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«Sospechoso habituales» o el genio maligno
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Autor Mensaje
Javier Delgado Palomar



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 116
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MensajePublicado: Mie Ene 28, 2004 9:03 pm    Ttulo del mensaje: Sospechosos habituales y el genio maligno (más) Responder citando

Estimados amigos de los foros:

En primer lugar, le doy la bienvenida a José María Camps.

Estimado José María, he leído con perplejidad tu mensaje. No entiendo por qué dices que "no me parece que la película Sospechosos habituales pudiera ser de ninguna manera un ilustración del genio maligno".

Según el texto que nos has copiado, esas afirmaciones de Descartes podrían servirnos perfectamente para analizar la estructura narrativa de la película ¿por qué no? Un "genio maligno" (el protagonista, el director) reconstruye una historia (un mundo ), que no es más que una "celada a mi credulidad" un mundo habitado por seres que no son reales, de cuyas operaciones cabe dudar... haciéndonos vivir en él (en ese mundo falso) a los personajes y a los espectadores hasta el final mismo de la película. Es decir, es imposible que reconstruyamos como espectadores la historia real de lo sucedido en la película (por supuesto de ficción) si el director actúa como el genio maligno. Esto lo ha visto bien Pedro Insua en sus mensajes. Creo que a esto se refería Pedro Insua en su mensaje (que me corrija él si me equivoco). Por tanto, nada que objetar a su metáfora por mi parte.

Sin embargo, en Matrix nos sacan de ese falso mundo hacia la mitad de la película (cuando Neo toma la pastilla roja) y el narrador nos coloca en un mundo que ya no está ordenado por ese demiurgo engañador (las máquinas) sino por un Dios bueno garante de la racionalidad de los sucesos (en el marco teórico cartesiano) y en ese sentido, la película se queda corta a la hora de identificarla con la hipotesis del genio maligno, como les ocurre a La Huella o a Psicosis , no así a Sunsent Boulevard donde nunca sabremos si el personaje de Wlliam Holden era demonio engañador o Dios Bueno.

Por otro lado, está machacadísimo ya, que el referente filosófico más adecuado para Matrix es el platónico "Mito de la caverna": unos hombres, encadenados y en la oscuridad, ven proyectado en sus entendederas un falaz mundo de cartoné, hasta que uno logra salir rompiendo sus cadenas. En este sentido, te recomiendo la lectura de Marcos Morán, Matrix, creerás lo increible, El Catoblepas, nº 1, pág. 7. En esta crítica, el autor intenta encontrar referentes filosóficos para la película, recorriendo varías doctrinas (la cartesiana del genio maligno, la marxista leninista...) para quedarse con las platónica.

Sí , ya vi la película, ya vi sospechosos habituales y aunque tiene razón Pedro Insua en que esta película supone una vuelta de tuerca con respecto a Psicosis, La Huella, Nueve Reinas o Matrix, en lo que se refiere a engañar al espectador, debo decir que este "ir más lejos" no le hace ser una película mejor que las otras mencionadas.

Se me ocurre que, de alguna manera, este hecho (el hecho de que el director vaya tan lejos, manteniendo el engaño hasta el final) le obliga a ser excesivamente artificioso, al contrario de un Jonh Ford, por ejemplo, que como decía Iñigo, consigue

Íñigo Ongay escribi:
comunicar, con muy pocos artificios en la mano - fundamentalmente jugando con la luz, la composición del encuadre en exteriores, los actores y demás- comunicar a los espectadores estados "sentimentales" muy sutiles y matizados ( y realmente la cosa funciona admirablemente, por lo menos para mí; quiero decir que las pelis de este cineasta resultan muchas veces verdaderamente muy "emocionantes" y sin hacer "trampa".


Sin embargo, aquí el artificio es total. Desde el comienzo, en el que vemos un hombre atado al lado de una bomba a punto de estallar con un reguero de fuego corriendo hacia ella. La tensión está servida, porque tenemos: plano del hombre que mira hacia un punto (la bomba), cada vez más nervioso sin poderse desatar - plano de la bomba, y así, repetidas veces. Esta situación requiere una solución elegante, simple, económica y efectiva... Pero lo que el director nos ofrece es un artificio absurdo : otro personaje surgido de la nada (deus ex machina) orinando desde lo alto de una barandilla consigue apagar el fuego que va a prender la bomba. Increíble, pero cierto. He de confesaros que estuve a punto de apagar el video cuando vi esto, pero el caso es que aguanté hasta el final. Y termina como empezó: con un artificio para impresionarnos, análogo al "todo había sido un sueño".

Conclusión: La película ilustra perfectamente la tesis cartesiana como sugiere Pedro. Pero es una película mala, efectista y tramposa.

Saludos.
Javier Delgado
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Josep María Camps Collet



Registrado: 15 Ene 2004
Mensajes: 7
Ubicacin: Barcelona

MensajePublicado: Jue Ene 29, 2004 7:11 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Hola,

Según lo que yo he entendido del experimento mental de Descartes, el genio maligno actúa sobre todo el espectro fenomenológico del sujeto, mientras el protagonista de “Sospechosos habituales” –aliado con el director, evidentmente- sólo actúa sobre los significados simbólicos. Por consiguiente, el de esta película sería un genio maligno muy hábil pero poco poderoso, diferente en esencia al que plantea Descartes. Mi referente más directo aquí es el libro de Daniel Dennett “La conciencia explicada” (Paidós, 1995). Transcribo un fragmento (p. 15):

Cita:
“Imagine usted que un grupo de malvados científicos le ha extirpado el cerebro mientras dormía y lo han introducido en un tarro con todo lo necesario para mantenerlo con vida. Imagine, además, que hecho esto, los malvados científicos se dedican a hacerle creer que usted no es solamente un cerebro en un tarro, sino que sigue en pie con su cuerpo, participando en las actividades propias del mundo real. Esta vieja parábola, la del cerebro en un tarro, es uno de esos experimentos mentales favoritos que muchos filósofos siempre llevan en su zurrón. Es la versión moderna de aquel demonio malvado de Descartes (1641), un ilusionista imaginario empeñado en hacer lo imposible por distraer a Descartes ante cualquie situación, incluida su propia existencia.”


Yo no encuentro que “Sospechosos habituales” sea una película mala, aunque sí tramposa. Y frente a “Matrix” tiene el inconveniente de ser mucho más compleja estructuralmente, lo cual esconde demasiado los aspectos filosóficos, pudiendo ser vista como una más o menos simple historia de engaños, como es el caso de “La casa de juegos” de David Mamet, o de las mencionadas aquí “La Huella” de J. L. Mankiewicz, “El golpe” de Roy Hill, o “Nueve reinas”, que no he visto pero que tengo entendido que puede considerarse como una versión de la anterior. Al menos, en mi caso, su artificiosidad me impidió darme cuenta de esas implicaciones filosóficas, y el máximo aliciente fue adivinar, ya a media película, que Verbal era Kaiser Sozé, tras lo cual me dediqué a contemplar cómo la trama se dedica a engañar a Chazz Palmintieri y, a través de él, al espectador.

De manera que aquí el director, como presunto genio maligno, tuvo poco éxito, conmigo y me consta que con otros espectadores. Quizás porque hay una tradición demasiado larga y abultada de directores y guionistas que quieren ser pseudo-genios malignos y como espectadores ya estamos bastante entrenados en descubrir sus trucos y falsedades. Es decir: lo lógico es que el director juegue a ser el genio maligno, y no encuentro ninguna novedad en eso. “Matrix”, por su parte, es una simple película lineal que muestra la trama a la manera tradicional y obliga al espectador a fijarse conscientemente en las implicaciones filosóficas de la historia, de tal manera que puede ser vista como una especie de clase de filosofía que ilustra de manera diafana cómo funciona el experimento mental de Descartes y cuales son sus consecuencias. Es por esta razón que yo la relacioné inmediatamente con el genio maligno de Descartes.

Javier Delgado me sugería en su anterior correo que leyera el texto de Marcos Morán "Matrix, creerás lo increíble", El Catoblepas, nº 1, pág. 7. Javier estaba convencido que en este texto Morán probaba inefablemente que el principal referente filosófico de “Matrix” era el mito de la caverna de Platón, pero tengo que decir que no he encontrado en el texto nada que me haga retractar de mis afirmaciones hechas hasta aquí. En su texto, Marcos Morán propone cuatro lecturas filosóficas de “Matrix”: cartesiana, marxista, platónica y judeocristiana y hace un seguimiento de los elementos de la película que le parecen más relacionados con cada una de ellas. Muchos de estos elementos –principalmente los identificados por Morán como judeocristianos y marxistas- son muy habituales en el cine actual de corte aristotélico-hollywoodiano –ridiculizado, dicho sea de paso, por un espléndido anuncio de promoción del cine español protagonizado por Antonio Resines-, por lo que no tiene más importancia destacarlos aquí.

Por lo que respecta a la lectura platónica, Morán encuentra una analogía notable entre el recorrido que Platón fija a sus esclavos para conseguir salir de la caverna y el que sigue Neo para escapar de Matrix, pero también destaca las diferencias notables entre los dos modelos. Además, y creo que es lo más importante, en la caverna los esclavos ven reflejos de una realidad exterior, mientras “Matrix” muestra a sus esclavos una realidad virtual autónoma de la auténtica y que sólo por conveniencia es análoga a la realidad pasada de la humanidad, pudiendo Matrix haber optado por crear una realidad virtual de nuevo cuño. Eso sin olvidar el dominio fenomenológico absoluto que ejerce sobre estos esclavos, y que es el elemento principal que la relaciona directamente con el experimento cartesiano. De ahí mi insistencia en que es una de las películas -sino la única- que cuadra mejor con él. Por cierto: Marcos Morán también considera que este elemento es el que distingue más a “Matrix”: lo llama “lo relativo a las relaciones virtual-real”.

En las lecturas propuestas por Marcos Morán encuentro a faltar una quinta: la sectaria, que de hecho englobaría a la judeocristiana, y que no sería estrictamente filosófica, sino más bien sociológica. El proceso de entrada de Neo en el círculo de Morfeo es análogo al que pasa un iniciado en una secta o religión minoritaria: es un individuo que vive en una realidad concreta que no le gusta, que entra en contacto con un grupo que le ofrece una nueva realidad revolucionaria, y que le exige un sacrificio –renunciar a su vida anterior- para ser admitido. Ésta sería una interpretación “oculta” de “Matrix”, no evidente por sí misma –a diferencia de la cartesiana- pero igualmente válida.

Ya para terminar, mi referencia a “Matrix” fue en un principio circunstancial, a pesar que, como afirma Morán en su artículo, es una película que da para mucho, como creo haber mostrado aquí. Fue al no estar de acuerdo con la relación que aquí se veía entre el genio maligno y “Sospechosos habituales”, que eché mano de ella para ilustrar mi punto de vista. Punto de vista que, en sus aspectos más esenciales, no ha cambiado después de este intercambio de pareceres. Espero que sepáis hacerme ver mis errores si los tengo.

Josep Maria Camps Collet
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Javier Delgado Palomar



Registrado: 09 Oct 2003
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MensajePublicado: Jue Ene 29, 2004 9:35 pm    Ttulo del mensaje: El genio, bueno y malo. Responder citando

Estimado José María Camps y demás amigos de los foros:

Puedo estar de acuerdo en que Marcos Morán quizá no agote todos los referentes filosóficos que pudieran encontrarse en la película Matrix, sería cuestión de ponerse a pensarlos como él hizo. Tú mismo has empezado ya con eso de la lectura sociológica de Matrix (ya nos explicarás más adelante lo que es). Pero la cuestión es que Marcos Morán no coloca en género de igualdad todos los referentes filosóficos que encuentra. Explicitamente nos dice su postura:

Marcos Morán escribi:
Hasta aquí, las dos primeras interpretaciones parecen ajustarse más o menos al desarrollo de la trama, pero nos parece que es posible elaborar una reconstrucción más fina en lo tocante a los planos ontológicos ya aludidos mediante la siguiente perspectiva. Esta tercera alternativa la queremos llamar platónica.

El Catoblepas, nº1, pág 7


Nos lo dice sin camuflajes. Te gustará más o menos el artículo, lo encontrarás más o menos acertado pero por favor, no intentes regatearnos lo que él mismo no esconde: su postura.

Me sigue sorprendiendo lo que afirmas de Sospechosos habituales. Por un lado, pareces reconocer que en esta película, el director por lo menos "intentó" ejercer de genio maligno, aunque le saliera mal, aunque no te parezca una idea novedosa....

José María Camps escribi:
Al menos, en mi caso, su artificiosidad me impidió darme cuenta de esas implicaciones filosóficas, y el máximo aliciente fue adivinar, ya a media película, que Verbal era Kaiser Sozé, tras lo cual me dediqué a contemplar cómo la trama se dedica a engañar a Chazz Palmintieri y, a través de él, al espectador.

De manera que aquí el director, como presunto genio maligno, tuvo poco éxito, conmigo y me consta que con otros espectadores. Quizás porque hay una tradición demasiado larga y abultada de directores y guionistas que quieren ser pseudo-genios malignos y como espectadores ya estamos bastante entrenados en descubrir sus trucos y falsedades. Es decir: lo lógico es que el director juegue a ser el genio maligno, y no encuentro ninguna novedad en eso.


Aquí pareces reconocer la esencia beta operatoria del cine ¿a qué vienen tantos problemas entonces? Puede que tú ganaras la partida y adivinases lo que iba a pasar... Pues chapeu para tus avispadas entendederas. Pero eso no cambia nada sobre la estructura misma de esta historia: quizá en un mundo totalmente ordenado por un aciago demiurgo, también fueras capaz de encontrar indicios de que puedes dudar de todo, salvo de que existes y piensas... y tampoco de que hay que pagar ciertas facturas y otras menudencias, claro.

Sospechosos habituales intenta rizar el rizo en esto de jugar a ser el "demonio engañador", tanto es así, que al final acaba apareciéndonos como una película fraudulenta, tramposa y fallida precisamente por eso. Sin embargo, en Matrix, el genio maligno se cae a mitad de película, porque es así la historia. No va tan lejos en esto, simplemente. Por supuesto, esto no quiere decir que una película sea mejor que la otra: no nos referimos a eso.

Saludos
Javier Delgado Palomar
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Joaquín Robles López



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Mensajes: 275
Ubicacin: Caravaca (España)

MensajePublicado: Vie Ene 30, 2004 10:14 am    Ttulo del mensaje: del genio maligno a Jesucristo Responder citando

Estoy completamente de acuerdo con Javier en las observaciones sobre Matrix. Quisiera añadir, no obstante, que un detalle de esta película parece haber pasado inadvertido, a saber: la muerte y resurrección de Neo. Habéis hablado del mito de la caverna: no creo que éste sea el contexto apropiado para hablar de esta cuasi absurda película (salvo que se interprete el mito de forma idealista como expresión de un dualismo ajorismático). El revoltijo de Ideas del director y los guionistas creo que, más bien, tiene que ver con un "pseudocristianismo cartesiano" en donde la muerte y resurrección de Cristo tiene un componente curioso: tras la resurrección, Matrix empieza a ser inteligible para Neo y dominable (otra mitología: la del "dominio de la naturaleza"). Quiero decir que la inseidad (término escolástico que designa al mundo como dotado de un cierto ser imperfecto) de Matrix pasa a "ser" y a ser descifrada en su auténtica realidad (como columnas seriadas de unos y ceros) después del milagro de la resurreción y es, entonces, cuando Cristo-Neo se convierte en el verdadero salvador de la humanidad y hasta la traición del judas de turno se incardina en la trama escatológica. No es cartesianismo porque a Descartes le bastaba con tener como cogitación a Dios para reconocer como verdaderos los atributos extensos del mundo: los guionistas de Matrix no son cartesianos sino, antes bien, diría yo, unos espiritualistas groseros que sustituyen el "gas" o la "energía" por la codificación digital puesto que en dicha codificación digital "cognoscible" por Neo tras su muerte y resurrección no están los atributos de la extensión: ni longitud, ni anchura, ni profundidad, ni sustancia. Sólo número y quizás duración.
Puro espiritualismo en el que, para más inri, tampoco hay forma de determinar cómo el mundo real puede diferenciarse del de Matrix si no es mediante la intervención de ángeles dispensadores de pastillas rojas y azules. Javier tiene razón.
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Javier Delgado Palomar



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 116
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MensajePublicado: Vie Ene 30, 2004 12:39 pm    Ttulo del mensaje: El mito de la caverna y matrix Responder citando

Estimado Joaquín y demás amigos:

Seguramente se pueda interpretar la película desde un punto de vista cristiano (resurrección y salvación) como sugirió José María y como ha explorado ligeramente Joaquín.

No obstante, yo vengo defendiendo que el referente filosófico que más potencia y alcance tiene a la hora de interpretar la película es el platónico "mito de la caverna". Intentaré explicar por qué claramente:

-Si interpretáramos la película tomando como referente el genio maligno cartesiano ocurriría lo que hemos comentado en anteriores mensajes: sólo sirve como referente para la mitad de la película (hasta el momento de la toma de conciencia de neo). A partir de ahí, se acabaron Descartes y el genio maligno.

-Si la interpretamos como ha hecho Joaquín (desde el punto de vista del cristianismo... Sólo nos sirve para analizar la segunda mitad de la película. Los momentos de muerte y resurrección de Neo y salvación de la humanidad... ¿Pero... y todos los sucesos anteriores que ocurrieron en Matrix antes de la toma de conciencia (muerte) de Neo?

-Por el contrario el platónico "mito de la caverna" nos sirve para recubrir interpretativamente La totalidad de la película: Los hombres viven en una cueva colectiva y en pequeños huevos individuales. En sus entendederas, y por métodos desconocidos, las máquinas proyectan un reflejo de lo que fue la civilización occidental (nótese el hecho fundamental de que no vale cualquier mundo posible como afirmó José María Camps en un mensaje anterior: los personajes dicen explicitamente que los humanos no soportaron las distintas versiones de Matrix hasta que se les reflejó el mundo muy parecido a tal y como era). Entonces, uno de ellos, logra salir de esa cueva. Después de conocer el mundo real, vuelve (progressus, camino descendente platónico) al mundo irreal para convencer a sus congéneres de que viven engañados en un mundo de reflejos. Muchos de ellos niegan que diga la verdad: Sinceramente, a mí me parece que esta historia la contó ya Platón hace dos mil quinientos años más o menos, pero sin efectos especiales.

Acierta, Joaquín, sin embargo, al explicarnos que la de Matrix es una versión idealista, mentalista, del mito: Matrix, no se ve con los ojos efectivamente, pero el esqueleto narrativo de la historia es el del regresuss y progressus platónico: el mundo se vuelve inteligible cuando se ha salido de la caverna y creo recordar, que Neo pasa por todas las convulsiones que describe Platón (derivadas de la falta de costumbre de los ojos a la luz).

Platón escribi:
Y si se acordara de su primera morada , del tipo de sabiduría existente allí y de sus entonces compañeros de cautiverio, ¿no piensas que se sentiría feliz del cambio y que los compadecería?

Rep. 516c


Saludos
Javier Delgado Palomar
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Josep María Camps Collet



Registrado: 15 Ene 2004
Mensajes: 7
Ubicacin: Barcelona

MensajePublicado: Vie Ene 30, 2004 5:32 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Estoy de acuerdo en prácticamente todas las consideraciones hechas tanto por Javier como por Joaquín. No pretendía que “Matrix” cuadrara al cien por cien con ningún modelo filosófico. Sólo quería destacar que las especiales características de un experimento mental –el genio maligno tal como lo planteaba Daniel Dennett- quedaban perfectamente ilustradas por el núcleo de la historia de la película, no que los directores y guionistas fueran el tal genio maligno. Es decir, no buscaba una explicación externa de la película que coincidiese con el experimento mental, sino que la encontraba dentro mismo de la historia, y sólo para ilustrar mi punto de vista respecto a la opinión expresada aquí sobre “Sospechosos habituales”.

Y hasta aquí he llegado por lo que respecta a estas dos películas. No creo que continuar la discusión sirva para nada. Me gustaría proponer, en cambio, un debate respecto a otra película: “Memento”. Para quién no la haya visto, avanzaré que empieza por el final de la historia y va “avanzando” hacia el pasado. Ignoro si esto es especialmente nuevo, aunque ahora mismo no recuerdo ninguna película que esté estructurada así. Pero lo que la hace especial es que el protagonista tiene una rara enfermedad que le impide recordar lo que ha vivido 10 minutos atrás. Esta característica es espléndidamente explotada por el guión, que va enlazando y complicando la historia y en la que el suspense se mueve por reglas inéditas. Para quién la haya visto y esté metido en el debate, ahí va la pregunta: ¿Qué implicaciones filosóficas creéis que tiene la narrativa de esta película? ¿Creéis que aporta algo nuevo, o es sólo una versión más del clásico suspense cinematográfico?

También agradecería que alguien que domine las metodologías betaoperatorias me ponga al corriente y pueda superar mi ignorancia al respecto.
Muchas gracias.

Josep Maria Camps Collet
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Bruno Cicero Poo



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 43
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MensajePublicado: Vie Ene 30, 2004 9:20 pm    Ttulo del mensaje: El show de truman Responder citando

Hola a todos:

Desde que Pedro Insua introdujo este tema, me vino a la cabeza El show de Truman como otra representación cinematografica de la hipótesis del genio maligno. Pero por no romper el hilo de la discusión decidí quedarme con las ganas de proponerla y permanecer como espectador de la misma (puesto que no he conseguido ver Sospechosos habituales todavia).
Debido a la proliferación de candidatas a ser interpretadas desde esta hipotesis, no puedo por menos (ahora sí) que sacar la película de Peter Weir a la palestra.
Esta película encaja (eso me parece a mí) en la esquema del genio maligno (en tanto que conciencia que envuelve a otra conciencia). Pero como ocurre en Matrix no es la única interpretación posible, también cabe la interpretación platónica de la misma. Ambos componentes filosoficos aparecen entrelazados, apoyandose el uno en el otro.
Pero, lo más importante, a mi modo de ver, es que no es sólo una representación, sino que presenta desde la perspectiva de una televisión formal llevada al extremo, matizaciones a las mismas. Presenta un marco tecnológico en el que ambas serian verosimiles (el freno no sería tanto tecnológico como bioetico).
Por tanto si hablamos de peliculas "filosoficas" (es asi como Pedro Insua presento a Sospechosos habituales) creo que ésta ha hecho méritos para figurar en la lista.
Espero que entre todos podamos estrujar al maximo el jugo "filosófico" de ésta y otras películas.
No quiero con mi propuesta tapar la de Jose Maria sobre Memento, pelicula que vi en su momento y en la que si no recuerdo mal, el "engaño" era "autoengaño". No estoy seguro. Su estructura y temática han sido influyentes: se me ocurre el intento más o menos fallido de Irreversible en lo tocante a la estructura y de Novo en la temática.
Un saludo
Bruno
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Javier Delgado Palomar



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 116
Ubicacin: Madrid

MensajePublicado: Dom Feb 01, 2004 10:01 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Estimados amigos:

Es imposible resumir en un mensaje para el foro lo que pide José María (al menos para mí). Te recomiendo José María, la lectura de las entradas del diccionario de materialismo filosófico que te copio aquí mismo

Cita:
Metodologías b-operatorias: procedimientos de las ciencias humanas en los cuales esas ciencias consideran como presente en sus campos al sujeto operatorio (con lo que ello implica: relaciones apotéticas, fenómenos, causas finales, &c.).

Metodologías a-operatorias: procedimientos que atribuimos a las ciencias humanas en virtud de las cuales son eliminadas o neutralizadas las operaciones iniciales, a efectos de llevar a cabo conexiones entre los términos al margen de los nexos operatorios (apotéticos) originarios. Ulteriormente, por analogía, llamaremos metodologías a a aquellos procedimientos de las ciencias naturales que ni siquiera pueden considerarse como derivados de la neutralización de metodologías b previas. La dialéctica de las metodologías a y b puede formularse de este modo: las ciencias humanas, en tanto parten de campos de fenómenos humanos (y etológicos), comenzarán por medio de construcciones b-operatorias; en estas fases no podrán alcanzar el estado de plenitud científica. Este requiere la neutralización de las operaciones y la elevación de los fenómenos al orden esencial. [217] Pero este proceder culmina, en su límite, con el desprendimiento de los fenómenos (operatorios, según lo dicho) por los cuales se especifican como «humanas». En consecuencia, al incluirse en la situación a, alcanzarán su plenitud genérica de ciencias, a la vez que perderán su condición específica de humanas. Por último, en virtud del progressus («vuelta a los fenómenos»), al que han de acogerse estas construcciones científicas, en situación a, al volver a los fenómenos, recuperarán su condición de metodologías b-operatorias. Esta dialéctica nos inclina a forjar una imagen de las ciencias humanas en polémica permanente, en cuanto a los fundamentos mismos de su cientificidad. [433] El concepto de «ciencias humanas» que hemos construido se apoya en las situaciones límite, en las cotas del proceso (a saber, el inicio de las metodologías b-operatorias, y su término a-operatorio). Pero entre los límites extremos cabrá establecer el concepto de «estados intermedios de equilibrio».

Dicccionario Filosófico en Internet : http://www.filosofia.org/filomat/



También te recomiendo que leas los mensajes de los foros Discusión sobre la crítica de cine y El arte en el cine , donde hemos dedicado varios mensajes a este tema.

Respecto a lo que comenta Bruno, me parece cierto que en el Show de Truman vuelven a darse estas paradojas y estas confluencias de los modelos filosóficos posibles. El pobre Truman, está toda la película en un matrix sostenido materialmente, es decir, se habrían eliminado los componentes idealistas presentes en Matrix porque Truman tiene que estar "en carne y hueso" viviendo la realidad que el demonio engañador ha disupuesto.

El "mito de la caverna" pienso, vuelve a presentársenos (tras una primera reflexión apresurada, he de reconocer, ya que las diferencias puntuales que se pueden encontrar son muchas) como una herramienta interpretativa apropiada para desentrañar la enjundia filosófica que pudiera esconder Truman, aunque sólo sea de una forma muy general. Efectivamente, aunque Truman pasa la totalidad de la película sumergido en un mundo ordenado por el Genio Maligno, él tiene la posibilidad de salir del encierrol y de hecho, la caverna (el superplató de televisión) tiene un límite físico real que permite a Truman salir de su encierro y acceder a la auténtica realidad. Es verdad que el director del programa se comporta como el demonio engañador de Descartes hasta el final, como un Dios malo y mentiroso que incluso manda una tormenta en alta mar a Truman para destruirle... Sin embargo, en el mundo ordenado por el genio maligno no tendriamos la posibilidad de salir corpóreamente salvo pensando que existimos y confiando en la bondad infinita de Dios. En el caso de Sospechosos habituales, sólo podíamos salir de la mentira por medio de la "benevolencia" del dios-director.

Seguramente, si buscamos, encontremos multitud de ejemplos de películas que ejerciten y lleven más o menos lejos estos referentes filosóficos. El Mito de la caverna lleva preñando la imaginación de los artistas desde hace más dos milenios.

Saludos
Javier Delgado Palomar.
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Josep María Camps Collet



Registrado: 15 Ene 2004
Mensajes: 7
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MensajePublicado: Mar Feb 03, 2004 9:26 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Hola a todos,

Ahora que Bruno saca a colación “El show de Truman” se me ocurre que esta película quedaría a medio camino entre “Matrix” y “Sospechosos habituales” por lo que respecta a las versiones posibles del genio maligno.
En la última éste ente ideado por Descartes se limitaría a ofrecer a su “víctima” –el policía encarnado por Chazz Palmintieri- una narración falsa pero muy bien trabada y con significado pleno que resuelve el rompecabezas que quiere completar. En “El show de Truman” el genio maligno –el director del programa, encarnado por Ed Harris- crea, encerrado en una cúpula, un mundo entero para su víctima –Truman, el histriónico Jim Carrey-. Pero, como señala Javier, Truman vive esa vida ficticia “en carne y hueso”. En “Matrix” en cambio, el genio maligno proporciona a sus víctimas no sólo los elementos del mundo y los significados de éste, sino absolutamente todos los estímulos sensoriales de manera directa, al igual que si fueran cerebros en tarros.
Desde mi punto de vista, ésta última sería la versión “fuerte” del genio maligno y se acercaría más a la manera en que Descartes la formuló:
Cita:
“creeré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y todo lo externo no son más que engaños de sueños con los que ha puesto una celada a mi credulidad; consideraré que no tengo manos, ni ojos, ni carne, ni sangre...”

Las otras dos serían versiones “débiles”, especialmente la primera, ya que sólo implica una reordenación simbólica que aporta un significado concreto a algo que el policía ya ha percibido previamente a través de sus propios sentidos y que, a diferencia del “Show de Truman”, no le ha sido ofrecido de manera especialmente ordenada para él, sino que lo ha recabado de lo que podríamos llamar mundo real.
Lamento volver a la carga con mi punto de vista al respecto, pero he creído que la introducción de la película de Peter Weir era idónea para exponerlo adecuadamente. Por otro lado, me ha venido a la memoria otra película estructurada de manera similar a “Sospechosos habituales”. Se trata de “Pequeño gran hombre”, de Arthur Penn y protagonizada por Dustin Hoffman. En ella, un hombre de más de 120 años relata a un periodista su vida, vivida a medio camino entre los indios americanos y los conquistadores yanquis de su tierra y jalonada por hechos históricos de esa conquista. Me parece recordar que, al final, el periodista –y también el espectador- llega a la conclusión que la mayor parte de lo que ha relatado el personaje de Dustin Hoffman –y que en la película se muestra en estructura de flash back- son recreaciones idealizadas de lo vivido por éste, y no queda claro qué era real y qué no.
Y todavía otra película con “genio maligno” incorporado: “Homicidio”, de David Mamet, en la que un policía judío no practicante entra en contacto con una familia judía integrista y empieza a “convertirse”. Algunas “señales” le ayudan, señales que al final se revelarán simples coincidencias, en una secuencia parecida a la final de “Sospechosos habituales” cuando el policía descubre la falsedad improvisada del relato de Verbal. En la película de Mamet, curiosamente, el genio maligno estaría en la misma mente del policía, lleno de mala conciencia por ser un mal judío y propenso a otorgar sentido a lo que es puro azar.
Y ya para acabar, dar las gracias a Javier por las indicaciones respecto a las metodologías betaoperatorias. Procuraré ponerme al día.

Josep Maria Camps
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Pedro Insua Rodríguez



Registrado: 09 Oct 2003
Mensajes: 279
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MensajePublicado: Vie Feb 06, 2004 9:33 am    Ttulo del mensaje: Responder citando

Primero darle las gracias a Javier por defender el que Sospechosos habituales se avenga a ser interpretada desde la hipótesis cartesiana del Genio, como ya parece reconocer, aunque no lo admita explícitamente, Josep María cuando dice
Cita:
Desde mi punto de vista, ésta última sería la versión “fuerte” del genio maligno y se acercaría más a la manera en que Descartes la formuló: Cita:
“creeré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y todo lo externo no son más que engaños de sueños con los que ha puesto una celada a mi credulidad; consideraré que no tengo manos, ni ojos, ni carne, ni sangre...”

Las otras dos serían versiones “débiles”, especialmente la primera, ya que sólo implica una reordenación simbólica que aporta un significado concreto a algo que el policía ya ha percibido previamente a través de sus propios sentidos y que, a diferencia del “Show de Truman”, no le ha sido ofrecido de manera especialmente ordenada para él, sino que lo ha recabado de lo que podríamos llamar mundo real.

Aunque sea en tanto versión "débil", parece que Josep María termina por reconocer (que me corrija si no), frente a lo que argumentaba en sus primeras intervenciones, que Sospechosos Habituales vale como "ilustración" de tal hipótesis.
Lo que no entiendo son las razones por las cuales Josep María dice que es especialmente débil la versión de la hipótesis del Genio representada por
Sospechosos habituales:
Cita:
ya que sólo implica una reordenación simbólica que aporta un significado concreto a algo que el policía ya ha percibido previamente a través de sus propios sentidos y que, a diferencia del “Show de Truman”, no le ha sido ofrecido de manera especialmente ordenada para él, sino que lo ha recabado de lo que podríamos llamar mundo real.
. Reconozco que eso de "simbólica" me despista mucho, y no sé qué quiere decir Josep María con ello.
Esperaré a que Josep María me aclare, nos aclare (si tiene la amabilidad), este extremo, para yo después explicitar mi punto de vista acerca de las semejanzas y diferencias entre las tres películas de las que se está hablando.
En todo caso sólo diré que Sospechosos habituales no me parece una película ni efectista, ni tramposa en absoluto, como dice Javier, y es que aunque se juega con la ambigüedad de introducir componentes teológicos (666=Kaiser Sozé), en ningún momento introduce encadenamientos praeteracionales que expliquen el comportamiento de los personajes: el relato se resuelve enteramente por la vía de la racionalidad betaoperatoria. Tampoco creo que quepa interpretar su final con el "todo ha sido un sueño" porque no lo ha sido: un delincuente estuvo declarando en la comisaría, y el policía fue engañado por él; esto no ha sido un sueño.
Saludos,
Pedro Insua
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Josep María Camps Collet



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MensajePublicado: Lun Feb 09, 2004 8:35 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Hola a todos,

Me resisto a aceptar “Sospechosos Habituales” como “ilustración” –me apunto a las comillas- del experimento mental del genio maligno debido a que Descartes lo plantea como una introspección absoluta en su propia mente, esforzándose en dudar de la realidad de los estímulos que le llegan a través de los cinco sentidos. En un correo anterior me referí al conjunto de esos estímulos como el “espectro fenomenológico” que nos ofrece información del “exterior” de nuestro cuerpo, es decir, de la realidad. Como resultado Descartes llega a su celebérrima conclusión: “pienso, luego existo”. Es decir, aunque todo lo que me rodea y que yo percibo a través de la vista, del oído, del tacto, del gusto y del olfato sean sólo ilusiones creadas por algún genio maligno que me los suministra directamente para que yo crea en esa realidad ficticia, aunque mis ojos, mis oídos, mi piel, todo mi cuerpo formen parte de esa realidad ficticia y no existan realmente, a pesar de todo eso, pienso, y por lo tanto también puedo afirmar que existo.

Nada de eso ocurre en “Sospechosos habituales”. En respuesta a la duda de Pedro sobre el significado de la expresión “reordenación simbólica”, me refería a que Verbal –como su propio nombre indica, por cierto- se limita a ofrecer al policía un relato improvisado pero con sentido que le induzca a llegar a la conclusión que a él le interesa. Un relato expresado lingüísticamente –como no podría ser de otra manera- que haga cuadrar todos los elementos que el policía ya tiene, que ya ha percibido con sus propios sentidos, pero a los cuales todavía no ha conseguido otorgar un sentido que le sirva para continuar su trabajo. Verbal utiliza la imaginación del policía en beneficio propio para “ayudarle” a completar ese rompecabezas, y lo hace únicamente con elementos lingüísticos, es decir, simbólicos.

Para no dejar lugar a dudas: no agarra al policía y lo enchufa a una máquina que le haga vivir como reales experiencias puramente virtuales, anulándole sus sentidos sensoriales y alimentando directamente el cerebro con sensaciones y percepciones virtuales –como pasa en “Matrix”, como presuntamente pasa en “Desafío total”-; ni tan sólo le muestra la historia en forma de imágenes sobre una pantalla, sino que sólo le ofrece un relato simbólico, una historia que reorganiza una realidad que ya conoce de antemano.

Sí, claro, en su relato Verbal le añade elementos a esa realidad, pero lo hace únicamente a través del lenguaje, son elementos que al policía le llegan en forma de símbolos. Ahí está la “trampa” –si es que puede llamarse trampa- de “Sospechosos habituales”: el relato de Verbal se visualiza en forma de falsos flash-backs, pero esa visualización la hace el mismo policía –y los espectadores con él-, de manera que un simple relato verbal se convierte en una historia en imágenes. Ahí el papel del director no es tanto el de “engañar” al espectador cual genio maligno –aunque ese sea un efecto secundario buscado y que contiene, a mi parecer, la gracia de la película-, como el de mostrar cómo el policía va incorporando la historia narrada lingüísticamente a su propia visión de la historia.

En “El show de Truman” éste posee los mismos sentidos de un humano normal, pero prácticamente todo lo que se ofrece a esos sentidos ha sido puesto ahí por voluntad de un “genio maligno” en algunos aspectos más poderoso que Matrix, en otros menos: paisaje, pueblo, casa, mujer, trabajo, amigos, hasta meteorología, todo corresponde a un plan determinado organizado únicamente con el objetivo de tenerle contento y engañado, y poder mostrarlo en todas las pantallas de televisión del planeta como animal humano en su propio hábitat. Menos poderoso porque no puede acceder directamente a la mente de Truman y tiene que montar una costosa representación teatral delante de él; más poderoso porque construye efectivamente ese mundo inmenso, personal e instransferible para él. Pero menos poderoso, en definitiva, porque es un mundo para un solo ser humano, mientras Matrix construye un mundo virtual para los millones de humanos bajo su “tutela”.

Espero haberme explicado mejor que en anteriores correos, y que los que no estéis de acuerdo me hagáis ver mis puntos débiles.

Josep Maria Camps
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Pedro Insua Rodríguez



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MensajePublicado: Mar Feb 10, 2004 11:48 pm    Ttulo del mensaje: Que nada se sabe....o eso creo Responder citando

Primero quisiera hacer una corrección sobre la interpretación de Josep María acerca del modo en cómo Descartes "deduce el primer principio" sobre el cual construye su sistema. Dice Josep María reexponiendo tal deducción:
Cita:
Es decir, aunque todo lo que me rodea y que yo percibo a través de la vista, del oído, del tacto, del gusto y del olfato sean sólo ilusiones creadas por algún genio maligno que me los suministra directamente para que yo crea en esa realidad ficticia, aunque mis ojos, mis oídos, mi piel, todo mi cuerpo formen parte de esa realidad ficticia y no existan realmente, a pesar de todo eso, pienso, y por lo tanto también puedo afirmar que existo.

Pero es que Descartes "imagina" el Genio engañador no tanto para poder dudar del mundo fenoménico envolvente, como dice Josep María, para lo cual ya es suficiente según Descartes con la indistinción entre el sueño y la vigilia, sino que la hipótesis del Genio está dirigida a poder dudar de la "evidencia matemática":
Cita:
"pues duerma yo o esté despierto 2+3=5".

La certidumbre proporcionada por las evidencias aritméticas y geométricas supera la embestida de la duda generada o posibilitada por la indistinción entre el sueño y la vigilia: quizás, supone Descartes, las formas envolventes que se muestran a través de los sentidos no existan más que en sueños, quizás no sean más que productos oníricos que nada tengan que ver con la realidad, pero sin embargo, tanto en sueños como en vigilia es evidente que dos más tres es igual a cinco.
¿Se puede, pues, dudar de la conciencia matemática?. Parece ser imposible dudar de tal género de evidencias:
Cita:
“Y sin embargo, [y aquí empieza a actuar la duda con toda su potencia, aquí se empiezan a maquinar las condiciones que van a hacer posible la duda de las propias matemáticas, es decir la duda de la propia conciencia bien pensante], hace tiempo que tengo en mi espíritu cierta opinión según la cual hay un Dios que todo lo puede [¿el Dios protestante?, ¿el católico?, sencillamente, ¿el monoteista?], por quien he sido creado tal como soy. Pues bien: ¿quién me asegura que el tal Dios no haya procedido de manera que no exista tierra, ni cielo, ni cuerpos extensos [...], pero a la vez de modo que yo, no obstante, sí tenga la impresión de que todo eso existe tal como yo lo veo?. Y más aún: ¿así como yo pienso, a veces, que los demás se engañan, hasta en las cosas que creen saber con más certeza, podría ocurrir que Dios haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos más tres , o cuando enumero los lados de un cuadrado, [...]. Es posible que Dios no haya querido que yo sea burlado así, pues se dice de Él que es la suprema bondad. Con todo, si el crearme de tal modo que yo siempre me engañase repugnaría a su bondad, también parecería del todo contrario a esa bondad el que permita que me engañe alguna vez. Y esto último lo ha permitido sin duda”.
.
¿Cómo salir de tal situación?. Esta hipótesis, ¿supone la destrucción de toda evidencia?, ¿nada hay en "mi" (cualquier) conciencia que sea real?, ¿acaso la evidencia no es en absoluto la medida de la realidad?.
Pero, y aquí empieza a resolverse tal hipótesis como imaginaria, para que este genio pueda engañarme a mi tengo yo que estar pensando en algo; hay pues un límite a su poder, y es que no puede engañarme en cuanto a esto: que para engañarme tengo yo que estar pensando en algo. Algo soy, pues la nada no piensa: al menos esto es evidente, y esta evidencia no puede tal Genio deshacerla con su engaño, pues cuanto más pueda con su engaño, más fuerte se hace tal evidencia. Algo soy, pues. ¿Y qué soy?: una cosa que piensa. A partir de es "punto arquimédico", según se le ha llamado -bálsamo de Fierabras, por llamarlo al modo quijotesco-, en tanto que límite del regressus, Descartes reconstruye en el progressus la idea de Alma, en tanto que sustancia pensante, y a partir de ella, de sus contenidos (la idea de Infinitud,...) reconstruye la idea de Dios, en tanto sustancia infinita ("no-unívoca" con respecto a las otras dos sustancias) y la de Mundo, en tanto sustancia extensa.
Sin embargo Descartes siempre se está moviendo en el terreno de la pistis, derivando la realidad de las ideas que se muestran "con toda evidencia" en "mi" pensamiento: la idea que yo tengo de infinitud no puede ser una idea facticia, pues yo soy finito, ni adventicia, porque el mundo también lo es.... Tiene que tener su origen en un ser infinito que no soy yo: ese ser es lo que llamamos Dios que la depositó en mi de tal modo que a mi me parece como innata....
El caso es que por moverse en este terreno siempre se puede pensar, como pensaba Nietzsche:
Cita:
"¿Y qué pasaría si Dios, a pesar de Descartes, fuese un embaucador?"
. Es decir, la evidencia nunca es prueba de la verdad porque siempre cabe el error: sea o no producido por el engaño. Por esto, como dice en numerosas ocasiones Gustavo Bueno, la evidencia primera cartesiana("yo pienso, yo existo" no es principio de nada: siempre cabe disolverlo como se disuelven las estatuas de Dédalo, por muy bellas que sean, al echar a volar por falta de cimentación.
Sin embargo, precisamente porque tal principio es incapaz de disolver la hipótesis del Genio -tendrá que disolverse por otros medios-, la hipótesis cobra valor como análisis de situaciones positivas de cooperación y enfrentamiento entre sujetos operatorios: es decir, retirando su carácter teológico (es decir, sin suponer al genio como omnisciente y omnipotente), toda conciencia, en tanto que operatoria, en determinados contextos, se comporta como el genio maligno cartesiano: sin serlo toda conciencia operatoria parece omnisciente y omnipotente en relación a otra conciencia operatoria cuando, con sus operaciones, un sujeto operatorio envuelve a otro determinando sus operaciones. Por ejemplo cuando un experto jugador de ajedrez -entre nosotros tenemos un sujeto con tales características: Joaquín Robles- se enfrenta a otro jugador novato, Joaquín puede determinar con el movimiento de sus fichas (sus operaciones), el movimiento de las fichas del adversario a base de ofrecer movimientos que sirvan de señuelo para que el adversario, con toda la potencia de su evidencia, caiga en la trampa: de este modo las operaciones de Joaquín, dirigidas según un plan que puede avanzar los nueve o diez movimientos siguientes, están determinando las operaciones de su adversario que en sus manos prácticamente se vuelve un mecano, y que llevarán a su adversario a caerr en el mate final.
Pues bien, esto es lo que hace Kaiser Sozé con Chazz Palmentieri en Sospechosos habituales: lo interesante es que Chazz Palmentieri se cree un Joaquín frente a Verbal, y es precisamente esta creencia la que hace de Verbal el Joaquín de la película: es la evidencia de Chazz Palmentieri la que está determinada por las operaciones verbales de Verbal, cuando este le induce a creer, mostrando toda su debilidad, que Kaiser Sozé es otro personaje: es este descubrimiento, esta identificación, que Chazz Palmentieri cree estar revelando a Verbal, su último movimiento antes de que Verbal le propine el mate final. Verbal es el genio cartesiano, el Joaquín de la película: Kaiser Sozé.
No sé Josep María, si sigues creyendo que Sospechosos habituales nada tiene que ver con el Genio... a lo mejor es que existe un Genio maligno que te engaña para no verlo... a lo mejor me engaña a mi que lo veo...
Saludos,
Pedro Insua... (o eso creo)
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Josep María Camps Collet



Registrado: 15 Ene 2004
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MensajePublicado: Jue Feb 12, 2004 4:59 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Hola a todos:

Agradezco a Pedro Insua sus detalladas explicaciones sobre el recorrido deductivo de Descartes, y que me han ayudado a paliar algunas de mis lagunas al respecto. Evidentemente, planteado como lo plantea Pedro:

Cita:
“… la hipótesis [del genio maligno] cobra valor como análisis de situaciones positivas de cooperación y enfrentamiento entre sujetos operatorios: es decir, retirando su carácter teológico (es decir, sin suponer al genio como omnisciente y omnipotente), toda conciencia, en tanto que operatoria, en determinados contextos, se comporta como el genio maligno cartesiano: sin serlo toda conciencia operatoria parece omnisciente y omnipotente en relación a otra conciencia operatoria cuando, con sus operaciones, un sujeto operatorio envuelve a otro determinando sus operaciones.”


el genio maligno es perfectamente aplicable a “Sospechosos habituales”. Pero, a mi modo de ver, ese es un planteamiento que se aleja del experimento mental de Descartes, y por eso lo consideré una versión “débil” de éste.

A fin de cuentas, la diversidad de nuestras opiniones viene dada por el distinto valor que hemos dado a las características del experimento: en mi caso, fijándome por encima de todo en su dimensión fenomenológica, y en el de Pedro en el envolvimiento de una conciencia por parte de otra. En el primer caso, “Matrix” es mejor ejemplo, en el segundo, lo es “Sospechosos habituales”.

Y me gustaría volver aquí a “Memento”, ya que introduce aspectos muy interesantes en un esquema parecido a “Sospechosos habituales”. No sé si todos han visto la película, pero creo que no desvelo nada crucial si digo que el suspense viene creado por saber quién está aprovechándose de la enfermedad del protagonista –su memoria desaparece cada 10 minutos-. Es decir: el espectador sabe que hay algún “genio” que se vale de esta falta de memoria para usarlo en algún tipo de plan maligno. Aquí el misterio está mucho mejor “escondido” que en “Sospechosos habituales”, y la resolución, a mi modo de ver, plantea interesantes cuestiones.

Josep Maria Camps
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Rufino Salguero Rodríguez



Registrado: 10 Oct 2003
Mensajes: 88
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MensajePublicado: Mar Feb 17, 2004 11:16 pm    Ttulo del mensaje: Responder citando

Estimado Josep María, y demás foristas:
Hace tiempo que vi "Memento" y no recuerdo bien la película. Claro que, en consonancia con la poca memoria del protagonista, el horrible montaje de le película hizo que se me olvidara al "momento". Sí recuerdo que un amigo y yo salimos irritados por el profundo aburrimiento que nos causó, por la sensación de que nos habían tomado el pelo en plan "moderno", por los sofismas de los que estaba cargada la película.
¿Qué justifica el que el protagonista se tatue mensajes para no olvidarlos, salvo un manierismo ridículo? ¿Quién podrìa utilizar "malignamente" para sus planes y programas a alguien que no le funcione la memoria , salvo para pedirle dinero o algún otro favor inmediato? Un personaje así sólo puede provocar risa, como el de"Doris", en la película "Buscando a Nemo", y lo que hay que hacer es intentar desembarazarse de él , no aprovecharse de él.

Por cierto, y en relación a "Matrix", estoy más de acuerdo con tu postura, y no tanto porque "Sospechosos habituales" no se pueda interpretar como genio maligno, sino porque en el "genio", o lo que es lo mismo "Dios", pues a él se refería Descartes, para luego llamarlo "genio" porque podía tener problemas con la Iglesia, o porque , como él dice, una persona creyente no podía reconocer que Dios le engañara (aunque luego él cae en contradicción), digo que en " el genio" es muy importante tener en cuenta el eje angular. En este sentido, aunque este "espíritu" sea reinterpretado por una postura materialista como sujeto corpóreo, no pueda dejar de ser alguien que no pertenece al eje circular. En este sentido,las máquinas que engañan a los seres humanos, en tanto que son interpretadas como sujetos corpóreos con sentimientos, voluntad, pensamiento, pero no humanos, entrarían perfectamente en estas coordenadas.
En este sentido, me permito introducir a otro autor de la historia de la filosofía , para ya rizar el rizo de las interpretaciones de "Matrix". Pero no puedo dejar de pensar que es Berkeley el que mejor encaja para hacer una lectura clave de la película. ¿No es Berkeley el que subraya que "ser es ser percibido", encajando con la visión del malo de la película cuando afirma que lo importante es que él "perciba" que su filete es real? Pero, ¿ no encaja también la película con la interpretación ontoteológica de Berkeley al afirmar éste que las percepciones sólo pueden provenir de Dios, que no necesita contruir un Mundo, sino tan sólo fenómenicamente para hacérselo percibir a los seres humanos para su mayor gloria? Igual que en Matrix las máquinas hacen percibir un Mundo virtual a los humanos para su supervivencia y mayor gloria.

Un saludo
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Josep María Camps Collet



Registrado: 15 Ene 2004
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MensajePublicado: Jue Feb 19, 2004 6:21 pm    Ttulo del mensaje: Percepción y conciencia Responder citando

Hola a todos.

En referencia al correo de Rufino,

Matrix: mi impresión también es esa, que Descartes está pensando en el ser supremo como no necesariamente benigno para los humanos, sino más bien como un déspota que experimenta con sus súbditos. Por lo que respecta al subjetivismo de Berkeley completamente de acuerdo: ese punto de partida es el mismo de los experimentos –mentales y reales- usados en filosofía de la mente por autores como Daniel Dennett, y que tratan de definir y precisar la naturaleza de la vida psíquica humana, aunque ya en clave totalmente materialista. En “Matrix”, y precisamente después de la secuencia del “malo” comiéndose el filete, los tripulantes de la Nabucodonosor discuten, alrededor de la mesa y mientras se tragan la bazofia de la que se alimentan, sobre el gusto del pollo, y sobre si las máquinas que controlan Matrix podían o no saber que precisamente ése era el gusto del pollo y no el de otro alimento. Esa discursión es muy actual en filosofía de la mente, con el debate en torno a los “qualia”, es decir, la naturaleza de las cualidades fenomenológicas que tienen las percepciones humanas.

Memento: aquí, en cambio, estoy muy en desacuerdo con Rufino. Supongo que por “montaje” te refieres a la estructura temporal. Pues bien: no sólo no es horrible, sino que es uno de los logros más innovadores del cine de los últimos años. Estructurar una película de manera que el principio es el final de la historia e ir “cronológicamente” hacia atrás hasta el principio, sin ningún tipo de saltos atrás y adelante, y además conseguir que la historia no sólo tenga coherencia, sino que genere el suspense suficiente como para que los espectadores mantengan su atención hasta el final no es moco de pavo.

Quién no haya visto la película y tenga intención de verla que no continue leyendo, ya que me dispongo a desvelar su trama y, de paso, sus virtudes, esas que Rufino no ha visto por ningún lado. El protagonista, el hombre que cada 10 minutos olvida para siempre todo el pasado inmediato, asesina a un hombre en la primera secuencia. A partir de ahí, te vas enterando que tenía cierta relación con la víctima, y empiezas a preguntarte quién ha podido manipularle para cometer ese asesinato. Es decir, que la trama alimenta la sospecha que alguna especie de genio maligno ha aprovechado su enfermedad mental para utilizarlo como asesino. Pero el desenlace desvela que era el asesinado el que intentaba aprovecharse del asesino, y que él mismo consigue “manipularse” para matarlo, a pesar de su falta de memoria. Y lo consigue a través de las fotografías anotadas que atesora y de los tatuajes en su cuerpo, gracias a los cuales va improvisando una especie de memoria externa rudimentaria que le permite tomar decisiones con rapidez. Ciertamente los tatuajes son lo más discutible de la trama, pero no dejan de ser un recurso estético de uso legítimo cinematográficamente hablando.

Lo destacable es que durante toda la película no parece consciente de su situación, y el final cambia por completo esta apreciación, ya que sugiere que ha conseguido crear una especie de conciencia especial que le protege de su enfermedad y le permite moverse por la vida con cierto control. ¿Se puede ser plenamente consciente de uno mismo y de la propia situación sin tener memoria? Esa sería una primera pregunta, muy relacionada con la película. Pero pueden plantearse muchas más: ¿Hay un solo tipo de conciencia, o muchos niveles? ¿Sirven los conceptos actuales sobre ella para abordar su análisis? ¿Se puede incorporar la teoría darwiniana de la evolución biológica a la investigación sobre la conciencia humana? Éstas son sólo algunas de las preguntas posibles. Aquí continuo siguiendo al autor que cité antes, Daniel Dennett, y su búsqueda de un modelo filosófico válido que explique la conciencia humana en términos materialistas.

Josep Maria Camps
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