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Nuevo libro de Gustavo Bueno
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Ãngel Sánchez Bernal



Registrado: 14 Oct 2003
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MensajePublicado: Mie Abr 27, 2005 7:26 pm    Título del mensaje: Nuevo libro de Gustavo Bueno Responder citando

Saludos a los posibles lectores.
Acabo de ver que Bueno ha publicado un nuevo libro: el Mito de la felicidad. Me ha extrañado que no haya habido un anuncio de la publicación en este foro. Quería saber si alguien lo ha leído ya, si podemos conocer el contenido del índice (cómo se hizo con el Panfleto), etc.
Gracias.
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José Mª Rodríguez Vega



Registrado: 11 Oct 2003
Mensajes: 1429

MensajePublicado: Mie Abr 27, 2005 8:54 pm    Título del mensaje: ¡Viva la seriedad! Responder citando

Por fin la felicidad!

No hay cosa que me haga más feliz que saber que la puñetera felicidad ya está en entredicho, o mejor: en pura desdicha. Hace tiempo que Sharon Calderón y Rodríguez Pardo me lo dijeron y esperaba este evento de la mano del profesor Bueno... ¿Profesor? ¡No, no!... de la mano de nuestro sabio Gustavo Bueno. Él sí que es un verdadero archidiablo terror de los anormales y subnormales (epistemológicamente hablando). Ahora se helará la sonrisa de la Farándula almodovariana y el talante y la tolerancia pasarán a ocuparse del ostracismo y a tratar como a perro muerto a nuestro gran Gustavo Bueno. Eso es lo que se merece y eso es lo que ocurre con todos los sabios de este desgraciado País de las Maravillas, abarrotado de Chirinos cervantinos y de enanos velazqueños, pues si tal cosa no fuera, sería tan enano como los demás. Es mejor no ser un famoso del montón estílo Saramago. ¡Viva la soledad del sabio de Niembro! Pués que él mira a lo eterno de su fama.
¡Abajo la felicidad! ¡Abajo los representantes del porvenir!

Escuchad las palabras de otro gran español como fue Juan Donoso Cortés, paisano mío:<<...los que en el infortunio se abaten y en la prosperidad enloquecen, son niños; los hombres son los que reciben a la felicidad sin frenesí y sin abatimiento al infortunio, si llaman alguna vez a las puertas de su morada. Por eso los cristianos son hombres, y los mahometanos, niños. Esto explica por qué los primeros se fortificaron y los segundos se abatieron con las adversidades; por qué los segundos fueron esclavos, y los primeros señores de la fortuna.>>(De la Monarquía absoluta en España. BAC. Tomo I, pág. 519)

Tal cosa parece que hoy en día seamos medio moros o bien luteranos completos que sólo buscan la felicidad del Reino en esta Tierra aquí y ahora a través del Mercado pletórico y del Tren de la Muerte del 11M. Antes muertos que sencillos...antes muertos que perder este mullido acomodo, esta insulsa y fofa felicidad, esta indignidad y ausencia de virtud política. Yo todo eso lo reduzco a los hoyuelos en las melifluas mejillas del ZoPenco cuando sonríe: él es la viva representación de la felicidad, o sea: de nuestro infortunio político. Es lo que vende.

¡Viva la seriedad!

Y viva España!!
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J.M. Rodríguez Pardo



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Ubicación: Gijón (España)

MensajePublicado: Jue Abr 28, 2005 8:59 am    Título del mensaje: El mito de la felicidad Responder citando

Estimados amigos:

En respuesta a las solicitudes de nuestros amigos del foro, debo decir que el 26 de abril hubo una entrevista en Radio Nacional de España a propósito de este libro, y que puede encontrarse en la Fundación Gustavo Bueno una breve reseña.

Para ir anticipando algunos detalles de este libro, hay que decir que con la felicidad algo similar que con El animal divino, ahora tan discutido por su parte ontológica: si con la Filosofía de la Religión parece que todo se agota en las alucinaciones y ritos humanos, con la felicidad parece que todo se queda en las tonterías y seudoproblemas de los libros de autoayuda. Sin embargo, toda la tradición filosófica ha dicho algo de la felicidad, desde Aristóteles hasta Freud. E identifican esa felicidad con Dios, unos para negar que la haya, en tanto que el hombre no puede medirse con el Acto Puro (Aristóteles), y otros para afirmarla, como los cristianos, cuyo destino es volver al Creador (por lo que en consecuencia tienen que ser felices) o como los idealistas alemanes, que suponen que quien no es feliz simplemente no es hombre (Fichte).

En general, la conclusión del libro es que quien sostiene que existe la Felicidad como algo sustantivo, más allá de determinadas experiencias cinestésicas o psicosomáticas, es porque considera que existe un destino para el hombre ya prefigurado. Pero quien no crea en esas zarandajas del destino, no sólo dirá que no hay felicidad, sino que estamos sometidos a un determinismo atroz, en un mundo donde todos consumimos lo mismo, todos viajamos a los mismos lugares, nos vestimos igual ... y sin embargo afirmamos nuestra individualidad. Gran paradoja esta.

Por último, señalar dos citas que aparecen en el libro y que no tienen desperdicio: Una en la que un futuro budista dijo haber visto al Dalai Lama y en su rostro la encarnación de la felicidad, seguida de otra de Darwin que dice: «Los idiotas son quienes mejor expresan en sus emociones la felicidad». Pues eso.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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Eliseo Rabadán Fernández



Registrado: 12 Oct 2003
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MensajePublicado: Jue Abr 28, 2005 5:49 pm    Título del mensaje: sobre el índice y el método de El mito de la felicidad Responder citando

Como no he visto el índice en el enlace de fgbueno.es , me permito poner aquí el mismo, aunque ya lo irán viendo al comprarlo
Quisera destacar que a mi juicio, este libro supone un paso más en el curso del Materialismo Filos´´ofico, de gran importancia.
Me explico: en el libro se utiliza el criterio de la Teoría del Cierre Categorial : exponer las Ideas y conceptos sobre la felicidad, entendida desde ese llamado por Bueno Principio de felicidad.
La cuestión del campo y los estratos del mismo es central también, siendo los estratos I al V reconstruídos mediante el estudio de los fenóemnos, conceptos,Ideas y luego teorías y doctrinas...es decir,me parece que aquí está utilizando Bueno plenamente el espacio gnoseológico y los componentes de los tres ejes del mismo.
En cuanto a la cuestión de los doce modelos , para los que se ha utilizado todo el material anteriormente aalizado en el campo y sus estratos,etc...me parece muy importante el modelo XII y la manera en que se contrapone Espinosa y los tres veles del conocimeitno y la sustancia de la felicidad, etc, con el modelo kantiano y su aplicaciónn al campo de la política...

Sobre el alcance del capítulo 5 del libro, sin duda, hay mucho que analizar y aprovechar , pues la trituración de este concepto de felicidad llevado a cabo por Bueno en este libro magistral es como señalan tanto José Manuel como Rodríguez Vega, un asunto que a muchos va a "llegar al alma"... y por supuesto , supone un punto d einflexión en el modo de entender la política , no sólo la cuestión de la felicidad psicológica más o menos al uso de manuales de hágalo usted mismo y sea un poc omás feliz cada día...





Gustavo Bueno
El mito de la felicidad (Autoayuda para desengaño de quienes buscan ser felices)
Ediciones B, Barcelona,2005

INDICE

Introducción . Sobre la posición de este libro en el conjunto de la “literatura de la felicidadâ€

1 El campo de la felicidad

1-sobre el término campo en general
2-estructura general del campo de la felicidad: sus cinco estratos
3-el estrato I de los fenómenos de la felicidad
4-el estrato II de los conceptos de la felicidad
5-el estrato III de las Ideas de felicidad
6-los estratos IV ( de las teorías) y V ( de las doctrina) del campo de la felicidad
7-consideraciones sobre la naturaleza de la unidad del campo de la felicidad analizado en este capítulo

2 Conceptos de felicidad e Ideas de felicidad

1-Conceptos e Ideas en general
2-Conceptos e Ideas de felicidad
3-la transición, a partir del plano de los conceptos, al plano de las Ideas

3Teorías de la felicidad y doctrinas de la felicidad

1-la distinción entre teorías y doctrinas de la felicidad
2-la aplicación de la distinción entre teorías y doctrinas al campo de la felicidad
3-las teorías de la felicidad
4-una tipología de teorías de la felicidad
5-las doctrinas de la felicidad y su tipología

4Doce modelos generales de conceptos de la felicidad

1-Concepciones del Universo felicitarias y afelicitarias
2-Qué entendemos por concepciones de la felicidad y su clasificación según doce modelos generales
3-el modelo I Espiritualismo asertivo de orientación descendente
4-El modelo II Espiritualismo asertivo ascendente
5-el modelo III Espiritualismo asertivo neutro
6-El modelo IV espiritualismo absoluto procesionista
7-el modelo V espiritualismo absoluto ascendente.La versión del “ Idealismo de la Libertad †de Johan Gottlieb Fichte
8-el modelo VI el espiritualismo asboluto neutro
9-el modelo VII El materialismo unitarista descendente
10-el modelo VIII Monismo materialista neutro
11-El modelo X Materialismo materialista progresista
12- ModeloX Materialismo monista descendente
13-Modelo XI materialismo pluralista ascendente
14-Modelo XII Materialismo pluralista neutro

5 Trituración del Principìo de felicidad

1-la trituración del Principio de felicidad como objeto principal de este libro
2-las dos versiones del Principio de felicidad
3-El Principio de felicidad desde el punto de vista lógico y desde el punto de vista gnoseológico
4-análisis lógico del Principio de felicidad, cuanto a su estructura proposicional
5-análisis gnoseológico del Principio de felicidad
6-Sobre el mecanismo lógico de la generación del Principio de la felicidad
7-¿quiénes son los hombres que se mantienen al margen del Principio de felicidad? Koyaanisqasti

Final.Más allá del Principio de felicidad
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Dom Ago 28, 2005 7:06 pm    Título del mensaje: Reseña sobre El mito de la felicidad Responder citando

Estimados amigos:

En el número 42 de El Catoblepas Felipe Giménez ha publicado una reseña sobre El mito de la felicidad, bajo el título «La felicidad según Gustavo Bueno», a mi entender contradictoria. Y señalo esto porque parece distinguir entre la parte más sistemática del libro, donde se señala el campo de la felicidad, las ideas y conceptos sobre la misma, etc., y una parte final, que sería de filosofía «popular» (por usar una expresión de Felipe Giménez) donde se desmiente la visión actual de la felicidad como disfrute y goce, la felicidad canalla tal y como aparece en el libro de Gustavo Bueno.

Lo más sorprendente de la reseña de Felipe Giménez, no obstante, es acabar concluyendo que la felicidad no es un tema filosófico, sino algo similar al problema de la calvicie o del colesterol. Pero el libro, como ya indiqué más arriba en este tema, critica la Idea metafísica de la Felicidad, dada su inexistencia (no hay destino del hombre, luego no hay felicidad), pero eso no quiere decir que la felicidad no sea un tema filosófico: si se lee el libro, se encuentra que la felicidad es el tema filosófico por excelencia.

De hecho, que se considere confuso el campo de la Felicidad y el carácter contradictorio de esta Idea, no quiere decir que se deje el problema de la felicidad para los fabricantes de libros de autoayuda: simplemente se señala su carácter metafísico, producto del famoso sufijo hipostático -dad que acompaña a otras Ideas metafísicas: Solidaridad, Humanidad, etc.

Por otro lado, esa alusión al vulgo que realiza Felipe Giménez es aún más contradictoria, pues el mito de la felicidad es algo en lo que nos encontramos inmersos; más aún el propio autor de la reseña, que en varios mensajes de estos foros ha defendido un epicureísmo basado en la fornicación, el consumo de alcohol y la ingesta de abundante comida. Quizás fueran mensajes irónicos, pero está claro que esas manifestaciones demuestran que él, ni nosotros, somos ajenos a esos gustos que él sitúa en el vulgo.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Mar Sep 13, 2005 10:28 pm    Título del mensaje: Otro comentario Responder citando

Estimados amigos:

Al respecto de la reseña de Felipe Giménez ya comentada por mí hace dos semanas, me gustaría señalar también que la misma adolece de otro defecto, que es su apelación al sabio, como contradistinto del «vulgo» que disfruta de la felicidad canalla. Y señalo esto porque aquí, al apelar al sabio, Felipe Giménez se sitúa precisamente en quienes señalan la importancia del principio de la felicidad: el sabio tiene como destino la felicidad, la vida contemplativa, como dejaron bien claro de distintas maneras los estoicos, Espinosa, Fichte, etc. A no ser que se retire ese término que queda un tanto inapropiado, no porque no sea un término clásico, sino por las connotaciones inmediatas que tiene.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Mª Rodríguez Vega



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MensajePublicado: Mie Sep 14, 2005 8:00 am    Título del mensaje: El sabio no es feliz ni comiendo sardinas. Responder citando

Uno no puede estar de acuerdo en esto que se dice: <“el sabio tiene como destino la felicidad, la vida contemplativa, como dejaron bien claro de distintas maneras los estoicos, Espinosa, Fichte, etc.>

No hay dudas –para mi al menos- que algunos sabios como esos que se nombran, fueron “optimistasâ€, que buscaban como destino la felicidad, a los que habría que añadir varios más, como los esperanzadores Nicolás de Cusa, Leibniz, Kant, Rousseau, Hegel, Scheleimacher, Wolf, Marx, y algunos otros hasta llegar a Zapatero y cia por la parte verdaderamente canalla. Pero el elenco de los pesimistas, de los que piensan que la “felicidad es cosa de plebeyos†como Goethe y Gustavo Bueno, y que piensan que la felicidad es cosa de la fantasía de los meros deseos, de la piedad, es mucho mayor en número. Desde el cristianismo como “valle de lágrimas†y como redención a través del sufrimiento, toda la mística y todo el cristianismo genuino es pesimista... También son pesimistas Aristóteles para el cual “la naturaleza es demoniaca, no divina†y para el cual “el único ser feliz es el Acto Puroâ€, como acota Bueno en El mito de la felicidad (pág. 27).

Epicuro, Sócrates, Platón, Aristóteles, Lucrecio, Séneca, Eckhart, Gracián, Maquiavelo, Hume, Locke, Schopenhauer, Unamuno, Kierkegaard, y todo el existencialismo, &c., &c. fueron pesimistas y para los cuales venimos a ser “El fruto de la nada†del maestro Eckhart. La mayoría de los sabios feron pues pesimistas, antiarmonistas, que pusieron a la felicidad si acaso en el otro mundo... Sin embargo esta constatación no ha de hacernos caer en el pesimismo, como se explicita en El mito de la felicidad (pág. 378).

En definitiva: el sabio no es feliz ni comiendo sardinas sino sólo sabiendo, su fin es el saber que ni hay fin, por eso es que el Principio de la felicidad acaba convertido en el MF en “un principio técnico, regulativo†(pág. 386) si acaso, alejado del pesimismo y del optimismo y del cual lo único que nos queda es saber que la idea de la felicidad existe y seguirá existiendo para seguir siendo triturada.

Evidentemente el “vulgo†-esta “agrupación a distanciaâ€- sólo busca las sardinas, no la trituración de la idea de la sardina o de la felicidad. Por eso y para eso es vulgo y vulgar, cosa que no quita que yo como sujeto individual y en innumerables ocasiones en mi vida cotidiana sea el más vulgar de todos, que sea también a ratos vulgo. En primer lugar porque no se triturar las ideas como las tritura Bueno –no llego al nivel de “sabioâ€- y si que puedo presumir de saber comer las sardinas o fornicar mejor que nadie, ¿quién podría discutirme esto? Los sabios, gracias a Dios, también defecan. Adiós.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Mie Sep 14, 2005 10:48 am    Título del mensaje: Re: El sabio no es feliz ni comiendo sardinas. Responder citando

Estimados amigos:

José Mª Rodríguez Vega escribió:
No hay dudas –para mi al menos- que algunos sabios como esos que se nombran, fueron “optimistasâ€, que buscaban como destino la felicidad, a los que habría que añadir varios más, como los esperanzadores Nicolás de Cusa, Leibniz, Kant, Rousseau, Hegel, Scheleimacher, Wolf, Marx, y algunos otros hasta llegar a Zapatero y cia por la parte verdaderamente canalla. Pero el elenco de los pesimistas, de los que piensan que la “felicidad es cosa de plebeyos†como Goethe y Gustavo Bueno, y que piensan que la felicidad es cosa de la fantasía de los meros deseos, de la piedad, es mucho mayor en número. Desde el cristianismo como “valle de lágrimas†y como redención a través del sufrimiento, toda la mística y todo el cristianismo genuino es pesimista... También son pesimistas Aristóteles para el cual “la naturaleza es demoniaca, no divina†y para el cual “el único ser feliz es el Acto Puroâ€, como acota Bueno en El mito de la felicidad (pág. 27).


Pero la cuestión es que el sabio, entendido según la tradición, tiene como destino la vida contemplativa, y en eso da igual ser optimista o pesimista (por cierto, poco optimismo debía haber en los estoicos o Espinosa y su aceptación del destino). La cuestión es que el sabio, desde las concepciones metafísicas de la felicidad, tiene como destino el conocer el engarce de las cosas (estoicos) o el tercer género de conocimiento, el propio de Dios (Espinosa) y entonces la cuestión es que los clásicos identifican la felicidad con Dios, aunque no sea alcanzable para ningún mortal.

Sin embargo, ni hay felicidad ni hay sabio. Es más, habría que decir que quien se considera sabio es más bien un imbécil. Lo que uno concluye es que no puede sustraerse a sus propias limitaciones: el arte es largo y la vida breve, y por lo tanto no puede dejar de ser vulgo para vivier en lo eterno (Espinosa). Por eso creo que es contradictorio decir que no hay felicidad y luego hablar desde el punto de vista del sabio: si no hay felicidad, no hay sabio, pues el sabio se define por su ideal de vida, trazado ya desde el helenismo hasta Fichte, por poner dos ejemplos. No hay felicidad, ni hay ideal del sabio, luego no existen «los sabios que en el mundo han sido» salvo como mero adorno literario. Bueno, sí existen, pero como expertos en sabores, tal y como señala la etimología.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Mª Rodríguez Vega



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MensajePublicado: Jue Sep 15, 2005 5:41 pm    Título del mensaje: Apreciado Rodríguez Pardo. Responder citando

Apreciado Rodríguez Pardo,

Me coges por los pelos cuando me sueltas eso de que no hay ni felicidad ni sabio, ya que cuando menos sí que hay la idea del sabio y la idea de la felicidad todo lo confusas que quieras. Y cuando dices que “el sabio, entendido según la tradición, tiene como destino la vida contemplativa, y en eso da igual ser optimista o pesimista†me dejas perplejo, pues no es lo mismo contemplar este mundo desde el pesimismo que desde el optimismo; así que podemos tener a un contemplador de los avatares del mundo abocado a las armonías preestablecidas y la paz perpetua, optimista, puesto que cree en fines, y podemos tener a un contemplador pesimista para el cual todo se reduce en el fondo a un causalismo determinista que nada tiene que ver con los píos deseos de los optimistas.
Ni hay felicidad ni hay sabio... Y como dijo Hierón a Simónides te digo yo: <¿Y que cosa es esa que sé mejor que tú que eres un hombre sabio?> Pues no se trata de eso sino de una convención para llamar sabio al filósofo verdadero, esto es, por ejemplo a Sócrates, con independencia de que él se convertiría en un petulante y ciertamente en un imbécil cuando se llamase a sí mismo sabio. Y está muy claro que Sócrates, aún y sin saber nada, no es “el vulgo†que también en verdad sabe de otras cosas, como por ejemplo servir bien la mesa del tirano Hierón.
Sabio es el que sabe: el Homo sapiens sapiens, cierto; pero tú sabes que ni la felicidad ni el sabio existen, luego sabes más de este saber que los optimistas que creen en la felicidad y en el Omega del conocimiento y la perfección.
Si hay sufrimiento hay sabiduría sobre él... Aquí te respondo como Schopenhauer: para nada lo negativo de la felicidad hace a la sabiduría, sino al contrario, pues que de la felicidad nada hay que aprender sino es su misma negatividad, que lo positivo es el sufrimiento –el costo, diría un economista-, que lo que forma y curte el conocimiento, los saberes, no es la felicidad sino el coste de la vida, el vivir.
Y respecto al “ideal de vidaâ€, y suponiendo a todos los sabios o filósofos consecuentes con sus teorías, para nada abunda en ellos el optimismo, o digámoslo de manera coloquial: la alegría labriega de un día de fiesta. Que Sócrates llegue en su sabiduría a decir que sólo sabe que no sabe nada es de un pesimismo y una tristeza atroz.
Más largo sería el demostrar que Espinosa es un optimista para el cual la sabiduría del hombre es una meditación de la vida, no de la muerte. Baste para esto la proposición 67 del libro IV de su Ética. Y ahora no me salgas con que la muerte no existe y que por tanto hasta el maestro Eckhart o Ãngelus Silesius cuando dicen como Santa teresa querer dejar de ser o ir a la nada, el muero porque no muero, es un aspecto optimista del “destinoâ€. El mito del “destino†pertenece a las filosofías negativas y optimistas, a los felices esperanzados, ya que a alguna parte dicen encaminarse.
La filosofía positiva es pesimista, la filosofía negativa es optimista y como la felicidad es cosa de plebeyos para mi es más sabio aquél que sabe que de aquí no vamos a ninguna parte. Adiós.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Jue Sep 15, 2005 7:49 pm    Título del mensaje: Felicidad y Metafísica Responder citando

Estimados amigos:

Cuando afirmo que ni hay felicidad ni hay sabio no estoy diciendo nada que deba extrañar. Es lo mismo que sucede con Dios: no existe de ninguna manera, pero eso no quiere decir que no se pueda hablar sobre Dios, máxime desde un punto de vista filosófico. Además, no olvidemos que en El mito de la felicidad se vincula la Felicidad con Dios, y el sabio es quien alcanza la felicidad, o al menos más se acerca a ella en los cánones clásicos. Pero como no hay Dios ni hay Felicidad, salvo que defendamos una filosofía de carácter metafísico, tampoco puede haber alguien denominado como sabio. Podemos hablar de un filósofo de la tradición, de alguien que sabe, pero ¿por qué llamarle sabio? Ya sólo falta que lo destinemos a un comité para que nos hable de la televisión pública.

En el fondo, llamarle sabio sería lo mismo que decir que es feliz por acercarse más al conocimiento absoluto de las cosas, a Dios según la tradición. Del mismo modo, se puede defender que hoy día sentimos muchos placeres sensuales, estados de ánimo agradables, ¿pero qué motivo hay para llamar a todos esos fenómenos felicidad? Eso es una impropiedad de los términos.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Mª Rodríguez Vega



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MensajePublicado: Vie Sep 16, 2005 7:01 am    Título del mensaje: Exceso de saberes. Responder citando

Hola.

Bien, llámales “filósofosâ€. Aquí el cambio de nombre no muta la cosa. Lo que no podemos llamarles es “brutosâ€. ¿Podríamos decir que un filósofo es más “exceso de animalidad†que el `vulgo´? Al fin y al cabo nadie escribe y firma sus obras por amor a las plantas o a los minerales, sino a los honores, a la fama..., y la fama es un exceso de animalidad, una manera de inmortalidad, de perennidad, de “pasar a la historiaâ€, de pervivir, como diría Unamuno, o si quieres de vanidad, pues que vana es la fama que se sabe que tarde o temprano pasará al olvido de los siglos y los eones.

En el Hierón de Jenofonte se nos dice: <La ambición de los honores, en cambio, no brota ni en los animales irracionales ni en todos los hombres. Aquellos en los que brota el amor a los honores y alabanzas son los que más se distinguen del ganado, y ya no se les considera hombres sin más, sino hombres de verdad.>, y como ser algo más que un “hombre sin más†es aquél exceso de animalidad, aquella personalidad exacerbada por la fama o por lo que sea, a ese tal no sólo lo llamamos hombre por distinguirse del ganado, sino también sabio o filósofo, esto es, un “hombre de verdadâ€, para denotar así su diferencia y distinción respecto de los animales humanos vulgares y del humano vulgo, que no busca tanto lo eterno, la fama vividora donde las flaquezas descansan y las desdichas reposan de nuestro Calderón. En el fondo sólo hay más que animalidad, y si a la animalidad por exceso la llamamos humanidad a los por exceso de humanidad (por la multiplicidad de sus saberes o por su mucha vanidad) los llamamos sabios, filósofos o “humanistasâ€, gente que, aunque también defecan, como ya dije, se dedican porque pueden a cosas muy diferentes que a las que se dedica el vulgo que no puede, porque cuando las gentes del vulgo puede mutan tambien a veces en sabios o filósofos al acrecentar su exceso, y esto sin menoscabo de su vida cotidiana.

Si admitimos la perenne diferencia entre gobernantes y gobernados en la República y en la esencia de lo político, no veo por qué hemos de negar las claras diferencias en la república de las letras. Diferencias las hay... y cuando hay una gran diferencia por “exceso†de saberes, aunque todo saber es poco, a ese tal lo llamamos sabio o filósofo o como tú quieras, pues el nombre no cambia la cosa. Adiós.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Vie Sep 16, 2005 9:20 am    Título del mensaje: Sabio y filósofo Responder citando

Estimados amigos:

No creo que sea una cuestión de nombres simplemente, pues los nombres no son arbitrarios, y más si están ligados a una tradición histórica. Si a Dios le llamas Yahvé o Motor Inmóvil desde luego que no es lo mismo. Si alguien sabe más que los demás, pues habrá que ver a dónde le conduce tanto saber. En La Iliada de Homero se habla del sophos como alguien que hace lo mismo que otros pero mejor; pero sophos se refiere al carpintero, al herrero, al soldado. Los sofistas presumirán de enseñarte a ser sabio, pero de un saber vacío, pues no es ni el del herrero, ni el del carpintero, ni el del soldado. ¿Cuál sería ese saber que no es ni el del herrero, ni el del carpintero, ni el del soldado? Respuesta de Sócrates (Platón): el del philo-sophos. Así que el ser filósofo es algo que desborda por completo la categoría del sabio, si es que somos rigurosos con los nombres.

Por otro lado, que haya gobernantes y gobernados no significa que los gobernados sean ignorantes y no puedan ejercer presión sobre los de arriba, que no son precisamente unos «sabios» en muchos casos: ¿dónde está la sabiduría de un Zapatero, por ejemplo? De todos modos, este tema ya se ha tratado en otros foros y nos saca de la cuestión

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Mª Rodríguez Vega



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MensajePublicado: Vie Sep 16, 2005 5:47 pm    Título del mensaje: La forja de la sabiduría. Responder citando

Entiéndeme bien: yo no doy importancia al nombre simplemente puesto que he dicho dos veces que el concepto o el nombre no muta la cosa. Lo importante es la cosa. Ya me gusta eso que dice Homero aunque ahora ya nos hemos acostumbrados a usar eso del “sophos†aplicándoselo a los que delante llevan lo de “philoâ€, lo del amor. El herrero amara su saber sobre el hierro y la forja y es porque está ocupado, pero el amante de la sabiduría está lo bastante desocupado para permitirse el lujo de pensar en el saber del herrero: el herrero es un sabio en hierros, el philosopho en saberes. Aquél es un herrero y este un sabio. Ha de haber alguna distinción ya que ha llovido mucho desde Homero. No es lo mismo el saber de Gustavo Bueno que el saber asesinar del etarra Barrios, ya que no es lo mismo saber matar imprudentemente que ser prudente, puesto que la prudencia no tiene fuera de sí misma su virtud, como sí parece tenerla fuera el trabajo y el saber del herrero, como se explica en la Ética nicomaquea; y si te gusta más el nombre del filósofo por mi no hay ningún inconveniente, lo importante es que el fin de la sabiduría no está en las rejas de la ventana del vecino, por muy imprescindibles que sean, sino en la fama que conlleva la virtud de la prudencia que no busca otra recompensa. Borra todas las palabras que hagan referencia al saber y a la sabiduría de todas las obras escritas hasta ahora (por ej. Aristóteles 1214a. Ética eudemiana.) y te auguro un lío tremendo (Ver sobre todo esto –el sabio y el tirano- “Sobre la tiranía†de Leo Strauss, recién editada en español; págs. 57 y ss.)

La sabiduría del Zopenco no sé donde está, pero la sabiduría <<política>> de los socialistas es tan maquiavélica que supera con creces a la del PP, pues en la política no importa la verdad, sino la ideología y el mentir sobre la mentira de la ideología (**). Pues lo que vende es la ideología de la “justiciaâ€, como se dice en el Hierón de Jenofonte, no la verdad sin recompensa propia del sabio o del philosopho. Si la sabiduría y el sabio o el philosopho –como quieras- no fuesen conceptos que se adecuan con la cosa, no veo cómo tú te emperras tanto en triturar el concepto de “sabioâ€, puesto que al hacerlo te defines a ti mismo por tus obras, esto es, que en la trituración misma del concepto de sabio se desvela -sin otra recompensa que por la fama de virtud que pueda dar- el ser mismo del que tal cosa persigue. Ni al etarra Barrios ni al herrero homérico se les ocurren -o no pueden- semejantes cosas. Llámales a los que buscan la virtud por el mero premio de la fama <<philosophos>>, amantes de la sabiduría, que yo estaré muy de acuerdo y veré en ti a un sabio. Adiós.
-------------

(**) El problema de la eutaxia no está ligado a la verdad, sino que es un resultado a posteriori y práctico y para el cual no importa la mentira. Como lo que importa ahí es la duración que puede conseguirse incluso con mentiras (el durar sería su verdad), es por eso que los <<sabios>> serán siempre unos malos gobernantes o no lo serán nunca, pues sabrán mentir bien poco.
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J.M. Rodríguez Pardo



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Ubicación: Gijón (España)

MensajePublicado: Dom Sep 18, 2005 4:30 pm    Título del mensaje: Re: La forja de la sabiduría. Responder citando

Estimados amigos:

Procedo a realizar una serie de aclaraciones a Rodríguez Vega.

José Mª Rodríguez Vega escribió:
Entiéndeme bien: yo no doy importancia al nombre simplemente puesto que he dicho dos veces que el concepto o el nombre no muta la cosa. Lo importante es la cosa. Ya me gusta eso que dice Homero aunque ahora ya nos hemos acostumbrados a usar eso del “sophos†aplicándoselo a los que delante llevan lo de “philoâ€, lo del amor.


De acuerdo que importa la cosa, pero «la cosa» no es independiente de la forma de nombrarla. Ya dijo Platón en el Cratilo que el lenguaje no es arbitrario, por lo que hay que investigar lo que significan los nombres. De acuerdo que Homero no agota la temática de la etimología, pero philo-sophos no puede traducirse por amor a la sabiduría, sino tendencia a la totalidad del saber, que es precisamente como aparece en La República. Además, como bien dijo Hegel, la filosofía no puede ser un simple amor al saber, sino un saber efectivo. Pero como saber efectivo, sin contar con las demás disciplinas, es un saber vacío. Por eso digo que el filósofo desborda los saberes particulares.

Ahora bien, aquí de lo que estamos hablando es del ideal del sabio propio del helenismo, y ese va ligado al mito de la felicidad. Si no hay felicidad, no hay ideal del sabio, y «la cosa» (el sabio) desaparece como tal, y es «otra cosa» distinta.

José Mª Rodríguez Vega escribió:
No es lo mismo el saber de Gustavo Bueno que el saber asesinar del etarra Barrios, ya que no es lo mismo saber matar imprudentemente que ser prudente, puesto que la prudencia no tiene fuera de sí misma su virtud, como sí parece tenerla fuera el trabajo y el saber del herrero, como se explica en la Ética nicomaquea; y si te gusta más el nombre del filósofo por mi no hay ningún inconveniente,


Creo que despachar la cuestión atendiendo a los gustos personales tiene un carácter tan anárquico que difícilmente va a llevar a alguna parte. Yo he argumentado por qué hablo del filósofo y por qué de la impropiedad de llamarle sabio. Lo que hay que hacer es plantear alternativas.

José Mª Rodríguez Vega escribió:
Borra todas las palabras que hagan referencia al saber y a la sabiduría de todas las obras escritas hasta ahora (por ej. Aristóteles 1214a. Ética eudemiana.) y te auguro un lío tremendo (Ver sobre todo esto –el sabio y el tirano- “Sobre la tiranía†de Leo Strauss, recién editada en español; págs. 57 y ss.)


Creo que estamos moviéndonos en universos distintos: yo no he dicho que haya que borrar palabras del diccionario, sino que cuestiono el uso que se realiza de ellas, de carácter metafísico. También en las obras de Aristóteles aparece Dios, que no existe, y no por ello hay que borrar la palabra. Pero la cuestión es saber en qué sentido habla Aristóteles de la sabiduría: ¿habla en el sentido de Homero? ¿Habla del sabio en el sentido del mito de la felicidad, del que estamos precisamente aquí tratando? Esa es la cuestión, y no otra.

José Mª Rodríguez Vega escribió:
Si la sabiduría y el sabio o el philosopho –como quieras- no fuesen conceptos que se adecuan con la cosa, no veo cómo tú te emperras tanto en triturar el concepto de “sabioâ€, puesto que al hacerlo te defines a ti mismo por tus obras, esto es, que en la trituración misma del concepto de sabio se desvela -sin otra recompensa que por la fama de virtud que pueda dar- el ser mismo del que tal cosa persigue.


Hay que triturar el concepto de sabio, y si realizo acertadamente la crítica, quizás pueda llamárseme verdadero filósofo, del mismo modo que llamaremos herrero a quien nos forja la verja de nuestra casa. Sobre si busco la fama de virtud u otra recompensa, creo que esa pureza kantiana quedó ya más que superada por Marx y las determinaciones sociales del saber; nadie busca el saber por el saber mismo, pues lo que uno piensa o sabe está enfrentado a otro, y señala intereses contrapuestos.

José Mª Rodríguez Vega escribió:
(**) El problema de la eutaxia no está ligado a la verdad, sino que es un resultado a posteriori y práctico y para el cual no importa la mentira. Como lo que importa ahí es la duración que puede conseguirse incluso con mentiras (el durar sería su verdad), es por eso que los <<sabios>> serán siempre unos malos gobernantes o no lo serán nunca, pues sabrán mentir bien poco.


Eso de que no hay verdad en la eutaxia me parece cuestionable; es más, el propio Rodríguez Vega se contradice al señalarlo. No habrá verdad en el sentido científico, sino en sus resultados. Quiero decir que la verdad de la democracia está ligada al equilibrio producido entre la sociedad de mercado y los consumidores, del mismo modo que la verdad del comunismo estaba en la supervivencia de la Unión Soviética. Caída la URSS, acabada su eutaxia, aquello se revela como falso. Así que no veo muy bien en qué sentido se puede hablar de la mentira política maquiaveliana.

Parece dar por supuesto Rodríguez Vega que la mentira política sólo se puede medir en sentido absoluto. Pero ni Platón, el primero que uso ese sintagma, lo consideraba así: señalaba que la mentira política quería dar la impresión que la división en tres clases de la sociedad (gobernantes, guerreros, productores) había sido así siempre, pues el señalar que la ciudad puede desaparecer algún día crearía incertidumbre. Es decir, que aquí la mentira política, que es esencialmente filosófica, tiene una funcionalidad concreta.

Y no olvidemos que Platón buscaba en La República unir el saber con el poder (la teoría con la práctica), el modelo de nuestra civilización, y no de los chinos, ni de los egipcios, ni de ningún otro. Creo que Rodríguez Vega realiza una distinción dicotómica entre la teoría (el sabio) y la práctica (el político maquiavélico), que no resulta cierta, si tomamos en consideración «la cosa», es decir, la tradición filosófica.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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José Mª Rodríguez Vega



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MensajePublicado: Lun Sep 19, 2005 5:15 pm    Título del mensaje: Sabia felicidad. Responder citando

Si la sabiduría no puede traducirse como “amor a la sabiduría†cuando menos sí que podremos decir que el sapius es lo contrario que el ne-sapius, que el ne-scius, o sea, lo contario que el necio o “imprudente y falto de razónâ€, que el sapius es lo contrario que el ignorante para el cual la prudencia importa un carajo. O como viene a decir San Isidoro de Sevilla (Etimológicas, X,1. 240): al necio poco le importa el sabor, el sapor, el sabor o el gusto para discernir no sólo el sabor de los alimentos sino también el sapor de muchas otras cosas, sapor contrario al insapiens que no discierne casi nada o nada de nada en asuntos sobre “las cosas y sus causas, porque –el sapiens- conoce cada una de ellas y las enjuicia con criterio de verdadâ€. Si hay necios parece lógico que también haya sabios sin tener por ello que acabar en la Sabiduría Suprema o Dios que supuestamente lo conoce todo, pues un sabio no lo sabe todo pero sabe mucho, y sobre todo lo sabe de manera “nobleâ€, esto es, por la virtud política que va ligada al buen gobierno de una república o Estado “felizâ€, esto es: poderoso, que sabe bien.
A mi modo de ver, se puede hablar de felicidad (felix)no sólo por ser feliz el que da o recibe la felicidad (Op. cit. X, 97) o la idea verdadera (M2) que uno se haga de ella aunque no sea una verdadera idea, aunque sea confusa como idea o “principioâ€, sino porque para mi la llamada felicidad clásica no está ligada precisamente a lo “emotivo†ni a las emociones contemplativas ni a fines del “estado mejorâ€, sino enteramente a la “virtud†política en acto y efectiva, esto es, a la “actividad†inmersa en el conflicto político.

Esto es lo que yo coligo de la Ética nicomaquea, que el bien supremo es el fin de todo conocimiento y toda decisión libre:<Al menos, por lo que se refiere a su nombre, se da un consentimiento general: este bien es la felicidad> (Aristóteles. 1095a) Ahora bien, la felicidad, no como un estado anímico o del “alma†encandilada sino como aquello que sea lo “más deseableâ€, como la <función> más deseable, tanto para un individuo como para un Estado, y no como una meta infinita a alcanzar, sino como “función prácticaâ€. No se me escapan las palabras críticas de Bueno sobre esto dadas en el Mito de la felicidad (págs.27 y 28).

Sobre la eutaxia y la “mentira política†Rodríguez Pardo parece no entenderme, pero yo ya he hablado de la mentira política como “función o arma política legítima†en varios sitios de estos Foros. Ese es el núcleo del Hierón de jenofonte, o sea: que no es oro todo lo que reluce ni todo lo maldito es siempre malo. Ahora no tengo más tiempo. Adiós.
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