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¿Un vaticinio de Aranguren?

 
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Enrique S. Ward Suárez



Registrado: 16 Feb 2004
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Ubicacin: Lobos (Argentina)

MensajePublicado: Mar May 03, 2005 7:08 pm    Ttulo del mensaje: ¿Un vaticinio de Aranguren? Responder citando

Tengo en mi poder la "Ética", editada por Revista de Occidente, 1958. Y leo, en la página 332, en la nota 19 del capítulo 8 de la Segunda Parte, refiriéndose a Wittgenstein y el Círculo de Viena:"En España este pensamiento está entrando de la mano, no de los lógicos propiamente dichos, sino de quienes hacen teoría de la ciencia, y de algunos tratadistas de derecho y sociología. Sin embargo, me parece muy posible que este modo de pensar se extienda pronto entre nosotros, pues corresponde bien a una experiencia de instalación y habitualización en la contingencia, es decir, a la extraña y nueva experiencia de que también se puede "vivir sin fundamento", y a un estado de ánimo de cansancio y escepticismo que renuncia al absoluto y se contenta con la eficiencia técnica"..
Leído esto, inmediatamente me pregunto:¿Qué opinión le merecerá este pasaje al materialismo filosófico?
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José Mª Rodríguez Vega



Registrado: 11 Oct 2003
Mensajes: 1429

MensajePublicado: Mar May 03, 2005 9:29 pm    Ttulo del mensaje: ¿Qué? Responder citando

¿Pero el materialismo filosófico tiene "opinión"? ¿Es él acaso un sujeto operatorio?

¿podrías, Enrique, alargar más tu pregunta o dilema?

Adiós.
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Enrique S. Ward Suárez



Registrado: 16 Feb 2004
Mensajes: 34
Ubicacin: Lobos (Argentina)

MensajePublicado: Mie May 04, 2005 6:45 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Se me pide que sea un poco más específico o más claro en la problemática que propongo. Accedo con gusto, no sin antes dejar de señalar el hecho de que mi doble condición de argentino, por un lado, y de interesado por las tesis del materialismo ("interés" que fluye de una previa ignorancia), harán en todo caso un tanto ardua la comunicación entre nosotros. No culpo a nadie por esto, sencillamente se deberá a no estar yo tan comprometido con el perfil de la Filosofía que propone Bueno, pero que sin embargo vengo consultando desde hace ya más de un año, a través de las discusiones que aquí se plantean y demás publicaciones pertinentes. Mi ignorancia y mis dudas, por de pronto, tienen en su espera una cualidad transitoria.
Ha sido verdaderamente poco felíz mi expresión "opinión". Intentaré explicarme. No he querido decir "opinión" como si dijera dóxa, si es ese el problema, por lo cual no he querido sino preguntarme de qué modo puede interpretarse, reflexionarse el citado pasaje de Aranguren dentro de las coordenadas del materialismo filosófico. Desde unas coordenadas acaso bien distintas, como podrían ser las mías, vislumbro en el pasaje en cuestión un tópico hasta donde yo sé pocas veces tratado, que es la capacidad de anticipar hechos históricos, a partir de la comprensión del presente; cosa bastante rara y curiosa que ya se ha dado otras veces dentro del pensamiento español, y que por citar un ejemplo próximo a mí y como a los apurones (sin ánimo de abrir una nueva polémica), se dió también con La Rebelión de las masas de José Ortega y Gasset, texto en el que su autor anuncia en la década del treinta la situación irreversible del Hombre-masa en el ejercicio del poder político.
Lo que Aranguren ha visto es que, vista la "pérdida del absoluto", el hombre (no sólo español) se contentará con los logros de la experiencia técnica sin preocuparse mucho por sus propios fundamentos (actividad a- crítica no concordante con la labor filosófica), a los que ya supone y que para él ya no son un problema; serían, en todo caso, un pseudoproblema, por utilizar ahora expresiones de Carnap. En este cuadro de situación podríamos interpretar que Aranguren se refiere a la pérdida de Dios, lo que sería acorde a su reflexión siguiendo las pautas generales de su Ética. Pero yo creo adivinar en esto algo más: se trata de renunciar a la posibilidad de una certeza absoluta, dentro de las cuales Dios es sólo una posibilidad. También se ha pretendido una ontoteología, entre otras, y la realidad como participación de la Idea. Es decir, se equipara la pérdida del absoluto con el abandono de las cuestiones metafísicas.
El hecho de la divulgación y (por decirlo con otra palabra que sea también un poco infelíz) la popularidad de este modo de pensar me parece que no necesita señalarse, y no se ha dado únicamente en las universidades argentinas. Por otra parte no creo que sea suficiente señalar la superación de tales cuestiones, como sin duda lo sería el materialismo, ya que en tanto se marca que han sido superadas estas cuestiones se afirma y se supone su previa divulgación.
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J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicacin: Gijón (España)

MensajePublicado: Jue May 05, 2005 9:20 am    Ttulo del mensaje: Vaticinios y premios Responder citando

Estimados amigos:

A la interesante cuestión propuesta por Enrique Ward sobre la capacidad de anticipar el futuro, y más concretamente de Arangúren, que queda resuelta en forma de renuncia al absoluto y predominio de la técnica, poco más o menos. Respecto al problema de si Arangúren estaba anticipando el futuro en 1958 en la cita que se señala, respecto al Círculo de Viena, debo decir que se equivoca. Al menos, de la existencia del Círculo de Viena en España ya se conocía años antes. En concreto, el propio Gustavo Bueno señala en «La filosofía en España en un tiempo de silencio» lo siguiente al respecto:

Gustavo Bueno Martínez escribi:
Puedo testimoniar que en los cursos 1942-43 y siguientes, en la Universidad de Zaragoza, y por el impulso de Eugenio Frutos Cortés, estudiábamos (no leíamos) intensamente a Bergson, a Husserl, a Heidegger o a Sartre; y que, por ejemplo, gracias a la invitación que Frutos hizo a un profesor y sacerdote catalán, Ramón Roquer, para dar conferencias públicas en la Facultad, pudimos enterarnos los que queríamos, allá hacia el año 1942, de la existencia de Carnap, de Neurath, y pudimos leer obras suyas que el mismo conferenciante nos proporcionó amablemente. Asimismo, por aquellos años, en Zaragoza, por lo menos, en la época de mayor oscurantismo, a muchos estudiantes (y público, en general) nos fue dada la posibilidad de seguir un curso sobre Freud y el psicoanálisis que en la Facultad de Medicina impartió el profesor Rey Ardid. Todas estas informaciones, y otras mil que sería posible agregar, no las ofrezco con la intención de disimular la condición de ideología explícita a la que los programas ministeriales reducían la filosofía (aunque esta se resistiera, una y otra vez –precisamente en virtud de su método, que le exigía presentar las alternativas opuestas– a ser reducida a mera ideología); las ofrezco para demostrar el simplismo implícito en el esquema del «corte total» que la época del franquismo, incluso en su primera década, habría producido en las corrientes ordinarias del pensamiento filosófico europeo.


Por lo tanto, parece que Arangúren se equivocaba en cuanto a lo positivo: ya se conocía el Círculo de Viena en España. Sin embargo, acaso lo que estuviera manifestando Arangúren fuese el «descubrimiento» que determinados católicos aggiornatos, de los que luego tomarían el camino del Concilio Vaticano II, renunciando a sus hábitos y a la escolástica clásica para sustituirlas por los dogmas secularizados de Heidegger o Habermas, habían hecho de esta corriente filosófica, frente a otras corrientes más tradicionales del catolicismo que ya en 1958, en plena reconciliación nacional, iban perdiendo posiciones en la Universidad española.

Y es que el materialismo filosófico reniega de esas nociones del absoluto y su imposibilidad, pero no por ello renuncia a convertir a la Filosofía en un saber adjetivo, en un simple compendio o resumen de ciencias y técnicas. Todo lo contrario: las cuestiones «metafísicas» han de entenderse funcionalmente, es decir, respecto a su génesis, y sólo podremos hablar de Metafísica, en el sentido negativo de Kant, cuando hablemos de determinadas Ideas filosóficas (Dios, Alma, Absoluto) que han sido separadas de sus contextos positivos. Así, la Idea de Dios, referida a un ser de atributos infinitos, que acecha y observa al hombre, que «todo lo ve, todo lo oye», sólo tiene sentido tras las experiencias previas de inteligencias finitas de los hombres paleolíticos con otros seres dotados de inteligencia y voluntad (la fauna del Pleistoceno), que una vez domesticados y controlados, una vez desaparecida esa génesis de la experiencia religiosa, quedarían sustancializados (los atributos infinitos de inteligencia y voluntad de Dios sólo pueden haberse generado ante otros seres finitos pero que nos atemorizan y enardecen, como decía San Agustín de los animales).

Ahora bien, lo interesante es esa capacidad de «anticipar el futuro» que dicen tener algunos grupos sociales respecto a otros, anticipación que sólo puede realizarse en base a experiencias o contenidos históricos previos: El Escorial ya estaba prefigurado en los templos de otros artistas anteriores. Si como decía Kant la Metafísica queda reducida a un conjunto de ideales regulativos de la experiencia, Alma, Mundo y Dios como ilusiones trascendentales que después convertirá Marx en falsa conciencia, el problema para el materialismo filosófico es cómo hacer para evitar que la Filosofía quede convertida en Sociología o cualquier otra disciplina positiva, una vez desterrados sus contenidos habituales. Por eso el materialismo filosófico prefiere hablar de esos ideales normativos como materias formalizadas, y cambiar su denominación por la de ortograma, en tanto que norma que supone una guía o proyecto a nivel histórico, no psicológico ni subjetivo, de determinados grupos sociales frente a otros. Así, los programas seculares de la Iglesia católica, que hoy afectan a más de mil millones de personas en todo el mundo, toman la forma de ortograma que ha ido rectificándose según las circunstancias históricas (escolástica, contrarreforma, Vaticano II, etc.), en competencia con el Islam y otras creencias religiosas.

Como es natural, esta explicación no agota el problema, pero baste culminar con un ejemplo lo que aquí señalo: Arangúren no sólo supo «anticipar» la llegada en el ámbito que él conocía del Círculo de Viena; también supo ver que la llamada «filosofía moral» en la que él estaba imbuido iba a tener una gran presencia entre los profesores universitarios aggiornatos y otras figuras franquistas reconvertidas en demócratas y afincadas en el PSOE. Tanto fue así que incluso le llamaban a la televisión para debatir en tiempos de Felipe González y le concedieron, pocos años antes de fallecer, el Premio Príncipe de Asturias. Profecía autocumplida.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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Antonio Iglesias Díez



Registrado: 12 Nov 2003
Mensajes: 59
Ubicacin: Ávila

MensajePublicado: Vie May 06, 2005 7:45 pm    Ttulo del mensaje: Vivisonarios y fatalistas Responder citando

Hola de nuevo.

Seguro que no es el lugar idóneo (ni el momento, porque quizá no tenga relación conexa con lo que se está tratando ahora: me he quedado en lo de “vivir sin fundamento” y en lo de la capacidad de anticipar el futuro a partir de las coordenadas del presente) para que yo diga lo que voy a decir; yo no soy filósofo, pero, pues puedo hablar aquí, hablo.


Yo no atino que se pueda pretender anteponer en una nación, pueblo o civilización la ciencia y la técnica a las costumbres y a los deberes cívicos y que se excluya la educación esmerándose sólo en la instrucción. ¿Acaso pueden las artes y la técnica ofrecer “fundamentos” sociales o morales y suplantar a los que han sido defendidos y enseñados por lo mejores ingenios de todo tiempo y lugar y seguidos por miles de generaciones cuando sí había una sintonía entre aquellos y éstas? A lo más no pasarían de ser un especie de lecciones en el arte de bosquejar una sociedad de autómatas. Algo así como las leyes que regularían el tráfico de individuos..

En estos asuntos los hombres sabios, si quedan, deberían pensárselo dos veces en contradecir la Historia y deberían desconfiar también de sus ideas particulares. Yo no digo que deban tomar la opinión general de los pueblos por árbitro y regla de la suya, pero en las cosas que están unidas a la conducta regular de la vida y que han sido regla de acciones y juicios humanos constantes en todos los pueblos y siglos, me parece que es mas racional mantener un punto de comunicación como puede ser el sentido común (¿perdón?.

Creo que los filósofos deberían tener en mucha consideración la autoridad de los pueblos en este tipo de materias. Bastante tenemos con los modernos “reformadores del género humano” tipo Zopenco que no sé si tiene mas de pícaro que de visionario, pero que intenta vender la idea de lo que puede ser el mundo resultante de sus extravagantes y bárbaras alianzas.

A despecho de los filósofos éstos están aquí como consecuencia de un proceso histórico más o menos regular basado en la búsqueda de unos fundamentos religiosos y morales que pudieron hacer posible, mediante su cumplimiento, las mismas sociedades. La pérdida de referencias morales ya han ocurrido en otros tiempos y lugares. Pero éso no ha salido gratis sino que han sido causa de convulsiones tremendas, de destrucción y de muerte para los pueblos. Las que no encontraron nuevos fundamentos morales y desterraron todos los que les dieron forma desaparecieron y las que sobrevivieron lo hicieron después de la búsqueda y el reconocimiento de otros nuevos. Que el materialismo (ni nadie) no encuentre, desaparecida la idea de Dios, fuentes de fundamento moral que den forma a las sociedades humanas, es lo natural. Pero dispongámonos a recorrer el camino del fatalismo y de la necesidad. Y adiós a cualquier idea de libertad, sea la que fuera.

Un saludo. Antonio
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J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicacin: Gijón (España)

MensajePublicado: Lun May 09, 2005 5:48 pm    Ttulo del mensaje: Liberalismo y religión Responder citando

Estimados amigos:

Me parece muy bien lo que dice Antonio Iglesias sobre la importancia de las tradiciones y las creencias religiosas, en consonancia también con lo que señala él mismo en el foro de Religión, pero lo que no acabo de entender es como desde el liberalismo se puede defender a una iglesia catolica que siempre dijo que fuera de ella no hay salvación y que el liberalismo es pecado. Eso para mí es un misterio aún mayor que el de la Santísima Trinidad. Estoy de acuerdo en que Ratzinger puede ser un buen Papa, pero no veo demasiado claro qué tiene que ver lo que él predica con el liberalismo.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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Antonio Iglesias Díez



Registrado: 12 Nov 2003
Mensajes: 59
Ubicacin: Ávila

MensajePublicado: Mie May 11, 2005 4:38 pm    Ttulo del mensaje: Liberalismo y religión Responder citando

A mí me pasa lo mismo. ¡Si sólo fuera esto lo que no entiendo!. Supongo que acepto algunas máximas del liberalismo y otras no, como muchos de los que hablamos aquí.
Pero como sistema moral el liberalismo no garantiza la paz doméstica y pública. En cuanto a lo de la imposibilidad de salvación (del género humano en la tierra) ¿quién sabe si no acabará la Iglesia teniendo razón?.

Lo de la condena del liberalismo no está tan claro. Lo que ha estado claro hasta ahora es que no hay sociedad sin leyes, leyes sin moral ni moral sin religión. Y que es muy peligroso hacer incrédula a las multitudes. ¿Y acaso no estamos ya en esa fase de disolución total que si no ha llegado su fin es sólo porque el personal está empachado de bienestar material y atontolinado con la TV, etc?

He aquí un bonito problema: estar de acuerdo que la religión es buena para el pueblo pero únicamente para él. Lo que pasa es que el pueblo exige hallar en sus políticos y jueces la garantía de su misma moral y costumbres. Por otra parte, las leyes pueden prohibir los delitos como el crimen, el robo, etc, pero no pueden prescribir las virtudes cívicas ni los deberes como la amistad, el afecto filial, la generosidad (familia y patria), etc. ni tampoco prohibir el egoísmo, las calumnias y todo tipo de fraudes ocultos.

Y para rematarlo está la chusma liberal o neoliberal que pretende legislar sobre lo que no debe ni puede serlo por Ley. Entre otras razones para legitimar sus conductas desviadas y vicios (tan ecologistas ellos, por otra parte).

Y es que estas cosas si son buenas para la conservación de la sociedad sólo pueden serlo en conciencia. Si no, no son de ninguna otra manera.

Saludos. Antonio
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J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicacin: Gijón (España)

MensajePublicado: Mie May 11, 2005 5:51 pm    Ttulo del mensaje: Moral, Religión y Estado Responder citando

Estimados amigos:

Dejando al margen un cierto eclecticismo práctico que puede afectarnos a todos, no se trata sólo de hablar de si el liberalismo o el materialismo o cualquier otro «sistema moral» garantiza la paz doméstica y pública. Ningún sistema carente de medios ha podido avanzar gran cosa en materia política. Ahora bien, también estos sistemas tienen una lógica interna que, aunque dispusieran de todo el oro del mundo, serían incapaces de vencer.

Por ejemplo, un liberalismo aplicado en sentido estricto, donde se defendiera la selección social dentro de un mercado desrregulado, mantenida hasta hoy, nos llevaría a lo que sucede en Hispanoamérica: una sociedad donde sólo una élite puede disfrutar de la libertad de empresa, de la seguridad y libertad, mientras a los demás les quedan las migajas producto de la inseguridad, la falta de policía y servicios públicos, etc. Ni siquiera las virtudes del llamado «liberalismo conservador» (defensa de la propiedad, la familia, la religión, etc.) van a poder disfrutarlas los que tienen que estar trabajando ocho horas diarias y ganan lo justo para poder vivir en una ciudad dormitorio. Esos son «serviles», en el sentido del famoso «Trágala» de las Cortes de Cádiz, y nunca aspirarán a ser liberales. Que la imposibilidad de anular esos efectos perversos no es motivo suficiente para eliminar el mercado, sin duda; pero entonces no podemos aspirar a convertir en modelo para todo el mundo el liberalismo.

El liberalismo como sistema es, pues, elitista. Y la Iglesia católica no puede ser elitista, porque entonces como Iglesia desaparece. Precisamente su mérito es el haber logrado involucrar en su proyecto a más de mil millones de fieles a día de hoy; de ahí la importancia de la elección de un nuevo Pontifex Maximus y el interés que despierta hasta en los gobernantes ateos que sin embargo tienen a varios millones de católicos como ciudadanos de sus estados respectivos. Además, el liberalismo, en tanto que implica la atomización del individuo (que a lo sumo reconocerá la religión como algo propio del fuero interno, de su conciencia, como una creencia particular), tendrá que ser condenado también por la Iglesia católica, porque entonces que me expliquen a mí qué tendría que hacer un católico con las procesiones de Semana Santa o la misa dominical. Al final, todos se van a rezar a sus casas y poco falta para que el propio Papa se vuelva protestante.

Por último, las leyes no sólo prohiben determinados delitos contra la integridad física de los ciudadanos, sino que también modifican las distintas morales de los grupos existentes en un Estado. Por poner un ejemplo: si en un Estado se permite que se llame matrimonio a una unión civil como la que hay entre homosexuales, entonces él mismo está desacreditando sus leyes, o mejor aún, las propias leyes amenazan con durar poco, porque lo que en más de mil años se ha mantenido así entre nosotros (la familia monógama) y ha demostrado su funcionalidad, no lo van a derruir sin causar graves problemas. El derecho siempre se usa para moralizar; si no, que me expliquen a mí qué hacía Zapatero jurando sobre la Biblia y con un crucifijo en la misma mesa donde se encontraba el Libro Santo; para que luego digan que el dolor (o la alegría) no va acompañado de exhibición, que puede haber un dolor «interior», no expresable mediante signos sociales, externos.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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