindicar lo pequeño, auténtico, popular. Tendré que intentar explicarlo.

1º En realidad ser nacionalista es algo obvio. La Revolución francesa sentó el principio igualitario-libertario en nombre de la nación real, real como verdadera, pueblo, y no como regia, oligárquica. Desde entonces el término nación, como consigna típica de las revoluciones burguesas, va unido al de pueblo y libertad. Así lo invocó Mancini para la constitución de Italia, como modelo de un mundo de naciones liberadas en paz. En él se inspiró la creación de la ONU, es decir, las Naciones Unidas. Por lo visto la idea de nación no es algo tan pasado.

Este contenido es menos evidente para el mundo anglosajón, cuya revolución política, en el siglo XVII, no fue nacional y ni siquiera dispone de una Constitución. Tampoco la revolución norteamericana fue nacional, y su Constitución es una declaración de principios, que constituye un marco abstracto, no nacional, de las individualidades concretas, no autóctonas, inmigradas, desnacionalizadas de su origen. Se trata de un marco supra- nacional o para-nacional, que además hace plausible una pretensión hegemónica de carácter planetario. El que en Alemania, un país sin revolución lograda, se imitara la nación -que allí no había logrado el sentido de Robespierre o de Mancini- para salir de la humillación y la miseria, pero a la agresión depredadora y la limpieza étnica bajo el dominio de los poderosos de siempre, ha facilitado en este punto la hegemonía ideológica a los vencedores anglosajones. Sin embargo también éstos se han visto confrontados con un nacionalismo de liberación análogo al francés por ejemplo en Vietnam, es decir, en la antigua Indochina . . . francesa.

2º El nacionalismo español es difuso y débil ; está más cerca del fascismo que del nacionalismo liberador. También en España hubo movimientos liberadores nacionales. La IIª República llamó a la lucha nacional precisamente contra el fascismo de los "nacionales". El nacionalismo republicano fue vencido por "el Movimiento/Alzamiento" (nombres que, como en el caso nazi, remedan a la inversa la liberación nacional) y España se ha quedado sin llegar a constituirse como nación en el sentido de las revoluciones burguesas. La izquierda española se apunta a un cosmopolitismo sin apoyo nacional y, al carecer de capacidad integradora, coincide con la "derecha" en la imposición estatal como agente cohesionador.

Este "nacionalismo" español sigue siendo hostil a la pluralidad cultural - incumpliendo incluso preceptos constitucionales (el # 3. 3 del Título preliminar)- y se niega a admitir ningún cambio institucional o de funcionamiento (excepto los que imponga la globalización en su versión europea). Es por tanto impositivo en vez de asimilador y autoritario en vez de persuasivo. Se sirve de una Constitución con rasgos de Carta otorgada (1); pero, sobre todo, funciona con unas reglas implícitas que nunca han sido discutidas, pues se trata de mantener antiguas hegemonías de fondo. Persigue los movimientos civiles y de disidencia, y en esto también está más cerca del fascismo que del liberalismo. Establece el principio del mal y lo deriva todo de él, en vez de admitir que donde hay tal nivel de contestación social hay un problema político, irreductible al terrorismo minoritario (2).

3º El nacionalismo vasco es asimétrico con respecto al español. Se suele aducir como razón para la independencia frente a un Estado establecido el que sólo de ese modo se garantiza la supervivencia de una cultura periférica. No me parece una razón suficiente. En principio una democracia debería ser capaz de multiculturalismo, aunque por desgracia éste no sea el caso de la democracia española. En cambio sí me parece decisiva la voluntad decidida de un cambio político por parte de actores que no son reconocidos como tales por parte de un Estado, cuando ellos sí se reconocen como tales, apoyados en circunstancias contingentes de por sí, pero que funcionan como puntos de condensación de esa voluntad política. Es lo que se ha producido a lo largo de los últimos años del franquismo y los siguientes de la Transición y la Democracia dentro de la sociedad vasca (3). Se trata, pues, de una dinámica opuesta a la del fascismo, que, si algo pretendía, era mantener y potenciar la dominación, proyectándola en un enemigo interior -los judíos- y en la agresión exterior, que permitía al pueblo sentirse también dominador. Esta característica "estabilizadora" le es aplicable a su modo al nacionalismo español y muestra su carácter espúreo con respecto al nacionalismo de las revoluciones burguesas y tercermundistas.

El problema, muy desagradable especialmente para políticos e intelectuales, es que en el País Vasco ha cristalizado un sujeto político imprevisto, popular, cuyo capital político es precisamente la exclusión y cuya pobreza es la de haberle sido negado el acceso a la política y a la normalidad teórica, refugiado en una lengua cuyo declive ha sido apoyado e impuesto, pero que al final ha cristalizado incluso ella como un condensador de resistencias. También la "izquierda" en su mayor parte se ha negado a percibir que sus ideales estilizados casi hasta la abstracción de los principios liberales (la "egaliberté", como dice Étienne Balibar) son vacíos mientras no reciben el calor, la concreción de quienes precisamente quiere liberar (4). En realidad aquí se va a jugar el contenido decisivo del nacionalismo vasco. ¿Seremos capaces de mantener activa la dialéctica particular/universal de lo político contra la servidumbre globalizadora del capitalismo, tan compatible por otra parte con un nacionalismo de campanario como con el multiculturalismo más sofisticado?

4º Independencia y violencia.

Es en esta rebeldía social donde encuentro un lugar de identificación política. Menos claro tengo el objetivo de un nuevo Estado-Nación, incluso contando con el apoyo de un genuino sujeto político, como tampoco tengo claro en qué consistiría. Habría que construir sin exclusiones, aunque no fuera sino porque un país pequeño y débil no puede permitirse el lujo de prescindir de nadie. Pero en la historia de estos surgimientos ha solido haber irreductibles, incapaces de ceder en su posición de privilegio (los "emigrados" franceses, los anglo- canadienses huidos de la independencia norteamericana, los rusos "blancos", el Papa ante la independencia italiana) : los defensores irreductibles del antiguo statu quo, que no suelen pertenecer a las clases populares. Es el tema de "la violencia", como hoy se dice, que fundamentalmente siempre ha sido -como Marx bien sabía de la lucha de clases- desde arriba. Pero si, también desde abajo, el objetivo fundamental es la independencia a secas, las actuales circunstancia inducen a la clasificación en por y contra, a la confrontación, la línea entre amigo y enemigo (5); si el objetivo, en cambio, es el contenido político de esa independencia, lo decisivo será la capacidad de darle densidad y amplitud. Es tal la cantidad de violencia que se ha inyectado y se sigue inyectando en esta sociedad que está llena de ese veneno y no me siento capaz de dar lecciones a nadie. Pero dejar proliferar indefinidamente la violencia manifiesta terminará envenenando también el futuro, cualquiera que sea, si no lo ha envenenado ya definitivamente. Como en la pasada "guerra fría", personalmente soy partidario del "desarme unilateral". Es simplemente mi posición, como, a medida que avanzaba la "Transición", creí percibir que la lucha armada no representaba ya, para mí, una opción estratégica.

5º ¿Cuál sería mi nacionalismo ?

Pero, por más que sean temas estrella, independencia y violencia se inscriben en temas de fondo más radicales. Como parte de una clase profesional formada en castellano, soy sensible a lo que conlleva mi identidad española, por parcial y menguante que sea en este momento.

Quizá por contraste con una visión más normal entre abertzales veo el tema político vasco como una parte integrante por de pronto del problema político de España. Es lo excluido que sirve de síntoma, es el resto que no ha podido eliminar una Transición en el fondo cosmética, realizada según el modelo de transición alemán tras la 2ª Guerra mundial, en plena Guerra Fría, bajo la tutela de los Estados Unidos (6); es también un posible banderín de enganche para los españoles aún capaces de recordar que no tienen república porque fue derrotada por un "pronunciamiento" -palabra que para desprestigio de España ha pasado al vocabulario internacional-. Por mi parte, cuando encuentro españoles rebeldes en este sentido, me siento por lo menos tan identificado con ellos como con muchos vascos nacionalistas. Para mí, personalmente, una independencia radical pudiera tener un elemento traumático de pérdida, a pesar de que mi impresión es que este Estado no permite hoy por hoy otra solución que ésta, también hoy por hoy imposible (por imposición). Seguramente la complicidad de la sociedad española, la atonía y sumisión que creo percibir en su cultura me están haciendo darles la espalda (7), a la vez que empiezo a tomar en serio la cultura euskaldun, por pequeña que sea, en parte porque dispongo de una cultura cosmopolita que me hace menos necesaria esa cultura española.

Estoy contra todas las fronteras, sobre todo cuando son impuestas. Estoy por los lugares concretos; y en uno he encontrado/elegido, pese a lo debilitado de mi vinculación con él, un lugar de identificación particular, idosincrática, precaria precisamente para mis ideas intelectuales, cosmopolitas, abstractas, como se las quiera llamar. He terminado por asumir plena y conscientemente que sólo lugares y situaciones concretos hacen reales los principios y las abstracciones, que elegir quién quieres que sea tu amigo y la estima de quiénes te importa es la elección política radical en la vida. Esperando como espero poco de cualquier revolución comparada con sus ideales, de cualquier solución política comparada con el edén que promete, sólo creo en el precario sujeto político que me sea dado compartir (8).

6º Contra las justificaciones abstractas.

No puedo negar una cierta antipatía por justificaciones del nacionalismo basadas en derechos abstractos como el de autodeterminación. Esta restauración de principios abstractos ilustrados, prekantianos, procede del mundo anglosajón. Para poder dar un marco abstracto a los procesos imparables de descolonización tras la 2ª Guerra mundial, se recurrió, sobre todo en la ONU, a esta retórica típicamente norteamericana, desde entonces hegemónica, a la vez que, en el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas, se establecía el principio paralelo de exclusión de la violencia en el proceso. A la vista de la aplicación real que se ha dado de estos principios tanto en la descolonización como en el resto de la política internacional hay motivos para ver en ellos la retórica del poder (9). Al ser abstractos los principios, el poderoso es quien impone sus contenidos, y las voces disidentes en la interpretación serán acalladas por los altavoces más fuertes. La abstracción de los principios replica la dignidad casi religiosa de la abstracción del Estado frente a sus súbditos ; y de este modo queda contaminada por los mismos intereses particulares que están hibridados, sin reconocerlo, con la abstracción del Estado. Todavía más fundamental me parece que lo político queda así reducido a principios suprahistóricos, una política de la mera aplicación, que excluye la transformación y se sustrae al examen. Los principios generales, éticos o iusnaturalistas pueden tener su lugar para marcar ciertos límites, pero no para derivar de ellos una política, que dejaría fuera de consideración por de pronto el cambio histórico, los sujetos reales de la política, consagrando de hecho una posibilidad entre otras, la concorde con la dominación del momento. El ejemplo de los antiguos "disidentes" en el bloque comunista debería servir de ejemplo disuasorio, que por cierto ya había sido percibido antes del cambio por observadores atentos.

Reclamo para el nacionalismo el derecho dialéctico a la universalidad a través de su concreción ; abstracción también post-dialéctica, porque esa concreción es radicalmente contingente, no se puede derivar del sistema conceptual, sino de un aquí y ahora que conlleva su propio pasado y su futuro queridos (10).

Pero entonces ser nacionalista es exigente y su legitimidad política no está dada, sino tendrá que ganarse día a día. No tengo grandes motivos para el optimismo ; pero me parece que vale la pena sumarse a quienes, remedando a Hegel, han emprendido en este lugar "die Anstrengung des Begriffes", es decir : el esfuerzo por lo político.

NOTAS:

(1) "Constitucionalista" en boca de los políticos del PSOE o del PP parece como si se opusiera a "dictatorial" (al modo como se oponía "liberal" a "servilón" en la España decimonónica), cuando se opone a posiciones tan constitucionales como las "constitucionalistas", sólo que no con la misma Constitución o con la misma interpretación de ella. Se llaman constitucionalistas, porque defienden la Constitución.

(2) Según Sergio Vieira de Mello, Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, reciente víctima de un atentado en Irak (septiembre del 2003), "es preocupante el énfasis con el que ahora se coloca la etiqueta de terrorismo a cualquier tipo de oposición -incluso a la oposición legítima, plenamente legal- , en muchos países del mundo." (Cit. En AA.VV., Mil y una coces contra la disidencia. Autoedición, 2003, p. 3.).

(3) Me parece importante hacer notar la diferencia entre la opinión pública vasca y la española, que insinúa claramente sujetos políticos contrapuestos ; también cualitativamente, como se vio en las últimas elecciones de la Comunidad autónoma vasca y ya en la votación de la Constitución, la opinión publicitada -a diferencia de España- es incapaz de tragarse la opinión pública.

(4) La propuesta por Pierre Bourdieu de un Estado europeo que sirva de protección social frente a la globalización capitalista me suena, al menos a mí, algo patética, como si cupiera esperar de la buena voluntad de funcionarios y aparatos de partido lo que no va a surgir desde la ciudadanía concreta.

(5) Supongo la situación española de confrontación irreductible, que no fue , v. g., la de Suecia con Noruega ni la de Chequia con Eslovaquia. En este contexto no me interesa tanto de dónde o de quién procede la confrontación, aunque creo que la experiencia enseña la enorme responsabilidad de una clase dirigente autoritaria y "retrasada".

(6) Un alto mando militar estadounidense acaba de recordárnoslo en la celebración del cincuentenario de la base militar norteamericana de Rota, acordada en los años más siniestros del franquismo.

(7) Entre los que hemos vivido con cierta intensidad el ambiente cultural de los últimos años del franquismo oigo con frecuencia la experiencia común de una inercia y atonía actual, sólo tapada por inversiones millonarias en operaciones de representación. ¿Es sólo una cuestión de nostalgia ? ¿O es que realmente el ambiente político y social de España no permite otra cosa?

(8) Entre las propuestas políticas postmodernas se encuentra la de priorizar la representación de intereses locales como correctivo a la globalización (A. Giddens); pero ya esa separación entre lo local y lo global conlleva que la instancia más poderosa, la global, eleve la política fuera del alcance de los "correctivos" locales. Así el nacionalsocialismo excluyó de lo político las relaciones de poder, especialmente las económicas ; hoy también se excluye de lo político la economía por su majestad, como diría Kant, vestida de tecnicidad y ciencia; los malos tratos a mujeres o incluso la corrupción pertenecen al campo de la ética ; la tortura es cosa de derechos humanos ; la nación, un tema folklórico y administrativo, apto para estampar su identidad en los land-rover de los guardias forestales ; la agresión internacional resulta inevitable para mantener el orden en el mundo. La exclusión de lo político bajo capa de principios genéricos -"la mala abstracción", como decía Hegel- es la característica de la política postmoderna. Cuando, en cambio, inopinadamente surge en un punto concreto la generalidad prohibida, rompiendo el éter de la despolitización , se produce una resonancia política general con todas las emergencias/resurgencias/insurgencias políticas, que es el criterio de su veracidad.

(9) Principios iusnaturalistas justificaron desde el principio la terrible expansión colonialista europea. Vid.

Enrique Dussel, 1492. El encubrimiento del otro. (Hacia el origen del mito de la modernidad.) Madrid : Nueva Utopía, 1992, especte. caps. 4 ss.

(10) Con esta propuesta no hago sino retomar una concepción que hace tiempo se ha abierto paso entre intelectuales del entorno socialdemócrata (cf. v. g. Slavoj Zizek, El espinoso sujeto. Buenos Aires : Paidós, 2002, espcte. caps. 3 s.). El PSOE español, hace tiempo que ha renunciado a Marx para volverse hacia Kant y los "socialistas de cátedra", el más insigne de los cuales, Max Weber, apareció de vez en cuando -ciertamente mal digerido- en los discursos de Felipe González. En este paso a la guía abstracta del liberalismo y la democracia, ha abandonado el ámbito de lo político, en el que se juega el tema real de la dominación, para pasar al de su administración. ¿Y no es a poder dar definitivamente este paso a lo que aspiran los partidos nacionalistas vascos "moderados"?


No estoy de acuerdo con todo lo que expresa el citado artículo de Ripalda pero sí que me interesa recoger del mismo que en el fenómeno complejo de la constitución de un Estado no sólo influye la "dialéctica entre Estados" (siempre otros porque el que quiere constituirse parece que no existe aún) sino también otros elementos que hay que tener en cuenta, por muy cosmopolitas o ciudadanistas que queramos ser.

Los palestinos, los vascos, los corsos, los kurdos y otros muchos grupos humanos tienen aspiraciones soberanistas, las mismas que tuvieron otros (Italia, Alemania, España, etc) antes de conformarse como Estados. Visto racional y no pasionalmente, no habría que diferenciar unos nacionalismos u otros; aunque quepa la distinción entre nacionalismo agresor y nacionalismo defensivo, entre el que quiere dominar y el que simplemente pretende no ser dominado o no seguir estando dominado. Todo el proceso de descolonización desde la de América con Simón Bolivar hasta las de los países africanos y asiáticos no puede entenderse sin darle entidad materialista al fenómeno del nacionalismo.

La tribu de Israel ("pueblo elegido" para los judíos religiosos) existe previamente y forma un componente esencial del nacimiento del Estado de Israel, que tiene, por cierto, un Ministerio de la Religión y carece de Constitución. Los ísraelíes están entre los 9 países del mundo que tienen bomba atómica y les respalda la mayor potencia bélica de todos los tiempos que campa hoy a sus anchas sin antagonistas. En tales condiciones cuando se dice que: "les quieren arrojar al mar" como si siguiesen siendo la desvalida tribu errante sin Estado que sometieron y expulsaron o mataron los españoles, los rusos y los nacional-socialistas (entre otros), se está cometiendo un anacronismo.
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José Mª Rodríguez Vega



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MensajePublicado: Sab May 15, 2004 11:15 am    Ttulo del mensaje: ¿Pueblo etnico-político? Responder citando

Hola.

José Manuel López Robledo confunde el concepto político de <pueblo> con el concepto etnológico. Dice:
Cita:
< No creo que podamos decir que los kurdos no existen porque no tienen Estado, es una cuestión de empiria elemental, los pueblos existen y son previos a su constitución como Estados y a su expresa manifestación de existir como tales; a menos que, como en Estados Unidos, se constituya un Estado a partir del genocidio de toda la población autóctona.>


También son una <población>...de animales los Perritos de las praderas...

La etnia curda o el pueblo urdo (geográfico, étnico, incluso etológico) desde luego que existe antes que el Estado. La prueba de ello es que aún (como grupo de animales) no tienen Estado. Pero el pueblo <político> kurdo no existe por la simple razón de que SÍ es el Estado el que lo conforma como tal, como pueblo político. Para decir política hay que presuponer el Estado, el poder de la fuerza. Los kurdos no tienen ningún derecho político a ser un pueblo político porque es el Estado el único que hace posible la existencia del derecho positivo, esto es, la fuerza, la determinación de su voluntad (etológica o animal) a ser un pueblo político, a tener una voluntad política...A la voluntad “natural” de los kurdos como pueblo étnico se le puede oponer otra voluntad cualquiera, natural o étnica, o política. Ahí, en tanto mera voluntad, todo está abierto siempre.
Los kurdos no existen políticamente, sino sólo étnicamente...y en los asuntos étnicos y naturales lo único que decide es la fuerza bruta, lo más primigenio..., por eso es que sí es muy posible y legítimo constituir un Estado sobre cualquier genocidio étnico como hicieron los EE.UU. ¿Quién lo impide? ¿El derecho natural? ¿El derecho internacional?

Sobre eso de que <los Estados son siempre Estados-nación ya ha sido ampliamente clarificado por Bueno (<el todo es siempre anterior a la parte>. Ensayo sobre las categorías de las ciencias políticas. Pág. 53). La Nación política se instaura con la revolución francesa a través del Estado y por el Estado, no antes. Aquí se confunde otra vez el concepto de “nación étnica” <(una población)> o conjunto de individuos animales con el de “Nación política” que no hinca su esencia en los individuos animales en tanto población “biológica”, sino que hinca su esencia en el <ciudadano>, en el <citoyen> y estos en las clases y grupos sociales. Así habrá ciudadanos iraquies, pero no ciudadanos kurdos...como no hay ciudadanos catalanes o vascos, sino ciudadanos españoles y que tienen sus derechos protegidos, no por una entidad no estatal, étnica o regional y geográfica, sino sólo por el Estado que es la entidad verdaderamente política y la única poseedora del poder Constituyente, de la Soberanía, de la fuerza, de la fuerza del derecho....esto es, tienen sus derechos como pueblo político por ser España y españoles.

Al <pueblo étnico> lo hacen la lengua, las costumbres, la religión...ciertamente...pero al pueblo político sólo lo hace el Estado, la fuerza, la fuerza del derecho porque es el derecho de la fuerza. Y claro es que al constituirse el pueblo político por la fuerza quedan en él englobados los caracteres del pueblo étnico, mientras que siempre es muy posible que en el pueblo étnico no estén englobados las características políticas por no tener fuerza para el derecho. Esto último les ocurre a los kurdos a los catalanes y a los vascos...por ahora.

O sea, que NO es cierto que:< estamos hurtando a la reflexión elementos materiales que, por mucho que nos gusten o nos disgusten, están ahí y forman elementos constituyentes que no cabe obviar.>, pues ya contamos con ellos desde un punto de vista etnológico o geográfico, pero que, sin embargo, no pueden ser metidos a saco en una visión verdaderamente política por el mero hecho de ser “elementos materiales”. No son <elementos constituyentes> políticos porque aún no se han constituido como poder político.
Es evidente que ni los homo de Atapuerca eran españoles ni era español Séneca, precisamente porque aún no existía el Estado español, aún no existía esta fuerza, esta legalidad.

La confusión es muy grande cuando hablamos de <la voluntad popular de autodeterminación>...pues la voluntad animal es siempre legítima (la naturaleza es natural), la voluntad de una etnia o de un grupo de animales es siempre naturalmente legítima...pero nunca es legal (lo legal nunca es natural) y por tanto cae fuera del derecho político. A menos que creamos en un “derecho natural”, &c. No existe eso de la “voluntad popular de una etnia”, lo único que existe es la voluntad popular política de un pueblo político. Desde este punto de vista es muy posible que una parte de los ciudadanos españoles geográficamente o étnicamente vascos se independicen a través del derecho vigente o a través de la fuerza natural como rebelión y traición al orden vigente y fuera de su derecho, ya que la única “voluntad popular” política y legal posible es sólo la voluntad política de los españoles, en referéndum &c. que sólo será legal en tanto es apoyado por el Estado.
<la voluntad popular de autodeterminación>...sólo puede significar una contradicción de términos, ya que <popular>, políticamente hablando, solo lo puede ser aquello que ya está determinado como Status, como Estado. No hay Pueblo sin Estado ni pueblo que no está <principiado>. Por tanto no es la “voluntad popular” la que establece un nuevo Estado, sino la legalidad misma de ese Estado o por el contrario la traición del segregacionismo y la violentación del derecho de ese Estado...pero cuando uno se pone fuera de la ley ya no es <pueblo>, ya no es ciudadano con los plenos derechos políticos sino que como animal humano (étnico) desea otro derecho, y por tanto sólo decide la fuerza suya, la fuerza animal, que es desde luego anterior a todo Estado...pero no del <pueblo>...sino del grupo, clase, horda, tribu...o banda. Esto es muy legítimo, pero esto no es Derecho..., es lo torcido de la polémica política, de su contingencia y fortuna.

De este embrollo y confusionismo conceptual es de donde vienen algunos absurdos que siempre son disfrazados por medio de una manipulación torticera de las palabras. Así, por ejemplo: En lugar de decir España se dice <el Estado>, y también para no incurrir en frases como esta: <La Nación catalana está dentro de la Nación española y pertenece a ella.> <El pueblo catalán pertenece a la Nación española que esta compuesta por muchas culturas nacionales...> <El pueblo español se...autodetermina como Pueblo catalán> <El Pueblo catalán al no tener Estado pertenece a la Nación española pero es el Pueblo catalán.> <Francia sólo tiene el Pueblo frnacés...España tiene miles de Pueblos...> <Somos una Nación>, o sea, que así como se supone posible una Nación sin Estado cabría comprender un Estado sin Nación. En fin, un galimatías sin sentido.

La traslación de los conceptos etnológicos y etológicos al ámbito de la esencia de la política es una completa impostura. Una mentira consciente.

Por todo esto, es que Rodríguez Pardo tiene mucha razón cuando dice que son los Estados colindantes con los palestinos los que sólo pueden darle un “status” como Nación...¿Acaso el poder de esos Estados no son una buena “codeterminación” del poder de un futuro hipotético Estado palestino? El derecho sin poder es la ausencia del ser. En política, para ser hay que poder ser.

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José María Ripalda marra cuando dice que los ingleses no tienen una Constitución (normas), y se desquicia cuando nos dice que los EE.UU. son un “marco supra-nacional o para-nacional” y cuando dice estar <contra todas las fronteras, sobre todo cuando son impuestas.> Su cosmopolitismo y su multiculturalismo no sirven para nada y menos para comprender de lo que habla. Su artículo me parece un mar de confusiones y una verdadera porquería. No tengo ganas de criticarlo.

Ya se me ha ido la inspiración...Adiós.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Sab May 15, 2004 7:51 pm    Ttulo del mensaje: Estado y pueblo como mitología Responder citando

Estimados amigos:

A lo señalado por Rodríguez Vega, que me parece bastante oportuno, me gustaría apuntar unos breves comentarios referidos a la creación reciente de estados (sobre si España empieza con Atapuerca o con los Reyes Católicos debemos discutirlo en otros foros más adecuados) que apunta Robledo. Y debo señalar que de esos doscientos estados que existen hoy en el mundo, la mayoría son creaciones apresuradas, producto del proceso de descolonización posterior a 1948, que ha sido mucho menos beneficioso de lo que se cree.

Muchas de las fronteras de esos estados son simple papel mojado, pues son un conjunto de etnias a las que se ha tenido que organizar de forma apresurada. Muchos de esos estados son tan débiles o inermes que se convierten en simple refugio de capitales extranjeros (como podrían ser Luxemburgo o Suiza, los casos más honrosos, aunque tenemos los más deshonrosos de Aruba o Islas Caimán en el Caribe), o son creaciones de otros estados más potentes, como lo fue Panamá a comienzos del pasado siglo.

Sobre Timor Oriental, la situación es más complicada: hasta 1975 era provincia portuguesa, y sólo la cabezonería de la ONU proclamó una independencia que no fue tal, sino asunción de su soberanía por Indonesia, que practicó un genocidio sistemático de la población católica, hasta que por fin se decidió parar la masacre (aunque bien podría haber sucedido lo de Ruanda y todos tan tranquilos cantando y tocando los timbales, ¿verdad Kofi?). Sobre la cuestión de Timor es interesante consultar el artículo Timor oriental: el nacimiento de una nación. Por eso mismo, la creación de un estado palestino no sería satisfacer una legítima aspiración de un pueblo palestino que, como he señalado por activa y por pasiva, no se reivindica como tal hasta que en 1967 Arafat pone el grito en el cielo. Sería un triunfo estratégico de Jordania y Egipto en su carrera por destruir a Israel.

Otro detalle que me llama la atención es que se hable de «aspiraciones soberanistas» de los vascos, ignorando que la mitad de la población de Vascongadas está sometida a una situación de miedo y complicidad con el terrorismo de ETA, mientras que la burguesía vasca, representada en el PNV, saca tajada económica y política del asunto. Obviar esta situación de violencia constante me parece muy cínico, y sólo desde esa ignorancia se puede hablar tan ingenuamente de «aspiraciones soberanistas» como algo connatural a los españoles de Vascongadas, que por cierto necesitarían del reconocimiento de todos los españoles a su independencia.

Por último, habría que no confundir los ideologuemas o profecías varías que puedan tener y ostentar israelíes, palestinos, vascos, etc., con la política efectiva de estos pueblos o sociedades políticas. El mito de Sion no se diferencia esencialmente del de Palestina o el de Euskadi; son eso, mitos, que pueden canalizar la voluntad de un número significativo de personas y llevar, en caso de ser reconocida su soberanía, a una «profecía autocumplida». Pero por sí misma esa voluntad no puede dar el salto estatal sin antes haber hecho suyo un territorio, máxime cuando éste no es tierra de nadie (res nullius), sino parte de otro estado soberano. No puede haber autodeterminación, pues ese «autos» no está definido previamente a la existencia de la sociedad política que se quiere configurar.

Pero una vez conseguido el «autos», la identidad, por medio de relaciones transitivas y simétricas con otros estados, queda sólo perseverar en el ser, mantener las fronteras. Por eso mismo Israel, rodeado de enemigos que quieren minar su moral y su existencia, necesita de la bomba atómica. ¿Cree realmente Robledo que careciendo de bomba atómica, los israelíes no habrían sufrido más ataques de parte de los estados colindantes? Israel persevera en su ser: por eso destruyó el programa atómico de Iraq en 1981, un estado que le agredería si tuviera ocasión, e intentará evitar que la táctica de un estado palestino que Arafat siempre pide en las palabras y nunca acepta en los hechos, le siga minando y frenando en su desarrollo político. Dejémonos de hablar de pobres y de malvados, porque en la Historia, como decía Marx, sólo hay vencedores. O, para decirlo con Maquiavelo, profetas con armas y profetas sin armas.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Manuel López Robledo



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MensajePublicado: Sab May 15, 2004 11:09 pm    Ttulo del mensaje: voluntad racional y razón común Responder citando

En primer lugar decir y aclarar que no hay que entender "voluntad popular" al modo irracionalista, como Leni Riefensthal en "El triunfo de la voluntad", (película de los años 30 para filmar la apoteosis del congreso nacionalsocialista de Nüremberg), no hay que entenderla como la voluntad nazi de Schopenhauer o Spengler; sino al modo de Rousseau, la "voluntad general" como una "razón común" (que diría García Calvo); lo que significa, presuposición de que los demás son tan racionales e irracionales como nosotros mismos y pueden pretender fundar un Estado (o tomar decisiones sobre el propio Estado) como lo pretendieron y lograron los judíos no hace mucho.

No niego que los otros Estados tienen un papel en la configuración de uno nuevo, como bien indica Rodriguez Pardo, pero simplemente afirmo que me parece reduccionista contemplar sólo ese factor a la hora de preguntarse sobre los requisitos y elementos que intervienen en la formación de un nuevo Estado.

En segundo lugar el término primitivo u originario, si bien complejo, para que se pueda llegar a hablar de Estado es el de "sociedad política", lo que nos remite ya a un compuesto: a una "sociedad" y una "política", es decir, una "comunidad" y una "ciudad-estado", a cuya pertenencia aludiría Aristóteles al decir que el hombre es un "animal político", configuración o agrupación humana que comenzará denominándosela, en griego "politeia", y traduciéndola al latín, "república" (res-publica). (Gustavo Bueno indica como primigenia la acepción latina pues no atiende o desconoce la griega, cfr. "España frente a Europa" III, p.177). Y es que el término aristotélico "zôon politikón" (Política, 1253a) puede perfectamente traducirse tanto por “animal social”, como por “animal cívico” (podría traducirse igualmente por “animal político”) señalándose con ello, precisamente, el tema del nacimiento de nuestra forma de concebir la política en Grecia; ya que en griego, hay que distinguir entre varios elementos que conformaron la polis:
1º) entre êthnos (= pueblo, en el sentido de gentes o habitantes de una región, de donde procede la palabra etnología) y kômê (= aldea, pueblo, en el sentido de lugar o continente del êthnos antes mencionado).
2º) entre leôs (= pueblo en el sentido de las huestes –ôi leois- de las que, como de un personaje más, hablan los escritos homericos en la "Ilíada", término próximo al "Volk" alemán del romanticismo, pero que luego devendrá en los ordenados "hoplitas") y dêmos (= pueblo, políticamente organizado, en subgrupos de la polis, como si fuesen partidos políticos), y 3º) finalmente, entre pólis (= ciudad, no sólo el casco urbano –por ejemplo, la villa de Madrid- sino toda la región –por ejemplo, la Comunidad de Madrid- formada por numerosos dêmos o dividida en lo que originariamente fueron familias y luego pasaron a ser circunscripciones electorales, incluyendo el campo y la ciudad) y âsty (= aldea, centro de la tribu, originariamente sinónimo de kômê, pero que luego, más adelante, vino a querer decir "ciudad", en el sentido de centro urbano, villa –como la villa de Madrid en el ejemplo anterior y cuyo centro, a su vez, era el ágora).

Aristóteles dice que “cualquier ciudad (pólis) es una cierta comunidad (koinonía)” (1252a) pero después empieza a realizar distinciones entre los tipos de comunidad: “la familia (la casa, oikós) es la comunidad (koinonía), constituida por naturaleza (physis) para satisfacción de lo cotidiano”, pero, “por otra parte, la comunidad primaria compuesta de casas no exclusivamente para la satisfacción de lo cotidiano es la aldea (kômê)”, mientras que, “la ciudad-estado (pólis) es la comunidad, procedente de varias aldeas (kômê)” (Política, 1252b, edición de Ross). La ciudad es lo común tanto en el sentido de lo bueno y lo malo (costumbre, A), como de lo justo y lo injusto (razón, B), y eso es lo que funda tanto la comunidad humana (A) como la ciudad (B), que o bien son simultáneas o bien se superpone la segunda a la primera, no necesariamente borrándola.

Pero si todo se reduce a quien tiene o no tiene bomba atómica, ya expresé en otro debate de los de aquí, que entonces, sobran las palabras y cojamos la metralleta; puesto que sólo 9 de 200 países la tienen (entre ellos Israel, India, Pakistán o Corea del Norte), aunque Estados Unidos tiene muchas más que todos los demás juntos (como Arabia Saudí tiene más petróleo que todo el resto de la Opep junta). Si la Historia es la de los vencedores tendremos que decir que la Historia de Israel comenzó en 1948 pero me temo que sea un poquito más antigua. Los cerca de 200 Estados existentes serán creaciones más o menos apresuradas o lo que se quiera, pero están ahí como realidades efectivas. A menos que todo sea papel mojado y sólo cuente y gobierne el planeta los Estados Unidos de Norteamérica, tesis de la globalización consumada (Fukuyama) que me parece muy lejos de ser cierta. Ya no existe "tierra de nadie" y tampoco era "tierra de nadie" la colonizada por los fundadores de los Estados Unidos o la palestina colonizada por los sionistas, porque en esas tierras había gentes (no sólo animales), que si fueron y son tratados como animales no me parece que sea algo digno de aceptarse y de reivindicarse. Los "palestinos" no son "perritos de las praderas" aunque sólo fuese por el mero hecho de que los perritos de las praderas no se defienden de los F16 y los tanques poniéndose un cinturón de bombas en la cintura y arrojándose contra el enemigo. Igual que el "terrorista" Menagen Beghin llegó a presidente de Israel no veo razón para que el "terrorista" Yaser Arafat no llegue a presidente de Palestina, a menos que estemos manejando dos pesos y dos medidas.

Hace falta que un pueblo, "los palestinos", se hayan identificado como tales (en 1967 o cuando sea) y manifiesten la voluntad racional de constituirse en Estado, para que los demás Estados tengan que tomar una postura respecto a ellos. También los 20 millones de kurdos me parece que existen, como pueblo que aún no como Estado, y que pretenden constituirse como Estado, ciertamente en conflicto con los Estados de Irak (ahora ocupado), Turquía, Irán y Siria.

Los Estados colindantes al "pueblo" palestino le pueden otorgar el status de "Estado palestino", no el de "Nación", que ya lo tienen. Confundir el concepto de "nación" con el de grupo etológico -que no etnológico- ("los perritos de las praderas" como hace Rodriguez Vega) me parece un prejuicio etnocentrista, ya que a los perritos de las praderas los podemos exterminar o comérnoslos sin problemas. Nación no es sólo étnia sino un conjunto de elementos entre los cuales la étnia puede jugar o no algún papel. Pero desde luego en todo caso "étnia" no es "grupo de primates" por mucho que atendamos al "Mito de la Cultura" y seamos devotos de Gustavo Bueno. Aquí, quien confunde el concepto político de "pueblo" con el de "grupo de animales" no soy yo, sino que es el señor Rodriguez Vega. Sin embargo incluso "ideologemas" como el de "raza aria" o "pueblo elegido" tienen un papel (junto al de confundir personas con animales) en la configuración de los Estados (como el del apartheid surafricano).

Y por último, sólo sugerir que el catedrático de Filosofía y uno de los mayores expertos en Hegel de nuestro país, José María Ripalda, quizás se merezca el beneficio de la duda acerca de si su argumentación contiene falacias o verdades y un análisis más detallado de lo que dice antes de descartarlo.
Un saludo
JMLR
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José Mª Rodríguez Vega



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MensajePublicado: Dom May 16, 2004 8:49 am    Ttulo del mensaje: Nación y estirpe. Responder citando

Hola.

Yo creo no confundir nada.

Ya Hobbes decía que América era un ámbito de lucha preestatal y libre entre los instintos y los intereses egoístas. Locke y muchos otros pensaban igual. En América no existía un derecho asentado, y de la visión ideológico-etológica de Hobbes del “homo homini lupus” se pasó a la visión de un Francisco de Vitoria de un “homo homini homo”, como ya dijo Carl Schmitt en el Nomos de la tierra. Esta variación es precisamente la línea que separa la entrada del derecho (positivo) respecto del <derecho de gentes> de y en la tierra abierta.
José Manuel López Robledo comprende, que en esas tierras no hay lobos, al estilo de Hobbes, sino hombres al estilo de Vitoria..., pero no por ello ahí se puede encontrar un <iustus hostis> porque la mera posesión etnológica (humana) nada tiene que ver aún con el <imperium> político.
La posesión (el dominium) no es el Estado (el imperium), por tanto ahora sí que ya no <existe tierra de nadie> porque los topos ya ocupan toda la tierra. Ni los indios norteaméricanos ni los palestinos han tenido jamás el <imperium> sobre esas tierras, sino sólo el <dominium> humano. La diferencia ya la dejó bien clara Schmitt. Es por eso que nunca esos pueblos étnicos (estirpes humanas) fueron tratados como animales, sino que fueron tratados siempre como hombres...sin Estado, sin dominium.

Efectivamente que los palestinos no son “perritos de las praderas” (yo no he dicho eso), pero tampoco son un Estado que haya de ser tratado en pié de igualdad por los demás Estados. De aquí la denominación de <terroristas>...Y no podemos quitar la distinción entre dominio e imperio (entre posesión estirpe-etnológica o antropológica y Estado político) sin caer en la anarquía total y en una des-acotación de la guerra...eso supondría el exterminio inmediato de los humanos palestinos y la guerra de todos contra todos, la imposibilidad de alianzas, &c.
Efectivamente cualquier terrorista puede llegar a presidente...pero mientras no llega a presidente (imperium) sigue siendo un mero terrorista fuera del derecho de gentes y al cual se le podría matar como a un mero animal humano y con el cual es muy factible el enclasarlo en el “homo homini homo”, de Vitoria, que aún no es ni tiene el imperium político. Un peso o una medida es el <status> político, otra medida y otro peso es la ausencia de <imperium>. Sí que hay dos medidas: el derecho de guerra entre iguales (entre Estados) y la ausencia de ese derecho, la ausencia de igualdad, la lucha entre desiguales, entre un Estado y un grupo humano sin status político que, precisamente por el “ cinturón de bombas en la cintura”, entre otras cosas, se aproxima más al “homo homini lupus” de Hobbes que no al “homo homini homo” de Vitoria.

Eso de la <voluntad racional> de los palestinos a constituirse en Estado me parece vano. También puede existir la voluntad (racional también) de NO dejarlos constituirse en Estado. Ambas voluntades son legítimas, pero la primera siempre es <ilegal> mientras que la segunda no lo es nunca diga lo que diga el llamado Derecho internacional. Una se enclasa en la voluntad de la Política, otra en la mera voluntad fuera de la Política...como si la tierra aún siguiera sin ser plenamente ocupada, como si la tierra siguiese abierta...Claro que esta “mera voluntad” existe y existirá siempre y es irremediable su existencia, por ello es que la guerra entre Estados y la guerra contra los que aún no tienen Estado es y será perenne hasta no se llegue a ese <Gobierno mundial> o Imperio definitivo y utópico que acabaría con la polémica y con la política. Aquí cabría decir, que las luchas entre las voluntades de los grupos humanos sin Estado y contra el Estado no se salen nunca del ámbito de la dialéctica entre Estados, o que las luchas de clases o grupos sin Estado siempre están apoyadas por algunos Estados para merma de sus enemigos.

Yo creo no confundir el concepto político de "pueblo" con el de "grupo de animales"...y creo que en mi mensaje anterior eso queda bastante claro. Sin embargo eso lo habrán de dilucidar otros.
Cuando se habla del derecho de autodeterminación siempre se está hablando sobre <hombres> como un concepto generalistico que se sale del ámbito de la política y se adentra en la mera lucha etnológica o antropológica, meramente “humana”. Haciendo una hipóstasis, podríamos suponer que en un mundo con un sólo Estado o Gobierno mundial podrían seguir los hombres deseando “autodeterminarse” continuamente y particularizarse en partes fuera partes; así ad infinitum...Pero esa hipóstasis es estúpida por la sencilla razón de que ya estamos en ella, de que ya estamos de continuo dividiéndonos en partes fuera partes, de que el proceso global de división y agregación es el que actualmente tenemos...eso es la política...porque en realidad no se da una lucha fuera de la dialéctica entre Estados, sino siempre dentro de ella: la autodeterminación de los catalanes como pueblo geográfico sólo es su integración como pueblo político en una dependencia foránea a los intereses de España. En este punto la absoluta soberanía no existe. La tierra ya está plenamente ocupada...y cualquier lucha que hay no es una lucha entre una parte sin Estado y un Estado, sino una lucha soterrada entre Estados. Dividir un Estado es acrecentar otros.

Cita:
< Los Estados colindantes al "pueblo" palestino le pueden otorgar el status de "Estado palestino", no el de "Nación", que ya lo tienen.>


Si esto fuese verdad, sería la refutación total de las tesis mantenidas en <España frente a Europa> de Bueno. Yo creo que José Manuel sigue confundiendo los conceptos de nación étnica (sin Estado) con los de Nación política, que es posterior al Estado y como reconformación del Antiguo Régimen (EFE, pág. 77 y ss.), y eso con independencia de que es cierto que la comunidad de Estados pueda reconocer a los palestinos el <status> de Nación política, de Estado. De entrada “los estados colindantes al pueblo palestino”, como dice José Manuel, no colindan con el pueblo palestino, sino con otros Estados que no son el “Estado palestino”. Las fronteras no las hacen las etnias ni los grupos, sino los Estados. Si Palestina no es un Estado...simplemente NO colinda con nada porque nada es políticamente hablando. Fronteras quiere decir poder, no impotencia. Las palabras no hacen a la cosa.
Dice José Manuel que el status de Nación, así con mayúsculas, ya lo tienen los palestinos...¿pero qué Status es ese que no es Estado? Para hablar de Nación hay que tener muy en cuenta las cuatro acepciones que da Gustavo Bueno de ellas (pág. 81), y desde luego los palestinos (estirpe) no pueden enmarcarse en la acepción de Nación política canónica (pág. 108 y ss.)
Creo que todo está muy claro. Adiós.
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