Lino Camprubà Bueno
Registrado: 13 Oct 2003 Mensajes: 85 Ubicación: Sevilla
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Publicado: Sab Oct 15, 2005 3:13 am Título del mensaje: Winter Soldier |
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La semana pasada, como aniversario de la invasión estadounidense en Afganistán, los esfuerzos de los grupos estadounidenses contrarios a la guerra de Irak se han volcado en manifestaciones, comentarios y actividades propagandÃsticas varias.
La Universidad de Cornell, sita en una ciudad llamada Ithaca (cercana a Génova, Siracusa, Roma, Ulises, Salamanca y alguna otra perla, muestra de la prosperidad y planes polÃticos que a lo largo del siglo XIX ostentaba el norte de EUA, vencedora de los ejércitos confederados del sur y florecientes sus industrias y universidades) en el Estado de Nueva Cork, ha sido campo para muchas de estas campañas. Por ejemplo, una exposición Itinerante (Eyes Wide Open) llenó con un par de botas por soldado gringo muerto en Irak (1450) un jardÃn entero.
De entre estas actividades, de las más interesantes fue un auténtico ejercicio de ‘memoria histórica’, cuyo despliegue demostró los problemas que sobre éste tipo de enfoques el materialismo filosófico ha señalado: la proyección del documental ‘Winter Soldier’, producido en plena guerra del Vietnam (1972) por varios directores anónimos y consistente en declaraciones de los famosos veteranos opuestos a la guerra a su vuelta (Vietnams Veterans Against the War). John Kerry está entre ellos. La pelÃcula no fue estrenada en EUA hasta este año, pero en su momento sà pasó por las salas europeas. Los jóvenes y sonrientes veteranos, demuestran que la masacre de My Lai fue famosa por una filtración a la prensa más que por derecho propio, ya que muchas otras hubo del estilo (asesinatos arbitrarios, atrocidades con cadáveres, absoluto desprecio por las ‘leyes de la guerra’ y por el enemigo, etc.). Todo el que haya visto La Chaqueta Metálica (Kubric) y Apocalypsis Now (Coppola), comprenderá los horrores de aquella guerra, y tantas otras, por ambos bandos y podrá imaginar, con suerte sin necesidad de sufrirlo en carne propia, el miedo y la locura del guerrero sometido a tan extremas circunstancias: ¡el horror!, ¡el horror!. La ficción de aquellas dos pelÃculas con la realidad mostrada por éste documental no difiere en lo más mÃnimo.
Sorprende la continua referencia a la «deshumanización institucionalizada» del enemigo, (¿recordáis la discusión en el foro animalia?): «los ves desde el principio como animales, pocos oficiales hablaban su lengua, nadie conocÃa su historia; una vez que te disparan de un pueblo, todos te parecen igual y tiras a matar. Desde los helicópteros decidÃamos quien era civil y quien no: si corre, tiene algo que ocultar, si permanece quieto, es un guerrillero disciplinado; nuestro criterio general era: sabemos que es guerrillero si está muerto. Nos dijeron cómo tenÃamos derecho a ser tratados como prisioneros, nunca como tratar a los prisioneros; no se les consideraba humanos. Aprendes a verlos como animales, y te conviertes tú mismo en un animal».
El interés de la proyección en Cornell se multiplicó por un coloquio posterior, formado por un veterano de Vietnam (profesor en la Universidad), un veterano de Afaganistán (alumno de Cornell en ‘Ciencias PolÃticas y Estudios de Paz’) y un veterano de Irak, aun en el cuerpo militar y sancionado por ir uniformado a una manifestación pacifista. El público consistÃa en unas escasas 40 personas, de una Universidad de 35.000. Tras las exposiciones de los veteranos (el de Vietnam destrozado por la pelÃcula, decÃa poder llorar sólo 25 años después de lo sucedido), las preguntas del público fueron al lugar de donde venÃan: Bush y su codicia y/o estupidez son el origen de casi todos los males y hay que abolir todas las guerras, y por tanto el ejército. Los escasos 40 aplauden, aunque un tanto incómodos y sorprendidos por el hecho de que el mundo entero no amanezca con gritos pacifistas y, para el año que viene, sobrevenga por fin la paz perpetua.
Pero entonces el soldadito que volvió de Irak va y, discurriendo, dice: «pero es que hay soldados que quieren estar allû. El público culpa de ello a las campañas de movilización en los institutos (según he leÃdo en la prensa, algunas son absolutamente desconsideradas con el raciocinio que en ‘democracia’ se atribuye a los votantes: se ensañan en los barrios negros e hispanos a base de Hip-Hop y videojuegos para todos) y propone contracampañas como un eficaz arma: que los veteranos vayan a los institutos. Pero el soldadito iraquà parece estar absorto sin escuchar, y continúa en voz alta su discurso: «claro, yo también estaba a favor, tras el 11-S, tenÃamos que hacer algo, un paÃs tiene derecho a defenderse y yo me alisté dos semanas después porque creÃa que era lo mejor que podÃa hacer por mà paÃs; pero una vez llegué allà y vi algunas cosas me di cuenta de que es demasiada contradicción». ¡He aquà la clave: la contradicción! Además se suma a ella que Irak es entendido ya como defensa por el 11-S, sino como algo más, aunque no sé sabe que…la codicia de Bush.
Y siguiendo el hilo de la contradicción, se levanta una señora y habla acerca de su hermano en la cárcel para concluir: «también los presos salen heridos para siempre de las cárceles…el problema está en nuestra forma de vida, ¡cambiémosla!» Con otra forma de vida además, podrÃan haber seguido razonando, ya no harÃa falta matarse por el petróleo ni competir con los chinos o luchar por la exterminación de religiones contrarias. ParecerÃa entonces que detrás de Bush actúan ciertas razones objetivas inherentes a la sociedad de mercado (y sà se trata de condenar el poder por aberrante, inherentes a toda sociedad humana). Al fin y el cabo, el Kurtz origina, el de Conrad, expira « ¡el horror!, ¡el horror!» en un contexto no bélico, sino colonial. Pero nuestro público no cree en la armonÃa liberal de la que habla Bueno en El Catoblepas, ellos son la izquierda indefinida (con cierta participación anarquista, socialista, y del colegio de psicólogos).
La distinción entre polÃtica, moral y ética, la llamada de atención sobre sus contradicciones e inconmensurabilidades, propia del materialismo filosófico, no es un subterfugio de filósofos. «Fichte indicaba, filosofar quiere decir propiamente no vivir, lo mismo que vivir quiere decir propiamente no filosofar» (Ortega, Estudios sobre el Amor, Alianza, p. 32), pero el veterano iraquÃ, filosofando, habÃa encontrado que era una contradicción insoportable la que hizo cambiar su vida. Es una contradicción la que, para preservar los derechos del ciudadano, obliga a poner entre paréntesis los del Hombre, como contradice el psicologismo democrático el hecho de ser los hombres instrumentos en las guerras. Y no son contradicciones subjetivas ni académicas, sino terribles de puro reales. Eso sÃ, la filosofÃa académica tratará a las Ideas de los filósofos como el marine que fue y volvió del Irak, teniendo en cuenta sus vivas contradicciones y relaciones a escala un tantico más amplia.
Y aquà la discusión sobre la guerra de Irak debe tener en cuenta no sólo aspectos no citados: las desastrosas consecuencias de una retirada súbita de Irak en la situación presente, etc., sino, sobre todo, cuestiones de filosofÃa polÃtica relativas a los planes imperiales de las plataformas realmente existente 50 años vista y la naturaleza generadora o depredadora de esos planes. EUA está lleno de corrientes contrapuestas, sigamos pues ojo avizor, y confiemos en la sutil entrada de hispanos en el imperio y sus consecuencias catolizantes.
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