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Crí­ticas a Petras sobre sus análisis de Lula

 
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Autor Mensaje
Eliseo Rabadán Fernández



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MensajePublicado: Vie Mar 05, 2004 10:19 pm    Ttulo del mensaje: críticas a Petras sobre sus análisis de Lula Responder citando

amigos y amigas:
en la revista electrónica mexicana Memoria
http://www.memoria.com.mx en el número de diciembre de 2003(Nº 178) hay un artículo que me ha parecido de interés y lo copio a continuación por si interesara para comentarlo a algunos de los foristas.

Cita:



Breves comentarios sobre el gobierno Lula:
Réplica a James Petras
Luiz Bernardo Pericás

Según el economista polaco Oskar Lange, “las leyes económicas tienen un carácter objetivo, se forman y actúan independientemente de la conciencia y de las voluntades humanas. Por otro lado, la forma como actúan las leyes económicas puede coincidir o no con las opiniones conscientes del hombre, con su actividad que pueda hacer real esas opiniones... En todas las formas sociales, que precedieron a la socialista, la mayor parte de las leyes económicas actuó y actúa espontáneamente”. Sigue: “En la práctica, en esas formas sociales, ciertas leyes económicas también pueden actuar en consonancia con los deseos humanos, pero no son de ninguna manera éstos los que determinan el proceso de desarrollo de las formaciones dadas. Se trata, en general, de leyes que resultan de la acción de la superestructura, particularmente del Estado, y también de las ciertas condiciones técnicas de equilibrio de la producción. Por lo contrario, no actúan en consonancia con los deseos humanos las leyes económicas específicas que resultan de las relaciones de producción y tampoco aquellas leyes económicas que son comunes a variadas formaciones sociales”.
Friedrich Engels, de manera análoga, en su Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, indica que “solamente pocas veces ocurre lo que se desea. En la mayor parte de los casos se entrecruzan y se contraponen los numerosos objetivos deseados, o estos objetivos son desde un principio irrealizables o los medios son insuficientes”, o sea, no puede darse un paso mayor que la pierna. Con esto, no se entiende que exista una inevitabilidad económica. El carácter antitético de la lucha del “proletariado” contra la dominación del capital es un elemento importante para el avance en dirección a modalidades sociales mas justas y exprime, al mismo tiempo, un combate a la “fetichización” de las leyes económicas como inevitables y inmutables. En el campo político, por lo tanto, el debido equilibrio en la comprensión de estas dos dimensiones distintas de cualquier painel económico en un determinado periodo histórico es fundamental. En la actualidad, entretanto, podemos notar en la izquierda, de modo general, dos grandes grupos distintos, ambos, en nuestro modo de percibir, demasiadamente idealistas y con poca comprensión de la realidad concreta. El primero de ellos es compuesto por los llamados “globalifóbicos” y altermundistas; una agrupación de distintos elementos con poca formación teórica y ningún sentido práctico que siguen los modismos políticos de nuestra época. El otro está formado por militantes que aparentemente pararon en el tiempo y siguen gritando eslogans, frases hechas y clichés “revolucionarios” de más de cincuenta años atrás que, de manera casi esquizofrénica y paranoica, no consiguen comprender las complejidades coyunturales del nuevo milenio. Ambos grupos aparentemente saben como apuntar y criticar los problemas, pero tienen propuestas poco factibles para construir alternativas políticas y económicas que sean efectivamente viables para el mundo actual.
Brasil vive ciertamente uno de los momentos más importantes de su historia reciente. Después de veinte años de dictadura militar y de algunos gobierno civiles conservadores, la izquierda finalmente llegó al poder. El presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, probablemente el más importante dirigente popular brasileño del siglo XX, todavía no ha completado siquiera un año del mandato y ya es blanco de duros ataques y calumnias, tanto de los sectores más conservadores, saudosos del gobierno Fernando Henrique Cardoso, como de elementos de la izquierda ultrarradical, dentro y fuera del país. Recientemente, la revista Memoria publicó un artículo extremadamente crítico al gobierno Lula, escrito por James Petras. De manera irresponsable, Petras hace varias acusaciones tendenciosas al actual mandatario y su equipo. Las observaciones del sociólogo grecoamericano en su texto, bien como en entrevistas para otros órganos de la prensa, juntamente con los ataques de ciertos sectores de la izquierda, no solamente colaboran para sabotear la construcción de un gobierno democrático y popular, sino que también están lejos de la definición tradicional de verdad: adaequatio intellectus atque rei. Acreditamos ser importante mostrar al público mexicano el otro lado de la moneda. En otras palabras, tentaremos, resumidamente, apuntar para los diversos problemas del texto de Petras y presentar un painel más próximo de la realidad.
Petras afirma que el Partido de los Trabajadores (PT), en la época de su fundación, estaba compuesto fuertemente de militantes de movimientos sociales, ecologistas, feministas, grupos culturales y artísticos, religiosos progresistas y activistas de los derechos humanos, entre otros. Con el tiempo, un sector “electoral” del PT tendría asumido el partido y llevado la leyenda hacia la derecha. Las afirmaciones de Petras nos parecen extrañas. Diversos grupos que hacían parte de PT en su principio todavía siguen dentro del partido. Muchos dirigentes sindicales y miembros del MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), inclusive, siguen haciendo parte y actuando en el partido, aunque sigan dando, en general, prioridad a sus organizaciones de origen. En las aserciones de Petras hay implicaciones más peligrosas. ¿Qué está queriendo decir con su crítica al supuesto sector “electoral”? ¿Estaría sugiriendo que el partido no debería participar de elecciones? Lo que él llama sector “electoral” está representado por militantes de todos los tipos, inclusive aquellos de grupos más radicales del partido, que salen candidatos y ejercen cargos burocráticos, así como los políticos más “conservadores” del partido.
Lo extraño es que más adelante en su texto Petras afirma que el PT ahora casi no tiene más “trabajadores”, pero sí es controlado por la clase media. ¿Qué es un “trabajador” para Petras? Marx describe los “trabajadores” como siendo, específicamente, los proletarios industriales, especialmente de los países de capitalismo avanzado. Su análisis trataba principalmente –pero no exclusivamente– del proletariado industrial de la Europa Occidental del siglo XIX. Petras incluye como “trabajadores” a los activistas “voluntarios”, ecologistas, feministas, artistas, defensores de los derechos humanos, entre tantos otros. Sin duda, es una extraña noción de “trabajadores”. ¿Quién hace parte del la supuesta “clase media” que comanda el PT? Cualquier persona que observe atentamente a los diputados estatales y federales, así como a los senadores del partido en el Congreso Nacional, podrá ver que, en gran medida, son provenientes originalmente de las clases bajas. Eran pobres, que desempeñaban trabajo brazal y con poca instrucción, que ascendieron gradualmente en la escala social a lo largo de los años. Esto no significa que se hayan tornado ricos. La clase media brasileña, compuesta de millones de personas y que, por lo tanto, debe ser escuchada también –y que, al contrario de lo que dice Petras, trabaja mucho–, está económicamente depauperada y vive, hace años, en situación constante de instabilidad financiera. Según Petras, durante el último congreso del PT, 75 por ciento de los delegados eran abogados, profesionales de todo tipo, etcétera: en otras palabras, miembros de la clase media intelectualizada. Sería bueno que Petras recordara la formación del Partido Bolchevique o del Movimiento 26 de Julio, en Cuba. ¿Quiénes eran los “trabajadores”, los proletarios, de esas organizaciones? En la mayor parte, los bolcheviques y revolucionarios cubanos eran abogados, médicos, profesores y funcionarios burocráticos. Tal vez él quiera criticar a esta gente también por su origen de clase y su opción profesional.
Sigue Petras. Para él, el PT decidió seguir políticas económicas “neoliberales” con más austeridad y aumento de la tasa de interés para “atraer” el capital especulativo. Este es otro tipo de comentario que nos parece extremamente ingenuo. Nadie en sana conciencia, mucho menos una figura del porte de Lula, deliberadamente tiene como objetivo promover el neoliberalismo o incentivar la entrada de capital especulativo al país. En realidad, existen dos opciones en la actualidad: o se adoptan indiscriminadamente políticas heterodoxas para agradar a algunos radicales, teniendo como riesgo quebrar el país, o se implementan inicialmente medidas financieras aparentemente ortodoxas, que se flexionan con el tiempo. Parece claro que estas medidas deben ser tomadas con mucho cuidado y tienen que ser acompañadas de políticas económicas de medio y largo plazo para posibilitar la generación de empleos y el incremento de la producción industrial.
En la práctica, Brasil ya está con un superávit en la balanza comercial de aproximadamente 16 mmdd. Hasta septiembre, el saldo estaba 713 mdd superior al mismo periodo del año pasado. El superávit acumulado en un año, en septiembre, resultó de 47 mil 348 mdd en exportaciones y 31 mil 503 mdd en importaciones. La estimativa es que Brasil tenga un saldo positivo de 20 mmdd hasta el final de 2003.
Mientras tanto, la política de intereses comienza a ser “relajada”. La retomada del crecimiento del país necesariamente pasa por la reducción de los intereses, lo que ya comienza a ser hecho lentamente. Los intereses en junio fueron de 26.5 por ciento para 26 por ciento, y en julio cayeron para 24.5 por ciento al año. La tendencia es que la tasa sea reducida en breve para 20 por ciento y así por adelante. Esta medida aliada a tantas otras, como la reducción del Impuesto Sobre Productos Industrializados (IPI) para la industria automovilística, han sido eficientes para estimular el crecimiento del país.
En julio de 2003, puede notarse una ligera recuperación en el sector industrial. Según una reciente investigación de Instituto Brasileiro de Geografía y Estadística (IBGE), la producción en creció 0.4 por ciento, principalmente gracias al sector extractivo-mineral, que tuvo un aumento de 8.8 por ciento entre junio y julio debido a nuevas descubiertas de Petrobras. De 19 ramos evaluados por IBGE, 10 tuvieron crecimiento: los bienes intermediarios, 1 por ciento, bienes de consumo durables, 0.7 por ciento; bienes de capital, 0.4 por ciento, entre otros. El incremento de la producción puede ser notado en: la industria mecánica, 4.7 por ciento y metalurgia, 4 por ciento, que puede parecer poco, pero ya señala para una retomada lenta y gradual del sector industrial.
Por otra parte, la zafra agrícola de este año debe crecer 23 por ciento en comparación con el año pasado. La producción posiblemente alcanzará las 119.72 millones de toneladas. La soya será responsable por casi la mitad de la zafra de este año, o sea, algo cerca de 51.26 millones de toneladas. La producción de trigo, básicamente volcada para el mercado interno, será la mas alta de los años recientes. Criticar de lejos, viviendo en Estados Unidos, enseñando en SUNY (State University of New York) y ganando en dólares es fácil. Gobernar un país con el tamaño y las complejidades de Brasil es algo bien distinto...
Petras todavía se preocupa en criticar a los ministros, asesores y personas próximas a Lula, a los que considera, implícitamente, una élite de tendencias neoliberales y que apoyan una directoria personalista y centralizadora. Sería interesante saber la opinión de Petras sobre Frei Betto, Marina Silva, Cristovam Buarque o Marco Aurélio Garcia, para nombrar apenas alumnos ministros y asesores próximos al presidente. ¿Qué tendría Petras a decir sobre estas personas? Ya Hugo Chávez, quizá el gobernante más personalista y centralizador de América Latina, es admirado por Petras, a quien no le dirige ninguna crítica...
Brasil necesita urgentemente de dos reformas profundas, la Reforma Agraria y la Reforma Tributaria. La primera, tal vez la más importante, alcanza las propias estructuras del país y es blanco de polémicas, controversias y luchas entre los millares de trabajadores sin tierra y una élite latifundista retrógrada que no quiere abrir mano de sus intereses de ninguna manera. La Reforma Agraria debe ser realizada. Para eso, el MST y sus principales dirigentes mantienen constantemente abiertos los canales de comunicación con el gobierno, inclusive con el propio presidente. Como movimiento autónomo e independiente, el MST no participa formalmente del gobierno, pero opina, sugiere y pone presión política a través de manifestaciones, marchas y ocupaciones de tierra. Lula, en todos los momentos, respetó y dialogó con MST, sin prejuicios ni restricciones. Acreditar que todos los problemas históricos de Brasil, desde la situación del campo hasta el crecimiento industrial, serán resueltos de un día para otro es una actitud infantil...
Lula es el presidente de Brasil y debe comunicarse con los distintos sectores que componen el país. Según Petras, eso sería absurdo. O sea, Lula estaría de cierta manera “traicionando” el pueblo –sea lo que eso sea– al conversar y negociar con organismos internacionales, hacendados y empresarios. El facto es que Brasil tiene instituciones y no siempre un presidente es el único a decidir. El Poder Judiciario es poderoso y muchas veces conservador, pero respetado. El Legislativo muchas veces demora para discutir y aprobar leyes. No se puede pasar por arriba de las instituciones, pero sí se puede cambiarlas y adaptarlas a las necesidades del momento, a través de presiones populares, acuerdos políticos y por la vía institucional. Seria interesante saber lo que piensa Petras, por ejemplo, de los acuerdos de Lenin con los alemanes, o con la promoción de la NEP, considerada por muchos una vuelta hacia el capitalismo. Quizá considere a Lenin también un traidor...
En relación con el financiamiento externo, una vez más sería interesante llamar al economista socialista Oskar Lange que decía que “los países subdesarrollados necesitan capital procedente de países más desarrollados... El capital extranjero puede tener, por lo tanto, grande importancia e inclusive importancia decisiva en estos periodos de transición”. Recibir prestimos e inversiones externas no significa que deba entregarse el país en las manos del capital especulativo extranjero. Cualquier nación en desarrollo debe tener métodos de planificación eficaces y capacidad de desenvolver formas internas de generación de capital.
Las inversiones en los sectores de transportes, agrícola y industrial, por ejemplo, pueden, a medio plazo, generar empleos y al mismo tiempo calentar ampliamente la economía de un país. Entretanto, para que eso sea posible, debe haber dinero en las reservas del Banco Central. El control de la inflación y la posibilidad de mantener un relativo influjo constante de prestimos del exterior, por lo tanto, también son fundamentales, principalmente en este momento. Para eso, son necesarios ajustes macroeconómicos, acuerdos políticos y competencia en la gestión del presupuesto estatal. Hasta el más importante economista brasileño, Celso Furtado, afirma que el gobierno no puede decretar la moratoria de la deuda externa antes de los próximos cuatro años.
El gobierno Lula heredó de FHC un país con una salud económica extremadamente frágil. Solamente con el tiempo estos problemas podrán ser sanados. Entretanto, el país ya comienza, de manera tímida, a señalar hacia la recuperación.
Mientras tanto, programas sociales, como el de combate al hambre, que algunos consideran como simplemente asistenciales, busca resolver un problema crónico de millones de brasileños, que, para poder trabajar, antes necesitan comer. De la misma forma, el programa de Bolsa-Escola, que distribuye beneficios mensuales para las familias de bajo ingreso con hijos en la escuela regularizados. Estos proyectos, aparentemente “asistenciales”, tienen fuerte impacto sobre la enorme parte de la población que vive en la miseria. De cualquier manera, es difícil evaluar objetivamente los hechos de un gobierno que tomó el poder hace tan poco tiempo. Todavía es difícil juzgar el gobierno de Lula, pues no tiene ni siquiera un año. La paciencia es fundamental en este momento.
Sin duda, siguen los problemas. Brasil tuvo el superávit primario más alto de su historia en el primer semestre de este año, alcanzando los R$ 40 mil millones, equivalente a 5.41 por ciento del PIB del país. Eso significó cortes profundos de los presupuestos y la disminución del fondos para diversos programas sociales importantes del gobierno. Los programas de carácter social están recién ahora sendo unificados para los errores del pasado donde los programas no se relacionaban, eran caros y no atendían a las cantidad de personas necesitadas de manera satisfactoria. Sin duda, hay problemas y desacuerdos en algunos ministerios y casos de favoritismo dentro del partido. Seguramente habrá una reforma ministerial en breve para mejorar la ejecución de estos programas.
Petras, por otra parte, insiste en los problemas internos del PT, especialmente en relación a algunos diputados y senadores “rebeldes”. El PT tiene actualmente 92 diputados federales. De estos, solamente tres sufrieron sanciones porque no votaron según las recomendaciones del partido en la Cámara de Diputados. De acuerdo con el sistema de centralismo democrático, todos tiene el derecho de opinar internamente en el partido, pero deben seguir la decisión de la mayoría. Eso no está ocurriendo en relación con algunos diputados federales.
Recordemos que Lula fue elegido con 61.2 por ciento de los votos válidos, equivalente a 52.79 millones de votos. Su popularidad creció a lo largo del tiempo. Según la investigación más reciente de CNT/Sensus, 76.7 por ciento de los brasileños aprobaban su gobierno. Su popularidad, que era de 46.3 por ciento en julio, subió para 48.3 por ciento un mes después. Así mismo, Petras y algunos microscópicos grupos de izquierda quieren hablar “en nombre” de los trabajadores y aparentemente se creen aún más “populares” que el propio pueblo...
Todavía hay mucho por hacer. Seguramente, hay gente dentro del gobierno que no ha percibido la dimensión e importancia histórica del momento actual. También hay una falta de coordinación entre algunos sectores gubernamentales, bien como un cierto improviso y falta de planificación económica mas amplia. Así mismo, estos son problemas que pueden ser resueltos a lo largo del tiempo. Tenemos que acreditar en nuestro país.



un saludo
Eliseo R.
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