MartÃn González MartÃnez
Registrado: 16 Jun 2004 Mensajes: 196 Ubicación: Valencia
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Publicado: Jue Jul 06, 2006 12:53 am Título del mensaje: Cotarelo, Pardo, y las revoluciones. |
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Saludos. Creo que en la interesantÃsima polémica entre Ramón Cotarelo y J. M. RodrÃguez Pardo suscitada por el primero con su superficial reseña de El Mito de la Izquierda, ha surgido una confusión, ciertamente anecdótica pero bastante molesta. En la primera nota al pie de su reseña de un librito sobre la izquierda del Sr. Cotarelo, J. M. se defiende de las imputaciones que el catedrático de polÃticas le hacÃa en un artÃculo anterior. J. M. escribe:
Cita: | No menos graciosas son las alusiones a las cuestiones de la constitucionalidad de las leyes en EEUU, su sorpresa por hablar de la burguesÃa de raza (¿es que Cotarelo olvida la doctrina del darwinismo social desde la que la burguesÃa estadounidense justificaba su posición de privilegio?) y otras cuestiones que no profundizan en las crÃticas realizadas, caso del desplazamiento de la Gloriosa de 1868 a la revolución inglesa de 1642 a 1648, como si alguna de esas revoluciones tuviera alguna influencia en la cuestión de la izquierda polÃtica (tanto manifiesta como latente). Al menos, Cotarelo no ha podido probar nada de lo que afirma. |
Bueno, no me parece que Cotarelo pretendiese efectuar un tal desplazamiento, sino simplemente irse por las ramas, aferrándose para ello en la confusión entre nuestra <<Gloriosa>>, y la <<gloriosa revolución>> de 1688. El carácter exclusivamente terminológico de esta inexactitud se ve cuando J. M. habla de las reivindicaciones de Price con ocasión del centenario, lo que eliminarÃa cualquier confusión. Cotarelo habÃa señalado antes:
Cita: | Pero también aparecen en su escrito asuntos de hecho que, me temo, no son opinables. Se saben o no se saben. Y, al respecto, el señor RodrÃguez Pardo deja bastante que desear. Cito los botones de muestra más significativos: a) confunde (y un par de veces) la revolución inglesa de 1642-1648 con la llamada «Gloriosa» de 1688; b) sostiene que «La aristocracia de raza (sic) fue sustituida en EEUU por la burguesÃa de raza (sic)» cuando en las colonias de América del Norte no habÃa aristocracia y menos «de raza»; la prohibición de la Constitución de 1787 (I, 9, 8) es, obviamente, ad futurum. |
De <<Gloriosa>> nada, pero ya antes aún, J. M.:
Cita: | el profesor de teorÃa polÃtica parece no darse por enterado, y retoma los defectos de no distinguir las distintas facciones de derecha de la Idea de derecha misma. La revolución inglesa, a efectos de la distinción derecha-izquierda, tiene la misma importancia que pueden tener la independencia portuguesa de España en 1641, la Guerra de Sucesión española de 1700, o la Rebelión de Tupac Amaru en América en 1780: todas ellas buscaban restaurar u ocupar un trono, manteniendo intactas las instituciones del Antiguo Régimen, es decir, el Trono y el Altar. Parece haber olvidado Cotarelo que en 1788, el reverendo Richard (Ricardo) Price, celebró el centenario de la Gloriosa destacando que gracias a ella se habÃan conservado intactos los principios de lo que se denomina Antiguo Régimen: la familia, la propiedad privada, la religión, &c. Por lo tanto, nada tiene de relevante la revolución inglesa de 1688 respecto a la cuestión de la izquierda polÃtica, circunstancia en la que deberÃa haberse explayado Cotarelo para dar credibilidad a su argumentación. |
La gloriosa revolución inglesa de 1688, como creo que bien señala J. M. en su comentario a pesar del término con que a ella se refiere, fue una revolución puritana y más bien burguesa, pero no fue una revolución de la clase burguesa contra el antiguo régimen. Fue una revolución cuyas motivaciones fueron prácticamente las mismas que las de las guerra civiles de cuarenta años antes (a su vez una revolución puritana y no estrictamente burguesa, sino tan sólo, digamos, “mayoritariamente†burguesa). Ambas fueron la confirmación de que la nueva clase dominante –una clase religiosa y sólo religiosa, puesto que en su seno habÃa tanto burgueses como grandes señores, y nobles medianos, e hidalgos rurales - conservaba su pujanza y, a la postre, su hegemonÃa.
Y desde luego, la guerra de independencia de las colonias americanas, no fue sino un nuevo coletazo de la burguesÃa de raza –y, añadamos, sobre todo de religión protestante –contra el despotismo de Jorge III –quizá en esta ocasión más <<ilustrado>> y <<mercantilista>> que <<filopapista>> o incluso que <<monárquico>>, siendo todo a la vez, pero en fin, este ya serÃa otro debate. Tan sólo he querido señalar la posible confusión entre “revolucionesâ€, y de paso apoyar la postura de J. M., en la lÃnea de que las revoluciones inglesas no son revoluciones en un sentido auténticamente polÃtico y filosófico, sino primeramente guerras civiles de religión, asà de sencillo, por mucho que incidieran, y de manera capital, sobre muchos otros factores, polÃticos y económicos. De un lado siempre estuvo la Cristiandad Romana aunque fuera en segundo o tercer plano, y del otro siempre estuvieron los obispos y diáconos puritanos; nobles y burgueses hubo en ambos bandos, guerra de independencia incluida, por supuesto.
Un saludo, y gracias tanto a J. M. como a Cotarelo por sus intervenciones. En este plan, es un orgullo saberse blanco, no ya de los pelmas de las IIB, sino hasta de las hordas del miramamolÃn. |
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