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Conclusiones programáticas sobre la Economí­a Política
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Eduardo Robredo Zugasti



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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 2:31 pm    Ttulo del mensaje: Re: Conclusiones programáticas sobre la Economía Política Responder citando

Estimados contertulios:

Me atengo, en este mensaje, a discutir las afirmaciones "programáticas de Rodríguez Pardo en su primer mensaje, con exclusión del resto, de momento.

Cita:
1) La Economía es fundamentalmente Economía Política, por lo que resulta contradictorio defender el recorte del Estado para asegurar la Economía, como se defiende en Liberalismo.org. La Economía de Mercado no puede desenvolverse sin cobertura estatal, y pedir que el Estado adelgace es pedir en consecuencia que se debilite la Economía de Mercado. Y es que el Estado no puede ser mínimo o máximo, liberal o totalitario, sino que se mantendrá en función de las necesidades de su perseverar en el ser (eutaxia).


1) La economía es, fundamentalmente, política. Pero no se reduce a ella. Al menos si se entiende "política" en un sentido restringido exclusivamente al ambito nacional-estatal. No hay contradicción entre la defensa de la prosperidad económica y el recorte del estado. En donde si hay contradicción, y muy grave, es en el engorde irresponsable del Estado con perjuicio de la economía empresarial. Sobre todo cuando este Estado está secuestrado por clases y empresas-clientes que buscan únicamente su propio beneficio, con perjuicio de la ciudadanía y del resto de la economía empresarial. Entonces, por prudencia, por pragmatismo, y por patriotismo, habrá que recortarlo efectivamente.

Hay que revisar el concepto de eutaxia como "perseveración en el ser" del propio Estado. Esto es metafísico, el estado no es una substancia "en sí" y "para sí". Porque el Estado no puede ser nada distinto a sus gobernantes y gobernados, aunque no se confunda con cada uno de ellos agregada e individualmente. En un estado de ley tanto los gobernantes como los gobernados (en la medida en que no son súbditos) son partes formales de la sociedad política. Pero, cualquiera que sea la forma del estado, y en la medida en que la política no es una ciencia dura, y que las operaciones individuales no puedan ser segregadas, la consistencia del estado dependerá, entre otras cosas, de la prudencia de los gobernantes y de la diligencia de los gobernados.

Cita:
2) En consecuencia, el denominado Estado del Bienestar no hace sino aplicar las consecuencias de la Economía Política: el Estado se convierte en inversor, lo que permite sacar adelante obras públicas, servicios sociales, subvenciones, estimulos a la inversión, etc., sin las que ningún empresario podría sobrevivir en una Economía de Mercado.


2) El llamado "Estado del bienestar" es inviable sin la economia empresarial, sin la economía capitalista que genera las plusvalías necesarias para que puedan ser posteriormente gravadas en los impuestos que extrae el Estado. No es imposible, metafísica, económica o políticamente, que las llamadas "obras públicas" puedan ser acometidas, y aún con mayor eficacia, por el sector privado. De hecho, así es en la práctica. No es que ningún empresario pueda sobrevivir fuera del Estado, sino que difícilmente el Estado (por lo menos, tal como lo conocemos) podría sobrevivir sin la prosperidad que suministra la economía de la empresa libre (aunque sometida a la ley).

Cita:
3) Dicho esto, las partidas de fondos destinadas a la ayuda de los más desfavorecidos no tienen por qué ser un gasto a fondo perdido, sino una inversión: una política que permita prestaciones por desempleo no tiene por qué ser una carga para el Estado, sino que permite que el consumo, importantísimo en una sociedad de mercado, se mantenga.


3) Las ayudas al desempleo, si se prolongan demasiado en el tiempo o si se convierten en sistemáticas en cuanto alternativas de por vida (al modo de la agricultura andaluza), sólo pueden tener como efecto una mengua de la productividad y un aumento del clientelismo estatal. Esto favorece al gobierno demagogo providente y al conjunto de los trabajadores subsidiados, pero no a la ciudadanía, a los trabajadores y a los empresarios en general. Los economistas saben que el modo de solucionar el desempleo no consiste en crear un sistema de subsidios sistemático, sino en bajar los salarios hasta que el mercado laboral se equilibrie. De este modo todos se benefician, empleados y empresarios. La economía subsidiada no favorece al consumo sino que, al contrario, lo daña gravemente. Porque los ingresos que obtiene el estado proceden de las extracciones que realiza a la economía productiva, por lo que sólo pueden redundar en un daño de la productividad y, finalmente, del propio consumo.

Cita:
4) En consecuencia, medidas como el PIB o el PNB, aun no siendo de plena exactitud (la Economía no es una ciencia como podrían serlo las Matemáticas), sí que son indicadores de la riqueza de un país, pues aun incluyendo los gastos del Estado éstos no han de computarse como una pérdida, sino como ganancia en patrimonio público: bienes y servicios sociales, carreteras, aeropuertos, etc., elementos que son fundamentales en una sociedad rica y desarrollada, y que son mucho más importantes que la acumulación de fortunas que pueda haber en un determinado país.


4) El PIB sí que es un índice de riqueza nacional, pero es necesariamente limitado. Existen muchos otros índices de la riqueza de un país, como es sabido.Por otra parte, aquí hay una confusión en el significado de "valor" o "ganancia". Porque la "ganancia de patrimonio público" puede ser compatible con la pérdida económica. Ninguna ley metafísica o económica obliga a que los servicios llamados "públicos" puedan ser desempeñados, con mayor eficacia aún, por el sector empresarial privado. Tampoco existe, en principio, contradicción alguna entre la "acumulación de fortunas" y la prosperidad de un determinado país. El aumento de la riqueza de un grupo no supone, no acarrea necesariamente, una mengua de la riqueza del resto. El aumento de la desigualdad relativa, entre clases, no es idéntico al descenso total de la riqueza. Esta es una falacia de origen marxista.

Cita:
5)La Filosofía es solidaria del socialismo, en tanto que las sociedades políticas no son simples agregados de individuos, sino conjuntos de grupos sociales muchas veces enfrentados entre sí o que establecen relaciones no armónicas o inicialmente no coordinables. En cualquier caso, la dialéctica de clases supone la negación de una supuesta dialéctica de individuos defendida por el liberalismo. No es la selección individual la que caracteriza a las sociedades, sino la articulación, ya sea conflictiva o coordinable, entre distintos grupos sociales. El individuo siempre depende de una situación histórica concreta, y sus deseos o su voluntad no puede ser el núcleo de la Economía Política, por la sencilla razón que esos deseos no son eternos e intemporales, sino que están configurados históricamente; es imposible que un individuo desee comprarse un coche antes de la revolución industrial, pongamos por caso.


5) Como dijimos en otro lugar, la solidaridad de socialismo y filosofía depende de la vitalidad del socialismo político. El socialismo no es un concepto metafísico, sino político. La socialidad (no el socialismo) es compatible con el individualismo liberal no libertario, es decir, dentro del Estado. La dialéctica de clases, al modo marxiano, es un concepto confuso, y estamos elaborando un trabajo más amplio y documentado precisamente en torno a este tema. Los individuos no desaparecen en la "substancia universal", como pensaba Hegel. La configuración histórica de los deseos y las necesidas no suministra ningun apoyo contra la idea de elección individual, contra la soberanía del consmidor, etc.

Cita:
6) El Capital de Marx defiende que el tiempo es la clave que permite entender la sociedad capitalista, pues es el trabajo socialmente necesario para producir una mercancía el que determina la actividad empresarial. El empresario modelo intenta que la producción se realice en menor número de tiempo para poder nutrir el mercado. En ese sentido, las críticas realizadas por Bohm Bawerk a El Capital no logran refutarlo, pues la perspectiva de Marx es histórica, frente a la de las necesidades humanas intemporales y eternas del marginalismo de Bohm Bawerk. Cuando Marx señala en el Libro I de su obra que el valor se identifica con el precio y en otros libros las relaciones entre el precio y valor fluctúan, no es por una contradicción, sino por distintas situaciones históricas de la producción. Dejando de lado otras cuestiones planteadas por Marx, lo cierto es que el núcleo de su argumentación sigue siendo perfectamente válido para entender el modo de producción capitalista hoy día.


6) Los propios críticos de Bohm-Bawerk se vieron obligados a refutar, o ningunear, la teoría del valor-trabajo marxiana, que sin embargo es un cimiento sin el cual la teoría de El Capital no se sostiene en pie. Bohm-Bawerk tiene razón y el marxismo es inviable, irracional. Es precisamente Bohm-Bawerk quien introduce el factor del tiempo en el análisis del capital, y le sirve precisamente para desmontar la teoría marxiana de la plusvalía (a los trabajadores se les paga un precio justo por su trabajo, pero no por todo el valor futuro que su trabajo pueda generar).

Cuando Rodríguez Pardo se refiere al "núcleo" del marxismo. ¿A qué se refiere? ¿A la teoría del valor-trabajo abandonada por los propios socialistas posteriores? ¿A la ley de hierro de los salarios basada en la refutada hasta la saciedad ley malthusiana de la población que ignora el papel de la voluntad de los individuos para ajustarse a un ritmo de población razonable, e ignora además el papel de las mejores tecnológicas en el incremento de los sistemas de cultivo y explotación industrial? ¿A la "ley" sobre la tendencia a la acumulación y centralización del capital refutada ampliamente, teórica y prácticamente y que haría reir a cualquier economista serio? El núcleo de "verdad" del marxismo, ¿se refiere a la idea final de la "sociedad sin clases", una sociedad que sería incompatible no solo con la consistencia del estado, sino con la supervivencia de la humanidad?

Saludos

Eduardo Robredo Zugasti
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J.M. Rodríguez Pardo



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Mensajes: 1423
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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 3:52 pm    Ttulo del mensaje: Juicios implícitos Responder citando

Estimados amigos:

Eduardo Robredo vuelve a la discusión con ánimos más atemperados, pero atribuyéndonos una serie de juicios implícitos que no se corresponden con mis conclusiones programáticas ni con las de otros compañeros afines a los foros. Ni sostenemos que el Estado sea una sustancia en sí y para sí, sino que hablamos de distintas clases sociales, grupos sociales, desde los que medir esa eutaxia. De eso precisamente hablamos a propósito del Estado del Bienestar, que no fue un resultado del capitalismo sin regulación, que fracasó en 1929. Fue resultado de la presión de la Unión Soviética, imitando su modelo de economía planificada. El sesenta por ciento del PIB de las sociedades políticas desarrolladas es controlado por el Estado. Eso para un liberal sería una herejía, y sin embargo es la herencia de la Unión Soviética, sin la que es imposible concebir el Estado del Bienestar hoy día. Dejemos la regulación estatal al nivel anterior a 1929, y ya veremos con qué nos encontramos.

Por último, sobre la teoría del valor-trabajo, me resulta contradictorio lo que señala Robredo: dice que los marxistas la abandonaron (??), cosa que no es cierta, pues todo lo que discutieron gira en torno a ella. No digo que la discusión esté cerrada, pues quedaron puntos sin resolver, pero apoyarse en una serie de temas no aclarados para realizar una enmienda a la totalidad de El Capital es una mala jugada que no refuta nada. Además, cuando yo hablo del «núcleo» de la argumentación marxiana me refiero a la tesis del tiempo socialmente necesario en la producción de mercancías como medida del valor. Y seguidamente me dice que Bohm Bawerk es quien habla de la importancia del tiempo y de que «le sirve precisamente para desmontar la teoría marxiana de la plusvalía (a los trabajadores se les paga un precio justo por su trabajo, pero no por todo el valor futuro que su trabajo pueda generar)». Si no entiendo mal, Robredo señala que Bohm Bawerk reconoce que es el trabajo el que genera valor. Como esa es la tesis de Marx, entonces Bohm Bawerk está admitiendo que Marx tiene razón.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.

PD: Si Eduardo Robredo reconoce la influencia del contexto histórico en la elección de los individuos, entonces ya no es una elección individual, sino basada en criterios de grupos sociales, programas políticos, tendencias históricas, etc. Deje Eduardo Robredo de considerar al individuo como una sustancia «en sí y para sí».
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Montserrat Abad Ortiz



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Ubicacin: Oviedo

MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 5:14 pm    Ttulo del mensaje: Confusión terminológica Responder citando

Quisiera comentar un par de cuestiones terminológicas:

En primer lugar recomendaría leer el De cive de Hobbes, más que nada por aquello de ponernos de acuerdo en los términos que usamos:

En la discusión de liberalismo.org ya se mezclaron dos términos que jamás debían haberse tomado como sinónimos, pero en esto están algunos contertulios. Se trata del desbarajuste que supone confundir marxismo con materialismo histórico, y esto es, como para que les quitasen todos los títulos universitarios a los que lo hagan. Por materialismo histórico entendemos el sistema creado por Marx y que por primera vez sitúa a la economía como motor de la historia (dicho a grosso modo). Pues bien, esto se está confundiendo con el marxismo, que es una suerte de ideología con marcados componentes de culto a la personalidad y que no tiene absolutamente nada que ver con el materialismo histórico. ¿De que marxismo hablamos, del de Carrillo, del marxismo de Mao, del marxismo de Lenin, del renegado Kautsky o del camarada Arenas? Parece que también hay cuestiones irreconciliables entre los marxistas, y esto se puede ver muy bien en el Mito de la Izquierda. Esta confusión que se dejó correr a los largo de ocho páginas vuelve ahora. Ideología y sistema filosófico no son lo mismo. El marxismo puede interpretarse como la ideología de los adoradores de Marx, y no creo que ningún materialista de los que escriben por aquí tenga en su casa un altar con el barbudo para orarle. Y esta distinción terminológica es de primero de carrera. Vuelvo a recomendar el artículo de Sharon sobre las oleadas, para que se vea la diferencia entre una ideología de culto a la personalidad y un sistema filosófico. Y para que nos hagamos una idea retomo la frase que dijo un amigo de los foros en Murcia: en este sentido, Bueno es Marx sin barba, y el marxismo viene a ser lo mismo que el buenismo ¿estamos? Hablemos de materialismo, no de si Marx necesitaba una palangana de agua fría para aliviar sus hemorroides. A ver si va a ser verdad eso de que un fantasma recorre Europa...

En segundo lugar: quisiera evitar las referencias personales (sobre todo porque veo que hay tabúes que se comparten de forma compacta por los liberales, y no quisiera yo señalar a uno por encima del resto) así que voy a hablar de conceptos: decir que el estado de bienestar es un logro o una consecuencia de la economía liberal.... ¡es no tener ni idea de lo que pasó en el continente a partir de 1917! La economía capitalista (tal y como señaló Marx) tendía a la depauperización del proletariado, (y esto sin remedio, porque si algo distingue el capitalismo es precisamente la falta de orden en la priorización de la producción, y de ahí la crisis del 29, tal y como ha señalado José Manuel). La implantación del régimen comunista en la URSS (con todos los beneficios que reportaba para la clase trabajadora, en cuanto que tendrían poco, pero todos tenían algo) fue lo que obligó a las economías liberales a realizar concesiones de corte social, el estado de bienestar, señores míos, es el único camino que encontró el liberalismo a la fuerza político-económica de la URSS, por tanto no es un logro de la economía liberal, sino la herencia de los estados soviéticos.

Esto para comenzar, hay otro puñado de conceptos y términos confundidos y mal utilizados, pero carezco de tiempo ahora para hacer la enumeración completa. Resulta chocante, ya que una de las ventajas del materialismo filosófico, como metodología, es que empieza analizando los términos y aclarándolos. Pero no vemos mucha aclaración terminológica en estas discusiones.

Salud camaradas.
Montse
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Eduardo Robredo Zugasti



Registrado: 13 Oct 2003
Mensajes: 103
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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 6:54 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Quisieramos comentar estas palabras de Rodríguez Pardo:

Cita:
De eso precisamente hablamos a propósito del Estado del Bienestar, que no fue un resultado del capitalismo sin regulación, que fracasó en 1929. Fue resultado de la presión de la Unión Soviética, imitando su modelo de economía planificada.


El capitalismo "sin regulación" no fracasó en 1929, porque tal capitalismo no existió. Aunque este parece ser el "saber convencional" (para decirlo al modo de Galbraith) de los economistas keynesianos e incluso de los "intelectuales". En realidad, fue exactamente al contrario. Esta interpretación forma parte de una interpretación socialista de sesgo, por cierto, moralizante: según este saber convencional, ella hybris del capitalismo irrestricto siguió de la némesis (o venganza) del propio sistema desbocado. Ahora bien, lo que ocurre es que este capitalismo irrestricto, salvaje, jamás existió. La política de los EE.UU no siguió fielmente al laissez-faire. Al contrario, el presiente Hoover llevó a cabo una política corporativista inspirada lejanamente en el corporativismo europeo (por ejemplo, al modo de Mussolini). Estas políticas no tenían nada que ver con el "capitalismo sin regulación" (el "capialismo sin regulación" tampoco tenía nada que ver con las tarifas aduaneras de Smoot-Hawley de 1930, por ejemplo). Muy al contrario, los intereses gremiales y corporativos, por ejemplo representados por la Asociación Nacional de Fabricantes, o por la Federación Nacional del Trabajo, ejercieron presiones decisivas sobre la política de dinero barato, el proteccionismo y la inflación. En conjunto, la población resultó perderdora. Se suponía, a través de la influencia keynesiana y del tratado de Versalles, que la política económica debía rectificar la “inmoralidad” de los ciclos económicos (en realidad, la crisis de 1920 se resolvió en un solo año, y sirvió para "limpiar" el mercado de la especulación). Este "enfoque moralista", si se me permite, resultó desastroso para la economía. Paul Johnson lo explica a las mil maravillas:
Cita:
La opinión heredada afirma que a causa de su adhesión ideológica al laissez-faire, Herbert Hoover se negó a utilizar el dinero del goberino para reflotar la economía, y por tanto prolongó y profundizó la crisis hasta la elección de Roosevelt, que modificó prontamente la polític de aprieto de Estados Unidos. Se presenta a Hoover como al símbolo del pasado muerto y desacreditado, y a Roosevelt el anunciador del futuro; y así, en 1932-1933 representó la division entre la economía administrada y el bienestar social, dos formas nuevas y benévolas de corte keynesiano. Esta versión de los hechos comenzó en la forma de la propaganda casi periodística de los colegas y los admiradores de Roosevelt, y se desarrolló después hasta convertirse en la sólida matriz histórica de dos generaciones enteras de historiadores demócrataliberales. Pág. 249 de Tiempos Modernos, Paul Johnson


Hasta que lo que yo sé, Roosevelt, 32 presidente de los EE.UU fue el presidente que gozó de un mandato más prolongado durante toda la historia de aquel país, desde su elección en 1932, hasta su muerte al fin de la segunda guera mundial. Pues bien, si el intervencionismo y las política socialistas-keynesianas eran realmente tan "eficaces", ¡se necesitaron nada menos que doce años para comprobarlo! Más bien, parece todo lo contrario, que fueron un freno gravísimo para la prosperidad de la nación.

Por supuesto tampoco podemos estar de acuerdo en que el Estado del Bienestar occidental-capitalista fuera el resultado (¿?!!) de la imitación del modelo de la economía planificada soviética. Con toda la cordialidad y firmeza de la que somos capaces, nos parece que esta idea queda completamente puesta en evidencia en su contrastación con los hechos históricos. Recordemos, por ejemplo, que fue precisamente la economía capitalista (o por lo menos, de la economía no enteramente planificada), a través de las ayudas de la American Relief Administration creada precisamente por Herbert Hoover (antecedente del Plan Marshall) las que ayudaron a reflotar (a salvar) la propia economía socialista soviética de los años veinte, después de las terribles hambrunas provocadas por esa misma "economía planificada". Una economía planificada que, como es sabido, fué de hecho rectificada en parte por la Nueva Política Económica de Lenin, en buena medida una cesión al capitalismo espontaneo de los campesinos (con una vuelta a la economía del trueque). Por supuesto, los ejemplos se pueden multiplicar prácticamente ad libitum. El llamado Estado del Bienestar no es, ni puede ser, un resultado de la Economía Planificada, sino de la Economía Capitalista de Mercado. La llamada "tendencia a la depauperacion del proletariado", que vuelve a señalar Montserrat Abad, sencillamente no existe ni ha existido jamás en la realidad. Esta "tendencia" existe únicamente en los textos marxianos, en la tinta, y no en la historia.

Saludos.
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Eduardo Robredo Zugasti



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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 7:01 pm    Ttulo del mensaje: Valor Responder citando

Sobre la "teoría del valor-trabajo", respondemos lo siguiente:

Yo no sé si la cuestión (de la teoría del valor) está "cerrada" (aunque es cierto que Hilferding y otros economistas "socialistas" la rechazaron netamente, o cuando menos la restaron importancia). Podría decirse que la teoría de la evolución darwiniana no está "cerrada", porque hay quien aún defiende la teoría del diseño inteligente. Pero la teoría del valor-trabajo marxiana está consistentemente negada, entre otras, por la escuela austriaca. Es imposible explicar el valor en función de cantidades homogeneas de trabajo incorporadas a un bien de consumo. Es imposible, entonces, entender como los precios se forman en el mercado real, donde un cava no cuesta lo mismo que un Moët Chandon, aún cuando los "costes de producción" podrían ser perfectamente equivalentes. El caso es que estos costes de producción, aunque juegan un papel importante en la determinación del precio, y el empresario-capitalista ha de ser capaz de calcularlos, sin embargo no resultan determinantes, porque hay que tener en cuenta la valoración de utilidad, el placer, el gusto de los consumidores; además de la escasez de los bienes en cuestión. La teoría del valor-trabajo marxiana no resuelve, por ello, la célebre "paradoja del valor" (¿cómo es que el pan, siendo tan útil al hombre, vale bien poco en el mercado, mientras que los frívolos diamantes son tan apreciados?). La solución a la paradoja del valor consiste en tener en consideración el gusto, el placer, la utilidad...y la escasez de los bienes que se encuentran disponibles en el mercado. Por supuesto, los empresarios deben de evaluar la los "costes de producción" en función de la rentabilidad que preveen obtener en el mercado. Pero los consumidores no pagan un alto precio en el mercado por las perlas porque unos hombres esforzados hayan buceado en su busca (pagando un alto precio, en cuanto a sus "costes de producción"), sino que es al contrario: los hombres van en busca de las perlas porque existe una demanda de perlas en el mercado; porque las perlas tienen un valor de uso, y proporciona algún tipo de placer, de satisfacción, de status, o lo que fuera, a los consumidores.

Visto desde la correcta perspectiva, capitalista-liberal, la disyunción entre el valor de uso y el valor de cambio desaparece por completo: no hay más valor que el del uso, ni más "precio justo" que el recomendado por el mercado, como por cierto conocieron perfectamente los escolásticos españoles. La teoría del valor-trabajo, que Marx hereda de la tradición smithiana-ricardiana (por cierto, de raíz calvinista, frente a la tradición católica española y francesa) sencillamente no es válida para explicar la formación de los precios en el mercado capitalista de los bienes. Tampoco es exactamente "válida" en una economía planificada, donde es, en el fondo, el Estado el que determina las "necesidades históricas" de los consmidores y establece los precios de los bienes, en función del trabajo acumulado en el producto; y no es "válida" sencillamente porque el cálculo y la contabilidad económica es imposible en un sistema socialista.

Salud
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Lino Camprubí Bueno



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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 7:01 pm    Ttulo del mensaje: españa, la eurozona y la economía política Responder citando

Puede ser de cierto interés para la discusión un breve artículo de un tal Wolfgang Munchau publicado el lunes 20 de Noviembre en el Financial Times bajo el título:
Spain has more reason to quit the euro than Italy.

En él se argumenta que la burbuja inmobiliaria española, que achaca a la desregularización, la subida de los sueldos y la inversión extranjera, se parece a la estadounidense aunque mucho más peliaguda (en www.ceps.be, Hill Emu survive 2010? Enero 2005, se predice, partiendo de que en España el negocio inmobiliario representa más del PIB que en la Alemania recién unificada, que las economía española sufrirá una recesión pero que la alemana de entonces). Pero, continúa el artículo, mientras que EUA podrá bajar el dólar para hacer frente a la situación, España está cogida por la moneda única y sólo podrá bajar precios; receta: tener menos miedo a enfriar relaciones con Europa y volver a la moneda propia. Pero sabe el tal Munchau imposible de meter en las entendederas de la clase política del sur de Europa, así que ve más probable la quiebra paulatina que una ruptura súbita de la Unión Europea.

Sálvese quien pueda.

En este contexto de lucha de intereses, hablar de liberalismo como algo más que una ideología resulta bien ingenuo. Si bien la alternativa estatal, impepinable, no pueda llamarse socialista en ningún sentido fuerte, dado que la prudencia económico-política en la situación actual pasa muchas veces por la suspensión de medidas socialistas gradualistas (4 generación) como las propias del Estado del Bienestar, veáse algunos países escandinavos y demás.

Como señalaba Íñigo en la discusión previa y convenientemente reconducida por el moderador, EUA no es un ejemplo de país neoliberal porque protege a su clase empresarial, si bien sus carencias en asuntos de cobertura social muestran, creo, la falsedad de la oposición liberalismo/socialismo (y algunos de los problemas respecto a la identificación del materialismo con el socialismo pueden venir de ahí, abundando en la necesidad de aclarar término que la seño Montserrat pide).

Saludos, mucho queda por rascar.

Lino
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Lino Camprubí Bueno



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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 7:27 pm    Ttulo del mensaje: eua New Deal Responder citando

Se me han colado dos mensajes de Eduardo, respondo brevemente al primero, que el segundo será respondido por otros.

Me parece que no andaban errados quienes recomendaban no sustancializar el "mercado", porque pensar que de por sí, hubiera sido mejor para los estados unidos de posguerra es descontextualizarlo: y, convendrá Eduardo, en que ese mercado tan limpio de oferta y demanda no es igual hoy que tras la Gran Guerra y la Revolución Rusa. Dos factores estos imprescindibles para entender la política de Roosevelt; el peligro de revolución era real e inminente, y llegó un momento que las milicias privadas no bastaban para frenar las protestas obreras, el Estado hubo de meter mano y en este sentido la URSS obligó al occidente a poner a funcionar el Estado de Bienestar. Huelga decir que las obras y políticas públicas de la época permitieron a EUA llegar a la siguente guerra, tan sólo 12 años tras la gran depresión en bastante mejor forma que otras potencias implicadas. Claro que las iniciativas privadas fueron fundamentales al proceso, pero como se ha argumentado ya, las metas de los empresarios no son las mismas que las de los asalariados, y si aparece simbiosis, es en el marco del estado y no en una etérea economía de compras y ventas.

Salud,

Lino

P.D.: Eduardo, habría que abrir un foro sobre Manuel Castels, porque desde que lo citaste veo su influencia aquí y allá; pero ese hombre ha sustantivado la tecnología, la globalización y la "eficiencia" convirtiéndose su obra en una suerte de ideología al más puro estilo aureolar. En 1932, la feria mundial de Nueva York tuvo 5 exposiciones exitosas, todas financiadas privadamente y con el tema del futuro. Lo que los empresarios vendieron también era un mundo una generación (1960) posterior en el que la iniciativa privada y la tecnología acabaría con la miseria de la parte del mundo yanqui. Se trataba de maquetas llamadas "Democracity", "Futurama" y perlas por el estilo. Si bien las causas del bienestar yanqui desde los 50 fueron muy otras, tecnología sí, pero unida a otra gran guerra y financiada federalmente. A Castells le pasa como aquello empresarios, no nos pase a nosotros como al público, que salía contentísimo con unas pegatinas con la leyenda: "I have seen the future" (he visto el futuro).
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Lino Camprubí Bueno



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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 8:36 pm    Ttulo del mensaje: materialismo y socialismo Responder citando

Por cierto, o yo mucho me equivoco o nadie respondió a estas oportunas preguntas de Ángel Sánchez Bernal perdidas entre la algazara en que fue degenerando el magnífico tema abierto por Carlos Pérez Jara. Las copio porque demuestran que, aunque la ideología neoliberal haya sido refutada, no está todo dicho:

"Yo como casi siempre quería, más que desplegar otros, o los mismos argumentos, dejar unas cuantas líneas abiertas, por si alguien tiene a bien hacer pedagogía para aclararme la situación.
Estoy de acuerdo en lo básico en que el FiloMat es solidario del socialismo, en cuanto crítica del Ego sustancialista que dispone el liberalismo. El yo es fenómeno, construcción y no polo ontológico primario.
Ahora bien, ese saber es, o al menos me parece, eminentemente negativo: no hay sujeto-sustancia. El problema es, por ello, como engranar este saber con un hacer práctico, político. Porque la negatividad de ese saber permite decir, por ejemplo, que el socialismo del que es solidario el FiloMat, no es, no fue el socialismo realmente existente; pero tampoco, por ejemplo, el Partido Socialista Español, ni tampoco seguramente ninguno de los que integran la Internacional Socialista.
Pero entonces, ¿no basculamos hacia la indefinición? ¿no se abre un hiato que permite engranar el Materialismo con cualesquiera ideologías?
Porque además, por otra parte, el hecho de que tan socialista (“estatalista”) sea el partido liberal Español realmente existente, como liberal es el socialismo, es decir, el hecho de la ecualización, evacua toda pretensión de verdad de las ideologías. Y, con ello, vuelve a hacer problemático el engarce, la definición política del Materialismo.
Y yo creo que si no cabe “trincar” a las ideologías por la vía de la verdad, entonces la única vía de conexión debe ser la eutaxia. Por tanto, creo que esta discusión no se puede cerrar en sí misma, evaluando la verdad filosófica de las ideologías. Porque una ideología falsa como el liberalismo, puede, por ejemplo, “salva falsetate”, postular un principio de cierre a su doctrina en principio “apoliticista”, para pasar a apoyarse en la Nación. O el socialismo puede, por el contrario, negar su plataforma propia, el Estado, para tratar de encaminar sus políticas hacia plataformas superiores (Europa, las civilizaciones) o acaso también inferiores, hacia la sociedad civil apolítica del “¡abrazaos, oh, millones!”, regida por el diálogo."

Lo plantea muy bien, a mi juicio, como para dejarlo pasar

Salud,

Lino
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Carlos Pérez Jara



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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 8:50 pm    Ttulo del mensaje: Sobre temas varios Responder citando

Quisiera hacer algunos comentarios de Zugasti en este nuevo foro de discusión, prolongación del que ya se mantuvo en Liberalismo.org.

Realmente, y pese a mis protestas iniciales, bien parece que el debate sufre el peligro de volver a atrofiarse. Producto de esto es que no se está avanzando precisamente mucho respecto a las posiciones que ya mantuvimos hace varios meses.

De todos modos, me gustaría contestar a Eduardo Robredo Zugasti sobre algunas de sus apreciaciones, en concreto:

Cita:
Pues bien, si el intervencionismo y las política socialistas-keynesianas eran realmente tan "eficaces", ¡se necesitaron nada menos que doce años para comprobarlo! Más bien, parece todo lo contrario, que fueron un freno gravísimo para la prosperidad de la nación.


A este respecto, querría indagar sobre una cuestión que cruza este problema sobre una política económica (¡y los doce años!, como señala casi asustado Eduardo). Apoyados en el estudio de Wesley C. Mitchell, los economistas de los años 20 consideraron que cada ciclo económico era el producto de una serie de factores cuyos efectos solo podían considerarse ex post facto. En ese sentido, hubo una tendencia entre los economistas de la escuela clásica de considerar que no debía tocarse nada, que la mejor forma de resolver un coyuntura económica adversa era esperar a que ésta se resolviese "por sí misma". La consecuencia de todo esto está en la política de Herbert Hoover: tanto bien hizo creer esto, que el presidente del Comité Nacional del partido republicano culpó al partido demócrata de conspirar contra Wall Street.

Pero no solo eso: ese gravísmo "freno" del que habla Eduardo parece ignorar una idea que ya hemos tratado en otra ocasión, y es el retardo de una política económica: el retardo de las políticas fiscales de gto público tuvieron necesariamente un tiempo largo de adaptación porque la política fiscal tiene efectos de consecución más "largos" que la monetaria. Eso es un asunto muy largo de explicar, pero viene muy bien definido en libros como Macroeconomía, de Dornbush y Fisher. Es una apreciación errónea decir que supuso un freno cuando el keynesianismo tuvo su apogeo tras la segunda guerra mundial. Es más, lo que se demuestra es que la política clásica murió justo cuando ciertos autores del gremio creyeron que lo óptimo era cruzarse de brazos creyendo que el mercado "lo resuelve todo". Y ésta, estimados foristas, es la gran falla de toda esta discusión, hipostasiar el mercado al considerarlo bajo la órbita neoclásica como algo que se autoregula. Y una mala política econ. no explicará nada salvo la propia política realizada, es decir, no sirve para embarcanos en el "espíritu" neoclásico de decir que lo mejor es que el Estado no intervenga (apreciación por otra parte absurda).
Decir, como dice Eduardo, que el Estado de Bienestar necesita del mercado es algo tan obvio que me resulta sorprendente. Me gustaría, por cierto, hacer una nota histórica sobre el pensamiento clásico y las reacciones a las primeras enmiendas de la Ley de Seguridad Social (puesta en marcha por T. Eliot, entre otros): cuando EEUU llevó a cabo medidas de esta índole, el ataque que se produjo de los sectores empresariales fue inmediato. El Consejo de la Conferencia nacional de industria dijo lo siguiente: el seguro de desempleo no puede mantenerse sin una base financiera sólida", que es más o menos lo que resalta Eduardo, pero como el tiempo ha demostrado, la desestructuración del propio Estado de Bienestar tb ha tenido efectos económicos muy poderosos sobre el sistema, traducidos en paro y crisis sociales. Por eso, me parece falaz decir que el Estado de Bienestar "funcionaba" como remolque del mercado cuando es el propio mercado el que hoy en día funciona en muchas partes gracias a las políticas sociales implantadas. Y quien no crea esto está de nuevo hispostasiando el mercado, sencillamente. El estado de Bienestar surge como un producto histórico y su estructura no es circunstancial ni anecdótica. Pero es que tb es erróneo hablarnos a estas alturas de la economía planificada (al margen de los ribetes soviéticos del pasado), cuando la economía política es una planificación del sistema (de nuevo, se hipostasia el mercado al verlo como un ente autónomo sobre el que el Estado "planifica"), y lo que varía según unas medidas u otras es el grado de influencia que esas mismas políticas tienen sobre los mercados, ya sean de capitales, etc.

Y no existe una interpretación "moralizante" cuando vemos que la política económica interpretada por los vaticinios clásicos tuvo los efectos que tuvo. Y es que el mercado no resolvió nada porque el mercado no "resuelve", simplemente es un conjunto establecido de relaciones sin un orden armónico. La postura de Zugasti es, según mi opinión, abiertamente armonista.

Por cierto, las referencias continuas a los capitalistas son, a mi juicio, un tanto añejas y desvinculadas con la realidad del presente, y aun más, la de las últimas decadas. Porque, como bien dice Galbraith:
Cita:
Una vez admitida semejante concentración (la de las empresas del sector industrial en EEUU), la norma venía a ser el oligopolio y no la libre competencia. Dicha tendencia, según la había previsto Marx, había venido desarrollándose obviamente en forma acelerada. Pero todavía faltaba lo peor. Quienes habían asumido la casi totalidad del control de las empresas NO eran los capitalistas a quiene se refería Marx, sino los directivos profresionales


Luego, pienso que en el contexto mercantil al que tanto se acude, pocos hacen referencia a que no son los capitalistas los que controlan las soceidades privadas sino la masa directiva.

Finalmente (y como ya ha remarcado Lino) cada política obedece a un periodo histórico, y aun más, es producto de aquél, y quien se apoya en la artrosis del keynesianismo frente a la estanflación de los 70 debería recordar la artrosis de las tesis clásicas ante la crisis de los 30. Solo una "pequeña diferencia": los neoclásicos nunca han salido de sustantivizar el mercado tomando la consideración armonista de que es preferible dejarlo "campar a sus anchas", mientras que los keyneisanos, saben que, aun cuando ciertas políticas econ. puedan ser ineficaces (tomando el retardo del que ya hablamos), los presupuestos desde los que lo hacen son reales y no ficticios. En ese sentido, yo me atrevería a decir, que frente al socialismo como algo real (es decir, algo que existe y no se define solo en el papel) el liberalismo radical es inexistente, no tanto como expresión devota de sus ideológos, sino como la manifestación de algo cuya base teórica (el mercado es una sustancia) tiene una consistencia realmente existente.
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Eduardo Robredo Zugasti



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MensajePublicado: Mar Feb 28, 2006 11:03 pm    Ttulo del mensaje: Socialidad Responder citando

Quiero hacer unos simples comentarios. En otro momento responderé más "seriamente" a las objeciones.

Existe la socialidad. El hombre, por su condición de chimpancé ligeramente evolucionado, es antes animal social que animal político. Los hombres han vivido mucho tiempo sin el estado, tan tranquilos, por lo tanto política y antropología no se confunden. Tenemos socialidad, como las abejas y los mandriles. Hasta ahí de acuerdo.

El socialismo es ya otra cuestión. Socialismo, de modo muy general, es un concepto político y un tipo de filosofía que define al hombre por su finalidad social. El socialismo filosófico depende de la implantación del socialismo político.

Ningun liberal realista, partidario del estado, niega la socialidad. Los individuos no están solos, no son "átomos aislados", sino que cooperan, luchan, se ilusionan y se decepcionan mutuamente, en el marco de organizaciones y estructuras (gobiernos, empresas, asociaciones de teatro de títeres &c). La socialidad es a la vez un hecho natural y un hecho positivo, un faktum. El socialismo, en cambio, es una construcción, una figura histórica.

El individualismo es también una construcción. Los ilustrados creían en el individuo, o más bien, lo crearon. No toda ilustración es despótica, como decía Mario Onaindía. El romanticismo, en cambio, era holista y orgánico. Del árbol romántico brotaron las hojas del hegelianismo, del marxismo, del fascismo &c

Y acabo citando a Canovas: "Yo soy de los que piensan que el ideal y el fin de la vida no están en la sociedad, sino en el individuo mismo. Yo soy, pues, fundamentalmente individualista", y recomendando este artículo de Felipe Giménez.

Salud.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Mie Mar 01, 2006 10:08 am    Ttulo del mensaje: Materialismo frente a Idealismo Responder citando

Estimados amigos:

En este tema, aparte de las cuestiones empíricas que se citan en los foros, hay una discusión teórica muy concreta, que no es otra que la confrontación entre materialismo e idealismo. Eduardo Robredo, al decir que toma partido por un modelo que no existe, el «capitalismo desrregulado» y por la elección individual y por lo tanto al margen de cualquier cuestión histórica, está posicionándose al margen de cualquier consideración positiva. En todo caso, los reproches que Eduardo Robredo realiza a la realidad están pensados en función de una utopía capitalista desrregulada. No me extraña que comenzase diciendo que el socialismo o la izquierda tiene funciones utópicas propias del Principio Esperanza. Sin embargo, yerra por completo en sus análisis iniciales, pues no es cierto que el marxismo hablase de una sociedad futura donde todos fuéramos iguales. La conclusión de llegar a una presunta sociedad sin clases no implicaba la descripción de tal sociedad, cosa que sí hace Robredo con el capitalismo sin estado, como si pudiera decirse que se encuentra a una distancia infinitesimalmente próxima a nosotros. No me extraña que vea en Hoover a un antiliberal, igual que otros ven a Felipe González y a Rawls como antiliberales y opuestos al capitalismo.

Dice que Hilferding y otros rechazaron la teoría del valor trabajo, cosa que no es cierta y que necesitaría de una explicación no más amplia pero sí más clara. Yo puedo no estar de acuerdo con determinados planteamientos pero mejorarlos, lo que no implica rechazarlos, como sí rechazó Hilferding la teoría de la utilidad marginal de Bom Bawerk para defender El Capital de Marx. Y la cuestión es cómo lo defendió.

Eduardo Robredo Zugasti escribi:
Es imposible explicar el valor en función de cantidades homogeneas de trabajo incorporadas a un bien de consumo. Es imposible, entonces, entender como los precios se forman en el mercado real, donde un cava no cuesta lo mismo que un Moët Chandon, aún cuando los "costes de producción" podrían ser perfectamente equivalentes. El caso es que estos costes de producción, aunque juegan un papel importante en la determinación del precio, y el empresario-capitalista ha de ser capaz de calcularlos, sin embargo no resultan determinantes, porque hay que tener en cuenta la valoración de utilidad, el placer, el gusto de los consumidores; [...]


Y es precisamente esta formulación de Eduardo Robredo lo que ataca Hilferding: la utilidad de una supuesta mercancía no puede ser medida en función de las relaciones entre un individuo y una cosa, sino entre muchos individuos respecto a muchas cosas. No hay relación entre el consumidor y la mercancía inmediata, porque anteriormente muchos individuos han producido esa mercancía y por lo tanto ese supuesto deseo individual está conformado histórica y socialmente. El consumidor no puede desear cava en el siglo XIII por la sencilla razón de que no existe el cava en esa época. Por lo tanto, los deseos subjetivos no sirven para explicar la Economía Política.

Además, es cierto que «es imposible explicar el valor en función de cantidades homogeneas de trabajo incorporadas a un bien de consumo», porque de ser así no habría dinero, pues no sería necesario buscar equivalentes entre distintas mercancías. No habría mercado. Y precisamente eso es lo que El Capital es capaz de explicar. Hablar de cantidades homogéneas de trabajo sería a lo sumo situarse en el Libro I de El Capital, el del «capitalismo homogéneo». Pero lo cierto es que no puede mantenerse tal circunstancia, porque no se destina el mismo tiempo en fabricar una botella de cava que un vehículo, por lo que sus precios variarán en consecuencia.

Eduardo Robredo Zugasti escribi:
La teoría del valor-trabajo marxiana no resuelve, por ello, la célebre "paradoja del valor" (¿cómo es que el pan, siendo tan útil al hombre, vale bien poco en el mercado, mientras que los frívolos diamantes son tan apreciados?).


Respuesta: porque la utilidad no es el canon para medir el precio de las mercancías. El pan vale poco porque se produce en muy poco tiempo, por medio de muy pocas personas que además no están cualificadas: para fabricar pan bastan dos personas ignorantes de termodinámica, mientras que producir un diamante perfectamente tallado se necesita primero de su extracción por parte de los mineros, de técnicos que sepan perforar y mantener las galerías, y de su preparación por un experto que ha pasado años estudiando para manejar el arte de la talla. No se pueden fabricar diamantes tallados en serie como si fueran utilitarios. El tiempo socialmente necesario (no el postulado por David Ricardo en un sentido abstracto) empleado en producir una mercancía influye sobre su precio. Y aquí mercancías son también los operarios que extraen los diamantes y el que hace la talla, porque a los que trabajan los diamantes no se les paga igual que a los que los extraen.

Eduardo Robredo Zugasti escribi:
Tampoco es exactamente "válida" en una economía planificada, donde es, en el fondo, el Estado el que determina las "necesidades históricas" de los consmidores y establece los precios de los bienes, en función del trabajo acumulado en el producto; y no es "válida" sencillamente porque el cálculo y la contabilidad económica es imposible en un sistema socialista.


¿El Estado establece las necesidades históricas? Por muchas comillas que lleve esa expresión, no dejará de ser confusa: el Estado es producto de las propias necesidades históricas. El Estado feudal no puede producir como un Estado capitalista, porque no existen ni máquinas, ni vías de comunicación, ni mercado a nivel globalizado, que son «necesidades históricas». El mercado se reduce a unas cuantas ciudades independientes de los señores feudales.

Como digo, Eduardo Robredo ya ha optado por el idealismo, y con eso ya se ve el el tipo de hombre que es.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.

PD: Ahora Eduardo Robredo habla de la «sociabilidad» innata en el hombre para decir que no es individualista en el modo que le acusamos. Pero lo cierto es que la sociedad no es un impulso del hombre individual en el que tengamos que poner los fines, como el católico Cánovas, sino algo que ya existe como cuestión de hecho: el hombre es social no por sus impulsos, sino porque no existen los hombres aislados que luego se unan por sus impulsos sociales. También la sociedad es una construcción, si acaso etológica o biológica, porque no ha sido eterna, pero en el principio no estaba el hombre solo, a no ser que sigamos al pie de la letra el Génesis.
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Antonio Romero Ysern



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MensajePublicado: Mie Mar 01, 2006 11:51 am    Ttulo del mensaje: OPa y "liberalismo" como principio metodólogico. Responder citando

Estimados amigos:

Sobre el asunto de la OPA: Mucho mayores fueron la concesiones que un bando de la Guerra Civil tuvo que hacer al III Reich en su lucha contra otros españoles que, cuanto menos emic, representaban la Anti-España (http://www.nodulo.org/ec/2005/n035p01.htm). Menos son las concesiones de poder que significa entregar Endesa a este IV Reich, si tenemos en cuenta que la alternativa es entregarla al Gobierno de Perpignan.

Sobre el asunto de fondo: Sugiero que el enfoque liberal que defiende, entre otros, Eduardo Robredo, podría considerarse quizás como una especie de "reduccionismo" economicista. Pero ese reduccionismo, si se elimina de él lo que tiene de extralimitación ("Todo es economía": por tanto, la política es -o debiera ser- pura economía), puede considerarse, en realidad, un principio metodológico, análogo al relativismo cultural de los antropólogos (o al "Estado de Derecho" de los juristas).

Un saludo.
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J.M. Rodríguez Pardo



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MensajePublicado: Mie Mar 01, 2006 1:51 pm    Ttulo del mensaje: Concesiones y más concesiones Responder citando

Estimados amigos:

Ya que se mezclan la OPA y la Guerra Civil española, diré que Franco no hizo ninguna concesión a Alemania, salvo enviar a unos cuantos falangistas recalcitrantes a la URSS en forma de División Azul. España recibió por contra créditos de Alemania para ganar la guerra. Si nos ponemos a hablar de concesiones, la verdadera concesión llegó el 1 de enero de 1986. Las demás han sido reafirmarse en lo mismo: moneda única, Maastrich, y ahora los guiños que le hace el PP a los alemanes de E.ON. Sinceramente, por mucho que se diga, el Gobierno de Perpiñán no deja de ser gobierno de España, y no creo que yo que los alemanes sean más benévolos que los catalanes (españoles), sobre todo sabiendo que son los propios alemanes del IV Reich quienes financian el independentismo. Es más, diré que me parece dar por supuesto el fin y los medios utilizados, como si Cataluña fuera ya independiente. Mi ciencia de visión no llega a tanto.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.
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Eduardo Robredo Zugasti



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MensajePublicado: Mie Mar 01, 2006 2:18 pm    Ttulo del mensaje: Capiatlismo desregulado Responder citando

Yo nunca he tomado partido por un "capitalismo desregulado", por lo tanto el "idealismo" que Rodríguez Pardo insiste en adjudicarme, existe sólo en su cabeza. Fuera de las instituciones y del estado, no existe el "mercado libre", sino la mafia, el saqueo, el robo, la barbarie y la guerra de todos contra todos. Lo que digo es tan simple como que las normas de la economía, y las normas de la economía de mercado en particular, no se reducen a las normas políticas. No hay "hipóstasis" que valga. Una economía de mercado necesita instituciones, leyes y regulaciones. Incluso, necesita una "sociedad de mercado", para decirlo con el anti-liberal Karl Polanyi, con ciudadanos dispuestos a vivir en ella. La historia politica, por cierto, ha mostrado que los hombres sí que desean vivir en sociedades de mercado. Las economías de mercado no se identifican, por supuesto, con las "economías planificadas" socialistas, como pretende Pérez-Jara. La URSS no consiguió implantar una economía socialista, como muestra bien a las claras la experiencia de la NEP, sino una economía planificada desde el centro, donde la propiedad de los medios productivos no pasó a ser "socializada", sino a ser controlada por el aparato del estado y los consejos económicos de los soviet. Pero el papel de la empresarialidad fué prácticamente erradicado de la vida soviética, al dejar a la economía en manos de la centralidad burocrática y obstruír permamentemente la iniciativa privada, ya desde la célebre "dialécta de clases" de los soviet contra los "kulak".

Yo nunca consideré que el "capitalismo desregulado", por tanto, exista. De hecho, he dicho exactamente todo lo contrario. En cambio, Rodríguez Pardo sí que consideró la realidad del "capitalismo irrestricto", con notable falta de realismo, al tratar de explicar la política del New Deal o la crisis de 1929. No he visto que mi interlocutor haya rectificado en este punto tan esencial de la discusión.

Creo que Rodríguez Pardo no es consciente de que, al considerar que la utilidad de una supuesta mercancía no puede ser medida en función de las relaciones entre un individuo y una cosa, sino entre muchos individuos respecto a muchas cosas está abandonando de hecho la teoría del valor-trabajo y acercándose a la teoría de la utilidad marginal. También creo que esta teoría marginalista, corrigiendo su tendencia "mentalista", puede compatibilizarse con la realidad de los mercados y con la historicidad de los deseos y las necesidades. Rectificando en esto a los austriacos, no es "el precio" el que se forma en la mente de los consumidores, puesto que este ya aparece "dado", sino la estimación del gusto o la utilidad (en función de parámetros sociales e históricos, pero que encuentran su "locus" en el individuo, que de todos modos tiene siempre la libertad de resistirse a ellos) del bien. Y es esta estimación variable del precio, es decir, del cálculo que los consumidores realizan en función de la utilidad o el placer proporcionable por los bienes de consumo, lo que permite explicar el papel de la empresarialidad y del "cálculo económico" capitalista. No existe una "ciencia exacta del deseo" de los consumidores, por lo que los empresarios (que Marx no tiene en cuenta, pues para él sólo existen "capitalistas") se arriesgan a perder o ganar en los mercados. Sin embargo, la insistencia marxiana-smithiana-ricardiana en los costes, no permite explicar correctamente, ni el papel de la estimación de los consumidores en la demanda y el precio, ni el papel de la empresarialidad como mediación entre las necesidades, el esfuerzo (o trabajo) y la satisfacción (por decirlo a la manera de Bastiat) dentro de un universo económico internamente incierto, sin "equilibrio a largo plazo". Esta es la cuestión. Pero esto de tener en cuenta los gustos de los consumidores, y no solo el esfuerzo del trabajo, se mire por donde se mire, y por "históricos" que sean (que lo son), supone de hecho abandonar la teoría del valor trabajo y acercarse a una comprensión cabal y correcta, compatible con la comprensión que ya alcanzó, por cierto, nuestra Escuela de Salamanca.

Salud
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Eduardo Robredo Zugasti



Registrado: 13 Oct 2003
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MensajePublicado: Mie Mar 01, 2006 2:29 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

¿Qué quiere decir el Sr. Rodríguez Pardo con la oscura insinuación de que ahora, desde el idealismo inexistente que me enjareta, "se ve el tipo de hombre que soy"?

¿Es que la personalidad, el tipo de hombre que somos, tiene algún lugar en la discusión?

Le recuerdo que ya se cerró una discusión anterior por razones parecidas. De mi parte, no voy a permitir ni una sola insinuación personal más. Si el Sr. Rodríguez Pardo desea continuar la discusión, deberá limitarse a ofrecer argumentos objetivos.

Salud.
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