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José Mª RodrÃguez Vega
Registrado: 11 Oct 2003 Mensajes: 1429
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Publicado: Sab Abr 30, 2005 3:45 pm Título del mensaje: Los libros de Joseph Ratzinger (Benet XVI). |
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Un amigo me ha mandado esto sobre Ratzinger, el Benet XVI. Creo que puede interesar a algunos contertulios.
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LOS LIBROS DE JOSEPH RATZINGER
Retrato de un Papa intelectual
OLEGARIO GONZÃLEZ DE CARDEDAL
BABELIA - 30-04-2005
Para entender el camino de hombres como Rahner, Ratzinger y Kasper hay que comenzar recordando un hecho decisivo: en Alemania la teologÃa se estudia en una facultad que forma parte de la universidad del Estado. Hace más de un siglo (1868) esa Facultad de TeologÃa fue eliminada en nuestro paÃs de la universidad estatal. Este hecho, que parecerá baladÃ, es el eje de toda la estructura intelectual de la teologÃa alemana. Porque en ese espacio universitario abierto, público y crÃtico, se ha dado el encuentro entre fe y razón; y no en los corros de la sacristÃa o en los mentideros de la polÃtica, como entre nosotros. Éste ha sido el drama de España en el último siglo y medio: una universidad sin teologÃa y una teologÃa sin universidad. Joseph Ratzinger (Marktl am Inn, Alemania, 1927) estudió en Múnich. Aquélla era en ese momento la mejor universidad alemana por doble razón: una porque habÃa desaparecido BerlÃn, el polo prusiano de la cultura en la primera mitad del siglo XX; la otra porque hacia Múnich habÃan refluido los profesores de la antigua Breslau, una vez que la ciudad pasó a Polonia.
En su punto de partida y como cimiento de sus preocupaciones quedarán lo que supuso su tesis primera, Pueblo y casa de Dios en la eclesiologÃa de San AgustÃn (1954): el encuentro con San AgustÃn, justamente en la medida en que éste se confronta con todo el pensamiento, filosofÃa, polÃtica y religión romanas. La cuestión de fondo que se debatirá es la de la religio vera. ¿Quién tiene razones y hechos que le permitan proponer un camino hacia la verdad y hacia Dios: el paganismo o el cristianismo? San AgustÃn se encuentra con tres tipos de teologÃa: una theologia mythica (o de los poetas y el teatro), una theologia civilis (o del Estado y los polÃticos) y una theologia naturalis (la de los filósofos). Ni la primera ni la segunda plantean la preguntan por la verdad última de la vida humana. Esto sólo lo hacen los filósofos. Por eso el cristianismo primitivo no conecta con la religión civil, ni con la poética, ni con el resto de religiones, sino que prefiere el diálogo con la filosófica, que tiende a la verdad, de acuerdo con principio de Juvenal: "Vitam impendere vero = arriesgar la vida por la verdad" (4, 91).
Su tesis de habilitación para el profesorado tiene como centro otro momento histórico clave: el siglo XIII, el encuentro entre lógica aristotélica y exégesis bÃblica. Su obra La teologÃa de la historia en San Buenaventura (1959) estudia a este autor sobre el fondo de los movimientos franciscanos, radicales seguidores de JoaquÃn de Fiore, que creen llegado con San Francisco el momento de la revelación definitiva, el advenimiento del EspÃritu, y con ello el fin de la religión de la palabra e iglesia de Cristo, seguido de la instauración definitiva de la libertad del individuo en el mundo. La tesis joaquinita de las tres épocas de la historia (del Padre o Antiguo Testamento; del Hijo o la historia de Cristo desembocando en la Iglesia instituida; la del EspÃritu, iniciada por los signos y profetas de aquel momento) ha seguido fascinando tanto a los reformadores y polÃticos del siglo XVI como a la Revolución Francesa o al idealismo alemán, con Hegel a la cabeza. Ésa será una pregunta clave hasta hoy en la teologÃa de Ratzinger: la relación entre revelación e historia, entre evangelio y subjetividad, entre acontecimiento originario de Cristo y perduración institucional del evangelio, entre Fe y futuro (1970).
Un segundo momento clave en su trayectoria es el paso por las facultades de Freising, Bonn, Münster y Tübingen. Su estancia en esta última se convertirá en la clave para entender el futuro. Las páginas que él dedica a este periodo en Mi vida (1977) han de ser leÃdas con atención. Hasta aquel momento el panorama teológico habÃa estado determinado por la exégesis crÃtica, la investigación histórico-dogmática, la teologÃa dialéctica y la teologÃa litúrgica. Finalmente, prevalecÃa la lectura existencialista del Nuevo Testamento propuesta por Rudolf Bultmann siguiendo las categorÃas de Martin Heidegger. Ambos son sustituidos de la noche a la mañana por una nueva atmósfera que lleva a cabo un vuelco de la universidad. Las nuevas estrellas son el marxismo y Ernst Bloch, con sus obras El principio esperanza (1954) y AteÃsmo en el cristianismo (1973), que públicamente denigraba a Heidegger, ensalzaba a Marx y a Hegel, con remitencias profético-mesiánicas proponiendo una religión del éxodo y del reino, en la que el cristianismo aligerado de teologÃa y cristologÃa serÃa el agente de la revolución definitiva.
En este contexto, Ratzinger prepara un curso con el tÃtulo Introducción al cristianismo (1968), en el que, ante el cuestionamiento de la raÃz de la que hasta ahora habÃan vivido la Iglesia y la teologÃa, decidió comentar el Credo de los Apóstoles para saber si en el cristianismo se trata de un relato de meros hechos históricos, de una ideologÃa revolucionaria o de la propuesta de una revelación divina, a cuyos signos acreditadores se responde con la fe, que vivida en la Iglesia se articula en expresiones normativas (dogma), de donde surge una teologÃa, como inteligencia de esa fe desde una connaturalización con ella, ya que lo mismo que no hay un lugar para pensar sobre la razón fuera de la razón, no hay un lugar externo a la fe que permita descubrir su verdadera y última identidad. La teologÃa nace de una razón iluminada por la fe, lo mismo que los ojos sólo ven la realidad exterior si ellos mismos son luminosos.
Desde su nombramiento como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe fueron apareciendo nuevos libros de Ratzinger. Hay dos esenciales. El primero es su EscatologÃa (1977), que él considera su libro más elaborado y que abre el horizonte de la historia a su último sentido. La pregunta por el fundamento, consistencia y destinación de la libertad humana, por la verdad y consumación de la persona, por la vida, la muerte y el futuro aparece aquà expuesta desde la perspectiva cristiana, sobre el trasfondo de movimientos como el marxismo, las visiones revolucionarias de los grupos utópicos y la teologÃa de la liberación. La segunda obra clave de este decenio es TeorÃa de los principios teológicos (1982), que trata de pensar los fundamentos del existir cristiano: relación entre la estructura y el contenido de la fe; principios formales del catolicismo; problemas claves en el diálogo ecuménico; principios estructurales de la teologÃa y su ámbito antropológico. La fase final de su pensamiento se centra en el diálogo con el pensamiento débil de la posmodernidad, nacido tras el ocaso de Marx y la aparición de Nietzsche y para el cual el ser, la verdad, el deber y la culpa carecen de fundamento una vez que Dios ha muerto. ¿Hacia dónde mirar ahora para edificar la casa del hombre y la ciudadanÃa, alimentar la democracia y salvar el pluralismo para que sea algo más que caótica acumulación de diversidades? La última obra se adentra con coraje en estas avenidas por las que casi nadie hoy quiere deambular: Fe, verdad, tolerancia (2005).
Tras una amistad que ha perdurado durante decenios tengo un testimonio escrito sobre sus proyectos intelectuales, de unas semanas antes de ser elegido Papa. El 12 de marzo me respondÃa a una carta en la que le invitaba a venir a Salamanca: "He renunciado a dar conferencias. Los años que Dios todavÃa me dé quiero consagrarlos a un libro de meditaciones sobre Jesucristo en la lÃnea de lo que fue la gran obra de R. Guardini El Señor". Joseph Ratzinger ha sido toda su vida un profesor de universidad para quien la búsqueda y servicio a la verdad del hombre y a la verdad de Dios fue la suprema pasión de su vida.
Sólo la verdad tiene derechos
LOS LIBROS DE JOSEPH RATZINGER
REYES MATE
BABELIA - 30-04-2005
Joseph Ratzinger es un teólogo que acaba de ser nombrado Papa, nada extraño entonces que ante un escrito suyo interese más lo que dice que cómo lo dice. En su forma de pensar, de argumentar, podemos buscar claves que trasciendan al escrito y permitan vislumbrar cómo el Papa va a reaccionar ante los problemas de su Iglesia y del mundo. Este libro recoge textos ya publicados que hablan de la relación de la fe cristiana con la cultura de su tiempo y con otras religiones. No es Ratzinger un pensador que oculte sus cartas, al contrario, ante cada situación aplica un esquema muy meditado que revela ese modo de pensar que, debido a su notoriedad actual, va a ser sometido a una investigación detectivesca.
Si analizamos el trabajo que da tÃtulo al libro, por ejemplo, encontramos que polemiza con contrincantes de talla, en este caso con la posmodernidad alemana. Ésta ha tomado la forma de un neopaganismo o polimitismo que idolatra la libertad, ensalza el relativismo y cuestiona las pretensiones de verdad. Uno de sus portavoces más señalados es Jan Assmann, un egiptólogo que ha reescrito el origen del monoteÃsmo. En el principio era el politeÃsmo hasta que llegaron Akhenatón y Moisés "el egipcio" con una especie de contrarreforma monoteÃsta que alteró totalmente las relaciones religiosas y el destino de la humanidad. Desde la altura de su monoteÃsmo empezaron a distinguir entre creencia e increencia.
De la mano de Moisés entraba en la humanidad una distinción hasta entonces desconocida: entre verdadero y falso. Nace entonces una idea exclusiva de verdad, un acaparamiento de la universalidad que se traduce en la violencia polÃtica de la religión que ha marcado el mundo. Assmann y los suyos quieren que los dioses vuelvan de una manera, eso sÃ, civilizada, es decir, defendiendo la libertad como manda la ilustración.
Ratzinger reacciona ante lo que llama "la dictadura del relativismo" con una defensa de la libertad "bien entendida", es decir, con una libertad basada no en la autonomÃa del individuo, sino en la verdad. "La verdad" es el hilo conductor de su discurso y en ella invierte lo mejor de su talento de pensador. Su estrategia no consiste en invocar la autoridad infalible de algún dogma, sino en un discurso registrado al alimón en Atenas y Jerusalén. Pieza capital de ese armazón es la identificación platónica entre bien y verdad: sin la idea de verdad no hay manera de distinguir entre lo bueno y lo malo. Luego vienen los padres de la Iglesia que colocaron al cristianismo no del lado de las religiones, sino junto a la filosofÃa, es decir, como una posibilidad del conocimiento. Al final el modelo del conocimiento es un reflejo de las relaciones trinitarias, es decir, que pensar bien es pensar "desde" (una exterioridad trascendente), pensar "con" (los demás) y pensar "para" (lograr el fin para el que ha sido creado).
Todos estos escritos tienen un poderoso nervio teórico. Está claro que para este hombre se podrá o no estar en desacuerdo con la fe cristiana. Lo que no acepta es que se la banalice con aggiornamentos que la hacen irreconocible. Eso es un punto a su favor. Lo que pasa es que la claridad y contundencia de su esquema teológico le hace vulnerable a la crÃtica. Su particular cruzada contra todo relativismo le lleva a simplificaciones peligrosas, como la que hace con el autor de la parábola de los tres anillos, Epfraim Lessing. Éste no renuncia a la pretensión de verdad sólo la traduce por búsqueda -y no posesión- "mientras llega el juez dentro de miles y miles de años". No es un relativista pues en el "mientras tanto" hay un criterio de verdad: ser bien visto por los demás, el reconocimiento por otros.
Un escrito tan decidido como éste obliga a un par de reflexiones crÃticas. El teólogo sabe bien que la fe del creyente no es un producto de la razón, sino un don. Pero como está convencido de que lo que cree es verdad, da un paso al frente y exige a la razón que acepte su visión del hombre y de la historia. Hacer de esa verdad "la suprema garantÃa de la tolerancia" infunde mucho respeto. El paso de propuestas razonables a verdades casi de razón coloca a Ratzinger en la órbita del concilio Vaticano I y lejos del Vaticano II. Se echan de menos mediaciones más finas entre lo divino y lo humano.
Tampoco han faltado las crÃticas a su esquema mental de corte platónico. Joseph Ratzinger se defiende invocando la helenización de la misma Biblia, pero no es lo mismo hacer de la justicia el criterio de la verdad que a la verdad, criterio de justicia, que es lo que él sostiene sin desmayo. Para empezar la tradición profética tiñe la verdad de compasión, algo que no aparece en estas 240 páginas. De ahà las crÃticas a la impasibilidad de una teologÃa que desenfunda la verdad con inusual ligereza.
Eso le ocurrió en 1998, durante un célebre debate público con Baptist Metz, bávaro de origen como él, pero ideológicamente en el lado opuesto. Alguien le echó en cara la inmisericordia de la Iglesia con los homosexuales, divorciados, amenazados del sida, jóvenes embarazadas...
Ratzinger no negó la dureza del trato. Exigió, eso sÃ, respeto a su postura porque estaba "contra cualquier dictadura doctrinal". A la vista de lo que ha hecho con los disidentes, queda la duda sobre si su constante invocación de la verdad era protesta contra la dictadura doctrinal o expresión de la misma. La solución, mañana.
GUÃA DE LECTURA
OBRAS BÃSICAS
Introducción al cristianismo (SÃgueme). La obra fundamental de Ratzinger. El equilibrio entre la revelación y su actualización histórica.
Fe, verdad y tolerancia (SÃgueme). La famosa polémica "contra el relativismo".
Mi vida (Encuentro).
AutobiografÃa intelectual desde su nacimiento hasta 1977, es decir, el nazismo, la II Guerra Mundial y su relación con teólogos como Karl Rahner y Hans Küng.
El nuevo pueblo de Dios (Herder). Ratzinger progresista. Textos para el Concilio Vaticano II.
Informe sobre la fe (BAC). Las claves de la vuelta a la ortodoxia. Una larga entrevista mantenida con el periodista italiano Vittorio Messori.
La sal de la tierra (Palabra) / Dios y el mundo (Galaxia Gutenberg / CÃrculo de Lectores). De la crisis de valores a la biogenética. Dos diálogos con el periodista alemán Peter Seewald.
ENSAYOS DIVERSOS
TeologÃa e historia. Notas sobre el dinamismo histórico de la fe (SÃgueme).
TeorÃa de los principios teológicos. Materiales para una teologÃa fundamental (Herder).
Iglesia, ecumenismo y polÃtica. Nuevos ensayos de eclesiologÃa (BAC).
El espÃritu de la liturgia (Cristiandad).
Un canto nuevo para el Señor. La fe en Jesucristo y la liturgia hoy (SÃgueme).
La fraternidad de los cristianos (SÃgueme).
Ser cristiano en la era neopagana (Encuentro).
Una mirada a Europa (Rialp).
Benedict0 XVI de primera mano JOSEP M. SARRIEGUI
BABELIA - 30-04-2005
www.aciprensa.com/benedictoxvi/
El papa Benedicto XVI a través de una selección en castellano de sus principales escritos. Incluye la biografÃa oficial publicada por la Santa Sede; lo que pensaba Juan Pablo II de su sucesor; la traducción de una reveladora entrevista con el entonces cardenal realizada en septiembre de 2003; su ya famosa homilÃa al comienzo del último cónclave y la primera ofrecida como nuevo pontÃfice.
www.iveargentina.org/Foro_Exegesis/Articulos_Varios/magisterio_exegesis_ratzinger.htm
Relación entre magisterio de la Iglesia y exégesis es una ponencia del Papa redactada con ocasión de los cien años de la constitución de la Pontificia Comisión BÃblica. Fue publicada en la versión española por L'Osservatore Romano en mayo de 2003. Es un texto nuclear, puesto que, como dice Ratzinger, en él entrevera su pensamiento teológico con su biografÃa.
www.ewtn.com/new_library/Spanish/dominus_iesus.htm
Dominus Iesus. Declaración sobre la unicidad y la universalidad salvÃfica de Jesucristo y la Iglesia (agosto de 2000). Uno de los textos más polémicos de Joseph Ratzinger y Tarscicio Bertone bajo el papado de Juan Pablo II. Dio lugar a las protestas de decenas de teólogos progresistas de todo el mundo, entre ellos Hans Küng, Jon Sobrino y Leonardo Boff.
www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20021124_politica_sp.html
Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida polÃtica es un escrito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmado el 24 de noviembre de 2002, en el que Ratzinger denigra el relativismo y se posiciona en torno a la laicidad, admitiéndola como "valor adquirido y reconocido por la Iglesia".
www.interrogantes.net/includes/seccion.php?IdSec=147
Selección de artÃculos y conferencias de Ratzinger sobre la relación entre fe y sociedad. Entre ellos, La marginación de Dios, Cristianismo e islam, Católicos, ¿futuro de minorÃa?, El Papa sufriente, El fundamentalismo islámico y Fundamentos espirituales de Europa.
http://es.catholic.net/conocetufe/633/1804/articulo.php?id=3401
La notificación por la que, en 2001, el teólogo español Marciano Vidal, autor de Diccionario de ética teológica y Moral de actitudes, era censurado y conminado por Ratzinger a reelaborar sus escritos en función de la ortodoxia impuesta por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
http://dspace.unav.es/retrieve/402/01.+Investidura1+1998-2.pdf
Discurso de investidura de Joseph Ratzinger como doctor honoris causa por la Universidad de Navarra en 1998. En formato PDF.
www.ratzinger.it/
Documentos de la Congregación de la Doctrina de la Fe bajo dirección de Ratzinger. En italiano.
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Juan A. RodrÃguez Molina
Registrado: 16 Feb 2004 Mensajes: 306 Ubicación: El Escorial (Madrid)
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Publicado: Sab Abr 30, 2005 7:00 pm Título del mensaje: ¡Gracias! |
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A mÃ, desde luego, me interesa mucho. Gracias, Vega. Pues aunque alguna idea tenÃa de lo que dicen González de Cardedal y R. Mate (saben de lo que hablan, desde luego, pero es curioso como se les ve al plumero a ambos en tan breve muestra) me has ahorrado el trabajo de reunir una bibliografÃa de Ratzinger que, para empezar, no está nada mal.
¡Ay! si la CNT fuera la que pudiera ser y la Iglesia no dejase de ser la que deberÃa ser... podrÃamos asistir a una disputa realmente histórica: la verdad como libertad adversus la verdad como religión. Libertad y Religión, bien entendidas, claro está. O, al menos, bien tratadas (¿Razón-Fe?) Todo ello regado de tolerancia balmesiana; más Romana que el Derecho y, seguramente, con la que desea bendecirnos Benedicto XVI. (Balmes, al que seguro ha leÃdo Ratzinger, es un personaje nada despreciado por algunos “anarquistas†con dos dedos de frente. Yo, como no tengo tanta frente, me limito a aconsejar su lectura —sin esos puñeteros prejuicios que tanto opacifican y tan españoles, o más que el “anarquismoâ€, son— para entender mejor a Benedicto XVI).
Salud |
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Antonio Iglesias DÃez
Registrado: 12 Nov 2003 Mensajes: 59 Ubicación: Ãvila
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Publicado: Sab Abr 30, 2005 8:46 pm Título del mensaje: SÃ por Ratzinger |
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Hola de nuevo.
Tiene razón G.Bueno. Que los jefes de estados se arrodillan ante Benedicto XVI. Eso es lo importante. Es importante para la tranquilidad del mundo. La causa es que el vulgo en todas partes es muchÃsimo mas sensible a las “pruebas†de la existencia de una causa primera inteligente que ordena y da sentido a la existencia, que a toda las metafÃsicas oscuras e incomprensibles y a los endiablados argumentos cientÃficos, inaccesibles para la inmensa mayorÃa de los humanos. En cuanto a los materialistas, hay demasiados, y cada uno con su “verdadâ€. (Y la mayorÃa groseros). ¡Asà no podemos vivir los que no somos filósofos!. (Y si los católicos no pueden, habrá que imaginarse lo que pensaran de los infieles materialistas los moros de las narices. No me extraña que tambien por eso nos quieran borrar del mapa).
Sobre los materialistas una vez leà a uno que se declaraba ateo (no me acuerdo de quién se trataba) y negaba al mismo tiempo la materia. DecÃa que todo era sueño. En fin, que después de 600.000 años de religiosidad, el ateÃsmo, con sólo dos o tres siglos de existencia, producirá, si prolifera a nivel general, el caos mas descomunal que imaginarse pueda. “La única verdad es la mentira que puede ser útil para la vida†. Y si la verdad es absurda (acaso la existencia no tenga sentido, Bueno dixit) ¿qué diablos tiene de malo en que lo inventemos y qué de irracional hay en ello, si la cruda realidad lo es también a rabiar para miles de millones de humanos?. Puestos a elegir me quedo con Benedicto.
Me gusta El Papa. Le estoy leyendo y lo que dice del relativismo moral y cultural esta muy bien traÃdo. Y lo hace sin basar sus argumentos en dogmas ningunos. Puro sentido común.
Saludos. Antonio |
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Juan A. RodrÃguez Molina
Registrado: 16 Feb 2004 Mensajes: 306 Ubicación: El Escorial (Madrid)
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Publicado: Lun May 02, 2005 4:22 pm Título del mensaje: AteÃsmo eterno |
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No sé de dónde saca Iglesias que el ateÃsmo tiene dos o tres siglos. Evidentemente no puede haber ateÃsmo sin dioses, pero no siempre ha habido dioses y te aseguro que desde que los hay también hay ateos.
Otra cosa, si “relativo†ha de oponerse a “absoluto†yo, desde luego, me quedo con el relativismo; ahora abien, si por relativismo entendemos desvalorización de todo lo divino y lo humano (lo sagrado y lo profano), prefiero una Mentira Útil, asÃ, con mayúsculas (si no una verdad absoluta). Por eso espero que de un enfrentamiento entre Religión y Libertad no surga una Verdad Abosulta a modo de sÃntesis, sino que espolvoree trocitos de aletheia sobre la panda de inútiles que asista, atónita, al combate. Se trata, precisamente, de captar lo útil de cada mentira (las impÃas y las piadosas), no lo cómodo de cada una, que es lo relativista a la mode. Se trata, pues, de revalorizar, de dar a cada una de ellas el valor que merecen y dejarse de gilipolleces; se trata de limar lo inútil y contraproducente que ambas transportan como rémoras para ellas e imanes para incautos.
Acaso “religión†y “libertad†(ni sus instituciones: Iglesia y CNT), ambas tan útiles como mentirosas, no sean los términos apropiados, pero no creo que pueda captarse algo de aletheia leyendo sólo a Ratzinger o a Bakunin. Ni asistiendo al duelo pasmado y boquiabierto, por supuesto.
No obstante, como parecer ser que tanto las masas como las elites humanas son esencialmente gilipollas (una mezcla de pusilanimidad y tonterÃa, según la RAE) por pura comodidad (por no “romperse la cabeza†ni querer “meterse en lÃosâ€), quizá mi esperanza sea una pretensión completamente inútil. O que, aunque prenda en quienes no quieren serlo, al ser tan pocos, no sirva para nada. Pero no adelantemos acontecimientos.
Salud |
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José Mª RodrÃguez Vega
Registrado: 11 Oct 2003 Mensajes: 1429
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Publicado: Lun May 02, 2005 11:02 pm Título del mensaje: Los monos nunca fueron desnudos. |
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Hola.
Dice Antonio Iglesias DÃez:
<En fin, que después de 600.000 años de religiosidad, el ateÃsmo, con sólo dos o tres siglos de existencia, producirá, si prolifera a nivel general, el caos mas descomunal que imaginarse pueda. “La única verdad es la mentira que puede ser útil para la vida†. Y si la verdad es absurda (acaso la existencia no tenga sentido, Bueno dixit) ¿qué diablos tiene de malo en que lo inventemos y qué de irracional hay en ello, si la cruda realidad lo es también a rabiar para miles de millones de humanos?. Puestos a elegir me quedo con Benedicto.>
A lo que contesta Juan A. RodrÃguez Molina:
<No sé de dónde saca Iglesias que el ateÃsmo tiene dos o tres siglos. Evidentemente no puede haber ateÃsmo sin dioses, pero no siempre ha habido dioses y te aseguro que desde que los hay también hay ateos.>
Pardiez! Que yo pienso y opino que el verdadero ateÃsmo... moderno, ya que sólo podemos referirnos al ateÃsmo moderno..., sólo puede surgir con la llegada al “ápice†de la teologÃa y de la filosofÃa modernas: Descartes (¿Gómez Pereira?) y Espinosa. Antes podÃa haber impiedad, pero no ateÃsmo. La verdadera fuente del ateÃsmo moderno no es la impiedad, la “increenciaâ€... sino el materialismo moderno que comienza con el panteÃsmo espinosista.
Y es que –a mi modo de ver- eso que dice Molina de que no siempre ha habido dioses, conlleva el supuesto de que el hombre, incluso en sus prolegómenos como homÃnido, no poseÃa ni tenÃa la experiencia de un “espacio antropológicoâ€, con su eje angular inspirándole sus temerosos númenes. Pues de ser eso asÃ, la categorÃa de Bueno serÃa un mero concepto vacÃo, una hipóstasis meramente abstracta... pero no lo es, como demuestra la abundante arqueologÃa y paleoantropologÃa, por ejemplo, y la lógica más elemental.
Dice Bueno:<Y asà como la corriente eléctrica se genera por una diferencia de potencial, asà también, podrÃamos decir, la numosidad se genera en la “diferencia de potencial†entre los hombres que se constituyen en “cÃrculo†(en su banda, con su lenguaje) frente a los animales que quedan en un “ánguloâ€, fuera de su cÃrculo. La constitución de los animales como númenes es estrictamente correlativa a la constitución de los animales como hombres.>, etcétera. (El Animal Divino, en la última página, en la 411)
Dioses los ha habido, pues, siempre y mientras somos y éramos hombres.
También hay un “materialismo religioso†(o materialistas religiosos, inconsecuentes), como por ejemplo el materialismo de Einstein... Pero de lo que se trata de saber, es sà es posible, que cuanto más retrocedamos hacia el pasado (progresus), cuanto más nos adentremos en lo numinoso de hace milenios, podamos consecuentemente decir que habÃa menos dioses (¿olvidados?), menos religazón... Y yo creo y pienso que no, que cuanto menos hombres somos más dioses hay o habÃa, y viceversa: que cuanto más hombres somos (lamarckianamente, no al modo de Darwin) menos dioses tenemos, más los “humanizamosâ€... hasta llegar al Dios de Espinosa (causa sui), por “causa de sÃâ€, del comienzo de su Ética: todo en Dios.
O sea, que el ateÃsmo es un final consecuente con el desarrollo de la idea de Dios y de la transformación de la religión hasta llegar a la cuarta actual del amor a los animalitos, y por tanto sólo puede ser ese ateÃsmo “modernoâ€: el mono nunca fue desnudo, pero el mariquita andando por una playa nudista agarrando de la mano a su “compañero/a†(sic!), sà que va desnudo, porque él sà que ya es ateo angularmente... aunque ahora crea en su gato naturalista (¡jo,jo,jo!)
Luego, el aspecto o no de la “utilidad de la mentiraâ€, de la utilidad de la religión como “mentiraâ€, es un asunto netamente polÃtico... Pero la anulación de la esencia de la religión, su reduccionismo a lo polÃtico, es una quimera..., otra mentira, un intento vano..., ya que la religazón o la numinosidad dada en el espacio antropológico es irrecusable, y lo es a pesar de nuestro ateÃsmo y a pesar de que un cura nos ahorre diez gendarmes. Pedir una “humanidad†completamente materialista y atea, es lo mismo que cualquier majorennes kantiano: el ateÃsmo y el materialismo es cosa de los pocos, no de los muchos.
¿Acaso Molina, y precisamente porque se dice ateo, no está religado por su idea de la “libertadâ€? Lo está. En esto Molina es “neonuminosoâ€, o sea: aún es un fundamentalista democrático... Ya que lo que se “enfrenta a la religión†no es la libertad, sino otra especie de religión; la religión –por decirlo asÃ- de la deriva hacia el eje radial, hacia el mercado pletórico de cachivaches: Fetichismo de la mercancÃa, libertad de consumo= idealismo del individualismo posesivo, religazón cósica cuyo resultado es la libertad en y de la confluencia estadÃstica.
Tampoco veo yo que la cosa necesariamente haya de tener remedio: bien podemos dirigirnos hacia una “pavorosa revolución†o hacia una completa y total extinción de la especie. No serÃa la primera vez. |
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Juan A. RodrÃguez Molina
Registrado: 16 Feb 2004 Mensajes: 306 Ubicación: El Escorial (Madrid)
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Publicado: Mar May 03, 2005 12:43 pm Título del mensaje: Dios no es igual a religión |
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No sé si te has fijado, Vega, en una frase del mismo mensaje que criticas: «Acaso “religión†y “libertad†(ni sus instituciones: Iglesia y CNT), ambas tan útiles como mentirosas, no sean los términos apropiados,...» Voy a intentar explicarlo breve, concisa y claramente: Dios no es igual a religión.
Te recuerdo que me dedico “académicamente†a la historia de las religiones y, por tanto, me considero incapaz de discutir que el hombre no sea religioso desde que, por asà decirlo, es hombre. Ahora bien, asà como dios no es igual a religión, numen tampoco es igual a dios y no estoy seguro de lo que sea un numen ni termino de captar el pleno significado del término dios, pues, aparte de haber evolucionado éste, yo nunca he sido creyente y sin embargo sà he sido —y puede que todavÃa lo sea algo o mucho— supersticioso. Tampoco termino de aceptar una visión monista de dios, como podrÃa ser la de Buda; personaje del que, sin mencionar a dios alguno, no se puede decir que no fuera religioso. (Algo muy parecido podrÃamos decir del mÃstico, pero pagano, Plotino —al cual conocÃan bien los Padres de la Iglesia— y que decÃa que se acercara Dios a él). Ni me parece correcto asemejar a dios con el Sumo Hacedor o similar. Yo soy ateo del dios de las doctrinas religiosas conocidas, habidas y existentes. A ese ateÃsmo (que tú, erróneamente, llamas impiedad) es al que yo supongo existente desde la misma formulación de ese o esos dios o dioses. Porque, claro, tampoco impÃo es igual a ateo, sino a a-religioso o muy poco respetuoso con su supuesta religión, con la religión de sus padres, hermanos y vecinos. A mà me pasa como a Epicuro —o algo parecido—: respeto la religión de mi ciudad e, incluso, no niego que yo no sea religioso en cierta forma, pero a los dioses y a los númenes... como no sea en los intermundia no los veo por ningún lado. Epicuro no era impÃo del todo, pero si no era ateo estaba a un paso. Y no es de hace dos o tres siglos. ¡Claro! en lo que no podemos fijarnos es en los irreligiosos que creen en dios (que también los hay) o a la inversa. Ni tachar a todo esto de incurrir en alguna especie de reduccionismo. Es pura constatación histórica. De todo hay en la viña del señor, siempre lo ha habido y siempre lo habrá; la vida es diversidad; sobre la muerte o la pre-vida, ni lo sé ni me importa porque sé que no puedo saberlo. Y es ahÃ, precisamente, donde entra dios. No confundamos al que no lo ve (ateo) con el que no sabe si lo ve o no, pero ve que otros lo ven y duda (agnóstico). El ateo puede equivocarse, pero no duda ni “pasaâ€; afirma que no lo ve y que le dejen de cuentos.
Tu error, porque lo es, (lo siento Vega, pero debes repasarte el apdo. 5, “FilosofÃa de la religiónâ€, del c. IV del Diccionario filosófico, especialmente las entradas 351, 352 y 353) puede venir de eso que dices: Cita: | «Que yo pienso y opino que el verdadero ateÃsmo... moderno, ya que sólo podemos referirnos al ateÃsmo moderno..., sólo puede surgir con la llegada al “ápice†de la teologÃa y de la filosofÃa modernas: (…)» | ¿Por qué? ¡Qué puñetera manÃa de no ver más allá del Renacimiento y fiarse de lo que éste dijo de la Antigüedad! Igualmente, una cosa es lo que los filósofos llaman filosofÃa y que viene de los griegos, &c., y otra que antes de esos griegos nadie haya “filosofadoâ€. ¿Es admisible tal majaderÃa? Por supuesto, lo hacÃan de otra forma pero lo hacÃan; asà como, de otra forma, hacÃan ciencia pura y dura. Ese negarse a mirar más atrás no es como taparse un ojo, sino ojo y medio, como poco.
No obstante, repito, cuando enfrento Religión y Libertad, dudo de haber elegido los términos apropiados (muchos problemas intelectuales no son más que cuestión terminológica), pero con el primero quiero significar esa religación («religazón») con lo numinoso que ha llevado a cabo el catolicismo y que definirÃa de una forma muy parecida a como hace el MF ([351], p. 357 del DF) porque los ámbitos “polÃticoâ€, “económicoâ€, &c. está claro que no pueden separarse; mientras que con el segundo, me refiero a la oposición auténtica, genuina, cabal y equiparable a una religación, pero no con lo numinoso e intangible, sino con lo tangible, con una racionalidad más radical que la empleada por el catolicismo. Ambos son, por humanos, religiosos, pero mientras Religión carga las tintas en la estabilidad social, en el vivir establemente, Libertad lo hace en el pensar libremente para que el vivir establemente sea más racional. Por eso, aunque tampoco me termina de convencer, terminológicamente, apuntaba si no deberÃamos hablar de Fe contra Razón. ¿Me explico? No creo en la sÃntesis, pero, sin duda, debe haber tesis y antÃtesis. Que sea esta guerra inevitable la que lleve a la extinción de la especie, me parece imposible; es más, si no la hubiera habido siempre (no sólo en una “brillante†modernidad), acaso ya no existiéramos. Cuando ahora se acusa de neopaganismo (y otras “neolidadesâ€) lo que se hace es, más bien inconscientemente, recordar la injusta e incompleta victoria que los padres de la Iglesia lograron, en torno al s. IV, frente a los paganos.
Todo cambia. Pero como yo no derivo a un «mercado pletórico de cahivaches», lo “mÃo†no es la extinción de nada, sino, justamente, la lucha: la supervivencia de la especie; una especie libre de cachivaches materiales e ideales. Libre de gilipollez. ¿Imposible? Posiblemente. No pasa nada. ¡Mejor que no gane nadie! Es en el choque cuando, como una pompa de jabón o una nube de polvo, surge la aletheia; es un instante... ¿mágico?
Salud |
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