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Transhumanismo

 
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Santiago Armesilla Conde



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MensajePublicado: Mar Abr 17, 2007 10:30 pm    Ttulo del mensaje: Transhumanismo Responder citando

De entre todas las ideologías nacidas de la postmodernidad, ésta es una de las más desconocidas, pero atrae la atención a bastante gente, incluído el señor Franciso Fukuyama, padre del "fin de la Historia", que no ha dudado en calificar esta idea como "[img]la más peligrosa del mundo[/img]". Hablo del transhumanismo o prometeísmo (sintomático nombre). Según Wikipedia:

Cita:
El Transhumanismo (a veces abreviado como >H o H+) es un movimiento cultural e intelectual internacional que apoya el empleo de las nuevas ciencias y tecnologías para mejorar la anatomía y las habilidades cognitivas y corregir lo que considera aspectos indeseables e innecesarios de la condición humana, como la enfermedad o el envejecimiento. Los pensadores transhumanistas estudian las posibilidades y consecuencias de desarrollar y usar la tecnología con estos propósitos, preocupándose por estudiar tanto los peligros como los beneficios de estas manipulaciones.[1]

Aunque la primera vez que se usó el término transhumanismo data de 1957, el significado contemporáneo se desarrolló en la década de 1980, cuando un grupo de cientítificos, artistas y futuristas establecidos en California empezaron a organizar lo que desde entonces ha crecido hasta constituir el movimiento transhumanista. Los pensadores transhumanistas proponen que los seres humanos se transformen en seres que expandan sus capacidades hasta devenir en posthumanos.[1]

La visión transhumanista de una humanidad futura profundamente transformada ha atraído tanto a un gran número de partidarios y críticos de todo tipo. El transhumanismo ha sido descrito por partidarios como un «movimiento que personifica las más audaces, valientes, imaginativas e idealistas aspiraciones de la humanidad»[2] mientras que de acuerdo con el criterios contradictorios, es «la idea más peligrosa del mundo».[3]


La evolución según el transhumanismo.


Historia

En su artículo «Una historia del pensamiento transhumanista», el filósofo Nick Bostrom encuentra precedentes del pensamiento transhumanista en expresiones mitológicas del deseo humano de adquirir nuevas capacidades. Bostrom, sin embargo, localiza las raíces más inmediatas del transhumanismo en el humanismo renacentista y en la ilustración. El Marqués de Condorcet es el primer pensador que encuentra especulando sobre el empleo de la ciencia médica para extender la esperanza de vida. Benjamin Franklin habló también del «rápido progreso de las ciencias» que finalmente serían capaces de curar todas las enfermedades, incluido el «envejecimiento». En el siglo XX, un muy influyente precursor directo del transhumanismo fue el ensayo de 1923 de J.B.S. Haldane «Dédalo: Ciencia y Futuro» que predijo que advendrían grandes beneficios del uso de la genética y otras ciencias avanzadas para manipular la biología humana.[1]

El biólogo Julian Huxley, hermano del escritor Aldous Huxley (y amigo de la infancia de Haldane), parece haber sido el primero en usar la palabra «transhumanismo», que definió en un escrito de 1957 como «el hombre sigue siendo hombre, pero trascendiéndose a sí mismo, al cobrar conciencia de las nuevas posibilidades de y para la naturaleza humana».[4] Esta definición difiere sustancialmente de la que se emplea desde la década de 1980.

La formación del movimiento transhumanista empezó en las últimas décadas del siglo XX. En 1960, FM-2030 (anteriormente llamado F.M. Esfandiary), un futurista iraní-americano que dio clases sobre los «nuevas concepciones de lo Humano» en The New School for Social Research, Nueva York, empezó a identificar a las personas que adoptaban tecnologías, estilos de vida e interpretaciones del mundo que buscaban la transición a la «posthumanidad» como «transhumanos» (abreviatura de «humano transitorio»).[5] En 1972, Robert Ettinger contribuyó a la popularización del concepto de «transhumanidad» en su libro Man into Superman. FM-2030 publicó el Upwingers Manifesto en 1973.[6]

Los primeros autodenominados transhumanistas se reunieron a principios de la década de 1980 en la Universidad de California, que se convirtió en el centro neurálgico del pensamiento transhumanista. FM-2030 daría allí conferencias sobre su ideología de futurismo de «tercera vía», mientras que John Spencer, de la Space Tourism Society organizó muchos acontecimientos relacionados con el transhumanismo y la exploración espacial. En 1980 Natasha Vita-More presentó película experimental Breaking Away.[7] FM-2030, Spencer, y Vita-More se reunieron y empezaron a organizar encuentros para transhumanistas en Los Ángeles, que incluían estudiantes de los cursos de transuhmanismo de FM-2030, público de los trabajos artísticos transhumanistas de Vita-More, así como miembros de la comunidad científica, especialmente de las áreas relacionadas con el espacio y la astrofísica. En 1982 Vita-More escribió la Declaración de las artes transhumanistas, y, seis años más tarde, produjo el programa de televisión por cable estadounidense «TransCentury Update» sobre la transhumanidad, que llegaría a superar los 100.000 espectadores.[8]

En 1986, K. Eric Drexler publicó su libro Engines of Creation: The Coming Era of Nantechonology, [9] que discutía las perspectivas de la nanotecnología y el ensamblado molecular, y fundó el Foresight Institute. Las oficinas de la Alcor Life Extension Foundation fueron un punto de unión para los futuristas, pues era la primera compañía no comercial en desarrollar, abogar por y emplear la criónica. Aunque no todas las actividades de la fundación estaban explícitamente relacionadas con el transhumanismo, algunos de sus integrantes tuvieron un papel pionero en el movimiento.[1]

En 1988, el filósofo Max More fundó el Extropy Institute y fue el desarrollador principal de la doctrina principal del transhumanismo libertario, que se publicaría en Principles of Extropy en 1990, dándole una nueva definición al transhumanismo[10].

En 1998, los filósofos Nick Bostrom y David Pearce fundaron la World Transhumanist Association (WTA), una organización de perspectiva demócrata liberal. [11] En 1999, la WTA creó y aprobó la Declaración Transhumanista.[12]

La FAQ del transhumanismo, preparada por la WTA, daba dos definiciones formales para el transhumanismo:[13]

1. El movimiento cultural e intelectual que afirma la posibilidad y el deseo de mejorar la condición humana a través de la aplicación de la razón, especialmente desarrollando y haciendo disponibles las tecnologías necesarias para eliminar el envejecimiento y mejorar las capacidades intelectuales, físicas y psicológicas humanas.
2. El estudio de las ramificaciones, posibilidades, y peligros potenciales de las tecnologías que nos permitirán superar los límites fundamentales de la humanidad, y el estudio relacionado de las consideraciones éticas involucradas en el desarrollo y uso de dichas tecnologías.

Anders Sandberg ha recogido un buen número de definiciones similares. [14]

En 2006, el cuerpo directivo del Extropy Institute tomó la decisión de abandonar las operaciones de la organización, declarando que su misión se había «completado esencialmente».[15] Esto dejó a la WTA en posición de liderazgo de la organización del movimiento internacional transhumanista.


Teoría y práctica

Aunque muchos partidarios del transhumanismo abogan por la aplicación de la razón, la ciencia y la tecnología para reducir la pobreza, las enfermedades, las discapacidades y la malnutrición del mundo, el transhumanismo pone énfasis en el uso de la tecnología para mejorar los cuerpos de los individuos. Muchos transhumanistas abogan por la aplicación de las tecnologías y sistemas sociales innovadores para mejorar tanto la calidad de vida como hacer posible que la condición humana alcance el objetivo de la igualdad política y legal al eliminar las barreras congénitas, tanto mentales como físicas.

Los filósofos transhumanistas sostienen que la mejora la condición humana no sólo es un imperativo ético sino que además es posible y deseable iniciar una fase post-darwiniana en la que los seres humanos controlen su propia evolución. En esta fase, la evolución natural será reemplazada por el cambio deliberado. Para lograr esto, los transhumanistas apuestan por estrategias interdisciplinarias para entender y evaluar las posibilidades de la sociología que devendría, recurriendo a varios campos de la ciencia, la filosofía, la economía, historia y la sociología. A diferencia de los filósofos, los críticos sociales y los activistas que otorgan un valor moral a la preservación de los sistemas naturales, los transhumanistas ven en el concepto de “lo natural” un obstáculo al progreso, y se refieren a los críticos con el transhumanismo como bioconservadores o bioludditas, término que hace alusión al movimiento luddita del siglo XIX, que se oponía al reemplazo de la labor manual por máquinas.[16]

Aunque algunos transhumanistas adoptan un punto de vista abstracto respecto a los posibles beneficios de las nuevas tecnologías, otros han realizado propuestas específicas de modificaciones del cuerpo humano.[17] Los transhumanistas se preocupan a menudo de las posiblies modificaciones del sistema nervioso. Aunque algunos proponen modificaciones del sistema nervioso periférico, la mayoría considera el cerebro humano el denominador común de la personalidad y, por tanto, el foco principal de las ambiciones transhumanistas. [18]. De forma más general, apoyan el uso combinado de la nanotecnología, la biotecnología, las tecnologías de la información y cognitivas (NBIC) las posibles futuras tecnologías como la realidad simulada, la inteligencia artificial, la transferencia mental y la criónica. Los transhumanistas creen que los humanos pueden y deben usar esas tecnologías para superarse [19]. También apoyan el reconocimiento de la libertad morfológica como una libertad civil, para garantizar a los individuos la elección de mejorar su cuerpo para llegar a ser posthumanos, objetivo que ven como el siguiente paso de la especie humana. Algunos pronostican que las técnicas de mejora humana harán posible estas mejoras a mediados del siglo XXI.[20][21]

Un informe de 2002 encargado por la U.S. National Science Foundation (Fundación nacional de ciencia) y el Department of Commerce (y Departamento de comercio) llamado Converging Technologies for Improving Human Performance (Tecnologías convergentes para mejorar el rendimiento humano), contiene descripciones y comentarios sobre el estado de las ciencias NBIC realizadas por expertos de dichos campos. El informe trata los usos potenciales de estas tecnologías para alcanzar las metas transhumanistas de mejorar la salud y el rendimiento humanos, y la aplicación de las tecnologías humanas en el ámbito militar y en la interacción entre humanos y máquinas en la industria.

Algunos teóricos, como Raymond Kurzweil, creen que el ritmo de la evolución tecnológica se acelera progresivamente, y que en los siguientes cincuenta años no sólo aparecerán avances radicales, sino que sobrevendrá una singularidad tecnológica, que puede cambiar la naturaleza fundamenteal de los seres humanos.[21] Los transhumanistas que preven este cambio masivo por lo general sostienen que es deseable. Din embargo, también estudian los posibles peligros de un cambio tecnológico extremadamente rápido, y con frecuencia proponen opciones que asegurarían que la tecnología se usa de forma responsable. Por ejemplo, Bostrom ha escrito mucho acerca de los riesgos existenciales para el futuro bienestar de la humanidad, incluyendo los posibles riesgos que las tecnologías emergentes podrían ocasionar en el género humano.[22]

En un plano más práctico, como los que proponen el desarrollo personal y la modificación del cuerpo, los transhumanistas tienden a usar tecnologías y técnicas existentes que supuestamente mejoran el rendimiento físico y cognitivo, adoptando estilos de vida destinados a mejorar la salud y la longevidad. [23] Algunos transhumanistas de edad avanzada expresan su preocupación ante la posiblidad de no vivir lo suficiente como para aprovechar los beneficios de la tecnología. Sin embargo, muchos están muy interesados en la extensión de la vida, y apoyan la investigación en criónica para tener un último recurso al que acogerse.[24] Hay redes de colaboración entre transhumanistas con un amplio abanico de objetivos que tratan de organizar foros de discusión y proyectos colaborativos.


Actualidad

Hay mucha diversidad de opiniones dentro del pensamiento transhumanista. Muchos pensadores prominentes del transhumanismo sostienen opiniones complejas y sutiles que se desarrollan constantemente. A continuación se enumeran algunas corrientes principales:

* Anarco-transhumanismo, una filosofía política que aúna el anarquismo y el transhumanismo.
* Transhumanismo cristiano, una filosofía religiosa que aúna principios de transhumanismo y el cristianismo liberal.
* Transhumanismo democrático, una filosofía política que aúna la democracia liberal, la democracia social, la democracia directa y el transhumanismo.
* Extropianismo, una línea transhumanista caracterizada por un conjunto de principios que buscan una aproximación proactiva a la evolución humana.
* Imperativo hedonista, una filosofía moral basada en la obligación del uso de la tecnología para eliminar el sufrimiento.
* Transhumanismo libertario, una filosofía política que aúna el libertarianismo y el transhumanismo.
* Postsexismo, una filosofía social que busca la eliminación del género de la especie humana mediante la aplicación de la biotecnología y las tecnologías de reproducción asistida.
* Posthumanismo, una filosofía social que busca la recuperar los principios del humanismo renacentista y relacionarlos con las ideas científicas del siglo XIX.
* Singularitanismo, una filosofía moral basada en la creencia de que es posible la singularidad tecnológica y proponen emprender acciones deliberadas para que llegue a ese estado, y prevenir los posibles riesgos.
* Tecnogaianismo, una filosofía moral basada en la creencia de que la tecnología avanzada puede ayudar a reestablecer el medio ambiente terrestre, y que el desarrollo de estas tecnologías deben ser un objetivo importante para los ecologistas.
* Socialismo transhumanista, una filosofía política que aúna el transhumanismo y el socialismo democrático.


Espiritualidad

Aunque algunos transhumanistas son muy espirituales, la mayoría es laica. De hecho, muchos transhumanistas son o agnósticos o ateos. Sin embargo, hay una minoría que sigue formas liberales de filosofía oriental, y otros, como los transhumanistas cristianos, han incorporado el transhumanismo con las creencias de las religiones establecidas.[11]

A pesar de la actitud laica dominante, algunos transhumanistas interpretan que tratan de alcanzar las esperanzas tradicionales de la religión, como la inmortalidad. A finales del siglo XX se originaron muchas creencias que compartían con el transhumanismo las metas de trascender la condición humana mediante la aplicación de la tecnología para alterar el cuerpo (movimiento raeliano) y la mente (cienciología). Aunque muchos pensadores asociados al movimiento transhumanista están más interesados en las posibilidades de la tecnología para alargar la esperanza de vida y mejorar la salud, algunos pronostican que el entendimiento futuro de la neuroteología permitirá a los humanos alcanzar el control de los estados alterados de la consciencia, y, por tanto, de las experiencias espirituales.[25]

La mayoría de los transhumanistas son materialistas, y por tanto no creen en la existencia de un alma humana trascendente. La teoría transhumanista de la personalidad es contraria a la identificación de los actores y sujetos morales con humanos biológicos, calificando de especismo la exclusión de los demás animales y de las máquinas sofisticadas en cuestiones éticas.[26] Muchos creen en la compatibilidad de las mentes humanas con el hardware de las computadoras, con la implicación teórica de que la conciencia humana podrá algún día transferirse a otros medios.[27]

Una formulación extrema de esta idea es la propuesta de Frank Tipler, conocida como el Punto Omega. A partir de ideas de física, ciencias de computación y cosmología física, Tipler pronosticó que el futuro colapso del universo dentro de miles de millones de años podría crear las condiciones necesarias para la perpetuación de la humanidad en la forma de una simulación en un supercomputador.[28] El cosmologista George Ellis ha llamado al libro de Tipler “obra maestra de la pseudociencia” [29] y Michael Shermer dedicó un capítulo de su Why People Believe Weird Things (Por qué la gente cree cosas raras) a enumerar los fallos de los razonamientos de Tipler. [30]


Ficción y arte

Los temas transhumanistas han aparecido cada vez más en la literatura. La ciencia ficción contemporánea a menudo contiene elogios a la vida humana mejorada mediante la tecnología, establecida en sociedades utópicas o tecno-utópicas. Sin embargo, en muchas ocasiones se acompañan estos elogios de cautela. En los escenarios más pesimistas aparecen distopías en las que el uso de la bioingeniería ha producido horrores.

El género del ciberpunk, ejemplificado por la novela de William Gibson Neuromante (1984) y Schismatrix de Bruce Sterling (1985), se ha centrado en la modificación del cuerpo humano. Otras novelas que han tratado los temas transhumanistas y han estimuado el debate son Blood Music (1985) de Greg Bear, The Xenogenesis Trilogy (1987–1989) de Octavia Butler; las novelas "The Culture" (1987–2000) de Iain Banks; The Beggar's Trilogy (1990–94) de Nancy Kress; muchos trabajos de Greg Egan desde desde principios de la década de 1990, como Permutation City (1994) y Diáspora (1997); The Bohr Maker (1995) de Linda Nagata; Extensa (2002) y Perfekcyjna niedoskonałość (2003) de Jacek Dukaj; Oryx and Crake (2003) de Margaret Atwood; y La posibilidad de una isla de Michel Houellebecq.

Los entornos transhumanistas han tomado popularidad en otros medios desde finales del siglo XX. Algunas obras con relación con el transhumanismo son las películas (Star Trek: The Motion Picture, 1979; Blade Runner, 1982; Gattaca, 1997; The Matrix, 1999), las series de televisión (Ancient de Stargate SG-1 y Borg de Star Trek), manga y anime (Ghost in the Shell), juegos de rol (Transhuman Space) y videojuegos (Deus Ex, Half-Life 2). El universo de ficción de la estrategia de mesa Warhammer 40,000 también emplea ideas de aumentación genética y cibernética. Los personajes del imperio emplean a menudo dispositivos cibernéticos, mientras que los Space Marines son posthumanos. Muchos de estos trabajos se consideran parte del movimiento cyberpunk, o del género denominado postcyberpunk.

Además de la obra de Natasha Vita-More, antes mencionada, el transhumanismo ha estado representado en las artes visuales por el Carnal Art, una forma de escultura originada por el artista francés Orlan, que usa el cuerpo como medio y la cirugía plástica como método. El artista estadounidense Michael Jackson empleó tecnologías modernas como la cirugía plástica, drogas para la transformación racial y terapia de oxígeno hiperbárico durante el transcurso de su carrera, con el efecto de transformar su estética para difuminar su sexo, raza y edad. El trabajo del artista australiano Stelarc se centra en la alteración de su cuerpo mediante prótesis robóticas e ingeniería de tejidos. Otros artistas cuyo trabajo concidió con el florecimiento del transhumanismo y que exploraron temas relacionados con la transformación del cuerpo son la artista serbia Marina Abramovic y el estadounidense Matthew Barney. En un espectáculo de 2005 llamado “Becoming Animal”, y el Massachusetts Museum of Contemporary Art, presentó exhibiciones de doce artistas cuyos trabajos trataban de los efectos de la tecnología para eliminar las fronteras entre lo humano y lo no humano.


Críticas

Las críticas al transhumanismo proceden de dos puntos de vista: los que cuestionan la verosimilitud de las metas transhumanistas (críticas prácticas), y los que cuestionan los principios morales del transhumanismo (críticas éticas). Sin embargo, estas dos corrientes a menudo convergen y se solapan, particularmente cuando se considera la ética de cambiar la biología humana sin conocer por completo su funcionamiento.

Los críticos con el transhumanismo a menudo ven las metas transhumanistas como amenazas a los valores humanos. Algunos añaden que los esfuerzos transhumanistas de mejorar la condición humana podrían desviar recursos de búsqueda de posibles soluciones sociales. Como muchos transhumanistas apoyan cambios no tecnológicos de las sociedades, como la difusión de las libertaes políticas y de procreación, y muchos críticos apoyan avances en áreas como las telecomunicaciones y la medicina, la diferencia a menudo es cuestión de énfasis. A veces, sin embargo, hay fuertes desacuerdos acerca de los principios involucrados, con visiones divergentes de la humanida, la naturaleza humana y la moralidad de las aspiraciones transhumanistas. Al menos una de las autodenominadas organizaciones socialmente progresivas, el Center for Genetics and Society (centro para la genética y sociedad), ha nacido con la meta específica de oponerse a los objetivos transhumanistas que puedan conllevar modificaciones transgeneracionales de la biología humana, como la clonación humana y la aplicación de la ingeniería genética en humanos.

Algunas de las críticas más conocidas al programa transhumanista provienen de novelas y películas de ficción. Estas obras, aunque presentan mundos imaginarios en lugar de análisis filosóficos, se emplean como piedras de toque para otros argumentos formales.


El argumento de Futurehype (inviabilidad)

El sociólogo Max Dublin, en su libro Futurehype: The Tyranny of Prophecy (que se podría traducir como “futura publicidad exagerada: la tiranía de la profecía”), comenta varias predicciones fallidas pasadas acerca del progreso tecnológico y argumenta que las predicciones futuristas modernas serán también desacertadas. También critica lo que ve como cientifismo, fanatismo y nihilismo en el transhumanismo y encuentra paralelismos históricos entre las religiones milenarias y las doctrinas marxistas.[31]

En su libro de 2002 Redesigning Humans: Our Inevitable Genetic Future (Rediseñando humanos: nuestro inevitable futuro genético), el biofísico Gregory Stock, a pesar de sus simpatías hacia el movimiento transhumanista, se muestra escéptico acerca de la viabilidad técnica de la creación de cyborgización de la humanidad predecida por Raymond Kurzweil, Hans Moravec y Kevin Warwick. Cree que durante el siglo XXI, muchos humanos se integrarán profundamente en sistemas mecánicos, pero seguirán siendo principalmente biológicos y pronostica que los cambios principales en la forma y el carácter no provendrán del cyberware, sino de la manipulación directa de la genética, el metabolismo y la bioquímica.[32]

Los pensadores que defienden la verosimilitud del cambio tecnológico masivo a corto plazo enfatizan lo que describen como un patrón de incremento exponencial en las capacidades tecnológicas humanas. Este énfasis es muy claro en la obra de Damien Broderick, especialmente en The spike (1997) (La púa), que contiene pronósticos sobre un futuro radicalmente modificado. Kurzweil desarrolla esta línea con más detalle en su libro de 2005 The singularity is near (La singularidad está cerca). Broderick destaca que mucha de las predicciones que parecían imposibles en los inicios de la ciencia ficción se han cumplido, como la energía nuclear y los viajes espaciales a la luna. También argumenta que las predicciones actuales se basan en el racionalismo, y que observadores como Kurzweil han predecido con éxito pasadas innovaciones.[33]


El argumento de jugar a ser Dios (arrogancia)

Hay dos clases distintas de críticas, teológicas y laicas, que se etiquetan como “jugar a ser Dios”.

La primera categoría se basa en lo inapropiado de sustituir a Dios por los humanos. Este punto de vista está ejemplificado por la declaración del Vaticano de 2002 Comunión y administración: Personas humanas creadas a imagen de Dios,[34] en la que se declara que “Cambiar la identidad genética del hombre como persona humana mediante la producción de seres infrahumanos es radicalmente inmoral”, y que “el hombre tiene pleno derecho de disponer de su propia naturaleza biológica”. Al mismo tiempo, califican la creación del superhombre como “impensable”, dado que la verdadera mejora sólo puede provenir de la experiencia religiosa.

La segunda categoría se centra e los intentos de perseguir las metas humanistas mediante la modificación genética de los embriones humanos para crear “bebés de diseño”. Pone énfasis en la cuestión de la biocomplejidad y la impredecibilidad de los intentos para guíar el desarrollo de los productos de la evolución biológica. Este argumento, elaborado en particular por el teólogo Stuart Newman, se basa en que la clonación de animales es proclive a errores y perjudicial para el desarrollo del embrión. De acuerdo con esto, aplicar estos procesos a los embriones humanos crearía riesgos inaceptables, y realizar experimentos en humanos, particularmente los que tengan consecuencias biológicas permanentes, sería una violación clara de los principios que gobiernan la experimentación con humanos (véase la Declaración de Helsinki). Además, dado que las mejoras en otras especies no se pueden transferir automáticamente a los seres humanos, no habría ninguna ruta ética para manipular genéticamente a humanos en las etapas iniciales del desarrollo..[35]

Sin embargo, desde un punto de vista práctico, los protocolos internacionales sobre investigación de la condición humana no representan un obstáculo legal a los intentos de los transhumanistas de mejorar sus capacidades mediante la ingeniería genética. De acuerdo con la experta en leyes Kirsten Rabe Smolensky, las leyes existentes protegerían a los padres que eligiesen mejorar el genoma de sus hijos.[36]

Los pensadores religiosos que persiguen las metas transhumanistas, como los teólogos Ronald Cole-Turner and Ted Peters, rechazan el primer argumento, sosteniendo en cambio que la doctrina de la co-creación obliga al uso de la ingeniería genética para mejorar la biología humana.[37][38]

Los transhumanistas y otros partidarios de la ingeniería genética no rechazan completamente el segundo argumento, pues hay una gran incertidumbre sobre los resultados de los experimentos en ingeniería genética en humanos. Sin embargo, los transhumanistas dicen que el riesgo mayor descansa en no usar ingeniería genética, porque las tecnologías actuales amenazan al entorno.[39] y un gran número de humanos muere por causas potencialmente solucionables. Esto implica que los beneficios potenciales de las tecnologías de mejora humana superan los peligros potenciales, así que el imperativo moral, si hay alguno, es empezar a usar estas tecnologías tan pronto como sea posible.[40] Además, los transhumanistas añaden que “alterar la naturaleza” es algo que los humanos han hecho durante milenios con beneficios tangibles.[41] Algunos transhumanistas argumentan que los padres tienen una la responsabilidad moral de emplear la ingeniería genética, si ésta es segura y efectiva, para tener niños sanos con potencial máximo. Añaden que esta responsabilidad es un juicio moral que debería dejarse en manos de los individuos en lugar de en el estado. Dentro de este contexto, el énfasis en la libertad de elección se llama libertad procreativa..[42]


En España, la web Tendencias 21 es la más destacada de las voceras del transhumanismo (con enlaces a AESPLAN y al astrólogo Vicente Casaña)
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