Eliseo Rabadán Fernández
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 Publicado: Mie Nov 26, 2003 12:21 am Título del mensaje: jerarcas religiosos y negocios sucios |
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PodrÃamos decir que hay una sociedad anónima cuyo nombre es : Negocios y Dios sociedad anónima...
Un texto sobre Argentina y la jerarquÃa católica, que me parece interesante
| Cita: | Pagina12/web23 de Noviembre de 2003
AGUER, EL OBISPO ULTRACONSERVADOR, SALIO DE GARANTE AL BANQUERO TRUSSO
Mejor que las cosas queden en familia
El último preso de la familia que prestó servicios financieros al Vaticano
puede quedar libre bajo la responsabilidad del arzobispo de La Plata, el
dignatario con aires de cruzado que mejor se lleva con Esteban Caselli, el
ex embajador de Menem en la Santa Sede.
Por MartÃn Granovsky
Dos palabras bastaron para que el banquero Francisco Javier Trusso
quedara más cerca de la libertad: “SÃ, poseoâ€. Las pronunció el obispo de
La Plata Héctor Aguer y asà se convirtió en el fiador del banquero
Francisco Trusso. Si una vez que quede en libertad Trusso no pagase una
caución de un millón de pesos, Aguer se hará cargo del dinero. Como en el
escándalo de las finanzas vaticanas, la Argentina pronto verá libre a su
Roberto Calvi (Banco Ambrosiano) gracias a su propio monseñor Paul Casimir
Marcinkus (Banco Vaticano).
Aguer llegó en una cuatro por cuatro negra para cumplir el mayor nivel de
compromiso público entre el sector ultraconservador del episcopado y el
poder económico que creció durante la década menemista, compromiso que
puede deberse también al deseo eclesiástico de recuperar dinero en
privado, sin la molesta vigilancia de la Justicia. La jueza de garantÃas
Marcela Garmendia, que debe ejecutar la exarcelación dispuesta por la
Corte Suprema y la Sala III de la Cámara Penal de La Plata, habÃa dicho
que Aguer se tenÃa que comprometer a pagar en caso de que Trusso fuese
exarcelado y se fugara, “y se verá si todo es posible de acuerdo a su voto
de pobrezaâ€. Trusso ya habÃa escapado una vez y fue detenido en Brasil por
la supuesta quiebra fraudulenta del Banco Comercial de La Plata, que dejó
a la intemperie a 30 mil ahorristas.
El gran gestor de Trusso fue, mientras vivió, el cardenal Antonio
Quarracino. El sacerdote Roberto Toledo, ex secretario privado de
Quarracino, declaró en 1999 que Francisco Trusso, padre de Francisco
Javier, “le pidió al cardenal que hable con Menem para que le den 300
millones y poder salvar al banco, y dijo que si le habÃan dado a Beraja
por qué no a élâ€.
La información oficial de la Iglesia dice que Aguer nació en Buenos Aires
el 24 de mayo de 1943 y que en 1992 fue elegido obispo auxiliar de Buenos
Aires. Estuvo hasta junio de 1998, cuando lo trasladaron al obispado de La
Plata.
Más allá de los datos oficiales, Aguer acompañó a Quarracino con sus
homilÃas desde la vicarÃa de Belgrano. Capellán de los caballeros de la
Orden de Malta, el obispo platense no fue beneficiado por el papa Juan
Pablo II, que no lo designó cardenal en la última oleada. La mayor
relación polÃtica de Aguer es Esteban Caselli, el antiguo hombre fuerte de
Carlos Menem y Carlos Ruckauf (ver aparte).
Cuando el actual arzobispo porteño Jorge Bergoglio reemplazó a Quarracino
la convivencia con Aguer se hizo difÃcil. No es que Bergoglio estuviese
enrolado en la TeologÃa de la Liberación o fuese aquà el representante de
los cristianos de base de Brasil. Tampoco ocurrió que Bergoglio, un
jesuita, imitase a sus compañeros de orden que en América Central apoyaron
a la guerrilla salvadoreña. Simplemente optó por señalar su crÃtica a
valores de la vida cotidiana desde la doctrina de la Iglesia sin chocar
con quienes portan valores diferentes.
“No hace falta insultarâ€, dicen que dice el cardenal cuando le llevan
propuestas de guerra abierta. Directivos de escuelas católicas recuerdan
que Bergoglio no alentó la participación de los estudiantes en las
manifestaciones contra la Ley de Salud Reproductiva estimuladas por los
sectores más intransigentes de la Iglesia. Y según quienes lo frecuentan
–educadores, polÃticos, funcionarios, dignatarios de otros credos– trata
de mantener una posición realista frente a los problemas cuando éstos
llegan a una agudeza intolerable. “La Iglesia, por ejemplo, no alienta la
homosexualidad, pero no tiene por qué agregar dolor al sufrimiento de los
homosexuales pobres y con SIDA del hospital Muñiz ofendiéndolosâ€, dijo a
Página/12 un laico que conoce bien el pensamiento del arzobispo.
Aguer, en cambio, parece un cruzado. Un breve diccionario Aguercastellano
deberÃa incluir estos términos:
- Aborto. “Los términos procreación responsable y salud reproductiva
suelen ocultar la intención antinatalista y la utilización de medios
abortivos de regulación de los nacimientosâ€, dijo en 1992 cuando la
Legislatura porteña discutÃa el estatuto de la ciudad de Buenos Aires.
- Arrepentimiento. “Es sospechoso que aparezca en este momento una ola de
arrepentimiento, ya que la sociedad no tolera una crÃtica continua y una
revisión permanente. (Durante el gobierno militar) los pastores de la
Iglesia tuvieron que tomar decisiones prudenciales y lo han hecho con una
inocultable intención de realizar lo mejor y servir al pueblo argentinoâ€,
dijo en mayo de 1995, diez dÃas después de la autocrÃtica del general
MartÃn Balza sobre la masacre de la dictadura.
- AteÃsmo. “¿Estaremos asistiendo acaso a una tercera fundación de Buenos
Aires como ciudad atea?â€, se preguntó en 1996, cuando los porteños
discutÃan la nueva constitución. “SerÃa penoso un posible retorno al
anacrónico planteo del laicismo, en el cual la libertad religiosa era
entendida como promoción del agnosticismo y del ateÃsmo, como beligerancia
religiosa.â€
- Desobediencia. “La ley de unión civil atenta contra el orden natural y
los ciudadanos no tienen por qué obedecerlaâ€, dijo en el 2002.
- Fertilización. “Legalizar la reproducción asistida detiene el verdadero
progreso, porque con esto no se resuelve la infertilidadâ€, dijo en 1995.
“El proyecto más cercano a la defensa de la vida es uno presentado en 1993
por Carlos Ruckauf.â€
- Imperialismo. “SerÃa lamentable que los organismos del Estado
favorecieran directa o indirectamente los designios de un nuevo
‘imperialismo anticonceptivo’ cuyos efectos serÃan directamente
catastróficos para el futuro de una Argentina soberanaâ€, dijo en 1992.
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