ndulo materialista
los foros de nódulo
www.nodulo.org


El PSOE carga contra el último libro de Gustavo Bueno
Ir a pgina 1, 2  Siguiente
 
Este foro est bloqueado: no se puede publicar, responder, ni editar mensajes en este tema.   El tema est bloqueado: no pueden editarse ni agregar mensajes.    ndice del Foro los foros de nódulo -> Actualidad
Ver tema anterior :: Ver siguiente tema  
Autor Mensaje
J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicacin: Gijón (España)

MensajePublicado: Vie Oct 13, 2006 11:15 am    Ttulo del mensaje: El PSOE carga contra el último libro de Gustavo Bueno Responder citando

Estimados amigos:

Ha escocido el último libro de Gustavo Bueno, Zapatero y el Pensamiento Alicia, en las filas del PSOE. Pero parece que ni siquiera se lo han leído y juzgan por noticias o entrevistas. He aquí el ataque perpetrado por personas ya conocidas por nosotros como el tal Fernando Lastra, en noticia de El Comercio:

Cita:
El Comercio
Gijón, viernes 13 de octubre de 2006
página 29

Los socialistas asturianos cargan contra Bueno y le acusan de «caer en el sumidero de la filosofía rosa»

Consideran que el profesor utiliza su libro Zapatero y el pensamiento Alicia
como parte de su cruzada contra el PSOE


J. A. G. / Gijón

Los duros reproches que Gustavo Bueno ha dedicado al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su último libro le han valido el rechazo y la crítica de los socialistas asturianos, que cuestionan los planteamientos del filósofo asturiano, al que acusan de preconizar una visión de la realidad «desenfocada» y emprender una cruzada contra el PSOE.

Esta semana se conocía el contenido de la última obra de Bueno, en la que asocia el pensamiento del jefe del Ejecutivo con las ensoñaciones infantiles del personaje literario de Alicia en el país de las maravillas. Entre otras lindezas, Bueno asegura que «sólo un imbécil o un traidor reduce el debate sobre la nación a una cuestión semántica». Califica la alianza de civilizaciones propuesta por Zapatero como una iniciativa «disparatada y vacía de contenido» y le reprocha su intención de presentar al PP como una «reliquia del franquismo».

Estas apreciaciones extraídas de su obra fueron suscritas con mayúsculas en una entrevista publicada ayer en El Comercio, en la que el filósofo asturiano reiteró sus ataques a Rodríguez Zapatero, cuya inteligencia comparó «con la del tahúr, del trilero» y al que reprende por defender «una filosofía barata que no tiene en cuenta las dificultades».

El portavoz del grupo parlamentario socialista, Fernando Lastra, admitió estar «atónito» ante lo que considera una «deriva personal» de Gustavo Bueno. Si bien sostiene que su capacidad intelectual «no creo que haya sufrido merma», piensa que hay algunos aspectos que están «en caída libre hacia la más absoluta zafiedad».

Lastra asegura que le cuesta entender como una mente «tan privilegiada» como la del filósofo dedica su tiempo «a actividades tan mezquinas como despreciables», en alusión a la publicación del libro que cuestiona los planteamientos defendidos por el presidente del Gobierno.

El secretario general de la Agrupación Local de Gijón y diputado regional, José Manuel Sariego, si bien asegura que todavía no ha leído su último libro, tiene claro que la actitud mostrada por el filósofo a través de sus últimas manifestaciones deja síntomas evidentes de que ha emprendido «una cruzada contra el PSOE».

Una postura que «no entiendo» de una persona que, según afirma, «ha presumido siempre de ser de izquierdas». Sariego, que fue alumno de Gustavo Bueno en su etapa académica, cree que el profesor asturiano mantiene una visión de la realidad «desenfocada».

No ofende quien quiere

Fernando Lastra es contundente al responder a Bueno con la conocida expresión de «no ofende quien quiere, sino quien puede». Con este tipo de reflexiones, considera el portavoz socialista, que Bueno «niega toda la trayectoria personal». El dirigente socialista lamenta que haya puesto «punto y final» a la filosofía académica y «haya caído por el sumidero de la filosofía rosa».

En esta misma línea, Sariego recuerda a Gustavo Bueno que no es lo mismo «teorizar» con planteamientos filosóficos sobre las formas de gobierno que asumir estas responsabilidades. «El ejercicio de la política –mantiene– requiere eficacia y, sobre todo, un compromiso con la sociedad, algo que está demostrando el presidente Zapatero».

Sariego reconoce tener «serias dudas» sobre lo que ocurriría si estuviéramos gobernados por filósofos: «A buen seguro, sería difícil que hubiera una convivencia política y una democracia consolidada. Estaríamos ante una situación mucho más complicada».

Lastra afirma estar «atónito» ante la «deriva personal» de Gustavo Bueno

«No es lógico en alguien que presume de ser de izquierdas», asegura Sariego




Y otra más:

Cita:
El Comercio, 14 de octubre de 2006

GUSTAVO BUENO FILÓSOFO

«La inteligencia de Zapatero es la inteligencia del tahúr, del trilero»

«El pensamiento político del presidente es puro simplismo, filosofía barata que no tiene en cuenta las dificultades ni las objeciones»

ANDRÉS SUÁREZ/OVIEDO

Los argumentos de Gustavo Bueno no dejan indiferente a nadie. Sea cual sea su objeto de análisis, el filósofo asturiano deja tras de sí un poso de polémica que se multiplica, como ocurre en este caso, cuando sus reflexiones se centran en el presidente del Gobierno. Su último libro, 'Zapatero y el pensamiento Alicia', arremete con dureza contra los principios políticos de José Luis Rodríguez Zapatero, que califica de «simplistas y, en último término, peligrosos».

-Se ve a kilómetros que Zapatero no es santo de su devoción.

-Me indigna, no lo puedo remediar. Aunque, en primer lugar, he de decir que mi análisis se centra en su pensamiento político y no en su acción de gobierno.

-Y ese pensamiento, ¿cómo es?

-Simplismo puro, panfilismo, armonismo, un ejemplo de filosofía barata. No advierte las objeciones, no las tiene en cuenta, las atribuye a gente de mala voluntad, a partidismos, y se limita a tirar hacia delante como si hubiera un progreso indefinido asegurado. Cree que las dificultades se resuelven solas porque el destino es ése.

-Y, a su juicio, no es así.

-No. Zapatero es la sonrisa permanente, como si no pasase nada, pero puede pasar mucho.

-Una de sus grandes objetos de crítica es la Alianza de Civilizaciones. ¿Qué tiene de malo?

-Es algo ridículo. No tiene ningún efecto práctico, y además es una idea peligrosísima. Pensar que, en el fondo, todo el mundo es bueno, parece inofensivo en un principio pero en el fondo es peligroso socialmente porque supone curarse en salud para el caso de que ocurra algo malo. Es una visión pánfila, un pacifismo teórico que convence a mucha gente y que además se extiende a otros campos de la sociedad.

-¿Por ejemplo?

-La inmigración. El lema pacifista es 'papeles para todos'. Es irreprochable éticamente, pero cuando llegan miles de inmigrantes a Canarias, ese concepto ya no vale para el PSOE. Existe una clara contradicción entre la ideología y la política real. Es intolerable.

-Parece dudar hasta de la inteligencia de Zapatero.

-Supongo que es inteligente desde el punto de vista de un demagogo, de adular al otro. Es la inteligencia del tahúr, del trilero.

-No entra a valorar su gestión política, pero ataca duramente su decisión de abrir el debate sobre el término 'nación'.

-No debería haber abierto la caja de los truenos, porque no tiene ni idea del asunto. No se puede decir, así por las buenas, que se trata de un debate meramente semántico. ¿Qué significa eso? En realidad, es una cuestión que tiene mucho más fondo detrás.


Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.


Ultima edicin por J.M. Rodríguez Pardo el Mar Mar 25, 2008 9:02 am; editado 2 veces
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Íñigo Ongay de Felipe



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 371
Ubicacin: Bilbao

MensajePublicado: Sab Oct 14, 2006 3:52 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Estimados Contertulios:

Se agradece desde luego que Jose Manuel haya colgado aquí esta noticia del comercio. Entre otras cosas porque sirve para detectar algunas curiosas afinidades.

Cita:
Fernando Lastra es contundente al responder a Bueno con la conocida expresión de «no ofende quien quiere, sino quien puede». Con este tipo de reflexiones, considera el portavoz socialista, que Bueno «niega toda la trayectoria personal». El dirigente socialista lamenta que haya puesto «punto y final» a la filosofía académica y «haya caído por el sumidero de la filosofía rosa».



Y es que, ¿ estas consideraciones acerca de "puntos finales a la filosofía académica" no recuerda, mutatis mutandis, a alguien a los contertulios?...
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Íñigo Ongay de Felipe



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 371
Ubicacin: Bilbao

MensajePublicado: Sab Oct 14, 2006 3:59 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Por cierto, algo que se puede advertir por estas "salidas de tono" en absoluto casuales por parte de los ilustres representantes asturianos del Pensamiento Alicia es precisamente la medida en que semejantes "agentes Alicia" tienden a proceder simplemente "encapsulando" los argumentos contrarios ( argumentos que muchas veces, conocen sólo de "oídas" puesto que ni siquiera se han dignado a ojear su exposición) y a especular de modo psicologista en torno a supuestas "derivas personales" o a "renegaciones de la izquierda", etc, etc, pero eso sí, sin entrar a valorar "de frente" tales argumentos, como si los mismos simplemente "les resbalaran". En fin, en este sentido, resulta interesante que tales sujetos pongan tanto tesón precisamente en confirmar las tesis de Bueno justamente cuando parecen ( apariciencia falaz) estar "respondiendo" a las mismas.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Ángel Sánchez Bernal



Registrado: 14 Oct 2003
Mensajes: 61
Ubicacin: Alcazarén (España)

MensajePublicado: Sab Oct 14, 2006 4:30 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Las afirmaciones de esta gente son sencillamente ridículas. No ya lo que afirma acertadamente Íñigo Ongay, que ni han leído ni piensan leer el libro de Bueno, y aún así arriesga una "apariencia" de respuesta, sino que ni de lejos les suena la "República" de Platón. De veras que produce vergüenza ajena.
Cita:
Sariego reconoce tener «serias dudas» sobre lo que ocurriría si estuviéramos gobernados por filósofos: «A buen seguro, sería difícil que hubiera una convivencia política y una democracia consolidada. Estaríamos ante una situación mucho más complicada».

Entre el sonrojo y la hilaridad. Sería bueno que al menos desarrollasen su división de la filosofía en filosofía académica y filosofía rosa para confrontarla con la distinción entre filosofía mundana/académica del materialismo.
En fin, una pena, qué ganas entran de abrazar el llanto aquél de "así va España", pero habrá que seguir.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
J.M. Rodríguez Pardo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 1423
Ubicacin: Gijón (España)

MensajePublicado: Jue Oct 19, 2006 8:40 pm    Ttulo del mensaje: Reseña del nuevo libro de Gustavo Bueno Responder citando

Estimados amigos:

Hoy en Libertad Digital Santiago Abascal ha publicado una reseña de Zapatero y el Pensamiento Alicia, en la sección de Libros, que transcribo a continuación.

Un cordial saludo,
José Manuel Rodríguez Pardo.

Cita:
ZAPATERO Y EL PENSAMIENTO ALICIA
Zapatero, el Simple
Por Santiago Abascal
Frente a la retórica elíptica, escurridiza, muy característica en los ámbitos (periodísticos, radiofónicos, parlamentarios...) en los que, con honrosas excepciones, la corrección política es ley, Bueno afronta en este nuevo libro, sin tapujos ni mordazas –esto es, con lo que los griegos llamaban parresía–, un tema que, siquiera oblicuamente, aparece todos los días en las portadas de los periódicos, en los titulares de los telediarios y partes radiofónicos: ¿en qué piensa el presidente?, ¿cuáles son las ideas desde las que aborda las tareas de gobierno?

Muchos, y no sólo representantes de la oposición (de los que podríamos sospechar que acusan un exceso de celo al respecto), sino incluso miembros de su propio partido, se llevan preguntando esto, en qué piensa Zapatero, desde el 14-M (hace bien poco un destacado miembro del PSOE constataba, no sin escándalo, que Zapatero "aún no había explicado su idea de Estado"). Alguno incluso se llega a preguntar, bien que irónicamente, si es que el presidente "piensa", sin más.

El caso es que el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, no solamente "piensa", desde luego, sino que piensa lógicamente: lo interesante, en efecto, del Pensamiento Zapatero, tal como Bueno lo analiza, no está tanto en el hecho de ser pensamiento, ni siquiera en los contenidos que en él se expresan, sino en los presupuestos que lo alimentan, así como en los modos lógicos por los que discurre. Un pensamiento expresado a través de los numerosos lemas de todos conocidos, y que lo hacen tan característico: Alianza de Civilizaciones, Proceso de Paz, Diálogo, Solidaridad, Cintura Democrática, "Memoria Histórica" ("memoria" de una República arcádica y un franquismo infernal)...

Se trata de lemas que, por su ambigüedad –en unos casos–, por su enormidad –en otros–, no todo el mundo puede valorar ni medir: las posturas más comunes ante ellos, y ante la figura que los expresa, tienden, en general, bien al desprecio por su retórica –y entonces incluso se le retira a Zapatero su condición de "pensador"–, bien a la admiración acrítica por su profundidad –y entonces se confiesa no tener la "altura de miras" como para desentrañar tales "profundidades"–. En cualquiera de los dos casos, se tiende a caricaturizar su figura, pero no a entenderla, y se deja sin analizar el sentido de los susodichos lemas.

Ya sea, pues, por incapacidad o por inconveniencia (y es que remover los presupuestos y principios del discurso de Zapatero hace remover los propios, y más de uno podría verse reflejado en Alicia más de lo que cree, aunque luego aparente desprecio por su modo cursi de expresión), el caso es que la casa queda sin barrer, y los lemas de Zapatero sin analizar. Y es que, precisamente, no se trata ni de reír ni de llorar, sino de entender, y no sólo la figura de Zapatero, también el fondo sobre el que tal figura destaca: el pueblo español, responsable al fin y al cabo de su elección como presidente del Gobierno, el 14-M.

Así pues, no espere el lector encontrar en el nuevo libro del autor de España no es un mito un retrato del presidente, aunque quede aquí el presidente retratado, ni mucho menos una caricatura. No es una obra del género biográfico, ni periodística, ni humorística; tampoco del género psicológico ni del psicoanalítico, ni del dramático; ni siquiera del trágico. Zapatero y el Pensamiento Alicia pertenece, más bien, al género lógico-crítico (filosófico, diríamos). En sus 357 páginas son analizados, con todo el rigor del sistema desde el que habla el autor –el materialismo filosófico–, esos presupuestos y modos lógicos por los que discurre y transcurre el Pensamiento Zapatero.

En efecto, more geometrico, a la manera de los geómetras, y una vez definido, en la introducción, el Pensamiento Zapatero como elemento de la clase Pensamiento Alicia (muy distinto del Pensamiento Utópico), Bueno va desgranando con mano sabia cada uno de estos lemas (dedicando un capítulo a cada uno), desplegándolos, desenvolviéndolos lógicamente, esto es, poniendo de manifiesto los presupuestos que subyacen en ellos, hasta medir el alcance de los mismos; un alcance, y esto es lo característico del Pensamiento Alicia, del que, precisamente, no es consciente aquél que lo expresa.

Es decir, lo característico del Pensamiento Alicia, tal como Bueno lo define, es expresar "pensamientos" sin medir, sea por que se eluden, sea porque se ignoran, las dificultades lógicas (absurdos, anfibologías, contradicciones...) que encierran. Alicia, por su inconsciencia lógica (es decir, por su simplicidad infantil), ignora las dificultades y obstáculos que su propia imaginación produce, pasando a habitar (a través del espejo) ese País de las Maravillas en el que "el fuego arde, pero no quema" (algo maravilloso –admirabillis– es algo que escapa a la racionalidad lógica).

Bueno prueba, frente a muchas de las posiciones mantenidas al respecto, que los productos del Pensamiento Zapatero, en cuanto especie del Pensamiento Alicia, no es que sean muy bellos y deseables, aunque impracticables como proyectos políticos, sino que por su infantilismo y simplicidad son completamente absurdos en su propia formulación, y por tanto es hasta ingenuo pensar que quien los produce está lleno de buenos deseos. Bueno entiende, y así lo dice en la conclusión, que un pensamiento que no ve los obstáculos y las contradicciones que envuelve habla más de la mala fe del que persiste en él que de su buena voluntad. Una mala fe que, en efecto, se ve siempre encubierta por la "sonrisa permanente" y que resulta de creer vivir en el País de las Maravillas.

La franqueza, sí, podría distinguir el "estilo" de Bueno, pero sobre todo es la solidez y consistencia lógica en la argumentación lo que caracteriza su discurso, siendo la parresía más bien resultado de la consistencia, y no al revés. Y es que, aunque siempre se agradezca, la franqueza de palabra en abstracto, al margen del contenido del discurso, tampoco tiene por qué ser virtuosa: la franqueza puede ser insolente si la palabra que le acompaña es necia (en el Parlamento vasco sabemos mucho de esto).

Esta obra, en fin, posee algo mejor, más valioso que la parresía: en este libro, como en todos los suyos, Bueno no sólo habla con franqueza, también con razones. A ver si empezamos a agradecer más la razón en el decir que la franqueza en el hablar.


GUSTAVO BUENO: ZAPATERO Y EL PENSAMIENTO ALICIA. Temas de Hoy (Madrid), 2006; 370 páginas.

SANTIAGO ABASCAL, diputado en el Parlamento autonómico vasco y presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Pedro Insua Rodríguez



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 279
Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Mar Oct 24, 2006 4:42 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Cuelgo aquí, a modo de discurso ejemplar tipo Pensamiento Alicia, las palabras de Carmen Calvo dirigidas a un -imaginamos- distinguido aforo durante la inauguración de un seminario que tuvo lugar hace unos días en la Escuela Diplomática de Madrid.
Por lo visto ahora se ha puesto de moda decir "imagen país" (supongo que será un anglicismo) y fijaos, en pleno arrobamiento alicianesco, la cantidad de bobadas que dice la pobre señora (atención, además, a las figuras que destaca como representativas de la "cultura española"). Dice así:
Cita:
LA `IMAGEN PAÍS´ DE ESPAÑA
-- Análisis
Carmen Calvo ( 11/10/2006 )

Ilmo. Subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación; Ilmo. Embajador Director de la Escuela Diplomática; Ilmo. Vicepresidente del Real Instituto Elcano; Amigas y amigos,

De un tiempo a esta parte, el tema de la “imagen país” ha cobrado enorme auge en los medios diplomáticos y en muchos otros más. Entre otras cosas, porque vivimos un mundo cada vez más comunicado y también, de cierta manera, cada vez más homogéneo y globalizado, donde cada país necesita identificarse y ofrecerse en lo que tiene de único y distinto. La imagen internacional de un país se gestiona ahora de una forma muy diferente a como se hizo en el pasado.

Es ese sentido, cuando se habla de la “imagen país” de España los extremos del discurso suelen situarse en dos polos contrapuestos. Uno de ellos fundamenta su postura en el reconocimiento de nuestra inferioridad frente a las grandes naciones de la contemporaneidad que, inevitablemente, nos llevan ventaja en ésta como en algunas otras cosas. El otro planteamiento se centra en el elogio del trabajo realizado, desde la instauración de la democracia, para ir situando en el imaginario colectivo del mundo contemporáneo a una España moderna y creativa, pero también llena de tradiciones y culturalmente diversa.

Para dilucidar si estamos mejor o peor y proponer remedios, estrategias y tácticas están ustedes, y está este Seminario. Pero lo que a mi me gustaría mencionar en esta ocasión, como Ministra de Cultura, es el papel fundamental que la cultura juega en esta cuestión de la imagen exterior de nuestro país y en la escena política mundial, en la que el doble proceso de homogenización y diversificación cultural está en el centro de todos los grandes conflictos.

La cultura se sitúa en el núcleo de todas las identidades, pero a la vez la cultura planetaria, el agregado de todas las culturas, es el acervo indispensable para una cultura global de paz y de respeto entre los pueblos. Por lo tanto, parece evidente que la cultura resulta un instrumento imprescindible para manejarse en la escena internacional.

La aprobación en París, el año pasado, por la Asamblea de UNESCO, de la “Convención para la protección de las diversidad de las expresiones culturales”, con los únicos votos en contra de Estados Unidos e Israel, es un hito que nos debe hacer reflexionar.

Como se ha señalado en la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones, anunciada por el Secretario General de Naciones Unidas a propuesta del Presidente del Gobierno de España, uno de los riesgos del mundo globalizado de hoy es la incomprensión entre culturas. Ante este hecho hay que contraponer el diálogo, la cooperación y el respeto mutuo entre culturas, como medio eficaz para el progreso y la paz entre los pueblos.

Pero para entender la función cada vez más importante de la cultura hay que explicar, también, que la cultura se ha convertido en un factor económico creciente y de futuro. Hace cincuenta años la cultura estaba ligada a la diplomacia, pero apenas como un adorno. Hoy en día, la cultura es una parte importante de las economías desarrolladas y cuanto mayor es su nivel de desarrollo cobra aún mayor importancia.

En países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia o España, el turismo cultural, que no computa como cultura a efectos económicos, es una fuerza creciente y, como se pone de manifiesto en este Seminario, la “imagen país” se genera, en parte importante, a través de la cultura.

La España contemporánea puede ser considerada más o menos radical por su legislación avanzada en temas sociales, pero el público internacional lo sabe, lo aprecia y lo conoce de verdad a través, por poner un ejemplo significativo, de creaciones culturales como las películas de Almodóvar.

España es reconocida en Alemania, en determinados ámbitos, como un país con una capacidad para la reflexión y el análisis de la vida contemporánea. Probablemente el éxito del filósofo y pensador Javier Marías esté en la raíz de este reconocimiento.

Y así podríamos seguir con algunas otras de nuestras puntas de lanza culturales, o con fenómenos como nuestra industria editorial, que es la cuarta del mundo.

Todo esto nos lleva a la cuestión del idioma, del español, y de la capacidad de penetración del Instituto Cervantes y el buen trabajo que está haciendo por la imagen de España. El Instituto Cervantes es uno de los grandes empeños de este Gobierno y especialmente del Presidente, que mañana inaugura una nueva sede en la calle Alcalá, y que dispone de un presupuesto que crece para el año 2007 en un 26%, es lo que quisiera cualquier Embajador de España para la ciudad donde desempeñe sus funciones.

Porque estas “Embajadas culturales” están demostrando, desde 1992, una capacidad formidable de contaminar la escena cultural de las ciudades y los países en los que trabajan, con la lengua que manejan cuatrocientos millones de hablantes y que supone un bloque cultural como pocos en el mundo.

Pero de la importancia de la cultura en la imagen de los países y en el refuerzo de las identidades también sabemos en España, por lo mucho que se ha hecho en los últimos treinta años a favor de las tres lenguas co-oficiales, cuyo rescate y puesta en valor no ha generado empobrecimientos o confusión, como muchos vaticinaban y algunos siguen vaticinando.

Galicia, el País Vasco, Cataluña, Valencia o las Islas Baleares son hoy en día más fuertes, y España es más fuerte a su vez con sus lenguas bien cuidadas, estudiadas convenientemente por sus jóvenes y valoradas como un patrimonio de incalculable valor.

La imagen de España tiene mucho que mejorar y parte de ese trabajo le corresponderá a la cultura española, que tiene que profundizar en su internacionalización y en sus propios controles de calidad, para ofrecer al mundo razón y emoción bien fundamentadas. Pero tampoco podemos achicarnos.

España se reconstruyó a sí misma y su relación con Iberoamérica y con Europa en los últimos veinte años. Y España tiene también un reto en el sur del Mediterráneo, y muy especialmente en Marruecos y en Argelia, del que debemos salir airosos.

En los últimos años hemos puesto en marcha el Plan Asia y en este mismo año el Plan África.

En Asia iremos el año que viene a China, pero tenemos que ser conscientes de que ya este año tenemos una muestra del Museo del Prado en Japón durante seis meses, pagada íntegramente por ellos, o que el año próximo acogeremos a Corea del Sur como invitada en Arco y con la previsión de que el Presidente de la República, el Sr. Roh, se desplazará para asistir a la inauguración, conectándola con su visita de Estado. Nuestra relación con Asia progresa adecuadamente.

África, el África Subsahariana, es la nueva frontera, y ahí la cultura también estará presente. España es una potencia cultural y en la construcción de su imagen la cultura tiene que tener, si se quieren hacer las cosas bien, un papel decisivo.

Desde el Ministerio de Cultura estamos muy satisfechos de formar parte del Real Instituto Elcano y de los trabajos que desarrolla. El ejemplo de este Seminario es claro. Le deseo los mejores frutos en sus deliberaciones.

Muchas gracias por vuestra invitación y por haberme brindado la oportunidad de inaugurar esta interesante jornada de reflexión.

Carmen Calvo
Ministra de Cultura


Atención al silogismo, digno de Antonio Ozores:
Cita:
La cultura se sitúa en el núcleo de todas las identidades, pero a la vez la cultura planetaria, el agregado de todas las culturas, es el acervo indispensable para una cultura global de paz y de respeto entre los pueblos. Por lo tanto, parece evidente que la cultura resulta un instrumento imprescindible para manejarse en la escena internacional.

Invito a los contertulios a que cuenten el número de veces que aparece la palabra "cultura"...... se habrá quedado agusto la señora.
Saludos,
Pedro Insua
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo
Antonio Sánchez Martínez



Registrado: 26 Oct 2003
Mensajes: 339
Ubicacin: Rivas Vaciamadrid (España)

MensajePublicado: Mar Oct 24, 2006 6:45 pm    Ttulo del mensaje: Unamuno no participaba del Pensamiento Alicia Responder citando

Verdaderamente el discurso de la ministra es un ejemplar antológico del Pensamiento Alicia. Y es que parece que Zapatero ha conseguido atraerse a la mayor parte de los miembros de su gobierno, lo que pone de manifiesto el nivel de sus entendederas.
Pero a lo que iba es a colgar, a propósito de la oficialización y fomento de las lenguas particulares de la península, un artículo que me ha mandado hoy mismo un amigo por el correo electrónico. Se trata de un escrito de Miguel de Unamuno en pleno 1931, poco antes de la proclamación de la II República. Está claro que don Miguel daba sopas con honda a la caterva de “intelectuales” actuales, tipo Almodóvar. El artículo es el siguiente:




La promesa de España

Miguel de Unamuno. El Sol, 14 de mayo de 1931.


Hay otro problema que acucia y hasta acongoja a mi patria española, y es el de su íntima constitución nacional, el de la unidad nacional, el de
si la República ha de ser federal o unitaria. Unitaria no quiere decir,
es claro, centralista, y en cuanto a federal, hay que saber que lo que
en España se llama por lo común federalismo tiene muy poco del
federalismo de Tite Fedendist o New Constitution, de Alejandro Hamilton,
Jay y Madison.

La República española de 1873 se ahogó en el cantonalismo disociativo.
Lo que aquí se llama federar es desfederar, no unir lo que está
separado, sino separar lo que está unido. Es de temer que en ciertas
regiones, entre ellas mi nativo País Vasco, una federación
desfederativa, a la antigua española, dividiera a los ciudadanos de
ellas, de esas regiones, en dos clases: los indígenas o nativos y los
forasteros o advenedizos, con distintos derechos políticos y hasta
civiles. ¡Cuántas veces en estas luchas de regionalismos, o , como se
les suele llamar, de nacionalismos, me he acordado del heroico Abraham
Lincoln y de la tan instructiva guerra de secesión norteamericana! En
que el problema de la esclavitud no fue, como es sabido, sino la ocasión
para que se planteara el otro, el gran problema de la constitución
nacional y de si una nación hecha por la Historia es una mera sociedad
mercantil que se puede rescindir a petición de una parte, o es un
organismo.

Aquí, en España, este problema se ha enfocado sentimentalmente. y sin
gran sentido político, por el lado de las lenguas regionales no
oficiales, como son el catalán, el valenciano. el mallorquín, el
vascuence y el gallego. Por lo que hace a mi nativo País Vasco, desde
hace años vengo sosteniendo que si sería torpeza insigne y tiránica
querer abolir y ahogar el vascuence, ya que agoniza, sería tan torpe
pretender galvanizarlo. Para nosotros, los vascos, el español es como un
mauser o un arado de vertedera, y no hemos de servirnos de nuestra vieja y venerable espingarda o del arado romano o celta, heredado de los abuelos, aunque se los conserve, no para defenderse con aquélla ni para arar con éste. La bilingüidad oficial sería un disparate; un disparate
la obligatoriedad de la enseñanza del vascuence en país vasco, en el que
ya la mayoría habla español. Ni en Irlanda libre se les ha ocurrido cosa
análoga. Y aunque el catalán sea una lengua de cultura, con una rica
literatura y uso cancilleresco hasta el siglo xv, y que enmudeció en tal
respecto en los siglos XVI, XVII Y XVIII, para renacer, algo
artificialmente, en el XIX, sería mantener una especie de esclavitud
mental el mantener al campesino pirenaico catalán en el desconocimiento
del español -lengua internacional-, y seria una pretensión absurda la de
pretender que todo español no catalán que vaya a ejercer cargo público
en Cataluña tuviera que servirse del idioma catalán, mejor o peor
unificado, pues el catalán, como el vascuence, es un conglomerado de
dialectos. La bilingüidad oficial no va a ser posible en una nación como
España, ya federada por siglos de convivencia histórica de sus distintos
pueblos. Y en otros respectos que no los de la lengua, la desasimilación
sería otro desastre.

Eso de que Cataluña, Vasconia, Galicia, hayan sido oprimidas por el
Estado español no es más que un desatino. ... Mas es de esperar que, una vez desaparecida de España la dinastía borbónico-habsburgiana y, con ella, los procedimientos de centralización burocrática, todos los
españoles, los de todas las regiones, nosotros los vascos, como los
demás, llegaremos a comprender que la llamada personalidad de las
regiones -que es en gran parte, como el de la raza, no más que un mito
sentimental- se cumple y perfecciona mejor en la unidad política de una
gran nación, como la española, dotada de una lengua internacional. Y no
más de esto.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Pedro Insua Rodríguez



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 279
Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Mar Oct 24, 2006 10:30 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Ver en este sentido la reseña de Manuel de la Revilla al libro de Pi y Margal, Las Nacionalidades, en la que se maneja el mismo argumento que ahí utilizará Unamuno.
Cita:
Manuel de la Revilla
< Revista crítica >
Como manifestamos en nuestra última Revista, el Sr. Pí Margall ha dado a la estampa, con el título Las nacionalidades, un importante libro, que vamos a examinar con la atención que merece; pues no se trata ya de un folleto de circunstancias, sino de un trabajo fundamental, en que el infatigable campeón del federalismo vuelve a sustentar su doctrina favorita con una constancia y una fe dignas de mejor causa.

El libro del Sr. Pí no justifica su título. Si así fuera, si sólo se tratara del principio federal aplicado a la constitución de las nacionalidades, nada tendríamos que oponerle. Su verdadero objeto es defender el sistema federal como fórmula acabada e ideal perfecto de la organización política de los pueblos. Cierto que también se ocupa de la constitución de las naciones; pero fácilmente se comprende que este no es el objeto verdadero de la obra.

Declarémoslo lealmente. El libro del Sr. Pí es un trabajo serio y meditado, en que campean un juicio sereno y un espíritu verdaderamente científico, y que no puede confundirse, por tanto, con los vulgares folletos o apasionados discursos en que ha solido difundirse la idea federal. No es un libro para las masas, sino para los pensadores, y en tal sentido, no tiene mucho de peligroso. Es además claro, maduramente pensado, bien escrito, digno, en suma, del buen talento del Sr. Pí.

Fúndase todo el sistema político desenvuelto en esta obra en la idea de que toda sociedad es producto de un pacto, que no se dice si es tácito o expreso. La ley económica del cambio, fundada en una necesidad imperiosa y natural, dio origen, a juicio del Sr. Pí, a las sociedades. Familias dispersas se reunieron y fundaron la ciudad; [238] ciudades aisladas se confederaron y crearon la nación. Naciones pequeñas, unidas en otras mayores, quedaron reducidas a la condición de provincias, y de esta suerte, la nación, la provincia y la ciudad o municipio no son otra cosa que productos diversos del pacto social en todos sus grados. Es la teoría de Rousseau, completada por Proudhon, y vertida al castellano por el Sr. Pí.

¿Confirma la historia la verdad de esta teoría? He aquí lo que nos permitimos dudar. La historia desconoce sus propios orígenes, y ningún dato tenemos acerca de cómo hubieron de formarse las primeras sociedades. Los documentos históricos más antiguos nos ofrecen ya formas muy diversas de organización social. La tribu aparece en los pueblos semíticos, no con carácter de federación de ciudades, sino de familias. India, Persia, Egipto, Asiria, nos presentan poderosas monarquías o teocracias, donde la ciudad significa poco o nada, y no se hallan huellas de ese ingenioso y uniforme procedimiento a que sujeta esa teoría la formación de todas las sociedades. La Germania, las Galias, la Gran Bretaña, tampoco presentan en sus orígenes otra unidad que la tribu en diferentes formas. La ciudad, con el carácter que la da el Sr. Pí, como unidad social fundamental, es una creación grecolatina. Pero esa ciudad en nada se parece a las modernas: éstas son parte de una nación; aquélla la nación misma; y la confederación de esas ciudades es perfectamente asimilable, por tanto, a las confederaciones modernas de naciones independientes. Ni siquiera se asemeja a la de los Estados Unidos. La nación griega no ha existido nunca en el sentido que damos a esta palabra, y que se le da en la misma república norte-americana.

Que los pactos, que a juicio del Sr. Pí dan origen a las sociedades, sólo en muy contados casos han existido, y eso en circunstancias especialísimas, cosa es que, en nuestra opinión, no ofrece duda. Y no se diga que ha habido un pacto tácito para formar las sociedades; pues para fundar el concepto federal es preciso que el pacto sea expreso. Cuando lo es; cuando diversos Estados, como los que constituyen las federaciones suiza, norte-americana, alemana, &c., se unen mediante un pacto explícito, en que consignan de un modo terminante los derechos y deberes de cada Estado, y los que al poder central corresponden, cabe perfectamente toda la teoría que el Sr. Pí desenvuelve; cuando así no sucede, cuando el instinto y la necesidad unen espontáneamente a los hombres, ni hay pacto verdadero, ni cabe fundarse en él para deshacer a deshora la obra de los siglos.

El pacto se ha verificado siempre entre Estados o naciones independientes, nunca entre ciudades; pues las ciudades griegas ya hemos dicho que deben considerarse como naciones. Pactaron en Suiza los cantones; en los Estados Unidos los Estados y territorios; [239] en Alemania naciones verdaderas, y lo mismo en Austria-Hungría. Pero ¿dónde está el pacto verificado entre las ciudades para formar, no ya las naciones, pero ni siquiera las provincias?

La nación española, por ejemplo, se ha formado por la conquista, por los vínculos dinásticos, por multitud de medios, excepto el pacto. Lo único que ha sucedido es que al entrar en la unidad nacional, algunas comarcas han solicitado la conservación de sus fueros y franquicias. Pero esto no era un verdadero pacto entre varias unidades independientes para constituir una unidad mayor, sino una condición puesta por una sociedad para entrar en otra. Es más: todos los antiguos reinos, que hoy son provincias, se formaron espontáneamente, se aumentaron por la conquista, y no fueron producto de ningún pacto entre ciudades. Las monarquías asturiana, navarra y aragonesa; el condado catalán y el castellano fueron el fruto espontáneo de una agregación de fuerzas que se reunieron para la defensa sin pacto alguno. La conquista fue luego aumentando sus territorios, y los pueblos sometidos nada pactaron tampoco con los que les sometieron, sino que entraron sin condiciones casi siempre en la unidad nacional.

En España no hubo, pues, semejante pacto federal. Ni el reino de Aragón, por ejemplo, fue el resultado de un pacto entre Zaragoza, Huesca, Teruel, &c., ni la nación española lo fue de una federación entre los anteriores reinos. Y siendo así ¿con qué derecho se viene hoy a hablar de una autonomía que ningún pacto garantizó y cuya desaparición está consagrada por la fuerza consuetudinaria de los hechos y por el expreso consentimiento de los pueblos? ¿Con qué derecho se quiere fundar una organización política inusitada y peligrosa en una fantástica teoría acerca de la formación de las sociedades, no confirmada por la historia?

La federación nunca ha sido otra cosa que un medio para llegar a la unidad, un procedimiento para formar grandes naciones; pero jamás se ha aplicado a la organización de nacionalidades ya constituidas. Por eso la federación entre ciudades no independientes o entre provincias que se hallan en el mismo caso, no tiene razón de ser ni se ha verificado nunca. Por eso cabe hablar de federación entre España y Portugal, o entre estas naciones, Italia y Francia; pero no entre las provincias, departamentos y ciudades de estos pueblos. En la época presente las ciudades no tienen el carácter de independencia política que tuvieron en otros tiempos; no son un todo independiente, sino partes de un todo superior que ellas no han constituido por pacto; y siendo así; no se explica a qué puede responder el sistema del Sr. Pí.

Hay, pues, que distinguir en el federalismo (y en el libro que nos ocupa por consiguiente), dos aspectos diversos. El federalismo, aplicado a la constitución de grandes nacionalidades, considerado [240] como lazo de unión entre pueblos afines, es una necesidad de los tiempos; y cuanto se haga en su favor será un inestimable servicio prestado al progreso humano. El federalismo aplicado a la organización interior de naciones ya constituidas, es un fatal y peligroso absurdo.

Hay en esta cuestión una multitud de equivocaciones. Se confunde el federalismo con la descentralización, y al defender ésta se apela a los procedimientos del primero, como si hubiera algo de común entre ambas cosas. Que la nación no ha de ser una unidad absorbente y despótica; que los intereses municipales y provinciales han de correr a cargo de los municipios y las provincias; que la centralización es un grave mal; que hay que dar vida propia y cierta autonomía a todas las esferas de la vida humana, a todos los diferentes centros políticos, es una gran verdad por nadie desconocida. Pero ¿qué tiene que ver eso con los pactos federales?

Lo que el Sr. Pí no ve claro en este asunto es la unidad de la nación. Para él la nación es un simple agregado de provincias y ciudades. Es cierto; pero lo es también que este agregado forma una unidad poderosa que ha de imponer un derecho común a todas sus partes. Si no, no hay verdadera nacionalidad. La nación es una unidad formada por el vínculo de intereses y derechos comunes, por afinidades de raza, lengua, &c., y sobre todo por la fuerza del hecho histórico. Una agregación de ciudades y provincias con leyes distintas y derechos diversos, unidas por una alianza más o menos estrecha, pero sin una perfecta unidad en la vida del derecho, no es una verdadera nación.

Dedúcese de aquí, que la autonomía de los diferentes grupos sociales que componen una nación, no puede extenderse más allá de lo que puede ser peculiar a cada uno, esto es, de lo administrativo y económico. Y por eso no puede hablarse de autonomía política, en el sentido que habitualmente se da a esta palabra, tratándose de municipios y provincias. O esa vida política no es más que la que hoy tienen esas entidades, o se simboliza en la variedad de su legislación. Y siendo así, ¿dónde está la nacionalidad? Habrá un conjunto de naciones confederadas, no una nación. En tal caso, lo lógico sería que las provincias y los municipios, unidos por el pacto federal, sólo delegaran en el poder central las atribuciones necesarias para la defensa de la confederación y para la garantía de sus intereses comunes; esto es, todo lo que contribuyera a facilitar el comercio (moneda, pesos y medidas, líneas generales de comunicación y transporte, aduanas, &c.); las relaciones exteriores; la gestión de la hacienda general de la confederación; el mantenimiento del orden; la resolución de las diferencias entre los Estados confederados, y la validez igual de los contratos y de los fallos de los tribunales en todos los Estados de la confederación. En lo demás, autonomía completa. [241] Cada Estado tendría su código civil y penal; su ley de enseñanza; su tabla de derechos; su ejército propio; sus tribunales, &c. Sólo así tendrían los confederados verdadera autonomía política; todo lo que no sea eso, no es federalismo, sino descentralización.

El Sr. Pí no se atreve a tanto. Su Estado central tiene muchas más atribuciones. Sus Estados confederados en realidad no tienen poder político. Unos mismos derechos y deberes rigen en toda la confederación. Salvo la gestión de los intereses administrativos y económicos, lo único que deja a cargo de las provincias y municipios es la legislación civil, la hipotecaria, la de enjuiciamiento civil y la organización de la enseñanza. Todo lo demás corre a cargo del Estado central.

No comprendemos estas diferencias. O en la nación ha de haber un derecho común o no. Si lo primero, en el derecho entran por igual la codificación civil, la penal y la procesal. Si lo segundo, ¿por qué se concede a los Estados el poder de organizar a su gusto la propiedad y la familia, y se les niega el de legislar en materia penal y comercial? Si son verdaderos Estados independientes, ¿por qué se les priva de fijar a su antojo los derechos de los ciudadanos? Si las Provincias Vascongadas entran a formar parte de la nación por un pacto libre, conservando su soberanía, ¿por qué no han de establecer la teocracia, si así les place?

Se dirá que los derechos inherentes a la persona humana, lo que traspasa los límites de lo puramente municipal y provincial, no puede entregarse al arbitrio de los Estados. Enhorabuena; pero ¿por ventura no afectan a lo más íntimo de la persona la propiedad y la familia, materias del derecho civil? ¿No es un derecho humano el de aprender y enseñar? ¿Pues cómo se entrega eso a los Estados, y se reservan al Poder central otras atribuciones de igual carácter?

Decimos lo mismo de otro error que hay en el fondo de esa doctrina. Por temor de que la unión nacional se rompa, se afirma que el pacto es bilateral, y se niega a los Estados confederados el derecho de romperlo. A nuestro juicio, esto no es sostenible en modo alguno. Todo el que entra en una sociedad tiene el derecho de salirse de ella cuando le plazca, máxime si cree que no se cumplen las condiciones del contrato. De no ser así, ¿dónde está esa decantada autonomía de los Estados? Si cada uno de ellos no puede separarse de la confederación, no se diga que son autónomos y soberanos. Una autonomía que no puede volver a recobrarse, no es tal autonomía.

Otro punto grave y oscuro hay en el sistema del Sr. Pí. Procediendo lógicamente dentro de ese sistema, la verdadera unidad política es el municipio. La provincia no es más que una agregación de municipios y la nación un agregado de provincias. Siendo así, [242] ocurre al punto este problema: ¿por qué no se dejan a los municipios, y no a las provincias, las atribuciones que no se otorgan al poder central? Si ha de haber en cada provincia un código civil y procesal, ¿por qué no ha de haberlo en cada pueblo? Se dirá que esto es la anarquía. Es cierto; pero esa es la consecuencia lógica del principio. Los fueros y las carta-pueblas, el feudalismo municipal; he aquí la fórmula inevitable del federalismo.

Y todo lo que no sea eso es la tiranía. Si las provincias pactaron para formar la nación y por eso se reservaron esos derechos y atribuciones, los municipios pactaron para formar las provincias, y otro tanto debe concedérseles. Si Aragón tiene derecho para poseer un código civil, ¿por qué no lo ha de tener Huesca? Es más: ¿por qué no suprimir esa entidad intermedia que se llama la provincia y reducir la nación a una confederación de municipios?

Si de la teoría descendemos a la práctica, lo absurdo del sistema salta a la vista. Supongamos deshecha en horas, por un capricho de utopista, la obra de los siglos; supongamos aniquilada la nación española y devuelta a las provincias, o mejor, a los municipios, su independencia primitiva. El pacto se va a celebrar y las nuevas unidades a formarse. ¿Con qué criterio?

¿Se hará la federación sobre la base de las actuales provincias? Creaciones arbitrarias y puramente administrativas las que hoy existen, no creemos que fueran aceptadas como entidades reales por ningún federal. ¿Se reconstituirán los antiguos reinos? Pues aquí empezaría la confusión. ¿Qué época histórica se tomaría por base para eso? Refiriéndose a Andalucía, por ejemplo, ¿se formarían con ella el estado de Sevilla, el de Córdoba y el de Granada, que fueron reinos independientes? Pues ¿por qué no conceder derecho igual a los que fueron reinos de Taifas? ¿Por qué ha de ser estado Córdoba y no ha de serlo Jaén, por ejemplo? ¡Qué de cuestiones surgirían para establecer la capital de los Estados! Toledo, Valladolid, Burgos, que todas fueron cortes, no querrían someterse a otra población. No ya de reino a reino, de provincia a provincia, de pueblo a pueblo se establecería la lucha, y el pacto federal vendría a tierra entre ruinas y sangre como en 1873.

¿Y cómo se daría a este pueblo esa organización? Este pueblo, que ni como nación sabe gobernarse a sí mismo ¿cómo ha de constituirse federalmente? ¿Cómo han de ser Estados esos atrasados y bárbaros municipios, devorados por el caciquismo, hundidos en la ignorancia, desgarrados por odios de localidad, ineptos por completo para el gobierno? El federalismo sería en España la más espantosa anarquía, sería la ruina y la deshonra de la nación.

¡Harto caro hemos pagado ese error funesto para que pensemos en renovarlo! La libertad perdida, la democracia deshonrada, la república muerta a manos de sus propios defensores, hablan con [243] sobrada elocuencia en contra de este lamentable extravío. Aunque la razón teórica no lo condenara, la práctica bastaría a condenarlo. Y no se diga que todas las grandes ideas han comenzado así; no se diga que no hubo tiempo para desenvolver entre nosotros la idea federal. Lo que sucedió es que en España el federalismo no es ni puede ser más que el despertamiento de las rivalidades provinciales; lo que sucedió es que el federalismo es un absurdo aplicado a naciones ya constituidas y nunca puede dar otros frutos que la ruina y la vergüenza.

Nos hemos extendido demasiado y no nos detenemos en enumerar otros graves errores del trabajo del Sr. Pí. Baste decir que, como si nada le enseñara la experiencia, afirma que la enseñanza primaria debe continuar a cargo de los municipios, es decir, que los maestros deben seguir condenados a ayuno perpetuo; y que aún sueña con los ejércitos de voluntarios. El que tal piensa será filósofo profundo, historiador discreto y escritor distinguido, y lo es en efecto; pero ni puede llamarse hombre político ni está autorizado para querer intervenir en la gobernación del Estado.

Fuerza es decirlo. Necesitamos a toda costa hombres prácticos. Es menester que el idealismo desaparezca de nuestra política. Es menester que no nos cuidemos de lo ideal y de lo absoluto, sino que nos contentemos con lo práctico y lo posible. Es menester que los hombres de acción y de experiencia sustituyan a los hombres de idea, que para nada práctico sirven. Los filósofos y los poetas son una calamidad en política. Los grandes hombres de estado nunca son lo uno ni lo otro. Hagamos política seria, como los ingleses y los alemanes; dejemos las teorías para los sabios de gabinete, y atengámonos a lo positivo. Los hombres como el Sr. Pí, a concebir obras portentosas en el retiro y la soledad propios del sabio. Para el gobierno los hombres prácticos que no saben filosofía, pero saben hacer la felicidad de su patria. De otra suerte, estamos irremisiblemente perdidos.

Se puede leer, con un fondo más bonito en http://www.filosofia.org/hem/dep/rco/0080237.htm, que es donde lo he leído.
En mi último artículo en El Catoblepas (y perdón por la mención), me refiero a ambos autores adversus federalismo: el que cuelga aquí Antonio de Unamuno y a este otro de Manuel de la Revilla (aunque no pongo ningún vínculo con ninguno de los dos). Lástima...
Saludos,
Pedro Insua
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo
Atilana Guerrero Sánchez



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 99
Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Mie Oct 25, 2006 12:07 am    Ttulo del mensaje: Responder citando

Muchas gracias Pedro y demás contertulios.
Pues para que veamos reunidos en un mismo discurso lo peor al cuadrado, el nacionalismo secesionista más el Pensamiento Alicia, aquí tenemos lo que Maragall ha inaugurado hoy, la Alianza de civilizaciones en plan catalán; por cierto, de lo que he tenido noticia gracias a los servicios de información prestados al ciudadano desde la página web de la Generalidad que previamente he tenido que pinchar en castellá, y a pesar de lo cual los discursitos siguen en catalá. Lo voy a denunciar a la Denaes: he querido poner la denuncia on line, ingenua de mi, pero los muy cabrones no tienen correo electrónico.

http://www.presidentmaragall.cat/president/AppJava/es/persona/activitat/actualitat/2006/10/20061023.jsp
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo
Antonio Sánchez Martínez



Registrado: 26 Oct 2003
Mensajes: 339
Ubicacin: Rivas Vaciamadrid (España)

MensajePublicado: Mie Oct 25, 2006 12:44 am    Ttulo del mensaje: Del federalismo de hoy en día Responder citando

Está claro que Chaves se ha salido con la suya. Si ha habido intensos debates por la susodicha expresión es porque los del PP sabían que tal concepto puede interpretarse de maneras muy distintas, aunque luego se apostille apelando a la “indisoluble unidad de la nación española”. Pero no se explica de qué tipos de “nación” se habla… con lo que cada cual interpretará aquello que le convenga si tiene las fuerzas suficientes para ello. Dicha “unidad”, por tanto, no está garantizada en ningún plano. Y esto justamente es lo que buscan los secesionistas con la inestimable ayuda del resto de partidos, incluido el PP.
El PP ha vuelto a demostrar su debilidad, en gran medida producida por la oscuridad y confusión de sus ideas. Y a partir de ahora tal confusión ya podrá generalizarse a cualquier territorio. Algo parecido ocurrió con la noción “federal” que utilizaba Pi i Margall… y ya sabemos cómo acabó en la I República, como nos ha ilustrado Pedro con la cita de REvilla. En el PP hay mucho pardillo, y mucho acomodado al sistema actual, aunque implique el desguace de España.
Por cierto, que lo que dijo Manuel de la Revilla, acerca de la inutilidad de “los filósofos”, demuestra su ignorancia acerca de las distintas corrientes de Filosofía y entre sus potencias respectivas. Es decir, si el embrollo “federalista” sigue actualmente es porque, entre otras razones, los hombres “prácticos” tienen una filosofía completamente vulgar e indocta, que termina plasmándose en el Derecho. Y un poco más de filosofía materialista no vendría mal para desenredar la madeja y abrir otras vías prácticas.

Cita:
Los filósofos y los poetas son una calamidad en política. Los grandes hombres de estado nunca son lo uno ni lo otro. Hagamos política seria, como los ingleses y los alemanes; dejemos las teorías para los sabios de gabinete, y atengámonos a lo positivo. Los hombres como el Sr. Pí, a concebir obras portentosas en el retiro y la soledad propios del sabio. Para el gobierno los hombres prácticos que no saben filosofía, pero saben hacer la felicidad de su patria. De otra suerte, estamos irremisiblemente perdidos.



Una filosofía implantada políticamente necesariamente debe reconocer que es imposible que la política no tenga que ver con la filosofía.

Este mismo mensaje está relacionado con el tema que acaba de abrir Santiago Armesilla Conde sobre la noticia que acabamos de conocer (y que ya se veía venir).
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Atilana Guerrero Sánchez



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 99
Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Mie Oct 25, 2006 7:51 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Tienes toda la razón, Antonio, con lo que dices del PP, como señalas también en tu magnífica reseña del libro de Bueno que recomiendo a todos:
http://nodulo.org/ec/2006/n056p18.htm

Lo de que Andalucía entrase al trapo de la reivindicación nacionalista ya lo decía Anguita con la intención expresa de que a los "verdaderos" secesionistas se les frenase en su exigencia de mantener una posición privilegiada respecto al resto de "naciones" españolas. Pero es una solución absolutamente desacertada, a la par que poco duradera, pues basta con que se inicie la espiral para que aquellos que no se paran en barras siempre puedan seguir alegando nuevas diferencias. Seamos todos nacionalidades históricas, bien, y ¿ahora qué? Ahora falta que cada nación tenga su banda terrorista. En el País Vasco ya vemos lo bien que les ha ido. Terra Lliure ya hizo de las suyas, si es que no es una kale borroca a la catalana lo que estamos viendo estos días que hacen los "jóvenes independentistas", que dicen en el telediario...en Galicia, por ahí andan, aprendiendo todavía.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado Enviar correo
Íñigo Ongay de Felipe



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 371
Ubicacin: Bilbao

MensajePublicado: Jue Oct 26, 2006 10:11 am    Ttulo del mensaje: Responder citando

Abundando en lo que sostiene certeramente Atilana y en línea también con lo que nos señalaba Antonio en torno a la crucial responsabilidad del PP ( y en particular de algunos dirigentes, como Javier Arenas,etc, etc) en semejante disparate, quisiera recomendar la lectura del siguiente artículo de Cristina Losada que aparecía esta mañana en Libertad Digital. En el texto, como se apreciará, se muestra incluso cómo los "gérmenes" de lo que está pasando estaban ya inclusos en la Constitución de la que la nación española "se" dotó " a sí misma" tras el "interregno" del franquismo... algo que ya había notado sin ir más lejos por Pedro Insua en estos mismos foros: como digo un texto muy recomendable

Cita:
De fósiles y cráneos
Cristina Losada

Que los nacionalistas empujen hacia ese precipicio, se entiende. Que Zapatero introduzca en el sistema nuevas cargas explosivas de efectos más o menos retardados tampoco mueve a la extrañeza. Él y su corte creen que ganarán con el derribo. Pero, ¿y el PP? Al emerger otra "realidad nacional" –Cataluña es definida en el nuevo Estatuto como "nación" y como "realidad nacional"– de las aguas de aquello que sobre el devaluado papel constitucional sigue siendo una nación, he de recurrir a San Cosme. Según el cuento de Joselín, con ocasión de la romería de aquel santo en un pueblo de Galicia, visitaban unos forasteros la ermita a él dedicada. Fue guiándolos el monaguillo por los rincones del templo, echándole al asunto mucha labia. Cuando llegaron ante un sepulcro, señaló una calavera que allí se encontraba y dijo que era la del propio santo. Junto a ella, había otro cráneo de menor tamaño y uno de los visitantes quiso saber de quién era. "Esa, señor –dijo el guía con tono de suficiencia–, esa é a calivera de San Cosme cando era pequeno". Pues bien: la existencia de naciones en el seno de una nación reconocida como único sujeto constituyente en la Carta Magna, pertenece al mismo reino de lo absurdo que la salida del monaguillo del cuento.

Llámese a esas naciones pequeñas con el eufemismo que se quiera, escóltense si se desea de votos por la unidad de España que sólo acentúan el estrabismo que produce la lectura de las fórmulas. Da exactamente igual cómo se revista, enmascare, encuadre y adorne. Si España es una nación no puede albergar a otras naciones. Dicho de otro modo: sólo si no fuera una nación sería posible, pero entonces no tendríamos una nación de naciones como dicen algunas luminarias, sino otra cosa. Como es sabido, los nacionalistas no reconocen a España como nación. En eso son coherentes. El PSOE y ahora, por lo cocinado en los hornos andaluces, también el PP, no.

En Andalucía han rescatado un fósil de 1919 para poder incrustar la cuña deseada por los socialistas, que tras promover el Estatuto catalán y mientras llega la faena vasca, hacen lo que decía el general Eisenhower: si no puedes resolver un problema, agrándalo. Aquí con efectos deletéreos. Un nanosegundo después del consenso, ya proclamaba Chaves que finalmente el PP había pasado por el aro de la realidad. De la irreal realidad nacional que han alumbrado en aras, según el PP, del mal menor. Pero, ¿no es el objetivo, y el mayor mal, de esta camada de cambios estatutarios introducir abiertamente o de macuto la calavera de San Cosme cuando era pequeño? Al minuto siguiente, se decía en Galicia que así se desbloqueaba el "Estatuto de nación". El fósil, en este caso, será lírico-musical y mitológico: el himno gallego que nos hace hijos nacionales del céltico Breogán.

Nadie quiere ser menos que nadie. ¡A ver! Y menos que nadie las castas dirigentes regionales. El poder quiere más poder. Hacen creer a los ciudadanos que hay que ponerse el entorchado de nación para que caiga el premio gordo, en lugar de advertirles de que ese juego acaba con la lotería. Se apuntan con irresponsable frenesí a la carrera de "tonto el último" abierta por quienes no tienen intención alguna de sostener el proyecto común. Que los nacionalistas empujen hacia ese precipicio, se entiende. Que Zapatero introduzca en el sistema nuevas cargas explosivas de efectos más o menos retardados tampoco mueve a la extrañeza. Él y su corte creen que ganarán con el derribo. Pero, ¿y el PP? Pues al PP le pasa como a la que tiene dos novios a la vez. Está en dos dinámicas distintas que finalmente acaban siendo contrapuestas. Resulta así que los dos grandes partidos nacionales no sólo no han frenado la germinación de las semillas disgregadoras que se sembraron en la Constitución en el ingenuo y vano deseo de integrar a los nacionalistas. Ahora están plantando en los Estatutos, y bien creciditas, las especies que culminarán esa labor depredadora y divisiva. Sobre la sepultura de las libertades que se está cavando habrá, como en la de San Cosme, dos cráneos. Privilegiados.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Antonio Sánchez Martínez



Registrado: 26 Oct 2003
Mensajes: 339
Ubicacin: Rivas Vaciamadrid (España)

MensajePublicado: Jue Oct 26, 2006 5:24 pm    Ttulo del mensaje: El PP está en Babia Responder citando

Muy lúcidos los comentarios de Cristina Losada que nos muestra Íñigo. Está claro que, a partir de ahora, el PP no puede abrir la boca para criticar el Estatuto Catalán, y cualesquiera de las reformas que se propongan. Entre otras cosas porque no sabe cómo argumentar para defender a la nación española. No sabe distinguir entre tipos de nación, por lo que simplemente deberá asumir la “realidad” (nacional) de lo que se proponga, deberá tragarse toda la m… que arrastra la “España democrática realmente existente”, no la de “papel” como sugería Bueno y ha desarrollado Pedro Insua. Y eso en el caso de los dirigentes del PP que realmente tengan claro que no hay que permitir que España se fraccione, que visto lo visto parece que son cada vez menos. ¿Es que en el mismo PP nadie va a reaccionar como es debido, intentando, al menos, abrir un poco los ojos de sus compañeros?
Volviendo a las repercusiones de la obra de Bueno, ayer mismo, 25 de octubre del 2006, se publicaba en la Nueva España el siguiente artículo de un tal Laudelino Vázquez (http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=1438&pIdSeccion=38&pIdNoticia=455979):





EDITORIAL PRENSA ASTURIANA
CUENCAS

Cita:
«Pensamiento Alicia»
LAUDELINO VÁZQUEZ
Como todas las cosas que vienen de uno de los filósofos más importantes del mundo, capaz de elaborar una teoría que lo explica todo, o sea, don Gustavo Bueno, leo sus aseveraciones con el interés del que ansía descubrir, aprender, encontrar un punto de luz entre tanta oscuridad. Y leo, como no podía ser de otra manera, su teoría del «Pensamiento Alicia», tan compleja que, de momento, le ha dado para un libro completo.

Según esa teoría, Zapatero representaría el culmen de una forma de pensar absurda, inane y patológica que induce a creer al personal que es posible el diálogo, la alianza entre las civilizaciones y la solución negociada de los problemas, sin darse cuenta de que eso es puro simplismo, engañifa para el pobre acomodaticio de clase media que prefiere huir de los problemas y el pensamiento profundo.

Y, claro, si lo dice el pensador que elaboró la teoría del cierre categorial, uno no puede menos que rendirse a la evidencia y aceptar que, en verdad, en verdad, os digo que todas esas pamplinas de la civilizada negociación son patochadas, instrumentos de los simples para deslumbrar a otros más simples, que la realidad es más compleja y que las cosas se han de solucionar por métodos más racionales y auténticos.

Como en Irak, por ejemplo, con unos bombardeos civilizadores, una invasión integradora, una forma compleja de pensamiento y acción. Que digo Irak como modelo, pero seguro que ustedes imaginarán otros muchos así de complejos y de reales como la vida misma. Y ustedes y yo, que sabemos de la excelencia de don Gustavo, seguro que le creemos, vive Dios, pero no sé si los 650.000 iraquíes muertos en nombre de la complejidad y el pensamiento verdadero opinarían lo mismo. Si pudieran opinar.



El tal Laudelino utiliza la ironía de una manera muy peculiar (habría que saber algo más de tal persona para descubrir sus últimas intenciones). Podría parecer que respeta ciertos aspectos de la obra de Gustavo Bueno (la Teoría del Cierre), como si pudiera separarse tal cual del resto, pero al final parece despreciar toda su “compleja” labor apelando a la perversidad de la guerra de Irak, que Don Gustavo no condenó (ni aprobó) de manera abierta y “simple”. De todo ello se deduce la simplicidad del mismo crítico, que no se molesta en entrar en materia en una sola de sus críticas, sino que simplemente nos presenta como contraprueba “los males de la guerra”.
Y es que, ¿Cómo no se iba a mezclar el Sr. Vázquez la perspectiva ética de la guerra con el plano político en el que se desenvuelve de manera directa e insoslayable? ¿Por qué no reprocha a Churchill o Roosvelt los millones de muertos de la II guerra mundial, y aunque Hitler (del que Sadam aprendió mucho) se cargase a millones de judíos sin guerra de por medio? ¿Por qué no pregunta, por ejemplo, a los millones de muertos en la II Guerra Mundial sobre su "complejidad"?
¿Por qué no reprocharle a todos los “declaradores” de guerra el no plegarse a los proyectos contrarios? ¿Por qué no alcanzar la paz perpetua dejándonos llevar por la buena voluntad de la Humanidad, o por el Nirvana…? Seguramente don Laudelino sea de los que apoya el sometimiento del gobierno español a las exigencias de ETA en el llamado “proceso de paz”…
Y es que esta gente no tiene solución. Incluso cuando, según parece, leen a quien critican no se enteran de nada (o lo disimulan muy bien). Para ellos todo se reduce, simplistamente, a un “choque” entre buenos y malos (sean personas o, supuestas, civilizaciones). Y quien niegue tal dicotomía es que pertenece al grupo de los malos. Es decir, proyectan en los demás su propia ignorancia, su impotencia y su mala fe ( o “mala leche”, dicho en cristiano). Lo mínimo que debieran hacer es entrar en materia, dejarse de tanta retórica y pasar a la dialéctica. Pero podemos esperar sentados.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Antonio Sánchez Martínez



Registrado: 26 Oct 2003
Mensajes: 339
Ubicacin: Rivas Vaciamadrid (España)

MensajePublicado: Jue Oct 26, 2006 7:06 pm    Ttulo del mensaje: Pío Moa sobre Arenas y el PP Responder citando

Tampoco tiene desperdicio lo que dice hoy Pío Moa en su Blog de Libertad Digital:


El PP hacia la bancarrota
26 de Octubre de 2006 - 12:26:44 - Pío Moa
Para justificar su felonía, el tal Arenas ha invocado no sé qué asamblea de orates “andalucistas” promovida por el orate mayor Blas Infante. Si el PP no estuviera en estado semicatatónico, habría expulsado inmediatamente a Arenas. Claro que tampoco habría entrado en la carrera por disgregar a España mediante estatutos secesionistas mientras proclamaba pomposa y vanamente lo contrario. Un proceso inducido por los asesinos de la ETA y diseñado para complacerles, mientras Rajoy ofrecía a Zapo un grotesco apoyo para “no pagar precio político” a los terroristas. Pero ¿qué más precio político? (Otra cosa es que los terroristas se conformen. Saben que tienen la sartén por el mango, se lo ha cedido Zapo, y exigen más y más). Luego vienen los estatutos de Valencia y Baleares, ahora el de Andalucía y próximamente el de Galicia. Nuevas naciones de pacotilla para satisfacer las ansias infinitas de dinero y poder de unos hampones políticos.
El PP va hacia la bancarrota. La cuestión es si habrá en su seno todavía fuerzas suficientes para regenerarlo. El esfuerzo de algunos de los suyos en el Parlamento europeo, logrando casi igualar la votación contra la ETA a la votación proetarra de las disciplinadas falanges socialdemócratas, prueba que no todo está perdido. Pero las perspectivas no son nada halagüeñas.
Vuelve a ser tan cierto como en la república aquel dictamen de Azaña: “¿Tendremos que resignarnos a que España caiga en una política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta?". Pero no. No nos resignaremos.
----------------
Fue significativo el nacionalismo andaluz, promovido por un notario malagueño, Blas Infante, pergeñador de una doctrina en nada desmerecedora de las de Arana o Prat. Aspiraba Infante a “vivir en andaluz, percibir en andaluz, ser en andaluz y escribir en andaluz”. No llegó a escribir mucho en ese curioso idioma, pero descubrió que “el lenguaje andaluz tiene sonidos los cuales no pueden ser expresados en letras castellana. Al alifato, mejor que al español, hay necesidad de acudir para poder encontrar una más exacta reproducción gráfica de aquellos sonidos”. Estas peculiaridades, “influjos clásicos de una gran cultura pretérita”, obligaban a estudiar la conveniencia de “reconstruir (sic) un alfabeto andaluz” para separarlo del “español”, aunque entre tanto fuera preciso “valernos de los signos alfabéticos de Castilla”.
A juicio de Infante, la historia de su región había sido muy mal contada, debido a intereses bastardos que intentaban disimular su realidad nacional. Andalucía habría sido nación en tres ocasiones: la protohistórica Tartesos, la Bética del imperio romano y la Al Ándalus musulmana. Después habrían llegado la miseria y la opresión españolas. De aquellos tres momentos, el más interesante era el tercero, por más reciente: en la “comprensión” del período andalusí debía descansar la recuperación de la “conciencia” andaluza. De modo parecido a Arana, diseñó para su “nación” un escudo y una bandera verde y blanca, colores de los omeyas y los almohades respectivamente.
Ante las burlas y quejas, Infante exclamó: "¡Qué gobierno, qué país! ¡Llegar a sentir alarma ante el flamear de una bandera de inocentes colores, blanca y verde! Le hemos quitado el negro como el duelo después de las batallas y el rojo como el carmín de nuestros sables, y todavía se inquietan”. ¡Un inocente, el buen Infante! Y lo del “carmín de nuestros sables” está sin duda muy logrado. Su fervor por Al Ándalus le llevó a peregrinar a Marruecos en pos de la tumba del rey de la taifa sevillana Al Motamid, y a escribir dramas en honor de él y de Almanzor, enalteciendo las glorias árabes.
De acuerdo con esas ideas, y remitiéndose al principio de autodeterminación, escribía en un manifiesto, el 1 de enero de 1919: “Sentimos llegar la hora suprema en que habrá de consumarse definitivamente el acabamiento de la vieja España (…) Declarémonos separatistas de este Estado (…) Avergoncémonos de haberlo sufrido y condenémoslo al desprecio. Ya no vale resguardar sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional”
Su modo de pensar evolucionó, y contrapuso al “principio de las nacionalidades” de Wilson, ajeno al espíritu andaluz, creía él, un “principio de las culturas”, más revolucionario a su juicio. Pues sentía inclinación por el anarquismo, y le caían en gracia sus ataques al estado (Andalucía era, con Cataluña, la región de mayor influencia anarquista). Inventó un himno andaluz cuya letra exigía “tierra y libertad”, un poco al estilo ácrata. Pero el mensaje de Blas Infante tuvo escasa trascendencia en la historia española. Al menos hasta ser resucitado, ya a finales de los años 70, y declarado el hombre, oficialmente “Padre de la patria andaluza”. Nada menos.
(En Una historia chocante. Los nacionalismos vasco y catalán en la España contemporánea)
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Antonio Sánchez Martínez



Registrado: 26 Oct 2003
Mensajes: 339
Ubicacin: Rivas Vaciamadrid (España)

MensajePublicado: Vie Oct 27, 2006 4:42 pm    Ttulo del mensaje: La "realidad nacional" andaluza y el separatismo Responder citando

Resulta que, al parecer, la mencionada “realidad nacional” es menos inofensiva de lo que Arenas (con el consentimiento de Rajoy, el “bobo solemne”) pretende. Así lo demuestra hoy mismo Libertad Digital a través del Manifiesto de 1919 al que hace referencia el (proyecto de) nuevo Estatuto andaluz. Y es que el “federalismo” se entendía como separatismo, como no podía ser de otra forma al aplicarse a la nación española ya constituida. Ver http://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276291237.html

En relación al Pensamiento Alicia de ZP me parece oportuno comparar el “talante” de Zapatero con el de Felipe González o Aznar. Felipe González llegó a decir (lo recuerdo muy bien, y por ahí lo tendré archivado) que se sentía como Jesucristo (una especie de mártir) por la responsabilidad política que debía asumir. Aznar, si no recuerdo mal, llegó a expresarse en términos muy parecidos. Pero, ¿Se imagina alguien a ZP utilizando tales metáforas? Está claro que ZP está encantado con su nueva situación de presidente del Gobierno, como un niño con juguete nuevo, e inesperado. Aunque su sonrisa sea forzada en muchas ocasiones (sobre todo cuando las cosas se tuercen –hace como la Pantoja aconsejando a Julián Muñoz ante la prensa: “¡dientes, dientes!”-), sin embargo se ve que el hombre se lo cree, que disfruta con los agasajos y postines… y que no siente que soporte ninguna pesada carga ante tanta responsabilidad. Lo dicho: está “encantado”.
Volver arriba
Ver perfil del usuario Enviar mensaje privado
Mostrar mensajes anteriores:   
Este foro est bloqueado: no se puede publicar, responder, ni editar mensajes en este tema.   El tema est bloqueado: no pueden editarse ni agregar mensajes.    ndice del Foro los foros de nódulo -> Actualidad Todas las horas estn en GMT + 1 Hora
Ir a pgina 1, 2  Siguiente
Pgina 1 de 2

 
Saltar a:  
No puede crear mensajes
No puede responder temas
No puede editar sus mensajes
No puede borrar sus mensajes
No puede votar en encuestas




Canal rss servido por el trujamn de la comunicacin electrnica y digital © 2003 - 2007 Trujamn