Ver tema anterior :: Ver siguiente tema |
Autor |
Mensaje |
Santiago Armesilla Conde
Registrado: 09 Oct 2006 Mensajes: 350 Ubicación: Madrid
|
Publicado: Lun Mar 17, 2008 4:42 pm Título del mensaje: Henry Kamen sobre el separatismo, España y Portugal |
|
|
ExtraÃdo de El Mundo:
Cita: | La locura del separatismo
HENRI KAMEN
Hace algunos dÃas estuve en Lisboa para presentar la publicación de Filipe I, o rei que uniu Portugal e Espanha (una versión de mi libro sobre Felipe II). Allà a orillas del Atlántico rememoré los acontecimientos que llevaron a la separación de Portugal de la MonarquÃa española. Una noche de 1640 el Conde Duque de Olivares supo del levantamiento de la nobleza de Lisboa, y no sabÃa cómo comunicar la noticia a Felipe IV. Entonces encontró la manera. El separatismo solo podÃa ser una locura. «¡Vuestra Majestad!» exclamó al tiempo que entraba y anunciaba al Rey, «¡os traigo grandes noticias! ¡El duque de Braganza se ha vuelto loco y se ha proclamado rey de Portugal!»
Los partidos separatistas han sufrido un fuerte descalabro en las elecciones españolas de este año, pero son capaces de recuperarse de nuevo. El Partido Socialista de Cataluña continúa su alianza con los separatistas para poder mantener el poder. A nivel nacional, el Gobierno socialista posiblemente se alÃe también con los separatistas. Esto es una clara contradicción, porque la polÃtica del Gobierno de Madrid siempre, en los tres siglos y medio desde el Conde Duque de Olivares, ha estado en contra del separatismo. Y todavÃa ahora, el conde duque Zapatero también sigue oponiéndose a la independencia de Kosovo. En la provincia de Kosovo el separatismo ha sido provocado por las polÃticas genocidas del Partido Comunista Serbio, y Kosovo, por tanto, ha recibido el apoyo de todas las naciones democráticas. Todas, eso es, excepto España. Desde Olivares hasta Zapatero, Madrid se ha opuesto a la independencia de las pequeñas naciones.
¿Tienen razón los dos condes? Cuando estuve en Lisboa empecé a reflexionar sobre la cuestión, y me di cuenta de que no era un asunto tan simple como en principio pueda parecer. Primero de todo, el separatismo a menudo tiene la lógica, la ley y la justicia de su lado. Hasta el siglo XIX, las comunidades y provincias europeas vivÃan armoniosamente unas al lado de otras porque eran autónomas en muchos aspectos y no habÃa demasiada imposición o interferencia desde fuera. A menudo, por supuesto, se lamentaban amargamente sobre temas de economÃa y lengua (en España, por ejemplo, el Gobierno de Madrid trataba las lenguas de Portugal y Cataluña con desprecio). Los portugueses finalmente se sublevaron, pero es difÃcil encontrar razones convincentes por la revuelta (que fue en gran medida diseñada por los franceses). Portugal no estuvo mucho mejor después de 1640 que lo estaba antes, tampoco los portugueses ganaron mucho.
En el siglo XIX, sin embargo, surgió una nueva situación, porque nació una nueva mitologÃa de la nación, y las provincias autónomas se vieron obligadas a unirse para formar naciones. A menudo la propaganda oficial nos engaña haciéndonos creer que la nación es una cosa buena. Eso siempre ha sido falso. Después de la derrota de Napoleón, muchos pueblos libres fueron unidos, en contra de toda lógica, para formar naciones. Después de la derrota de Hitler, ocurrió lo mismo (¡en especial el caso de Yugoslavia!). La nación se convirtió en un mito sagrado, y los pueblos antes autónomos con frecuencia asumieron el mito y reclamaron autonomÃa con la excusa de que ellos también eran naciones. Muchas veces lo eran. Pero nadie ha podido definir todavÃa de modo satisfactorio qué significa ser una nación. El separatismo, de esta manera, se hace endémico.
El separatismo no es una cosa mala, no más que cosa buena es la nación. Las actitudes de Olivares y Zapatero no son necesariamente correctas. Sin embargo, este artÃculo no es una defensa del separatismo per se. Esta semana, un nuevo caso de separatismo ha ocupado los titulares. El 7 de marzo de 2008, el territorio de Abkhazia hizo un llamamiento a las Naciones Unidas y otros cuerpos internacionales para que reconocieran su independencia. Para los que no tienen ni idea de dónde está este territorio, se hace precisa una explicación. En 1993, Abkhazia (o Apsny, en el idioma local), en el Mar Negro, proclamó su separación de la recientemente independiente República de Georgia, después de ganar una guerra que duró un año contra Georgia. Con una población total de 250.000 habitantes, el 80% del área de Abkhazia está hoy controlada por un Gobierno separatista y el 20% por un Gobierno reconocido por el Estado de Georgia. Ningún Estado internacional reconoce al Gobierno separatista, que, sin embargo, cuenta con la protección de Rusia, de quien los ciudadanos reciben pasaportes. El asunto más sobresaliente en Abkhazia es el de la enorme cantidad de personas de la etnia georgiana que huyeron hacia el exilio durante la guerra. Rusia esta semana ha insistido en que Abkhazia tiene tanto derecho como Kosovo de separase, y que si Occidente reconoce a uno deberÃa reconocer al otro.
Rusia lleva bastante razón. El tema del separatismo no puede tener reglas caóticas. Si un territorio tiene lógica en reclamar el separatismo, entonces uno deberÃa reconocer la separación. Puede ser que el duque de Braganza creyera que tenÃa la lógica de su parte al separarse de España en 1640, pero la verdad es que la ayuda no le vino de la lógica sino de la más alta nobleza y de los franceses. Por contraste, los pequeños grupos separatistas en Cataluña y Euskadi hoy no tienen ni la lógica ni los votos, y podemos con seguridad olvidarnos de ellos y volver al caso de Portugal. ¿Se benefició Portugal con el separatismo? Con mis limitados conocimientos de la Historia de Portugal, me parece que ni ganó ni perdió con su independencia. No saltó de inmediato al nivel que ostentaban las naciones europeas, y en realidad precedió a España entrando en el siglo XX con una deprimente dictadura. ¿SerÃa demasiado atrevido sugerir que Portugal dentro de España, y sin 1640, habrÃa cambiado tanto su propia Historia como la de España?
Estando en Lisboa, entendà por qué Felipe II amaba tanto a la ciudad y querÃa que fuera su capital. Felipe II garantizó y mantuvo la autonomÃa de Portugal. TenÃa el apoyo de su primer ministro cardenal Granvelle, quien comentaba que «serÃa de poca utilidad para Su Majestad visitar Portugal por algunos dÃas sólo», pero que él estaba dispuesto a aconsejarle que residiera allà permanentemente «como lugar excelentemente conveniente para controlar a Francia, Inglaterra, Flandes e India y también para comandar el Mediterráneo». La satisfacción del Rey se puede observar claramente a través de las bellas cartas que escribió a sus hijas desde Lisboa. Si Felipe hubiera satisfecho la idea de instalarse en Portugal (recordemos que era medio portugués), Lisboa hoy serÃa la capital de una España unida. Uno se puede imaginar el impacto que una capital cosmopolita y asentada en el océano habrÃa producido en un paÃs que no obstante permaneció condenado a tener una ciudad provincial y sin salida al mar como su centro. Con la adquisición de Portugal, España alcanzó el cenit de su estatus.
En perspectiva, entonces, el deseo del duque de Braganza de separarse puede ser genuinamente considerado un acto de locura. Los portugueses tal vez estuvieran fuertemente agraviados por estar gobernados desde Madrid, pero las ventajas que ganaron siendo gobernados desde Lisboa no fueron de gran trascendencia. Realmente, un siglo después fue el turno de otros portugueses -esta vez en Brasil- de quejarse sobre el control desde Lisboa. Separatismo y más separatismo. Con buena razón, todos podemos dudar sobre si tanta separación trae algunas consecuencias beneficiosas. Aquellos que sueñan con infinitas separaciones, sin embargo, siempre alimentan sueños de los buenos tiempos que les aguardan en la legendaria tierra del separatismo. DeberÃan, probablemente, mirar de nuevo el caso de Portugal.
Más y más gente en Portugal parece darse cuenta de que el progreso se consigue ampliando horizontes, no estrechándolos. Han saludado con entusiasmo la oportunidad de formar parte de Europa y de colaborar internacionalmente. La habilidad de los polÃticos y periodistas para hablar en inglés parece algo extraordinario cuando uno lo compara con el sorprendente desconocimiento del inglés por parte de muchos burócratas y polÃticos españoles. En ningún otro lugar podemos ver la mentalidad abierta de algunos portugueses más que en su deseo de desdecirse de la locura del duque de Braganza. Hace algún tiempo, el escritor José Saramago dijo que Portugal pronto acabarÃa integrándose en España. Hace un mes un miembro del grupo pop The Gift, asentados en Alcobaça, declaraban que «la unión de Portugal y España ya existe en la práctica». Pueden parecer sentimientos extraños, pero recordemos que la unión entre Portugal y España en la época de Felipe II se ocasionó con el voto libre de las Cortes de Tomar, en 1580. La unión fue de libre elección, no como consecuencia de una conquista; y no es antinatural considerar que los dos paÃses podÃan haber seguido juntos permanentemente. Es un pensamiento muy interesante, en estos dÃas cuando tantos grupos polÃticos españoles quieren independizarse de España.
Henry Kamen es historiador, su último libro es Los desheredados. España y la huella del exilio
(Aguilar). |
|
|
Volver arriba |
|
|
J. Ramón Esquinas Algaba
Registrado: 15 Ene 2004 Mensajes: 66 Ubicación: Malaga
|
Publicado: Lun Mar 17, 2008 7:16 pm Título del mensaje: Ingenuidad Kamena |
|
|
Estimados contertulios,
Dos cosas se me vienen a las mientes al leer el texto de Enrique Kamen. La primera es su tremenda ingenuidad a la hora de tratar el nacionalismo vasco y catalán:
Cita: | Por contraste, los pequeños grupos separatistas en Cataluña y Euskadi hoy no tienen ni la lógica ni los votos, y podemos con seguridad olvidarnos de ellos y volver al caso de Portugal |
HabrÃa que recordarle a Enrique Kamen lo ocurrido con la Unión Soviética: a pesar de que la mayorÃa de la población soviética votó por la continuación de la Unión en el referendum del 17 de marzo de 1991, apenas ocho meses más tarde, la Unión Soviética habÃa sido aniquilada a mano de los mismos politicastros que mandaban en ella. Con esto quiero afirmar aquà que los referendum de "autodeterminación" (en rigor, secesión) no solucionan nada incluso en el caso de que fueran favorables a la unidad de España. Ahà está también el caso del Quebec, que llevan haciendo referendum tras referendum hasta que los independentista quebequianos acaben ganando porque, evidentemente, ningún referendum de los que han perdido les he de su agrado. Por tanto, es ingenúo -ingenuidad propia del fundamentalismo democrático- pensar que unas votaciones van a favorecer por sà mismas la unidad o la disgregación de España.
La segunda, es que Kamen también ha afirmado, en un contexto donde claramente hace referencia a la Nación polÃtica (cita a Napoleón):
Cita: | A menudo la propaganda oficial nos engaña haciéndonos creer que la nación es una cosa buena. Eso siempre ha sido falso. Después de la derrota de Napoleón, muchos pueblos libres fueron unidos, en contra de toda lógica, para formar naciones. |
Esto de "en contra de toda lógica" es de una calculada ambigüedad. En contra de la lógica del Antiguo Régimen desde luego, pues la Nación polÃtica liberal lo que querÃa es establecer una nueva lógica (holizacion) de los territorios y del Estado.
Pienso que Kamen en este artÃculo lo que hace es continuar con sus tradicionales divagaciones cuajaditas de romanticismo decimononico añorando las épocas anteriores a las Revoluciones liberales.
Salud |
|
Volver arriba |
|
|
|
|
No puede crear mensajes No puede responder temas No puede editar sus mensajes No puede borrar sus mensajes No puede votar en encuestas
|
Canal rss servido por el trujamán de la comunicación electrónica y digital © 2003 - 2007 Trujamán
|